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Civilización
y barbarie
Por James Petras
La civilización
actual es un fenómeno híbrido: en la forma es civilizada;
en el contenido, es barbarie. Determinados rituales civilizados
permanecen en los centros imperiales -elecciones, derechos individuales,
libertad de xpresión-, pero el ejercicio del poder estatal
y sus consecuencias degradan y desplazan a millones de personas,
envilecen la política y saquean las economías del
tercer mundo y de los países ex-comunistas. Cómo hemos
llegado a este estado de "barbarie civilizada"? Se trata de una
"crisis de la moralidad" o de una "pérdida de los valores
tradicionales" como argumental los conservadores? O es la barbarie
simplemente la característica reincidente de nuestro pasado
que persiste ante el desarrollo todavía incompleto del mercado
libre, como argumentan los liberales? Vivimos en el período
más dominado por la economía de mercado de la historia
del mundo. El punto de partida para la comprensión de la
nueva barbarie se encuentra, precisamente, en las relaciones más
generalizadas y dominantes del mercado capitalista actual Pero no
se trata de un tipo cualquiera de mercado, ya que los mercados,
en formas muy variadas, han existido casi desde el principio de
la historia, sino de unas "estructuras de mercado", controladas
por el imperio euroamericano resurgente.
Para empezar a entender
la naturaleza de la nueva barbarie tenemos que observar las estructuras
del nuevo imperialismo, su imperio económico y la maquinaria
militar que la sostiene. Tenemos que examinar a los vasallos locales
y sus burdas imitaciones de la violencia y el pillaje imperialistas.
El Nuevo Imperialismo no sólo esclaviza los cuerpos de sus
súbditos sino que, además, trata de inculcar servilismo
a sus mentes. La nueva barbarie imperial lo impregna todo de tal
manera que necesita estarse negando a cada momento, ser racionalizada
y justificada. La ascendencia del imperio euroamericano requiere
del elogio para tranquilizar a sus beneficiarios, desmoralizar a
sus adversarios 01 potencia y aislar a sus enemigos implacables.
La alabanza de sus "formas
civilizadas" y la negación vehemente del contenido de barbarie
son fundamentales en la perpetuación de la nueva barbarie.
Para ello los apologistas del imperio -los periodistas,los académicos,
los representantes de los medios de comunicación de masas,
quienes se ocupan de las relaciones públicas, funcionarios
y representantes oficiales-, trabajan continuamente con el fin de
poner en ridículo y desprestigiar a los críticos de
la barbarie. Su propósito es el aislamiento de los que se
oponen, la desintegración de la perspectiva crítica
y la desaparición de las formas tradicionales y contemporáneas
de resistencia.
¿Qué hacer ante
esta violenta embestida de la barbarie imperialista? La resistencia
empieza, y sólo empieza, con la recuperación de la
memoria histórica y de la integridad personal; la capacidad
de decir no a la propaganda de guerra imperialista y sus pillajes.
La resistencia empieza al desenmascarar la aparente fachada de civilización
que disimula y oculta la degradación de las masas. Debemos
afirmar el síndrome de Espartaco: el derecho a la rebelión
de los millones de personas que no pueden permitirse el lujo del
retiro privado porque debido a las condiciones de su vida diariamente
tienen que luchar por ella, por su sustento y por su libertad ué
es lo que está en juego? No sólo la derrota de esta
crueldad sin sentido y la insaciable codicia del más vulgar
de los imperios, sino también la defensa del espíritu
humano: de la razón, de la libertad, de la dignidad...
La recuperación,
en fin, de la civilización.
(Extraído
de La condición humana en el nuevo milenio: barbarie o liberación,
Sediciones, Hiru, 2000).