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País Vasco

26 de enero del 2004

De presos políticos vascos y políticos vascos presos
 
“Etxerat” se moviliza
Rafael Castellano
Maverick Press 

Numerosos balcones, en Euskal Herria, exhiben la banderola. Consta de un mapa del territorio vasco en negro sobre blanco y en él dos flechas rojas curvas, cinéticas: de Norte a Sur y de Sur a Norte. Indica que en ese hogar uno de sus miembros cumple condena a muchos, excesivos kilómetros de distancia. Congrega "Etxerat!" ("¡A casa!" en vasco), asociación representada por dicho distintivo, a los familiares de reos vascos. Denuncia el castigo añadido que la dispersión y el alejamiento del contorno suponen para el preso y sus allegados. La distancia corrompe el estado psicológico, anula la readaptación social, suprime el contacto humano, impide el estudio como fuente de reinserción, insufla el fatalismo. Simultáneamente, delata de forma innegable que en las cárceles de España hay presos políticos. Pronto, políticos presos. ¿Qué decir, cuando llegue el día, a la UE, la OTAN, la UNESCO, la ONU?...

"Oye, cómo es esto desde fuera". "¿Cómo?" "¡¡Que cómo es el paisaje!!". "Muy hermoso. Bosques, y eso". "Si ya decía yo que olía a pinos". "¡Son eucaliptus!". "¡¿Qué?!". "Te hemos metido una cazadora de cuadros". "Sois la hostia, me mandáis una chupa con forro y aquí te cagas de cómo pega Lorenzo". Otra cabina. Calorrós. "¡Mira, es el pápa, dile algo al pápa!". La criatura contempla el vidrio sucio, la pared desconchada, con ojos terriblemente intuitivos y serios. El pápa le hace monerías. Es muy renacuajo, aún, para comprender que al pápa casi le dan mulé por culpa de un chota; y que, en noches de luna llena el pápa mira hacia el rectángulo oblongo del ventanuco con auténticas ansias de licántropo. Del ventanuco cuelgan sus calzoncillos negros puestos a secar. Más que Montecristo, el pápa es Faria. Montecristo era un político preso y un preso político a la vez. Acusado (sin pruebas) de napoleonista. Y Faria era un común o, como se viene diciendo por elegancia, un taleguero social como el padre de la criatura que berrea asustada.¿De qué color serían los gayumbos del Conde de Montecristo? "¿Cómo fue la kunda?". "Normal, bien, normal". Lo normal es que mal, sobre todo si vas a caer (la kunda es el traslado de chabolo a chabolo) a más kilómetros que en la anterior. Y todos saben que fue por una huelga de hambre. Por eso un silencio tétrico, pese a las sonrisas y a los balbuceos indecisos del crío de la cabina de al lado, se cierne sobre los tres visitantes del preso político o viceversa. "¡Yo lo he visto, porque llegué a estar en Carabanchel, estaba escrito en esos contenedores donde metían la ropa y los paquetes: 'Fulano, preso político'!". Pues si estaba en el cesto de la ropa con Franco ya disecado, no les quepa duda.

El dilema sofístico es si todo preso, por serlo, adquiere un marchamo político, o si todo político, por ejercer como tal, ofrece los puños a los grillos de los comunes o al remo de galeote. Puede ser, la del presidiario, condición o posibilidad latente. Que se nos olvida (o no se enseña) aquella escena como de Duque de Rivas de "Se sienten, coño". Tal y como corre la historia, todo parece un farol de la administración omnipotente, o un rugido de león ahíto. Pero puede que la metáfora de las cerezas se haga realidad; y que Ibarretxe, con su enigmática propuesta de Nuevo Estatuto vasco (no lo lee nadie, pero haberlo haylo) enganche a la Mesa del Parlamento, ésta a Atutxa, y Atutxa a la vicelehendakari ecónoma Zenarruzabeitia, y hasta a los mismísimos ujieres y maceros con su pelucón.

