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Reportajes

Daniel Viglietti: imaginar sin perder la memoria

Por José Osorio
El Siglo Digital


Presentaciones en Chile:
- Sábado 21 de junio a las 21:00 horas, Pub La Piedra Feliz de Valparaíso, ubicado en Avenida Errázuriz 1054.
- Martes 24, a las 20:30 horas, Teatro Providencia de Santiago.
- Viernes 27, a las 19:00 horas, Acto Solemne Artístico-Cultural de Homenaje a la Solidaridad Internacional y a los torturados(as) en Chile, con Pancho Villa, Arak Pacha, Richard Rojas, Grupo de Danza Espiral. Centro de Convenciones Diego Portales, Sala Nº2, Alameda 233.



Luego de casi 6 años de ausencia, uno de los grandes cantores populares de Latinoamérica esta con nosotros. No supimos mucho de él en los últimos años. La ultima visita fue su recordada actuación en el Homenaje al Che el año 1997, en un Estadio Nacional repleto. Antes, había sido su paso por el inolvidable "Chile Crea" de fines de la dictadura. Y en tiempos casi olvidados, durante los años 60 y 70. Es curioso, pero las visitas de Daniel Viglietti siempre tienen alguna ligazón con nuestra historia: la lucha contra la dictadura, el Homenaje al Che y esta vez, cuando se cumplen 30 años del golpe de Estado.
Este es nuestro tercer encuentro. El primero fue conmigo como espectador en el Gimnasio del Miguel León Prado, el segundo en una comida en el mercado central junto a Silvio Rodríguez y Patricio Manns, y esta entrevista, que será la primera que se publique en Chile antes de su actuación.
Viglietti es un hombre sencillo y amable, nacido en Montevideo en 1939, que ha cargado su guitarra caminando junto a las causas nobles de la humanidad.
Su obra es una mezcla entre la llamada música culta, la folklórica y la popular. Ha ganado incontables premios en festivales y sus discos se encuentran en diversos lugares del planeta. Su obra musical ha acompañado películas, obras de teatro y además, como creador multifacético, ha desarrollado una importante labor en el periodismo escrito y radial.
Este es el dialogo que El Siglo compartió de manera exclusiva.

De trabajos y el inicio

-¿En qué está tu actividad musical? Acá no se ha conocido mucho de tus últimos trabajos.
"Siempre cantando, componiendo. Viajando un poco menos. Durante años, después de mi regreso al Uruguay cuando ya la dictadura estaba en retirada, el 1 de septiembre del 84, viví en medio de muchos viajes. Algunos hacia Europa, donde había vivido 11 años en Francia recorriendo muchas partes del mundo y cantando por la solidaridad. Otros viajes hacia México, Cuba -que sigue siendo en medio de sus dificultades y el bloqueo criminal yanqui un ejemplo de dignidad- y más recientemente, en viajes más breves, El Salvador y Brasil, a veces México, pues mi compañera es mexicana. Cada vez que voy al aeropuerto acá me encuentro con despedidas dramáticas. En Uruguay, con esta crisis económica tan dura, muchos jóvenes se van y eso da tristeza. Supongo que en Chile no es muy diferente.
Pero mucha gente sigue acá y la canción puede continuar cumpliendo su pequeño pero necesario papel: ayudar a sensibilizar, a crear conciencia, a humanizar una existencia tan lastimada por la corrupción, por la mentira.
Siento que puedo ser útil y sigo escribiendo y cantando. Y hay gentes más jóvenes que siguen con la tarea. Para los cantores, y más para los jóvenes que comienzan, nada es fácil, tampoco aquí. Como dice una de mis canciones, ‘No tan gotán’, de las poco conocidas en Chile: ‘Nunca más oiremos tangos / como los del tiempo aquél/ pero hay que seguir cantando/ aunque ya no esté Gardel’ ".

