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El derecho de libertad
para los Prisioneros Políticos
Una de las
señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones
políticas de las dictaduras militares a los regímenes electorales
civiles, es la impunidad extendida al ejército, la continuidad de
la legislación represiva y las políticas socioeconómicas regresivas.
Una de las señales más claras de la naturaleza abortada de las transiciones
políticas de las dictaduras militares a los regímenes electorales
civiles, es la impunidad extendida al ejército, la continuidad de
la legislación represiva y las políticas socioeconómicas regresivas.
La llamada transición fue, de hecho, un cambio del autoritarismo
militar al neo-autoritarismo civil en el que el ejército retuvo
las decisiones sobre la estrategia política y el general Staff de
las fuerzas armadas mantuvo el mando por encima de los parámetros
de la vida política. Los regímenes civiles neo-autoritarios permitieron
las elecciones, la pugna entre los partidos y las libertades individuales
al interior de los parámetros establecidos por su pacto con el ejército.
Bajo los regímenes electorales neo-autoritarios, el modelo neo-liberal
se profundizó y se extendió. Se mantuvo el programa de privatizaciones,
la legislación anti-trabajadores, las inmensas desigualdades entre
quienes poseen la tierra. Riqueza y propiedad fueron consolidadas.
La nueva clase política electoral en colaboración con el ejército
se comprometió en la corrupción, en el narcotráfico y en el uso
de métodos autoritarios (los decretos presidenciales) para llevar
a cabo su agenda neo-liberal contra la voluntad de la mayoría. Los
regímenes civiles desnacionalizaron las economías vendiendo los
recursos lucrativos a las corporaciones multinacionales europeas
y norteamericanas, al tiempo que aplicaron políticas de ajuste
estructurales regresivas, diseñadas por los EE.UU., el FMI y el
Banco Mundial.
Enfrentado con estas brutales realidades, obreros, campesinos, profesionales,
y estudiantes organizaron la resistencia, la protesta y la acción
directa. En Chile, muchos jóvenes militantes, enfrentados con un
sistema autoritario muy cerrado como es el régimen llamado de la
Concertación, compuesto principalmente de democristianos, socialistas
(sólo de nombre) y radicales, impulsaron rebeliones organizadas.
La impunidad de los Generales, incluso la del sangriento dictador
Pinochet y la persistencia de la Constitución Militar retrógrada
de 1980, obligó a numerosos militantes retornar a la acción directa.
Muchos fueron abatidos en las calles, encarcelados y torturados.
Se detuvo a periodistas, escritores y comentaristas que ejercieron
la libertad de expresión, criticando al ejército. Todo esto fue
descaradamente implementado y reforzado por las políticas autoritarias
del Gobierno de la Concertación. Algunos de los militantes que luchaban
por la democracia y la justicia social contra el régimen de Concertación-Pinochet,
tomaron las armas. Decenas fueron encarcelados, torturados y condenados
a largas sentencias por los mismos jueces que exoneraron a los comandantes
militares genocidas.
En lugar de considerar a estos activistas políticos como patriotas
y demócratas, los neo-autoritarios y sus apologistas en la universidad,
la prensa y los medios de comunicación de masa, los etiquetaron
como terroristas. Era como si en Francia, después de la liberación,
los militantes que aplicaron justicia en contra de los colaboradores
de los Nazis y de Vichy hubieran sido etiquetados como terroristas.
Una idea que nadie en aquella época hubiera podido imaginar. No
obstante en Chile los socialistas,. que siguen fielmente los dictados
de las leyes represivas de Pinochet, persisten en aplicar enérgicamente
estas mismas leyes contra los opositores. Peor aún, la elección
del mal llamado socialista Lagos continúa manteniendo en prisión
a más de un centenar de prisioneros políticos, incluidos prisioneros
mapuches, así como militantes que llevan más de 12 años en la cárcel.
La tragedia es que muchos líderes de derechos humanos e izquierdistas
supuestamente progresistas e independientes, utilizan al carcelero
Lagos como mal menor, sacrificando los derechos y justicia
de los prisioneros políticos a cambio de su propia conveniencia
personal.
El ejemplo chileno es representativo de toda América Latina, incluso
su grado de represión excede a la de algunos de sus vecinos. En
Colombia, los partidos de la oligarquía electoral usan las fuerzas
armadas y los grupos paramilitares para destruir la organización
popular, asesinar a los líderes sindicales y masacrar a pueblos
enteros. En este proceso, cientos de disidentes políticos y sociales
languidecen en las cárceles. Lo mismo ocurre en México, Paraguay,
Perú, Bolivia, Ecuador -quienquiera se resiste al modelo neo-liberal
y a la presencia militar U.S.A.- es encarcelado o le sucede algo
peor. La tortura se ha vuelto una rutina bajo los regímenes electorales.
En países como Brasil y Argentina, se reprimen brutalmente las protestas
públicas, sobre todo fuera de las ciudades importantes. En Brasil,
se ha asesinado a más de 60 militantes campesinos bajo el régimen
de Cardoso. La estrategia de estos regímenes neo-autoritarios es
encarcelar y asesinar a los activistas más comprometidos para lograr
de esta manera fragmentar y atomizar la oposición al modelo neo-liberal
y al imperialismo U.S.A.
Dado que la crisis en América Latina agrava el desempleo y el subempleo
que alcanza entre un 30-70%, y las "estrategias de exportación"
se rompen ante el declive de la demanda en U.S.A. y Japón (debido
a sus crisis), crece el número de voces críticas que se levantan,
las demandas de justicia social, así como los llamados a poner un
término a la impunidad. Precisamente, es en este contexto que la
exigencia de liberar a todos los prisioneros políticos es urgente.
Los movimientos fuera de las cárceles necesitan de los activistas
y líderes ahora en prisión. El primer paso, en la transición de
los regímenes electorales neo-autoritarios a la democracia socialista
libertaria, empieza vaciando las cárceles de patriotas y encarcelando
a los vende-patria.
Escribe: James Petras, Desde EE.UU. para Tiempos
Modernos