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27 de mayo de 2002
Entrevista especial con el filósofo y lingüista Noam Chomsky
La guerra de Buh contra el terror no es nueva
Alvaro Angarita
Voz
Chomsky analiza la injerencia norteamericana en Colombia, la política
estadounidense de certificaciones, el Plan Colombia y el paramilitarismo.
El lingüista, filósofo y semiólogo Abraham Noam Chomsky,
a quien la Universidad otorgó el doctorado honoris causa recientemente,
concedió una entrevista especial al semanario VOZ la cual de manera resumida
entregamos a nuestros lectores.
-Colombia atraviesa un conflicto armado de más de medio siglo. ¿A su
juicio, por qué no se ha podido poner fin a éste y alcanzar la
paz?
- No tengo que describirles a ustedes lo que pasó en los años
cincuenta. Para esa época había una interferencia externa para
subsidiar agricultura desde la exportación en Colombia. Por ejemplo,
destruyeron la industria del trigo. En los años sesenta Colombia fue
involucrada en todas las campañas de contrainsurgencia que estaban aplicándose
en toda América Latina. En el año 62 la administración
Kennedy tomó una decisión muy importante. Cambio la misión
de los ejércitos latinoamericanos de defensa hemisférica a seguridad
interna. Seguridad interna quiere decir guerra contra su propia población.
Colombia formó parte de esta estrategia y en 1.962 tuvo una misión
de las fuerzas especiales. Cambiaron los procedimientos del Ejército
colombiano. Lo más notable de eso, fue que los militares debían
pasar a paramilitares; terror ejecutado por paramilitares contra las personas
aliadas de los comunistas, y eso incluía una gama muy amplia de personas.
Desde esa época Colombia ha estado integrada a las políticas de
contrainsurgencia y de extracción de riqueza. Pero los problemas fundamentales
de Colombia son internos. En varios países latinoamericanos los movimientos
populares, a pesar de haber sido atacados, no han sido desaparecidos como pasa
en Colombia. Brasil ha pesar de haber tenido una dictadura militar brutal, que
fue fundada y creada en los años sesenta, tiene un movimiento popular
muy grande y fuerte, que ha tenido un gran impacto en la sociedad. En Colombia
cualquier alternativa para cambiar el sistema que está dirigido por los
terratenientes y la oligarquía, ha sido destruida. Por supuesto que la
intervención extranjera juega un gran rol, pero el problema básico
es interno.
-El gobierno norteamericano se ha convertido en una agencia de certificaciones.
Una de esas certificaciones se le dio a las Fuerzas Armadas de Colombia a pesar
de existir serias denuncias sobre violaciones de derechos humanos, para facilitar
a éstas combatir a la insurgencia. ¿Cómo analiza esta situación?
En el componente de derechos humanos y de certificación hay algunos cambios.
Todavía no han tenido mucho efecto, pero potencialmente son importantes.
Por ahora, no hay nada externo que pare el poder de la fuerza de Estados Unidos,
pero sí lo hay a nivel interno. La sociedad norteamericana ha cambiado
enormemente en los últimos 40 años. Ahora hay mucha más
resistencia interna al uso de la fuerza y la agresión. El Congreso de
los Estados Unidos bajo presión del pueblo ha puesto ciertas condiciones
a las certificaciones, particularmente en el tema de los derechos humanos. La
Casa Blanca tiene que consultar con las principales organizaciones de derechos
humanos que le presentan un informe detallado de la situación de derechos
humanos sobre las propuestas, cuando se trata de ayuda militar. Hace poco lo
hicieron y presentaron un informe detallado.
En el caso de Colombia la crítica fue tan fuerte que Clinton no pudo
dar la ayuda y tuvo que expedir una orden presidencial para superar las barreras
de derechos humanos que le había puesto el Congreso. De todas maneras,
la ayuda que Clinton aprobó fue ilegal. Lo que quiere decir que a Bush
le va a tocar hacer cualquier otra trampa para poder hacer real esa ayuda, porque
no tiene permiso de hacerlo como se hacía antes.
¿De hecho, Bush al enviar la ayuda está haciendo esa trampa?
-Sí, eso es cierto. Pero el hecho de que le toca hacer esas trampas quiere
decir que directamente va ser atacado por los movimientos populares y entonces
va a tener que inventar otros pretextos que le van a ser más difíciles.
Le voy a dar un ejemplo concreto muy reciente: La invasión a Indonesia
a Timor Oriental. Fue un genocidio. Más la mayoría de las atrocidades
pasaron en la presencia de Carter. En ese momento Carter podía hablar
de derechos humanos. Pero, no hubo el suficiente movimiento a nivel interno
para prevenir ese genocidio masivo. Para septiembre de 1.999, cuando hubo una
enorme cantidad de atrocidades, Estados Unidos y la Gran Bretaña continuaron
apoyando esas atrocidades. Pero los Estados Unidos fueron obligados a suspender
la ayuda a los militares de Indonesia gracias a la presión. En un laso
de 48 horas los militares de Indonesia salieron de Timor Oriental.
-La reciente certificación de Estados Unidos a los militares colombianos
demuestra entonces que la presión popular interna en Norteamérica
no es tan fuerte...
-No lo es todavía. Pero va serlo. Es más duro ahora de lo que
fue cuando Clinton. Porque Clinton tenía la autoridad de sobrepasar la
decisión del Congreso. Bush no la tiene. Las interacciones con los movimientos
de protesta se van moviendo hacia delante a través de educación
y organización adentro de los Estados Unidos lo que pone límites
a esas políticas. Y, a veces las liquidan como ocurrió en Timor.