–¿Cuál es la importancia de los poetas en tu canción?
"Bueno, hay que hacer un poco de historia. Yo empecé a hacer música en la segunda mitad de los 50, y allá por el 56, el 57 ya escribía mis propias cosas, con letra y música mías. Eran canciones paisajísticas, había necesidad de cantar nuestra tierra tras mucho furor con el folklorismo argentino... Eran canciones de amor, muy líricas. Pero la Revolución Cubana, cuando irrumpe en 1959, aquel primero de enero en que América Latina mostraba que podía hacer su propia historia sin necesidad de traducirla ni del ruso ni del chino, nos cambió mucho a todos. Mis preocupaciones sociales, mi pensamiento de izquierda se fue profundizando y empezaron a nacer otras canciones. Entre ellas ‘Canción para mi América’, aquella que dice ‘dale tu mano al indio’ y que divulgaron en Chile mis amigos Isabel y Angel Parra.
Es cierto que en esa etapa era poco lo que se había hecho en el terreno de la canción llamada popular en materia de trabajar sobre poetas. A mí me fascinó Nicolás Guillén y escribí varias sobre algunos textos suyos por cierto muy musicales, muy llenos de ritmo. En el inicio de los 60 empecé a componer sobre poemas de García Lorca, Rafael Alberti, género que irían frecuentando con sus diferentes enfoques gentes valiosas como Paco, Joan Manuel, el propio Angel.
Eso se fue volviendo una moda facilista. Bastaba con tomar a un poeta mayor y acercarle una cancioncita más o menos repetible para volverse ‘musicalizador de poetas’. Yo, sinceramente, traté de hacerlo muy en serio y aprendí mucho de esas experiencias. Me marcó mucho un trabajo que hice con gente de teatro sobre poemas de César Vallejo. En varias ocasiones trabajé directamente con escritores. Pero en mis composiciones sigo trabajando con mi propia letra, hace muchos años que no compongo sobre poesía ajena".