Es difícil hacerse entender, durante los celéricos tres cuatros de hora, a través de la rejilla dispuesta para el diálogo en la parte baja de la cristalera destinada a la comunicación, en algunas caducas prisiones estatales. Son membranas recias y cagadas de moscas. Más allá del aquarium de aire, la reata otea a ver dónde han destinado a los suyos. Fundamental, que sigan siéndolo. Hay desdichados a quienes la tribu humana, incluida la propia, dio la espalda para siempre. "¿Reinserción? ¿Qué coño es reinserción? Muchos de los que están aquí, si los sacan, volverán a lo de antes, a pillar; no hay salida, nadie les dará trabajo, si es que lo buscan. La mandanga, y no hay más; y vuelta aquí adentro por hacer un tirón o llevarse un radiocasete".

Más allá transita, se acomoda en sus correspondientes células, una turbamulta de personajes en chándal, paquete de cigarrillos en mano, repeinada, todo sonrisas. En la cabina perduran alientos de tabacazo continuo y penetrantes esencias de "Tabú". "¿Los guantes te estaban bien?". "Los cambié por una bufanda". Mentira: por lotes de wiston. ¿Qué pasará cuando prohíban fumar en el mako? "No te esfuerces, la madre está sorda como una tapia".

"¿Qué está más gorda? Ya veo". Risas nerviosas. Todo, con tal de reír. "Voy a hacer un pliego para verla siempre en vis-a-vis". "Déjate de líos, acuérdate del padre, que hubo que hacer mil papeles para aparcar frente al bloque, cuando se quedó inútil". En efecto, aquella prerrogativa conllevó rellenar infolios, otrosíes y considerandos para que un automóvil pudiese penetrar hasta la escalinata frontal y ahorrarse así, el inválido, una caminata de escarabajo bajo el sol u otra intemperie. Es la norma, que no admite enmiendas ni recursos. La norma que se inspira y respira. Una funcionaria da palmas desde una especie de garita lateral: "A ver, los Testigos de Jehová, los Alcohólicos Anónimos y el Proyecto Hombre, los carnés". Unos personajes solemnes, de pulcritud menestral y tez de tiza se aproximan al despacho con todos los trámites cumplimentados. Hay doble rehabilitación, para algunos. Atenuantes. Son los misioneros del colocón mental. "Pues mira, estoy vivo, que no es poco ". Y tanto.

Azkarate, enfermo y preso

Esta crónica se dedea mientras algunos titulares y cuñas informan más acá del Zadorra acerca del extraño caso de Manu Azcarate, preso a quien le fue concedida hace 12 años la libertad condicional por razones de salud. Y que ha vuelto a chirona por, dice la citación, "ilocalizable". Sufre Azcarate, según partes médicos, angioma cavernoso y deshidratación (huelga de hambre y sed). En su día salió con un diagnóstico cardiológico de coágulos en la venas o arterias. Enfermo grave. Todos esperan que se recupere; pero no que regrese, con esas amenazas somáticas, al calabozo. Hemos puesto 'todos'; pero en la Euskadi que nos toca vivir nada cicatriza. Los planes de Ibarretxe y ahora el de Bergara (el de Otegi) bien revisados buscan un reencuentro, una recíproca concesión. Pero espeluzna el hecho de que víctimas y reos exhibidos ya sea sobre el mármol de la morgue, ya sea en la catacumba del maltrato coactivo resulten hoy imprescindibles para que leyes como la de Universidades (o como los Presupuestos-2004 ) salgan adelante. Si las amenazas del inmediato futuro se cumplen, puede que, más que Lizarra, Bergara y demás foros, sirviesen de algo las Convenciones del Refectorio, es un decir, de Alcalá Meco. Gramsci es claro al respecto: 'tutto è politica'.

