A propósito del asesinato de un militante de ETA por parte de la policia autónoma vasca.
Dos adioses desgarrados.
El día de ayer quedará marcado para siempre en el corazón
de los numerosos amigos y los familiares de Arkaitz Otazua. Tanto el homenaje
que la izquierda abertzale brindó al joven militante en el tanatorio
de Bilbo como el funeral celebrado por la tarde en Nabarniz sacaron a relucir
el dolor que la muerte de Otazua deja entre aquellos que le querían.
Decenas de amigos y vecinos de Arkaitz Otazua, además de varios representantes
de la izquierda abertzale, se congregaron ayer a la entrada del tanatorio de
Bilbo para brindar un «humilde homenaje» al joven vasco fallecido el pasado
domingo en el puerto de Herrera. Al acto, que se celebró en medio de
un respetuoso silencio por expresa petición de los padres de Otazua,
acudieron los mahaikides Pernando Barrena y Juan Cruz Aldasoro, el secretario
general de LAB, Rafa Díez, el responsable de comunicación del
sindicato abertzale, Txutxi Ariznabarreta y la portavoz de AuB Itziar Lopategi,
además de varios otros representantes de la izquierda abertzale.
Faltaban todavía algunos minutos para la una del mediodía cuando
los padres de Otazua, visiblemente emocionados, aparecieron del interior del
tanatorio, acompañados de la abogada Arantza Zulueta, quien no dejó
de acompañarles durante todo el acto. Alrededor suyo, el número
de personas congregadas ante el tanatorio superaba ya el centenar, que prácticamente
llenaba el acceso al interior del edificio. Pocos minutos después, una
joven bailó, con el puño en alto, un aurresku ante una foto de
grandes dimensiones del joven militante muerto el domingo por disparos de la
Ertzaintza.
Tras finalizar, los presentes depositaron centenares de claveles, rojos y blancos
que ha- bían sido repartidos minutos antes, sobre una ikurriña
con crespón negro desplegada delante del retrato de Otazua. El acto finalizó
poco después con el canto del ''Eusko Gudariak''.
Una vez finalizado el acto, la madre de Arkaitz Otazua, con los ojos empañados
en lágrimas, se dirigió a los allí congregados para agradecerles
su presencia, momento en el que muchos no pudieron evitar romper a llorar.
Si el homenaje realizado en el tanatorio de Bilbo fue emotivo, el funeral celebrado
por la tarde en Nabarniz, localidad natal de la madre de Otazua, hizo aflorar
de forma desgarradora los sentimientos de dolor de todos los allegados del joven
militante vasco.
En esta pequeña localidad de Busturialdea, cien- tos de personas quisieron
mostrar sus respetos a la familia y demás allegados de Otazua, entre
ellas destacados dirigentes de la izquierda abertzale, como los mahaikides Pernando
Barrena y Xabi Larralde, la parlamentaria de Sozialista Abertzaleak en la Cámara
de Gasteiz Araitz Zubimendi, el secretario general de LAB, Rafa Díez
y los históricos dirigentes de la izquierda abertzale Tasio Erkizia y
Txomin Ziluaga.
El coche fúnebre llegó minutos antes de las siete de la tarde,
y fue recibido por centenares de puños en alto de las personas que abarrotaban
la plaza. A la entrada de la iglesia, un enorme retrato de Arkaitz Otazua aparecía
cubierto por un manto de flores. El oficio religioso duró poco más
de media hora, y a la salida un dantzari brindó un aurresku a la familia
de Otazua. Después de que los congregados ofrecieran una atronadora salva
de aplausos al fallecido y sus familiares, el féretro fue introducido
en el coche bajo los sones del ''Agur jaunak''.
Una larga hilera formada por cientos de personas acompañaron al coche
fúnebre en el trayecto hasta el pequeño cementerio de Nabarniz.
Allí, el cuerpo del joven voluntario fue introducido en un nicho propiedad
de su familia. Junto a él quedaron numerosos ramos de flores; de sus
amigos, compañeros de la universidad, además de varios grupos
y organismos. Una ikurriña tapó el nicho y los presentes se alejaron
tras cantar el ''Eusko Gudariak''. Una joven, visiblemente afectada, se despidió
susurrando «Omenaldirik onena, garaipena». -.
fuente: Gara (diario vasco).