El miembro de la guardia civil Gonzalo Pérez Garcia, herido
grave en Iraq, será procesado por el asesinato de Mikel Zabalza
Los que van a llevar la democracia a Iraq y sus implicaciones con los GAL
Liberinfo
En noviembre de 1995, el
Juzgado de Instrucción nº 1 de San Sebastián decide reabrir la causa por la muerte de Mikel Zabalza, ocurrida diez
años antes, tras su paso por el cuartel
de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Un reciente informe del Instituto Nacional de Toxicología ha negado que este
hubiera muerto ahogado en las aguas del
río Bidasoa según pretendía la versión
oficial.
Investigaciones periodísticas han
aportado pruebas de que Zabalza murió en
el Cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián) mientras varios guardias
civiles, entre los que se encontraban
Enrique Dorado Villalobos, que fue quien
sumergía la cabeza del detenido en el agua, Felipe Bayo Leal, Luis
Sandoval Campos y Francisco Javier Millán
Pérez, le torturaban por el método conocido
como "la bañera".
Tras la muerte de Zabalza, con el
consentimiento del entonces máximo
responsable del Cuartel, Enrique Rodríguez Galindo y de miembros de
la cúpula del Ministerio del Interior,
se prepararon y falsificaron pruebas
para evitar la actuación de los tribunales.
Estas se prepararon en un reunión
efectuada en el mismo cuartel y en la que
participaron, además de los ya citados y entre otros, los
siguientes miembros de la Guardia
Civil: Francisco Hermida Bouza, Fabián Dorado
Villalobos, Francisco Javier Olivar, José Rancaño Fernández, Gonzalo
Pérez García, Arturo Espejo Valero,
Fernando Castañeda Vals, Aníbal Rodríguez
Chinea, Alfonso Vicaría Hevia, Alejandro Iglesias Blanco, Fidel del Hoyo Cepeda, un cabo apellidado Balbas y el
abogado del ministerio del Interior Jorge
Argote.
En esta reunión se acordó la versión
oficial, según la cual, Mikel Zabalza
fue trasladado por los tenientes de la Guardia Civil Arturo Espejo,
Gonzalo Pérez y por el guardia Fernando
Castañeda a las cercanías del río Bidasoa
para localizar un "zulo" donde habría armas pertenecientes a
ETA. En un momento dado, Mikel Zabalza,
que llevaba las manos esposadas a la espalda y
que no sabía nadar, agredió a los agentes y se arrojó al río
Bidasoa, ahogándose en su intento de
huir de los guardias civiles.
Para hacer creíble esta versión, un
guardia civil, que era ATS, Eduardo
Gómez Pastrana inyectó con una jeringuilla agua procedente del río
Bidasoa en el pulmón de Zabalza. El
cadáver de este permaneció varios días, y
custodiado por agentes de la Benemérita, en una bañera del cuartel llena
con agua del Bidasoa. veinte días
después su cadáver fue arrojado al río donde
fue "localizado" por miembros de la guardia Civil, en un lugar
que había sido rastreado reiteradamente
con anterioridad por miembros de la Cruz Roja.
Actualmente sólo se encuentran
inculpados los tres agentes que, según la
versión oficial, acompañaron a Zabalza al río Bidasoa.
Mikel Zabalza era conductor de
autobuses urbanos de San Sebastián y fue
detenido por agentes de la Guardia Civil por presunta colaboración con
ETA.
Junto a él fueron detenidas varias personas, entre ellas su novia Idoia Ajerdi, Manuel Vizcay y Jon Arretxe, todos
ellos denunciaron haber sido torturados
en el cuartel de Intxaurrondo, pero sus denuncias no prosperaron.
Como en el caso de Lasa y Zabala, ya en
1985, el CESID (Centro Superior de
Información de la defensa) conocía que Zabalza había sido asesinado en Intxaurrondo y así consta en un informe
interno del CESID que, reclamado por el
juzgado instructor, ha sido negada su incorporación a la causa judicial por el Gobierno, tanto por el Gobierno del
PSOE de Felipe González como por el
gobierno del Partido Popular, José María Aznar, alegando que dicho documento es secreto y su desclasificación
pondría en peligro la seguridad del
Estado.