Familia y reinserción

Como quien dice ayer, a finales de los 1960 y 70, los defectos de la personalidad se juzgan (Fattah y Szabo) como una disfunción o desadaptación del individuo a normas sociales e institucionales. Y por ser la familia y la escuela las primeras instituciones sociales de sujeción del individuo, la adaptación de la personalidad de éste comienza a estudiarse en psicología desde los inicios del individuo dentro de la familia. La falta de adaptación a las normas, siempre las normas, resalta conductas que la psicología patológica enumera como desviaciones de las mismas en la etiología de la delincuencia: conducta distinta, peligrosa, agresiva. Se olvida, como conceptos adheridos al 'baby boom' de aquel ayer, que la principal fuente criminógena suele ser la propia familia. Qué decir de las familias numerosas. Quizás la homeopatía sea la primera ciencia en resolver que un contacto continuado, pero no acumulativo, con el miembro de la familia que delinque, tal vez concluya rehabilitando (como una donación de médula ósea) a quien divergió y devoró a mordiscos el fruto del árbol de la Ciencia. Aquí la pescadilla se muerde la cola. Se politiza a los políticos presos y se encierra a los presos políticos. Y quienes pasaban de todo y sospechaban que la Organización transmite consignas concretas acerca de la tortura , o atribuyen los 6 días sin 'habeas corpus' a ideas delirantes del cautivo, terminan pasándose, aunque sólo sea sentimentalmente, al pariente más o menos cercano a quien le practicaron la bolsa, el quirófano, la bañera. Raro resulta, empero, que en las visitas se hable de ello. Se introvierten al respecto, los reclusos.

Aunque esto es lo de menos. Las gentes de Kafka anidan en los recovecos de los dominios penales. Todo es hacerse. Aún no se sabe, porque ni los comentaristas políticos lo han sondeado, si a Josu Jon Imaz corresponde o no 'ipsus incurrenda' la pena de referendo ilegal o de apoyo al mismo, o quizás de apoyo a quienes lo apoyan. En su mítin de presentación ha recalcado con incisiva voz de pecho que nos encaminamos hacia la paz, el autogobierno, la creación de una nacionalidad sedienta de historia y el derribo de ese espárring de poco fiar y absolutamente sonao si se le enfrenta el plan Ibarretxe que es el PP. También ha solicitado al colectivo de la cogulla que desaparezca de nuestras vidas. Lo cual va a ser arduo desde el punto de vista biográfico. Pillar, han pillado a muchos, en torno a los 700, y cada mes se desarticula un comando fundamental que reaparece al poco tiempo como en una narración de Poe o de Fedric Brown. El PP reinventó al gambito de la tregua-trampa, y lo esgrimirá siempre en la mano escupida de ETA. Por cierto, que hasta hace poco los pactos entre lugareños, en materia de pastos y ganados, se hacían así: cada litigante se escupía la propia mano y aquello iba más a misa que la más cara de las pólizas o rúbricas de fedatarios.

40 muertos, innúmeros heridos

No es exigencia gratuita la reagrupación de convictos en penales cercanos a su entorno. La sentencia es sólo la muralla por tantos años, con derecho o no de redención; y, una vez dentro, una tipología de sanciones acorde, dicen, con los cacareados derechos humanos. Perdura, no obstante, en el inconsciente colectivo del sapiens, que el convicto sufra una condena similar en dureza al irreparable y presuntamente perpetrado delito, pongamos. Llevamos implantado en el ombligo a un Yahvé cainita. Al verdugo que saja la mano que roba. Todo cuanto concurra en el apartado de terrorismo debe acarrear castigo análogo o similar. Que pague también la tribu, que es congénito, se piensa (pero no se dice).

Así, de los 700 reclusos de los que se ocupa "Etxerat" sólo 20 residen en prisiones vascas. El resto está ingresado en 70 penales ubicados a una media de 500 kilómetros de su lugar de residencia. Con lo cual ya van 40 familiares muertos en accidente al dirigirse a los talegos. El 2003 se cobró otros 3. El día 6 de enero de 2004, regalo de reyes, el padre y la abuela de un vasco internado en Alcázar de San Juan, a 550 kilómetros de su pueblo, han volcado en Lasarte-Oria y de milagro han salido ilesos. Añádanse, empero, docenas de heridos graves y la angustia infamante de cualquier presunto recluso a quien se le quedó la pareja, el padre o la madre, o los tres, esfumados en la neblina lluviosa de la madrugada, cuando rodaban en dirección al mako a visitarle a él. Es jodido, el complejo de culpa en la vida consuetudinaria. Dentro, imagínese.

