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24 de septiembre de 2002
Entrevista a James Petras: Guerra en el golfo Pérsico
James Petras y Ricardo Martínez Martínez
Rebelió
A un año de los ataques en Nueva York y Washington contra símbolos
del poder económico y militar de los Estados Unidos y luego de responder
con una guerra en Afganistán, los intereses del grupo petrolero en el
poder comandado por el presidente George W. Bush, apuntan a preparar una incursión
militar en el Golfo Pérsico.
Esta vez "Washington apuesta al control total de Medio Oriente y para ello
sus ideólogos guerreristas impulsan una política militar con la
visión del imperio", aseveró en entrevista vía telefónica
el especialista en temas geopolíticos, James Petras.
El catedrático de la Universidad de Binghamton de Nueva York y analista
del actual orden mundial dijo que la eventual guerra de Estados Unidos contra
Irak tiene el objetivo de controlar la generación y comercialización
del petróleo en Asia y restar poder a sus competidores China y Rusia.
Pese a la inminencia de la guerra, "los resultados de varios conflictos
–actuales- confirman que el monopolio de las armas no es el único elemento
para mantener el dominio, aunque el complejo industrial militar de Estados Unidos
sigue siendo el más poderoso de la tierra", apuntó James
Petras.
-Luego de los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono
hace un año ¿Cómo interpretas las pruebas y las hipótesis
del gobierno estadounidense sobre los autores intelectuales del atentado?
-Yo creo que el cuadro que estamos descubriendo con cada reporte de la policía,
de la inteligencia mundial, es que en el fondo la agrupación clave en
el atentado es el llamado Grupo de Hamburgo, con centro de operaciones en Alemania.
Si en algún momento esta organización mantenía algún
contacto con la Red Al Qaeda, siempre actuó con bastante autonomía
y bajo su propia capacidad, aunque no se pueden negar las simpatías con
los objetivos de la red de Osama Ben Laden.
Lo que se demuestra a un año de los sucesos del once de septiembre es
que la famosa red Al Qaeda no tiene capacidad operativa, es decir, no hay ningún
incidente o atentado que pueda replicar al presunto acto del grupo de Hamburgo.
Por otra parte, la información con la que contamos indica que el régimen
de Bush tenía información sobre un acto terrorista, pero no tomó
medidas para impedirlo. La consejera de seguridad de los Estados Unidos, Condolezze
Rice, dijo muy claramente que esperábamos un atentado tradicional lo
que significó que no anticiparon un ataque como el de las Torres Gemelas
y el Pentágono. Su cerrazón los llevo a pensar en que podrían
movilizar a la opinión pública en favor del gobierno de George
W. Bush.
La primera respuesta del Pentágono el mismo día de los hechos
fue vincular al gobierno de Bagdad y lanzar una guerra ofensiva contra Irak.
Sin embargo, la idea de la administración Bush junior sobre la
posibilidad de montar una serie de guerras a partir de los atentados quedó
altamente cuestionada. A un año de los sucesos de septiembre la famosa
Alianza Antiterrorista está en pedazos. Países como Alemania,
Rusia, China y las naciones árabes se oponen terminantemente a otra guerra.
-El gobierno de George W. Bush impulsa desde sus fronteras y junto a sus
aliados medidas de seguridad hemisférica ¿Qué implicaciones concretas
tienen en el actual orden mundial?
-Es otra expresión de lo que está en juego, es decir, el imperialismo
de Estados Unidos. La aplicación de leyes norteamericanas son excusas
para intervenir los fondos en el exterior de grupos disidentes al empire.
Se trata del uso de las leyes de manera extraterritorial, es decir, las leyes
de la Unión Americana son superiores a las leyes de los países
en los cuales el dinero está depositado. Esto quiere decir que las leyes
locales no cuentan y sólo las leyes de los EU tiene la preferencia. Además,
Washington desplegó un ejército de empleados y funcionarios en
las aduanas de otros países, supuestamente en búsqueda de materiales
terroristas y estableció bases militares en muchas partes del mundo donde
los soldados actúan con toda impunidad, cometen crímenes y actos
de genocidio sin poder ser juzgados.
