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Reportajes

12 de noviembre del 2003

Entrevista a Sacha Llorenti, vicepresidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia
"La Asamblea Constituyente es una salida insoslayable para refundar el país"

Jordi Solá Coll
Rebelión
La caída de Gonzalo Sánchez de Lozada y de su gobierno a raíz de las movilizaciones sociales deja tras de si un saldo de más de ochenta víctimas, cientos de heridos y un sinfín de dudas sobre la relación entre democracia y derechos humanos en un Estado moderno, Bolivia, que hoy se halla en crisis. Sacha Llorenti, vicepresidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, responde a alguna de las cuestiones que han surgido fruto de los diez días que conmocionaron al mundo.

¿Cual es la percepción de la APDDHH sobre la situación del país después de la dimisión de Gonzalo Sánchez de Lozada?

Con la dimisión de Sánchez de Lozada lo que se inicia es un proceso que esta despertando no solo la expectativa, sino la esperanza de los mas diversos sectores del país. La mentalidad, los antecedentes, la convicción democrática de Carlos Mesa es distinta de la de Sánchez de Lozada. No solo se trata de otra generación, estamos ante otra manera de concebir la política desde una perspectiva mas democrática. Por otra parte el discurso de Carlos Mesa ha dado indicios de voluntad para resolver las causas estructurales de la crisis que atraviesa el país, mediante la constitución de una Asamblea Constituyente, de la convocatoria de un referéndum para decidir el destino de nuestros recursos naturales, o con el acercamiento entre el Estado, la sociedad civil y el mundo de la política. Por lo tanto la percepción es de que éste sentido se abren múltiples. Obviamente se trata de una tarea titánica, difícil, pero que corresponde a una responsabilidad compartida de todos los actores del país.

A raíz de lo ocurrido ¿cual es su diagnóstico sobre los hechos que convulsionaron el país en el último mes?

Los hechos acontecidos estas últimas semanas forman parte de un largo proceso de acumulación de descontento social, de materialización de la crisis del Estado boliviano caracterizado por el colapso del sistema político, por el agotamiento del modelo económico, por una crisis social manifestada en diferentes niveles de violencia, así como por un ascenso del movimiento social en los últimos años. En éste sentido cabe reseñar que se ha llegado a un punto en que se ha tocado fondo y que ahora ha llegado el momento de reconstruir el país, de caviar las estructuras de la economía y del sistema político en Bolivia. Así pues, no nos hallamos ante una simple coyuntura que se haya manifestado la última semana; lo sucedido es fruto de un proceso muy largo y penoso, de una crisis perenne que se ha desatado en forma de violencia.

Hablemos de derechos humanos. Dígame, ¿cuál es el balance de lo sucedido? Hay reportes de detenciones extrajudiciales y desapariciones, ¿es eso cierto?

Desde el 21 de septiembre, fecha en la que se inicia esta espiral de violencia, hasta la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada hemos registrado mas de ochenta persona muertas, mas de 400 heridas y un número indeterminado de personas detenidas de forma indebida. También se han reportado casos de personas desaparecidas. Pero además del derecho a la vida o el derecho a la intimidad personal, estos días se ha violado el derecho a la libertad de expresión. Como mínimo existen informaciones que cinco medios de comunicación sufrieron algún tipo de atentado: desde el decomiso de medios de prensa hasta el sabotaje a las antenas de una emisora de radio minera y de un canal de televisión en Oruro. Por lo tanto nos hallamos ante una sistemática y masiva violación de los derechos humanos, ya sea des del punto de vista de las normas internas del país o de las recogidas en el Derecho Internacional.

¿En que estado se hallan las investigaciones sobre violaciones de derechos humanos? Y en éste sentido ¿qué papel tendría de jugar la Comisión de la Verdad por ustedes propuesta?