Sing Sing y Carabanchel

La mayoría de las veces no sucede el suceso; pero el suspense está ahí, al acecho de la mente, que es lo que hay que neutralizar para alienar y convertir al interno en calabozo de sí mismo. Manejar los mandos con miedo es el más resbaladizo de los errores, y las campañas mediáticas preventivas del topetazo en carretera rebotan negativamente en la conducción, opinan los sociólogos. La coña recíproca tampoco es tranquilizadora. "Ése que pasea ahí solo se cargó a su madre; es buena persona". Son dos hemisferios, dos esferas cuyos criterios de valores difieren de forma casi onírica: dentro y fuera. A veces se transmite como anécdota y sólo se logra que los allegados de "Etxerat!" se asfixien, algún fotograma digno de "Alcatraz" o "Noches de Sing Sing" en boca del recluso: "Yo, en Carabanchel, ¡puf!, he visto...Parecido al circo romano. Ya sabes que se suelen hacer unas espadas, unos pinchos con cualquier cosa que se puede afilar. Un sistema es arrancar las patas metálicas de las mesas y enrollarse en toallas el otro brazo. Y los boqueras, pasando: como si se matan por una deuda de papelas".

Toda hipocresía o subrepción en cuanto al consumo de estupefacientes en las penitenciarías quedó anulada cuando se decidió por ley sanitaria el reparto de kits anti-sida en los centros de cumplimiento. Y desesperación, futuro sin futuro, monotonía, injusticia o derecho humano fracturado van de la mano con el jako. Se ha llegado a hacer crack con los utensilios de cursillos de peluquería, en espacios femeninos. Donde tiorras con bigote ejercen de kíes.

Estaba pensando, ya que salió el tema, en la secretaria de la Mesa del Parlamento vasco, Kontxi Bilbao, IU, que también está encausada, de carambola, en el caso SA. De momento es la primera política presa con empapelamiento judicial capaz de convertirla en presa política. Y si se percibiera un trato de favor o de mínimo privilegio hacia ella, ya estaría liada otra vez.

Jugando a Mortadelo

Conste que los primeros sorprendidos de que un hijo, nieto, hermano o padre que parecía tan modosito, o de que esa sobrina, tía o melliza presumida y vagamente pija estén presuntamente inmersos en una trama chunga, son sus padres, abuelos, tíos, hermanos o hijos respectivos. Se colige que la primera regla es no cantar a borroka en el propio ámbito. Luego se cae del guindo, la parentela, y comprende las ausencias a deshoras, la alternancia de buenas y malas notas en la Uni, las traducciones de artículos de la "Rheinischen Zeitung" en el dormitorio de un camionero u oficial de la construcción, la sobreactuada coquetería en modos y modas, los cursillos nocherniegos, la militancia con sordina, los cambios de humor.

Sucede que también los activistas hacen la de Mortadelo. Se sabe del caso límite de un militante legal que ejercía de estetisién y, como tal, de dandi. Una mañana se despojó de la inmaculada bata tras recibir una llamada. El cliente estuvo aguardando largo rato, enjabonado hasta la nariz, en balde. Sólo reaparecería el fígaro, ya cadáver, tras un enfrentamiento histórico en el barrio donostiarra de Morlans, a los dos años de clandestinidad.

"¡Yo ya me olía algo raro!", suele ser la primera y mendaz reacción cuando la noticia de la detención lanza los rayos de la RKO Pictures. (En el mako todo es en blanco y negro). Salvo algunas excepciones, escasas, lo primero es buscar letrado y organizarse para los encuentros. Las detenciones, irrupciones, modales con que se llevan a cabo, grillos atados por delante o por detrás, el procedimiento en sí, son determinantes para cohesionar a las familias con su oveja negra. Después, las peregrinaciones a mazmorras distantes, los meses de prevención, el cambio de conversación del reo cuando se alude a cierta sistemática habitual durante los interrogatorios, van cohesionando tribus de diversos barrios y pueblos y las instalan bajo el banderín de enganche que citamos en la entradilla. Mapa negro y dos flechas rojas. "Etxerat!". A casa; o, al menos, a Basauri, Martutene, Langraitz (Nanclares). Penales próximos. Porque nos estábamos olvidando de la gasofa, el kilometraje, los desayunos, los almuerzos, las galas más propicias para aguantar allí dentro: reebock o adidas de mercadillo. Supera los 6000 euros anuales, un pariente enchironado. Es la puntilla inhumana de cómo mover a familiares muchas veces ancianos a distancias de 300 kilómetros para arriba, mil y pico hasta Puerto de Santa María.

"¿Viviremos para verlo libre?"

Resulta cruel y revanchista. En el domicilio del preso se infiltra otra carcoma, la de si los viejos estarán vivos para poder ver al hijo en libertad. Puede interpretarse, pues, como chantaje sentimental. Porque, con dolorosa frecuencia, ya se aludió a ello, se sufren accidentes al ir a visitarlos a la trena. Se agregan a "Etxerat!", movimiento que los coordina dentro de lo posible, y se va formando una conciencia comunal, un sexto sentido de verse convertido en presunto entorno sólo por la vía del parentesco. En éstas llega marzo y, como se apuntó, los partidos políticos, muchos de ellos políticos partidos, cambian cromos en largas mesas asamblearias. Pero hay más. En España no existe, oficialmente, el colectivo de presos políticos inmiscuidos con los sociales. Lo son todos: comunes. Una pintada que cobra actualidad: "Presos a la calle; políticos también". Ello daría lugar aquí a una disertación acerca de la criminología, el funcionalismo, la noción del delincuente, o si en vez de equivocarse el reo lo hace la sociedad, que nos hincharía la cabeza. No cabe la teoría en el menú ideológico del penado. Termina, en su relación de familia, incluyéndose en el instinto. En cuando a los presos sociales, los presuntos militantes de ETA logran (no siempre) establecer con ellos una relación de camaradería, de mutua solidaridad en algún caso; se llega a una coexistencia cordial en otros. Hay incluso peristas, falsificadores y finísimos carteristas o ilusionistas del dinero del plástico. En la sala de espera de Valdemoro, un colega nos saluda. Viene a entrevistar a un fulano que se disfrazaba de coronel para sacar la pasta a familias ingenuas. Son fauna a extinguir. Luego, los pringados sin porvenir. "Hay gente, la mayoría, que ha sirlado un radiocasete para sobrevivir. Gente que no tiene un puto duro y que si no les dieran de comer allí moriría de hambre, gente sin visitas..."

Parientes políticos

Ésta es la ventaja del preso político, o del político preso, y la autoridad lo sabe, y su única forma de neutralizarla es alojar al reo a la mayor distancia posible de los suyos, del imprescindible contacto humano. Es un pulso: desanimar. O el efecto estalactita: que se harten de pedir y no se les conceda. La erosión. Con la otra cara de la moneda: la ansiedad del fin de semana. La duda de que los allegados lleguen sanos y salvos al coloquio. La dispersión, subrayemos, tiene como objetivo principal secundario evitar que los presos políticos hagan su bloque y logren con su actitud que la masa de internos se mimetice con ellos y se percate en qué situación inhumana han llegado a instalarla. Lo cual no quiere decir lo que consiga. Las colmenas están demasiado atufadas por el costo, la perika, el crack y un nefando licor que se elabora dejando macerar en una palangana las frutas que se traen enteras del comedor y se guardan en una palangana, bajo el catre. Aquello va fermentando hasta convertirse en turbio licor. Exhala un aroma infernal, bajo la tapa de cartones redondos, pero no suelen confiscarlo. "Luego se mete la funda del cabezal y se estruja hasta que el líquido sirva de priva. Coloca que no veas".

