16 de septiembre del 2003
Para lograr una solución dialogada al conflicto vasco
16 de setiembre: llamamiento a favor de la tregua
Rebelión
Hace cinco años, –el 16 de setiembre de 1998– ETA declaró una tregua indefinida en un contexto que generó mucha esperanza en Euskal Herria. Con el silencio de las armas de un lado, además de disminuir el grado de sufrimiento de muchas personas, surgieron nuevas dinámicas de cooperación, cayeron algunos de los muros que dividen la sociedad vasca, nacieron nuevas instituciones e iniciativas, se abrieron caminos de consenso, etc. Surgió la esperanza de un nuevo futuro, y todo ello se palpaba en el ambiente. Fuimos muchos los que empezamos a respirar mejor, y muchos, también, los que vimos la posibilidad de trabajar en mejores condiciones a favor de este país.
Con la ruptura de la tregua, sin embargo, volvió a reinar la desazón. Y desde entonces la ya larga cadena de sufrimiento e injusticias no ha hecho más que seguir alargándose, con su triste saldo de muertes, amenazas, torturas, encarcelamientos, malos tratos, penas injustas, el cierre de Egunkaria, ilegalizaciones, etc. Y todo ello nos parece muy preocupante.
Por otro lado, las divisiones entre los vascos se han acentuado, al igual que las divisiones entre abertzales. La misma izquierda abertzale está dividida. Pensamos que la violencia genera y acentúa las ya numerosas divisiones en Euskal Herria, y eso también nos parece muy preocupante.
En nuestra opinión, una tregua ayudaría enormemente a que este país avanzara en positivo. Es por ello que hemos querido salir a la luz pública una serie de ciudadanos que coincidimos en este punto: que la mejor aportación que ETA puede hacer al futuro de Euskal Herria y a la construcción nacional es declarar una tregua. Entre las muchas razones que nos han llevado a esa conclusión podemos citar las siguientes:
Porque una tregua contribuiría a dar fin a la larga cadena de sufrimiento.
Porque así sería más factible el logro de una solución dialogada al conflicto vasco.
Porque facilitaría la superación de las numerosas divisiones que nos alejan y aíslan en este momento.
Porque sin la lucha armada de ETA podríamos enfrentarnos con más libertad, fuerza y argumentos a los abusos cometidos por parte del gobierno español y francés.
Porque en Euskal Herria, al igual que en el resto del mundo, el "terrorismo" se ha convertido en una perfecta excusa para limitar las libertades y para impulsar políticas reaccionarias.
Porque el impacto mediático que produce la violencia política deja a la sombra otras muchas injusticias, así como el trabajo silencioso de miles y miles de personas que luchan día a día por la solución del conflicto y en la construcción positiva de este país.
Porque nos ayudaría a los vascos a recuperar los apoyos perdidos en el ámbito internacional.
Seguro que habrá lagunas, más razones para pedir una tregua, y voces discrepantes. Con este texto no hemos pretendido hacer un análisis político global, ni una exhaustiva reflexión ética. Nos hemos centrado en un punto, la tregua, y hemos pasado de pensar a decir que la necesitamos. Hemos decidido trabajar en pos de ese objetivo, y queremos hacer un llamamiento a la sociedad vasca en ese sentido, pidiendo contribuciones que ayuden a construir un futuro mejor para este pueblo. Estamos abiertos a cualquier sugerencia, opinión y aportación: