21 de abril de 2003
El genio del mal del imperio: ¿Resurgirá Irak de nuevo?
James Petras
Traducido para Rebelión por Marina Trillo
18 de Abril de 2003
Millones de ciudadanos estadounidenses protestaron antes de la guerra y cuando
ésta empezó pero conforme la máquina de la guerra estadounidense
procedió a conquistar Irak, el movimiento declinó, el número
de manifestantes se redujo a unos miles, y estaba integrado mayormente por activistas
comprometidos. En su lugar, cientos de miles de banderas estadounidenses comenzaron
a brotar de las antenas de los coches y de las fachadas. Las encuestas indicaban
que cerca de tres cuartas partes de la población apoyaba el modo en que
estaba dirigiendo Bush la guerra.
Está claro que la rápida conquista militar y la destrucción
de Irak por los EE.UU. produjeron una ola de apoyo irracional patriotero a Bush
y a la guerra. La perra diosa del éxito – incluso del "exitoso"
genocidio -- tiene multitud de seguidores en los Estados Unidos. Esto plantea
muchas preguntas dolorosas y difíciles sobre la naturaleza del movimiento
pacifista estadounidense y sobre los sentimientos populares. Está claro
que esos intelectuales que elogiaron la oposición de la pre-guerra
como una "nueva fuerza moral" en continuo ascenso, estaban equivocados.
Muchos disidentes pacifistas chaquetearon y apoyaron la guerra cuando comenzó.
Una multitud incluso mayor salió agitando sus banderas después
de que Irak fuera derrotado, la sociedad iraquí destruida y a la gente
iraquí humillada. La guerra no incrementó la oposición,
como esperaban algunos intelectuales progresistas, el éxito militar disminuyó
la protesta y aumentó los sentimientos patrioteros. Por encima, cuando
Bush, Rumsfeld, Wolfowitz y otros permitieron que los saqueadores y bandas organizadas
desvalijaran a la sociedad entera, no hubo virtualmente afrenta popular – tan
solo algunos arqueólogos y restauradores profesionales deploraron las
pérdidas para la humanidad.
¿Cómo se explica la muerte del movimiento pacifista estadounidense e
incluso la aceptación de la guerra entre algunos sectores de los manifestantes,
particularmente conforme el ejercito pulverizaba y conquistaba Bagdad?
El factor único más importante era el alejamiento del miedo a
un "ataque" letal por Irak, a la "seguridad" de una conquista
y ocupación militar de Bagdad por los EEUU. En otras palabras muchos
anti-guerra estadounidenses no estaban motivados por principios morales o por
solidaridad - actuaban contra la guerra porque temían que la sociedad
estadounidense y los soldados pudieran verse afectados adversamente. Una vez
que estuvo claro que no había ocasión para ninguna toma de represalias
significativa dentro de los EEUU o de Irak (Bush siempre supo que Irak fue eficazmente
desarmado antes de la invasión), que la milicia estadounidense tenía
el control total, chaquetearon sus lealtades y se unieron al apoyo a los señores
de la guerra.
Los medios de comunicación presentaron los éxitos y conquistas
militares como el resultado del genio estratégico de los líderes
militares y civiles estadounidenses. Los medios presentaron cada rendición
y cada humillación de los iraquíes como una disminución
de la "amenaza" a los soldados y a los civiles de los EEUU. La ausencia
de cualquier ataque iraquí con armas de destrucción masiva y las
imágenes de la ocupación estadounidense de los principales pozos
petrolíferos y los palacios del régimen fue ofrecida en los medios,
y bien recibida, incluso de modo jocoso, por la mayoría de los ciudadanos
estadounidenses. En la psique de muchos ciudadanos de los EEUU la ausencia de
peligro desató una orgía de patrioterismo y una aceptación
de los genios del mal. Los ideólogos pro-guerra y sus partidarios se
volvieron más agresivos para promover nuevas guerras. Los dubitativos
y los críticos se pusieron a la defensiva y algunos se desmoralizaron
ante la vista del pillaje total, la matanza de los iraquíes que protestaban
por la ocupación estadounidense y el turbio
comportamiento patriotero de sus vecinos y compañeros
de trabajo, ninguno de los cuales mostró la más mínima
preocupación porque Irak se convirtiera en una ardiente desolación.
