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Documentos de James Petras

3 de febrero de 2002

Los signos del Estado policial se encuentran por doquier

James Petras

Z Magazine
Traducido por Katia Rico y revisado por Pedro Prieto

Hace algunos años un conocido autor, Bertram Gross, escribió que el fascismo vendría a los EEUU con una cara amigable: no con juicios de Nuremberg, o con doctrinas de superioridad racial, sin prohibir formalmente partidos políticos, abolir la Constitución o eliminar las tres ramas del gobierno, pero con el mismo fervor nacionalista, leyes arbitrarias y dictatoriales y con violentas conquistas militares.

En los EEUU, las muestras de un estado-policía son evidentes en todas partes. Miles de estadounidenses con ascendencia del Medio Oriente han sido arrestados sin cargos, y se ha catalogado como apoyo al terrorismo el ejercicio de su derecho a criticar las políticas de los EEUU hacia Medio Oriente. Este pogrom [N.T.: Del yiddish, se refiere a la organización de masacres de gente indefensa] ha sido alentado e incitado por funcionarios del gobierno, especialmente por la policía, tanto local como federal y por una variedad de grupos de veteranos y políticos demagogos. El presidente ha decretado poderes dictatoriales, al establecer tribunales militares anónimos para juzgar a los imigrantes que parezcan "sospechosos" y a extranjeros "sospechosos", quienes pueden ser secuestrados y juzgados en los EEUU. El habeas corpus ha sido suspendido. Los niños en edad escolar han sido forzados a cantar himnos cuasi-religiosos y a jurar lealtad a la bandera. Muchos empleados que expresaron su crítica a la guerra o el apoyo de los EEUU a Israel o denunciaron las masacres de los palestinos por los israelíes, han sido suspendidos o despedidos. Todas las cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas estan sujetas a control, sin necesidad de ningún tipo de revisión judicial. Los medios de comunicación "vomitan" la propaganda del gobierno, producen en serie historias chauvinistas y son relativamente silenciosos respecto a las masacres en el extranjero y la represión interna.

Sospecha mutua

Uno de los sellos de un régimen autoritario es la creación de un estado de sospecha mutua por la que la sociedad civil se transforma en una red de informantes secretos de la policía. Después del once de septiembre, el FBI (Agencia Federal de Investigación) exhortó a cada ciudadano estadunidense a informar sobre cualquier comportamiento sospechoso de amigos, vecinos, familiares, conocidos y extraños. Entre septiembre y fines de noviembre se registraron casi 700,000 denuncias. Miles de vecinos originarios de Oriente Medio, tenderos locales y empleados fueron denunciados, así como muchos otros ciudadanos estadounidenses. Ninguna de estas denuncias tuvo como consecuencia un arresto o por lo menos, información relacionada con el once de septiembre. Aun así, cientos, miles de personas inocentes fueron investigadas y acosadas por la policía federal. Decenas de millones de estadounidenses se han vuelto paranoicos - temiendo al "terrorismo" en su vida diaria, en el trabajo, de compras y en las actividades de ocio. La gente se abstiene de hacer la más ligera crítica sobre la guerra o el gobierno, por miedo a ser clasificados como simpatizantes de los terroristas, denunciados a las autoridades, investigados y perder su trabajo.

Chivos expiatorios

El facismo amistoso tiene como chivos expiatorios a los árabes - a los que arresta, investiga, acusa y señala- mientras en el discurso público se proclaman las virtudes de la tolerancia y el pluralismo. Las doctrinas raciales no se cuestionan, pero se acepta que la policía local, estatal y federal disponga de procedimientos para con el perfíl racial de Medio Oriente. Las grandes concentraciones de comunidades árabes, tales como Dearborn, Michigan se sienten como si estuviesen viviendo en un ghetto, esperando a que suceda un pogrom. La dirección del FBI considera a todas las asociaciones árabes cívicas, caritativas o de otro tipo, sospechosas de ayudar al terrorismo y susceptibles a ser investigadas y sus miembros, sujetos a ser arrestados. Las masivas "razzias", los allanamientos de policías a hogares privados, tiendas y oficinas de grupos cívicos, han creado una mentalidad de asedio. La campaña policiaca ha despertado los instintos racistas y fomentado una oleada de insultos entre civiles y hostilidades.

Poderes dictatoriales del ejecutivo

En los estados totalitarios, el líder supremo toma los poderes dictatoriales, suspende las garantías constitucionales (reclamando "poderes de emergencia"), dota de poder a la policía secreta y selecciona tribunales de manera aleatoria para arbitrariamente arrestar, juzgar y condenar al acusado a prisión o a ser ejecutado. El trece de noviembre, el presidente Bush dio el fatal paso de asumir poderes dictatoriales. Sin consultar al Congreso, Bush decretó un estado de emergencia. Este estado le permite al gobierno arrestar a no-ciudadanos de quienes se tengan "razones para creer" que son terroristas, para ser juzgados por tribunales militares. Los juicios son secretos y los fiscales no tienen que presentar pruebas, si es "en el interés de la seguridad nacional."