Chile en la guitarra

-¿Qué significa para ti Chile?
"Tengo un sentimiento muy hondo por Chile. Algunos amigos de acá lo saben. Lo sabía mi amiga Ximena Bulnes, quien me pasó una canción anónima que adapté para componer una canción a mi hija cuando era muy pequeña (‘La canción de Trilce’). Lo saben el Payo Grondona, allá en Valpo donde nos encontraremos, el Pato Manns, la gente del Inti Illimani que supo mantener la frescura, ese talentoso dibujante que es Pepe Palomo, y tantos compañeros y amigos que tengo en Chile. Pasa que además yo llegué por primera vez a Chile hace cerca de 40 años, integrando un coro uruguayo a un festival en Viña. Apenas quedé libre de esa actividad y de conocer el hermoso Valparaíso, me fui a Santiago a la calle Carmen 340, me acuerdo siempre la dirección de memoria, a encontrar a Violeta y sus hijos en La Peña. Compartí actividades con ellos en una Carpa, cerca del aeropuerto, me parece. En otro viaje, en La Peña conocí a Rolando Alarcón, a Patricio Manns y Víctor Jara. Después vi nacer a los Quilapayún y a los Inti Illimani. También conocí al Gitano Rodríguez. En 1973 fue mi último viaje a Chile antes del golpe criminal. Era diciembre del 72, enero del 73...
Fue entonces que allí escribí ‘Por todo Chile’, que quizá sirva de documento para resumir la esperanza y la energía en aquel momento crucial de la lucha del pueblo de Salvador Allende, del pueblo de Miguel Enríquez, éste a veces un poco olvidado, ¿verdad? Y después, el exilio, los chilenos y chilenas que conocí en actos solidarios que una vez eran por Uruguay, otra por Chile, otra por Argentina... Y la larga lista de los que ya no están, claro".
-Te vimos en 1997 en el Homenaje al Che en el Estadio Nacional. ¿Qué significa para ti la figura del Che y, en general, de los revolucionarios del mundo?
"Bueno, una pregunta muy amplia. Aquí en Chile pasaron cosas demasiado fuertes, en la alegría y en la pérdida, y ese espíritu estaba presente en aquel estadio tan cargado de historia.
Además era por el Che, un ejemplo de coherencia y entrega como ha habido pocos. No un superhombre, ni siquiera el hombre nuevo que él buscaba, porque el hombre nuevo, la utopía, nunca se logra. Somos caminantes, vamos cambiando mientras andamos. Y nos equivocamos, y somos frágiles y somos fuertes y somos todo mezclado. Pero sabemos lo que no queremos ser. No queremos ser esclavos, sometidos, entregados frente a los poderes del llamado primer mundo. Hay dos mundos enfrentados en las antípodas: el mundo de los Hitler, los Pinochet, los Bush, el mundo de los banqueros y sus ejércitos sentados sobre los pueblos hambrientos. Esos privilegiados de hoy irán siendo una mancha en el libro de la historia. Y el otro mundo posible, al que pertenecemos. El mundo donde nuestras referencias son el Che Guevara, Miguel Enríquez, un Raúl Sendic en nuestro Uruguay, Lumumba, Cabral, Mandela en Africa, un Ho Chi Min en Vietnam. Hay que elegir uno u otro bando. Nada nuevo bajo el sol, ¿verdad?".
-Te propongo algunos nombres para que me des tu impresión.
Violeta Parra:
"Una compañera de camino excepcional. Y no olvido, junto a la compositora, la recolectora que cruzó Chile buscando música en la gente anónima. Fue una mujer de vanguardia, una punta de flecha. Afortunadamente existe ahora una edición importante de sus discos. Cuando pienso en su tema ‘El gavilán... qué maravilla".
Salvador Allende:
"El compañero presidente, un hombre digno y valiente que fue amado por su pueblo y supo resistir hasta las últimas consecuencias el camino elegido. Conocí a su hija Beatriz, cuando en Estados Unidos participé junto a ella en un acto por Chile, en los primeros tiempos de la dictadura. Noble y valiente, la Beatriz. Su nombre está en una de mis canciones, ‘El otro rostro’, muy difícil de cantar en público, muy interior".
Víctor Jara:
"Calle Piacenza 1155, no sé si me equivoco, el número de su casa entonces. Allí llegué con Ximena a reencontrar a Víctor, en otro de mis viajes. Joan estaba en cama con un problema muscular. El había grabado ‘A desalambrar’ y ‘Cruz de luz’ , mi canción al cura colombiano Camilo Torres. Entre Víctor y yo se fue anudando una relación de cariño, y aunque teníamos algunas diferencias dentro de la izquierda eso nunca nos alejó.
Su muerte es otro crimen impune. Algún día habrá justicia; no venganza, justicia. Hay que trabajar por eso. En la música de Víctor me gustan particularmente sus canciones intimistas como ‘El cigarrito’ o, mi preferida, ‘Angelita Huenumán’. Supo, en ese estilo, componer una canción como ‘Te recuerdo Amanda’ ".
Pablo Neruda:
"Neruda fue siempre un símbolo del Chile combativo. Investigando para mi programa radial encontré un documento donde en un acto él lee poemas en nuestra Universidad, en una de sus visitas al Uruguay. Nunca lo crucé, aunque pasé unos días vecino a su casa de Isla Negra, pero estaba de viaje. Gran poeta, sin olvidar al gran César Vallejo, claro, que es impresionante".