Si hubiera una preocupación mínima entre la
masa de ciudadanos de los EEUU habrían observado que las imágenes
de "masas" de iraquíes supuestamente "dando la bienvenida"
a los "libertadores" estadounidenses mostraban a unos centenares en
una ciudad de 5 millones. Que el derribo de una estatua de Saddam fue precedido
por el izado de la bandera de los EEUU y que los soldados de los EEUU estaban
entre el puñado de iraquíes que derribaron la estatua. En Mosul,
Bagdad, Najaf, Nasariya y varias otras ciudades, miles de valientes iraquíes
se enfrentaron a los fusiles, tanques y helicópteros estadounidenses,
para exigir su libertad de los EEUU y de sus hombres de paja designados entre
los exiliados, así como de Saddam Hussein. Pero los ciudadanos estadounidenses
continuaron exaltando con orgullo a los "héroes conquistadores"
("nuestros bravos soldados") – los asesinos de manifestantes pacíficos
que demandaban libertad de sus pasados tiranos y sus presentes señores
supremos militares.
Al grueso del público estadounidense no le preocupó que un militar
de EEUU gobierne a 23 millones de iraquíes. Los periódicos están
verdaderamente ensoberbecidos al ver al General Franks celebrando la ocupación
y su nuevo papel como gobernador militar. Casi el ochenta por ciento de los
ciudadanos estadounidenses cree que la conquista, destrucción y violación
cultural de Irak fue una guerra digna. Reverencian a los generales y a la administración
por llevar a cabo una guerra "honorable" a pesar del hecho de que
se ha demostrado que todas las justificaciones oficiales para la guerra eran
mentira. No se encontró ninguna arma de destrucción masiva; no
se encontró ningún vínculo con al Qaeda; no se llevó
a cabo la captura de Saddam Hussein; no se intentó proteger a la población
civil; no se protegieron los hospitales. Por el contrario, las fuerzas de ocupación
estadounidenses permitieron que los hospitales fueran atacados y sus medicinas
y equipos saqueados – mientras que millares de niños, mujeres, ancianos
y soldados mutilados y
heridos gritaban de dolor y los más afortunados morían en medio
de piscinas de sangre en los suelos del hospital, de heridas tratables.
Al contrario que los progresistas optimistas, la gran mayoría de ciudadanos
estadounidenses están totalmente desinteresados del sufrimiento de los
iraquíes a manos de los vándalos y saqueadores apoyados por los
Estados Unidos. Tan solo han protestado unos pocos restauradores indignados.
En la mayoría de las capitales y pueblos, los ciudadanos están
preparando celebraciones para "dar la bienvenida al hogar a nuestros valientes
hombres y mujeres en armas", contentos de que los bombarderos B-52, los
mísiles y las bombas de fragmentación permitieran terminar la
guerra tan rápidamente, de modo tan decisivo y con tanto éxito...
al coste de tan solo 121 soldados estadounidenses muertos. "Vamos a por
Siria", "Vamos a por Irán". Puedo oír ahora en
las cantinas de la American Legión y de Veterans of Foreign Wars, así
como en las bien moduladas pero amenazantes voces de los líderes de las
organizaciones judías más importantes, haciendo eco de la voz
de su real Presidente, Ariel Sharon.
Esta no fue una "guerra" contra un dictador, ni incluso una masacre
simplemente fea del pueblo iraquí, es la destrucción deliberada
de una civilización realizada por los bárbaros modernos - bárbaros
modernos que combinan las armas de destrucción masiva de alta tecnología,
usadas para destruir hogares, fábricas, oficinas, estaciones de depuración
de agua, servicios públicos; con los vándalos primitivos y las
fuerzas paramilitares que destruyen la herencia de 5000 años de civilización
y de 30 años de un estado árabe secular moderno. Los vándalos
desatraillaron para incinerar los archivos de una nación, sus bibliotecas
y sus institutos de investigación, para despojar el más famoso
museo arqueológico de antigüedades sin precio y joyas del arte islámico,
para destruir universidades, expedientes escolares, hospitales, documentos que
detallaban los aspectos más importantes de la vida iraquí moderna
así como la herencia nacional iraquí. Esta es la destrucción
sistemática de todo lo que permite que un pueblo exista como nación
reconocida.
No hay duda de que el pillaje realizado por los vándalos fue una política
deliberada del gobierno de los Estados Unidos. Washington fue advertido antes
de que empezara la guerra, sobre el peligro para los museos y los preciados
archivos históricos. Con todo Washington eligió reunirse en enero
con tratantes de antigüedades para "liberalizar" las leyes sobre
venta y exportación de arte saqueado. Perlstein y otros representantes
estadounidenses de tratantes de arte exigieron que los EEUU abolieran la política
"retencionista" de Irak sobre arte y antigüedades. Conforme tenía
lugar la ocupación, los ciudadanos iraquíes imploraban a los oficiales
y soldados de EEUU que protegieran los museos, las oficinas, los archivos y
los hospitales, y fueron desterrados. En aquellos casos en los que los ciudadanos
defendieron personalmente sus hogares y negocios de los vándalos, fueron
denunciados a los infantes de marina como partidarios de Saddam y les dispararon.