En realidad existen varias alternativas. Nosotros en este momento estamos haciendo nuestro propio proceso de investigación, de acumulación de información, de sistematización de la misma, de recepción de testimonios. En ese sentido hemos sugerido tres alternativas: la convocatoria de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que depende de la OEA; la creación de una Comisión de la Verdad -la primera no descarta a la segunda- compuesta por personalidades independientes del país que puedan llevar adelante éste proceso; y la conformación de una comisión multipartita en el seno del parlamento nacional con la idea de llevar adelante una investigación. Cualquiera que sea la salida el Estado tiene la obligación de garantizar la independencia e imparcialidad de las investigaciones, y que estas sean extensas y concluyentes para así determinar responsabilidades de los autores materiales e intelectuales de la masacre. Como consecuencia de todo ello cabe señalar que resulta imprescindible llegar a un juicio de responsabilidades contra Gonzalo Sánchez de Lozada, de su ministro de Defensa Gonzalo Sánchez Berzaín, así como de su ministro de Gobierno Yerko Kukoc.

La conservación del sistema democrático y su necesaria renovación pasa por el respeto a los derechos humanos. ¿Cuales son las líneas maestras a seguir por parte del nuevo gobierno para que la razón de Estado no se convierta de nuevo en excusa para atentar en contra de ellos?

Creemos y estamos convencidos que una democracia que viola los derechos humanos no es una democracia auténtica. Existe una relación indisoluble entre democracia y derechos humanos, un concepto no se entiende sin el otro. Por eso creemos que el deber de este Estado es reconstruir el país en un marco de respeto a los derechos humanos. Por lo tanto la lucha contra la impunidad es una tarea ineludible, pero no se ha de limitar a los derechos civiles y políticos, sino también a los derechos económicos, sociales y culturales. Resulta imprescindible resolver problemas como el de la tierra, la hoja de coca, los recursos naturales, los derechos laborales, todo ello con el objetivo de que la democracia se traduzca en un marco que ofrezca mejores condiciones para los bolivianos. Creemos que la violaciones de los derechos humanos en estos 21 años de democracia no son fruto de la casualidad o de la inclinación patológica de algún ministro o de algún general o militar de menor rango; forma parte de un proyecto lúcido que pretende imponer por la fuerza un modelo económico y un sistema político determinado. En aras de semejante proyecto el respeto a los derechos humanos son un obstáculo para la concreción de ese modelo de sociedad. Para evitar que algo así se repita hemos de refundar las conciencias para alcanzar una sociedad mas justa y mas humana.

Estaríamos hablando de una profunda reforma del sistema democrático.

Por eso la Asamblea Constituyente es una salida insoslayable para refundar el país y atender de la mejor manera todos los problemas que nos acucian y que son tan urgentes e importantes.

Con la toma de posesión de Carlos Mesa como presidente ¿cree que se abre una perspectiva de cambio real o por el contrario se debe ser prudente? Y respecto a la preservación de los derechos humanos ¿cómo cree que va a incidir el mandato del nuevo presidente?

Desde luego hemos de ser prudentes. No obstante, el primer mensaje del presidente Mesa es esperanzador puesto que ataca las raíces del problema, identificando cuales son las demandas de los distintos sectores populares. Por lo tanto se trata de una señal clara y positiva. Por lo que respecta al tema de derechos humanos, el presidente Carlos Mesa ya dio señales cuando era vicepresidente. Una de esas señales fue la creación de una comisión para esclarecer los casos de desapariciones forzadas durante los periodos de dictadura en nuestro país. Otra señal es que como vicepresidente encabezó la lucha contra la corrupción. Como historiador y periodista cabe reseñar que siempre ha guardado una actitud ética. Finalmente, cuando Carlos Mesa se aleja del poder ejecutivo y rompe con Sánchez de Lozada manifiesta su condena a la violación de los derechos humanos y a la mascare vivida en el país. Y en su discurso de El Alto habló de justicia, que no de venganza, para resolver dichos temas. En ese sentido creemos que existen buenos antecedentes, pero tal y como dice la Biblia,por sus obras los conoceréis.