Latinoamérica y sus luchas

o Tú perteneces a una generación de cantores que marcó la historia de la lucha latinoamericana por un mejor mundo. ¿Cuál es tu percepción de la canción actual en Latinoamérica?
"No sé si marcamos tanto... Eramos expresión del trabajo de mucha gente por cambiar la realidad. Siempre un trabajo en equipo, ¿no? Percibo que ese trabajo en equipo se ha desarticulado un poco. Pero quedan voces que sobreviven, y otras que aparecen. Hay fenómenos de géneros diferentes que se van fusionando, un lindo mestizaje musical. El cancionero de este tiempo no puede ser una fotocopia de aquellos tiempos. Yo canto todo lo que he cantado, voy eligiendo por épocas, pero no guardo ninguna canción adentro de la guitarra. Al mismo tiempo voy cantando lo hecho en esta otra etapa, nuevos sentimientos, nuevas búsquedas. Imaginar sin perder la memoria, sería un poco mi idea en estos tiempos. Soy optimista en cuanto a la continuidad de la música popular latinoamericana. Digamos música, no sólo canción, que hay música instrumental y de la buena, muchas veces".
–"Dale tu mano al indio", es una frase con trascendencia en la historia musical latinoamericana. En Chile, el pueblo mapuche mantiene su lucha en alto. ¿Qué significa para ti la lucha actual de los pueblos originarios de América?
"De a poco nos fuimos dando cuenta de que era el indio que nos daba la mano a nosotros los mestizos, blancos, en fin... nos daba la mano en su lucha. El exterminio de los indígenas fue terrible en Uruguay. Mi encuentro con la realidad zapatista, en Chiapas, me enseñó mucho, en aquel Encuentro Intergaláctico. La izquierda latinoamericana había olvidado bastante la fuerza indígena de nuestra historia, su pensamiento, su aporte. Por eso la lucha de los mapuches es también muy importante".
o ¿Por qué estuviste en Porto Alegre durante el Foro Social. ¿Qué te motiva a participar en este encuentro mundial?
"El deseo de comunicación, siempre, la urgencia de intercambiar sueños y cicatrices. Los jóvenes sueñan más, nosotros a veces reflexionamos un poquito más. Todo junto es una buena mezcla. Y con gentes de muchas partes se produce un mestizaje virtual estupendo. Los partidos, las organizaciones políticas, ojalá vayan dando espacio a los movimientos sociales, a gentes cuya historia política es vivir carenciados, explotados, engañados. Hay un despertar y esos foros, si no son la panacea, son faros contra la incomunicación".

Mensajes y proyectos

-¿Qué mensaje le entregarías a los jóvenes chilenos que se sienten interpretados por tus canciones, y en particular a los creadores jóvenes que no tienen mayores espacios en los medios de comunicación?
"Que no aflojen, que todos tenemos altos y bajos, posibilidades y bloqueos. Que la vida es como esa increíble cordillera que tienen cerca, con sus alturas y sus valles. Aunque hoy todo es más difícil, le digo a los jóvenes que yo cuando muchacho trabaja de locutor y tenía 200 alumnos de música para poder seguir con mis cantos".
-¿Cuales son tus proyectos?
"¿Ahora? Cantar en Chile, que en el teatro Providencia se mezclen edades, que vayan abuelos y nietos, aunque faltará la Tía Tola, aquella veterana luchadora chilena que ayudó, como tantos chilenos, a los uruguayos perseguidos que buscaban refugio allende el peligro. Los nietos, espero que les digan a los abuelos varias cosas que hacen falta. Por ejemplo: que la impunidad no hay que aceptarla. Que ese viejito mimetizado en pobrecito desvalido es un criminal de guerra y un genocida. Y que hay que saber detectar en estos tiempos dónde se esconde la serpiente detrás de los cantos de sirenas. Para que no vuelva a morder. Y que, igual que en Uruguay, en Argentina, en fin, estemos despiertos para tratar de que la izquierda no se mude al centro. Perdón por el tono final, parecen certezas y son sólo mis dudas organizadas. Para nada, consejos. Aquí se sabe mucho de luchas, logros y fracasos, y hay mucho para aprender. Hasta el 24 de junio, en que este ateo cantará en el Providencia".


Discografía:
- Seis impresiones para canto y guitarra y canciones folklóricas.
- Hombres de nuestra tierra.
- Canciones para el hombre nuevo.
- Canto libre.
- Canciones chuecas.
- Viglietti: en vivo.
- Abril en Managua.
- Por ellos canto.
- Trabajo de hormiga.
- A dos voces: I y II (junto a Mario Benedetti).
– Esdrújulo.