El mayor criminal de guerra del mundo, Rumsfeld, en su habitual manera jocosa,
cínica y siniestra absolvió a los vándalos… "Siempre
hay saqueo después de una guerra" Añadió, " No
hay nada que pudiéramos hacer … libertad significa ser libres para hacer
cosas malas"
Las fuerzas armadas de los EEUU, -200.000- ocuparon las principales ciudades,
protegieron los pozos de petróleo, asumieron el control los palacios
presidenciales, patrullaron por las calles principales del centro de las ciudades
-helicópteros, ametralladoras, tanques por todas partes- pero el ejército
más poderoso del mundo ¿no podía detener a unos centenares de
criminales mal armados y de incendiarios que actuaban delante de sus narices?.
Uno tiene que ser completamente estúpido para creer que esto era simplemente
un descuido. Cuándo se producen alborotos y saqueo de supermercados en
los EE.UU., se da orden a las National Reserves de "disparar a matar"…
y lo hacen, sobre todo con negros e hispanos, pero no con los vándalos,
desvalijando la herencia de la humanidad.
El pillaje sigue la lógica del imperio estadounidense. Primero las sanciones,
empobreciendo el país y minando la salud de la nueva generación;
después la guerra para destruir el fundamento básico de la economía
y la infraestructura; seguidos del pillaje por grupos paramilitares para borrar
la memoria histórica, los símbolos y las señas de una civilización;
y finalmente la partición del país entre una colección
de jeques, mullahs, lacayos exiliados de
mala reputación, tiranos tribales y gángsteres locales -- bajo
la dirección de un generalísimo de los EEUU y de los infantes
de marina y protegidos por la policía servil y los funcionarios locales
dispuestos a servir bajo el yugo extranjero. La utilización por parte
de los EEUU de vándalos y asesinos sigue el ejemplo de la invasión
israelí del Líbano y la utilización de las milicias Maronitas
para desvalijar y asesinar a los refugiados palestinos en Sabra y Shatila. La
destrucción de hospitales, escuelas, ministerios de sanidad y de educación,
registros de propiedad de la tierra, y centros culturales se asemeja a Jenin,
Ramala y a Nablus – solo que a escala nacional. Los bárbaros imperiales
utilizan a vándalos locales para completar la "solución final"
-- la reducción de una nación histórica orgullosa a una
serie de fragmentados feudos primitivos
de vasallos serviles y tiránicos.
Los bárbaros imperiales borrachos de poder, ensoberbecidos por el apoyo
masivo del público, espoleados por Ariel Sharon y sus sionistas subrogados
en la administración Bush se preparan inmediatamente para las nuevas
conquistas de Siria e Irán, reciclando la misma fórmula usada
para invadir y destruir Irak. La motivación
para las guerras imperiales ya no es el petróleo,
son los intereses regionales israelíes. Un antiguo analista de alto nivel
de la CIA lo explicó muy claramente en la US National Public Radio… "Después
de Irak, los legisladores de los EEUU están planeando el cambio de régimen
o la modificación del régimen en Siria e Irán, lo cual
dará la seguridad de que Israel sea la superpotencia indiscutida en la
región".
El "genio del mal" del imperio estadounidense ha infectado al país
- de un rasguño se ha convertido en una gangrena. La creencia de que
los EEUU pueden emprender guerras de conquista con éxito sin pérdida
de soldados, es ahora moneda corriente entre la masa de estadounidenses. Los
bárbaros de la alta tecnología del imperio están desatados.
A los críticos consternados que preguntan "¿por qué la destrucción
y el pillaje?", Rumsfeld les contesta "¿Por qué no?. Nosotros
ganamos. Ellos perdieron."
Rumsfeld, Sharon, los generales y los subrogados israelíes en Washington
no han derrotado de modo definitivo al pueblo iraquí. Ya sospechan o
rechazan abiertamente a los vasallos subrogados, falsos "primeros ministros"
y administradores designados por el imperio. Las fuerzas de ocupación
de los EEUU se asustan por las calles con cada "extranjero" – pues
son el primer ejército conquistador que jamás luchó...
(lo hicieron todo las bombas). Cara a cara con decenas de miles de iraquíes
que los rechazan totalmente, se aterran, disparan y asesinan, pero la presión
civil está aumentando. Su lema "Ni Saddam ni EEUU" puede no
ser el programa completo para la democracia y el desarrollo... pero es un comienzo.
El pueblo iraquí se está levantando de las cenizas de nuevo, es
la historia de 5.000 años de civilización, conquista y liberación
nacional.