Esta impunidad de la extraterritorialidad así como de otras medidas,
implica realmente que estamos hablado, sin ninguna limitación, de una
política imperialista y que se está defendiendo como lo hicieron
los antiguos romanos y los británicos.
-Diversos analistas han dicho que el desarrollo tecnológico militar
es tan grande y diversificado que las potencias hegemónicas poco a poco
pierden control de él y así el monopolio de la violencia...
-Yo decía que hablar de monopolios de la violencia es exagerar. Hay varias
formas de luchar contra el poder, hay poder de las mayorías, hay poder
político y hay poder de las armas.
A pesar de que Estados Unidos tiene mucho más fuerza militar que Alemania,
no puede forzar a los alemanes a seguir sus planes de guerra contra Irak; en
el caso de Venezuela, Washington no logró imponer el modelo del golpe
de Estado y en Argentina la embajada norteamericana no pudo evitar la caída
del gobierno proestadunidense al momento de la insurrección popular en
diciembre pasado. Los resultados de varios conflictos confirman que el monopolio
de las armas no es el único elemento para mantener el dominio, aunque
el complejo industrial militar de Estados Unidos sigue siendo el más
poderoso de la tierra.
-Luego de la guerra en Afganistán ¿Cómo se configura políticamente
el actual orden regional de Asia Central?
-Pakistán vive una dictadura militar encabezada por el presidente Pervez
Musharraf y a todas luces cuenta con un nulo apoyo del pueblo. Si la dictadura
de Musharraf tiene el 25 por ciento de la población a su favor ya es
hablar mucho de sus alcances políticos internos y naturalmente externos.
Asimismo observamos a las dictaduras corruptas de la ex Unión Soviética
que conforman una serie de satélites de EU que sirven para controlar
el petróleo del mar Caspio, frente a las empresas rusas.
Por su parte, Afganistán es ahora más inestable que nunca y hay
constantes luchas violentas entre los diferentes grupos tribales que coincidieron
en su momento dentro de la llamada Alianza del Norte. Los clanes y señores
de la guerra no son leales entre sí y tampoco con los EU. Los guerreros
en Afganistán aceptaron dinero del imperio, actuaron por su cuenta, lucharon
contra el Talibán, se pelearon entre ellos y ahora colaboran con los
restos de los talibanes. Afganistán es un mosaico caótico guerrero
que actúa en función del paraguas de EU.
Washington ha establecido muchas nuevas bases militares, ha coptado a varias
cúpulas de poder, pero aún así nada es estable en esa región
de Asia Central.
- Washington prepara incursiones militares en el Golfo Pérsico
en el marco de la llamada lucha contra el terrorismo ¿Qué puedes interpretar
sobre los intereses de Washington en derrocar al régimen de Sadam Hussein?
Yo creo que hay dos cosas vinculadas. Los intereses del grupo texano petrolero
de Bush y el militarismo de los ideólogos guerreristas de Washington
que impulsan la política con la visión de imperio. Estos militaristas
no toman en cuenta las consecuencias económicas de sus agresiones. Entonces
entre las influencias petroleras y las militares se está diseñando
la estrategia bélica en el Golfo Pérsico. Estas fuerzas impulsoras
de la guerra no tienen ninguna idea de las consecuencias económicas de
una acción militar contra Irak, no avizoran que hará un grave
daño los EU, subirá el precio del petróleo limitando la
oferta en Europa y Japón y generando una situación inestable en
los países árabes.
El lobby norteamericano no toma en cuenta las realidades, sólo defiende
los intereses del gran capital. Hay voces de algunos asesores de gobiernos anteriores,
incluso de Bush padre que critican la propuesta de guerra contra Irak porque
entienden que será perjudicial para los intereses de Wall Street, entre
otros.
-¿Qué papel juegan otras potencias cómo Europa, Rusia y
China en la geopolítica de Asia Central?
En algún sentido, los principales interesados en Asia Central son los
rusos y los chinos porque geográficamente están muy próximos
y porque tiene interés también en el acceso al petróleo.
Asimismo se juega el problema geomilitar. EU pretende formar un cerco alrededor
de China y hacer cortes de salami para restar influencia a Rusia. Europa
tiene grandes intereses económicos, pero sus Estados no han tomado un
papel todavía muy activo en la región.