-Si hay algo que esté afectando la realidad colombiana es el Plan Colombia.
¿Para el doctor Chomsky qué es el Plan Colombia y qué persigue?
-Es un paso para asegurar que Colombia forme parte del sistema neoliberal. Elimina
cualquier estado de resistencia o que impida que Colombia pertenezca al sistema
neoliberal. Es algo similar a la guerra en América Central en los años
ochenta. Miren la literatura de la famosa Escuela de las Américas, ha
entrenado más militares colombianos que de ningún otro país.
En este caso, la excusa son las drogas, pero el objetivo es disminuir cualquier
alternativa que implique desarrollo social y económico. En otros casos,
como Cuba y Guatemala es lo mismo.
-Se ha pasado a un mundo unipolar y hay quienes afirman que a partir del derribamiento
de las Torres gemelas el 11 de septiembre el mundo es otro. ¿Qué opinión
le merece este panorama?
-Cada vez que abrimos un periódico, la reflexión que se hace a
nivel universal, es que el 11 de septiembre cambió el mundo para siempre.
Yo no estoy de acuerdo con eso. Ha creado diferencias, pero las diferencias
son básicamente tácticas. Lo que ha dado es a los gobiernos de
muchos países la oportunidad para expandir actividades represivas, con
la excusa de la defensa contra el terrorismo. Eso está pasando alrededor
de todo el mundo. Y, lo mismo dentro de los Estados Unidos. Recordemos que la
guerra contra el terror que Bush declaró es la segunda guerra contra
el terror. La primera fue declarada hace 20 años.La guerra contra el
terror no es nueva. Tiene las mismas instituciones, la misma gente y los mismos
objetivos de la primera guerra contra el terror. Se pueden esperar las mismas
consecuencias y las estamos viendo ya en el mundo.
-En su libro El Poder y la Ideología usted analiza los procesos de intervención
de Estados Unidos en los países latinoamericanos y caracteriza la democracia
norteamericana como la defensa de los intereses estadounidenses. ¿De acuerdo
a estos postulados, es posible una intervención directa de los Estados
Unidos en Colombia?
No, no es posible. Y la razón son las barreras internas en los propios
Estados Unidos. Hace 40 años hubiera sido posible. Pero ahora se tiene
que hacer en otra forma. De hecho, eso está reconocido por el gobierno
estadounidense. Cuando la primera administración Bush entró al
gobierno en 1.989 hicieron un análisis de la inteligencia de la situación
a nivel mundial. Cada administración nueva que entra lo hace. Una partecita
de ella se filtró a la prensa. Vagamente publicaron dos palabritas, pero,
aunque fue poquitico fue importante porque la gente que la filtró sabía
que era importante. Se decía que en caso de confrontación con
el enemigo es que son mucho más débiles y que entonces los Estados
Unidos deben ganar en forma rápida y decisiva, porque en cualquier otra
situación se perdería el apoyo del público. Por supuesto,
se sobrentiende que las confrontaciones entonces van a ser con enemigos mucho
más débiles. Lo que se entiende es que los Estados Unidos no tienen
potencialmente la misma libertad para actuar como antes. Entonces, de ahí
la utilización de tácticas como las que están utilizando
en Colombia.
-Ha mencionado el fenómeno del paramilitarismo en los conflictos como
un agente propuesto por Estados Unidos. ¿Cómo interpreta la existencia
del paramilitarismo en Colombia y en los conflictos latinoamericanos?
-El fenómeno del paramilitarismo no es exclusivo de América Latina,
es universal. En Indonesia algunas de las peores atrocidades fueron ejecutadas
por milicias que eran básicamente paramilitares dirigidos por militares
y sobre los cuales los militares afirmaban no saber nada de eso. En la guerra
de los países balticos muchas de las atrocidades fueron hechas por los
paramilitares. El gobierno de Servia decía no tener idea de eso pero
básicamente conestaban. Eso es verdad y esa es toda la historia del imperialismo.
La Gran Bretaña manejó la India con soldados hindúes los
famosos gurkhas por ejemplo. Eran gentes de tribus de las montañas que
fueron entrenados para defender los intereses de la Gran Bretaña en la
India. Es una táctica muy natural, porque permite a sociedades aplicar
el terror y ataca a poblaciones que el gobierno quiere oprimir o eliminar, sin
que el gobierno esté obviamente envuelto militarmente. Miremos a Colombia
en los últimos 10 años y miren la distribución de las atrocidades
terroristas. Las atrocidades atribuídas a los militares y los paramilitares
han estado muy estables, casi el 80 por ciento del total. Pero hace 10 años
eran casi todas de origen militar. Ahora, los militares bajan y los paramilitares
suben. Pero, generalmente la suma permanece la misma. Las relaciones y conexiones
de paramilitares y militares estoy seguro de que son muy cercanas. Pero para
el gobierno colombiano el efecto en propaganda es mucho mejor. De manera que
pueden preguntarle a Estados Unidos por ayuda y le dicen: Miren, nosotros no
cometemos atrocidades.¡Miren esos terroristas que sí las hacen!.La reacción
del pueblo de Estados Unidos y el Congreso ha sido la de decirles: ¡Miren, es
la misma cosa!. Pero, es más difícil de denunciar que cuando los
militares mataban la gente de forma directa, se comprueba a través de
la historia.