Pendientes del meteosat

Pero sigamos con la perspectiva del que viaja a charlar a través de un panel transparente y a voces (lo del teléfono es de telefilme) con su hermano, primo, colega o padres. O de las esposas y maridos, o parejas legalizadas, o familias en grupo, en un vis a vis más prolongado y en horripilantes salas de azulejo, sofás desvencijados, rejas mecánicas que estremecen al cerrarse a las espaldas, "Risssttt ¡¡Planck!!", y cacheos rituales. La víspera de la visita nunca es halagüeña. Se salen con la suya, los pretorianos de este reino subpirenaico, en lo tocante a desasosegar a las gentes que tienen un familiar o una hija o un novio en la jaula por motivos políticos, o parapolíticos, o llámese como se desee. Preventivos, o con fallo contundente. A nadie se le oculta que, además de aislar y ensimismar, atontar en suma, a la población reclusa, un fin más turbio subyace en esta táctica de irradiación por todo el mapa de los penados. Un núcleo familiar escaso implica más frecuencia en los viajes de cada uno de sus miembros. Siempre habrá roces, porque el miedo es libre, entre parientes políticos (en el estricto sentido de la palabra) a la hora de dirimir quién aporta coche y/o conduce el sábado que viene. Lo mismo que en hogares con familias numerosas las lógicas disidencias y disyuntivas políticas rebotarán en el plan de viaje del domingo próximo, que ha dicho el loro que va a helar y que sólo se coja el coche en caso de emergencia y que mucho ojo en la meseta, y últimamente, con lo de los meteosat, lo que diga el loro va a misa. Y que sólo faltaba un lisiado en la familia, por no ponerlo peor.

Se manipula el instinto de supervivencia no sólo de la familia, sino de la mala conciencia y tensión del reo que ha solicitado la visita, porque le es emocionalmente imprescindible. Mientras la dispersión subsista, raro va a ser que se culpe a los elementos o a la mecánica de los accidentes. Otra circunstancia en la que se medita poco es en la dispersión acontecida dentro del propio núcleo consanguíneo: "Yo no viajo con Jone porque va cambiando la radio y me pone de los nervios". "Acelera, que no llegamos, y sólo nos faltaría eso". "Aquí el piloto es el que decide dónde se toma el café". Etcétera. Luego se hacen las paces y se regresa con la misión cumplida. Pero todo es aguardar a que algún día estalle por donde menos se pensaba el ritmo de angustias compartidas. "Pensad lo que queráis, pero con lo que ha dicho la chica del Tiempo, yo no salgo a romperme la crisma. No quiero martirologios".

Madrugadas tensas

Pero si hay convivencias que se corroen, otras se consolidan. Se instituye una noción de clan. Pese a quien pese y pase lo que pase, se desprende de la perorata de Imaz que Euskadi va a ser Euskadi y que ni nadie es más que nadie, ni menos tampoco (es la lectura resumida del discurso). Agregó que la Nación que proclama, la vasca, no va a serlo mientras parte de ella se vea sometida a la violencia y persecución de sus ideas. Pero cuando se vive en Euskal Herria estos conceptos tan asertivos hay que remacharlos bien. Hay dos partes de esa Nación, que, por H o por B (y a HB acaba de deslegitimarla 'ad calendas graecas' el Constitucional) se sienten o están amenazadas. O tres, si incluimos el propio partido del nuevo presidente del EBB. De aquí el título; de que aquí, por si faltaran presos políticos que cumplen íntegras sus condenas, van a dispersarse en estallido atómico los futuros políticos presos. Y en qué condiciones. Arzalluz jugaba al mus en el Mississipi, impertérrito. Imaz sigue haciendo señas, detalle que denuncia al principiante. De otros mutis se puede hablar aquí: a Arzalluz, que ha interpretado desde el Duque de Mantua hasta el Rigoletto, le aplaudirían el mutis; a Aznar, sólo la claque.