Los condenados pueden ser ejecutados, aún si un tercio de los jueces militares están en desacuerdo. Los poderes dictatoriales para encarcelar o ejecutar a los sospechosos sin un juicio adecuado, son la escencia de los líderes totalitarios.

A mediados de noviembre, el Departamento de Justicia rechazó revelar las identidades y el estado de más de 1,100 personas arrestadas desde el once de septiembre. Como en regímenes totalitarios, los prisioneros políticos son constantemente interrogados sin abogados y sin cargos por el FBI, en la esperanza de forzar confesiones.

El 26 de octubre Bush firmó el USA/Patriot Act (Ley Patriótica de los EEUU), que fortaleció inmensamente los poderes de la policía sobre la sociedad civil. El aumento de los poderes de la policía secreta fue aprobado de manera prácticamente unánime por el Congreso (muchos de cuyos miembros nunca leyeron la ley). Cada una de las cláusulas de esta ley violó la constitución de los EEUU. Bajo esta ley: (a) cualquier agencia que observe el acatamiento de la ley puede entrar secretamente a cualquier casa o comercio, reunir pruebas y no informar al ciudadano del allanamiento, para después usar la prueba (encontrada o 'plantada') para condenar al ocupante de un delito; (b) cualquier agencia de policia tiene el poder de supervisar el tráfico de Internet y los correos electrónicos, interceptar teléfonos celulares, sin permiso de millones de "sospechosos"; (c) cualquier agencia de policía federal puede invadir las instalaciones de cualquier negocio, confiscar toda la información, con el argumento de que está "conectada" con una investigación de terrorismo. Los ciudadanos que públicamente protestan por estas arbitrarias e invasivas acciones pueden ser arrestados.

Como sus contrapartes totalitarias, la Ley Patriótica de los EEUU tiene una vaga e imprecisa definición de "terrorismo" la cual pemite reprimir cualquier organización disidente y actividad de protesta. De acuerdo a la sección 802 de esta Ley, el terrorismo se define como "las actividades que involucran actos peligrosos para la vida humana y que violan las leyes sobre delitos de los Estados Unidos...[y] que parezca que intentar intimidar o coartar a la población civil [o]...influenciar la política gubernamental, mediante la intimidación o coerción." Ahora cualquier protesta anti-globalización, tal y como la ocurrida en Seattle, puede ser etiquetada como "terrorista", sus líderes y participantes arrestados, sus casas y centros de trabajo allanados, su documentación confiscada y, si ellos no son ciudadanos (estadounidenses), enviados a tribunales militares. Estos decretos y leyes de "emergencia" están vigentes hasta 2005 y más allá si las investigaciones empezaron antes del último año.

Tal vez cuando el país haya sido re-democratizado, la fiebre chauvinista haya disminuido y unos medios informativos justos y plurales hayan reemplazado el estado actual de las máquinas de propaganda, podamos descubrir duras verdades. Cuando los archivos de la policía secreta se abran tal vez podamos descubrir que muchas respetables y honorables personas denunciaron a sus vecinos y amigos debido a "vendettas" personales, que algunos profesionistas informaron secretamente sobre sus colegas que criticaban a Israel; que el FBI espíaba a millones de estadounidenses progresistas, que cumplían la ley, porque ideólogos de derechas pretendían eliminarlos. Al estudiar las grabaciones, las transcripciones y los videos de los mensajes de los medios informativos, podremos ver que fácil y que rápido y de que forma tan completa se convirtieron en armas de propaganda del amigable estado fascista.

Los investigadores se maravillarán o impresionaran por la corrupción del lenguaje político: bombardeos masivos de grandes ciudades en nombre del "anti-terrorismo", eufemismos para justificar masacres, asesinatos masivos de prisioneros de guerra descritos como "muertos durante revueltas de prisioneros". Los historiadores también descubrirán la ausencia de voces críticas, la ausencia de informes de víctimas civiles. Cuando los futuros investigadores vean en videos las jocosas declaraciones del Secretario de Defensa Rumsfeld de "matar a todos los terroristas", no compartirán las risas de las audiencias de periodistas, cuando recuerden las montañas de cadáveres ejecutados a sangre fría por los mercenarios sustitutos de Rumsfeld.

Los historiadores debatirán si el consentimiento masivo del público de los EEUU al bombardeo y las ejecuciones fue el reflejo de la incesante y extensa propaganda o si fueron voluntariamente cómplices de la masacre. Los filósofos y psicólogos debatirán si el ondear las banderas celebrando el Nuevo Orden Mundial fueron motivadas por las sonrientes caras y la retórica belicosa de sus líderes o si fueron ellos mismos los que abrazaron aquel amable fascismo debido a su paranoia, miedo y a la ansiedad inducida por las voces de la autoridad y amplificada por los medios informativos.

Esta visión supone que las voces críticas sobrevivirán el actual periodo de fascismo amigable y construirán un movimiento para desfiar su poder. Uno debe esperar y creer que pasará porque, de otra forma, las mentiras y asesinatos del presente quedarían sin respuesta.