Es de madrugada. El auto con los visitantes ruge hacia la tiniebla. Tensos (ya se pasará), los familiares se preguntan de qué se reiría la chica del Tiempo cuando anunció nevadas profusas para ir a practicar esquí en las estaciones penibéticas. Temprano madrugó la madrugada, siempre. Cada sábado o domingo es operación salida para unas 700 familias de presos de ETA que les aguardan escuchando en el loro, con tensión en la barriga, que la nieve, tan excelente para el 'bobsleigh', se solidifica en el fondo y que hay que extremar las precauciones. Si coincide la visita con alguno de los puentes de que tanto abunda el calendario, los atascos exasperan más aún, si cabe. Los somníferos para quedarse neque unas siete horas, por la tarde, y arrancar bajo la luna fría, son engañosos: siguen infiltrados en el organismo durante la vigilia. Influyen en los reflejos. El café fuerte produce su bajón, picotea en los párpados, sobre todo cuando el amanecer de brillo sucio emerge sobre la estepa. En invierno acechan la oscuridad, la escarcha, el firme de la carretera gélido y taimado, los nervios de quien conduce, los insomnios antes aludidos y un hormigueo en la memoria. Algo, siempre se olvida algo. ¿Me habrá caducado el DNI? Quienes efectúan estos viajes a la chirona con mayores dificultades son los viejos, los abuelos o padres, muchos de ellos ya machacados en sus fisiologías y necesitados de frenar para la emergencia: la meada. "Es por la M-30, pégate a la izquierda". "Que no, que es la M-40 hasta Móstoles". "Para mí que no, que nos vamos derechos para Badajoz". Todos tienen las tripas como cuerdas de bandurria. Sólo faltaban -y el sistema las busca- las broncas íntimas entre gentes con un mismo fin: decirle al reo o a la penitente que están ahí, que no les olvidan, que han solicitado el ordenador a través del colegio de Ingenieros Técnicos. Ésa es otra: cuando se logra alguna pequeña victoria de este cariz claramente integrador, hay que rezar para que no le trasladen a uno de talego. Habría que comenzar las solicitudes de nuevo y desde el principio partiendo del reglamento interno del chabolo, que difiere en los puntos a y b del anterior. Denegado.

Carteles de Tráfico

No todos son chóferes. Se apaña la estrategia de modo que al menos dos tengan carné para el relevo, si entra el sopor. "Que no se te olvide el Libro de Familia". "Y las fotos del crío, que las vea". "Vamos bien de tiempo, pero hace una niebla del copón"; "El jamón, el jamón mételo debajo de la camiseta". "¿Cuándo cambiaste el aceite?". En las últimas semanas, en rincones estratégicos, bajeras de comercio vacías, muros y esquinazos urbanos la campaña de "Etxerat!" a favor de los derechos de los presos políticos vascos o, para entendernos, de su reagrupación en cárceles cercanas al terruño de los presos de ETA, se han adherido cartones en forma de panel de dirección donde se lee, en grafía de carteles de Tráfico: "Zamora, 600 km", "Valdemoro, 550 km", "Navalcarnero, 515 km" . "Puerto de Santa María, 1050 km", "Palencia, 330 km". Y Zaragoza, Navalcarnero, Soto del Real... Sí que resulta injusto que, en tales toponimias, se tome la parte por el todo. Pero es que en Euskal Herria suele suceder que si se pregunta por alguien y se responde que está en Cádiz, ello no se asocia con las hermosas playas de Barbate, precisamente, ni con la pesca submarina en límpidas aguas de Zahara de los Atunes. Todo se relaciona con el talego, la mazmorra, la reclusión.

Curiosamente, los grafitos de arte reivindicativo aún no han sido desgarrados, como otro tipo de dazibaos con engrudo propios de la izquierda abertzale, mediante manos airadas de quienes disiden de ella y de todo cuanto piense, diga o realice. Basta un mínimo de sentido común para, una vez aplacada la primera reacción de rencor o venganza, recapacitar y comprender que la familia troncal no tiene por qué pagar lo que hizo uno de sus vástagos, a veces preventivo, esto es, presunto y sin juicio concluyente.

De momento. Lo lógico es preguntarse por qué un hogar instala en sus ventanas, junto a la ropa que seca, una banderola alusiva a que uno de sus miembros no sólo falta, sino que ha sido trasladado a cárceles de máxima seguridad (todas lo son, búnkeres blanqueados) alejadas del lugar de residencia habitual.

Madrazo y Arkotxa

Un funcionario avisa. Un pitido, y unas rejas se desplazan. Se cruzan los del primer turno con los del siguiente. ¡¡Planck!! Aprietos mientras se redistribuyen los DNI requisados a la entrada. La otra barbacana se desplaza y ajusta con un espeluznante "Rishhhh - ¡Planck!". Durante unos segundos, los allí encajonados hacen examen de conciencia: todos, más o menos, en algún minuto de nuestra vida, anduvimos fuera de la ley. Se han escrito y dicho exactitudes de mayor calado que la reclamación de Madrazo, y nadie nos amenazó con la perrera. Sería en otra legislatura. La de Suárez, el abulense. Personaje sorprendentemente desaparecido. La poterna se desliza. Uff. Imaz es buen actor. Todos se percataron, en su primer discurso, que ha leído el monólogo de Shakespeare de "Julio César", tan predilecto de todo político, y que reza: "Amigos, romanos, compatriotas, oídme. Vine a enterrar al César, no a alabarle. El mal que hacen los hombres sobrevive, el bien suele con sus huesos enterrarse". El populacho que despedía a Arzalluz, al contrario, diría con Sancho Panza que "ya vendrá quien le haga bueno". Imaz, pues, debe irse adecuando al lenguaje taleguero. No hay tiempo, en la trena, de echar el traguillo de agua. "Vayan terminando", anuncia la voz del boqui cuando la conversación había tomado ya un rumbo, una dinámica. Se llama al orden a los visitantes y, poco a poco, se va reuniendo el rebaño humano, cariacontecido, y confluye hacia las poternas. "Buen color ya tiene, eh". "Es que imagínate aquí, en el patio, cómo empieza a pegar el sol desde mayo". "¿Y por qué le compraste el chándal forrado?". "Hija, las rebajas". "¿No estaba más flaco?". "Qué va. Ése come de todo".

No se pretende privilegio alguno. Esperemos que tampoco se lo concedan a sus señorías, amenazadas de formar parte de este colectivo de reclusos y de peregrinos del estaripé en sus filas del País Vasco. Ahora pretenden empurar, ya se dijo, a Madrazo por injurias al rey durante un mitin en Eibar. Es otro proceso contra un diputado y miembro del Gobierno vasco que pasa inadvertido. Como sucede con Loren Arkotxa, alcalde de Ondarroa encarcelado, figura de preso político/político preso cuyo camuflaje mediático ya es un hecho. Se intuye que la causa de Madrazo será sobreseída. Lo cual no le arrebata los antecedentes o, mejor dicho, el pedigrí. ¿Los hechos? Se conmemoraba la proclamación de la II República y Madrazo dijo que el rey no había dicho nada de la presencia de España entre las fuerzas invasoras en Irak, siendo como era Jefe de los Ejércitos. Buena le cayó. Sepan, empero, que hay quien no desea el cambio de régimen, al menos durante unos meses. Incluso se ha llegado a correr la voz, tímidamente ejercida por si se tratase de una de las libertades vedadas, de que si Letizia Ortiz y el príncipe Felipe se casan, y si hay impedimento que el que lo conozca hable ahora o calle para siempre, del regio enlace derivaría, ya que no una amnistía, al menos un indulto selectivo. Otros opinan que tal circunstancia sólo procedería si subsecuentemente doña Letizia diese a luz un varón. Otras gritan de inmediato, urticadas: "¡O hembra!". En algunas familias vascas, ya exhaustas de tanto ir y venir por la piel de vaca para visitar a sus miembros dispersados como presuntos convictos de pertenencia a ETA, esta posibilidad se vislumbra en el paisaje adormecido, de regreso al hogar, ¿hasta cuándo? Porque ha protestado de un funcionario y le han metido un parte. Sería un detalle, en cierto modo. Por otra, se sometería a la persona política reclusa a un problemón de conciencia. Pero, ¿por qué no? Cosas más raras estamos viendo y oyendo.