Documentos de Noam Chomsky
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El Zapatismo cambiaría el curso de la historia
si logra vincularse a otros movimientos
9 de marzo de 2001
Por temor, en EU hay poca difusión de la marcha,
para evitar influencia mundial del zapatismo
La Jornada
El
zapatismo es uno de los movimientos populares contra el neoliberalismo
más importantes del mundo, y si logra vincularse con otros
grupos sociales a nivel internacional "podrá cambiar el curso
de la historia contemporánea", consideró el intelectual
estadunidense Noam Chomsky. En vísperas de la llegada de la
caravana del EZLN a la ciudad de México, Chomsky afirmó
en entrevista con La Jornada que "este es uno de los movimientos populares
más importantes que se han desarrollado por todo el mundo durante
lo que, esencialmente, ha sido el periodo neoliberal".
A lo largo de ese tiempo,
señala, comenzaron a surgir expresiones sociales que incluyen
a los zapatistas en México, los Sin tierra de Brasil y los
movimientos campesinos de India, y también la creciente oposición
popular a la globalización empresarial que se ha expresado
en el Norte, y que se evidenció en Seattle y otros lugares
del mundo industrializado.
"Todo es una respuesta,
desde varios frentes, esencialmente a la misma cosa: un arreglo de
políticas sociales y económicas que fueron conscientemente
instituidas desde los 70 y que han reducido drásticamente las
tasas de crecimiento por todo el mundo, han llevado al estancamiento
o disminución de salarios e ingresos para la mayoría
de los trabajadores", agregó el profesor del Massachussets
Institute of Technology. "Ha habido un crecimiento, claro, pero ha
sido muy concentrado en sectores restringidos".
El reconocido catedrático
de lingüística, considerado uno de los intelectuales más
importantes del mundo, dijo que el zapatismo, su marcha a la ciudad
de México y los vínculos que se están forjando
internacionalmente entre estos movimientos son actos "esperanzadores".
"La cosa más importante
sería si estos diversos movimientos dispersos por todo el mundo
logran construir vínculos de solidaridad y apoyo", señaló
Chomsky. "Si es posible que se vinculen, y si logran apoyarse entre
sí, podrán cambiar el curso de la historia contemporánea".
Es este potencial de solidaridad
y apoyo mutuo lo que espanta a las cúpulas en Estados Unidos
y otros países, indicó. "El mundo empresarial y político
está intentando hacer todo para evitar que eso suceda". Como
ejemplo señaló la reducida cobertura de la marcha zapatista
que han hecho los medios masivos de comunicación en Estados
Unidos; esto, dijo, es una decisión consciente para evitar
el desarrollo de estos vínculos. "Les gusta caracterizar a
estos movimientos como ONG marginales enloquecidas, pero saben muy
bien que eso no es verdad", comentó.
Son los movimientos sociales
que no participan en los canales institucionales de la política
-llamados extraparlamentarios- los que generan los cambios políticos,
subrayó. Por ejemplo, indicó, si se logra la aprobación
y aplicación de los acuerdos de San Andrés dentro del
circuito parlamentario, será el resultado de una lucha social
que promovió este cambio desde fuera de ese circuito político
institucional.
EZLN, clave porque
lucha por una democracia efectiva
Movimientos como el
zapatista son clave en la coyuntura actual precisamente porque luchan
por una democracia efectiva, ya que el marco neoliberal permite sólo
una democracia electoral formal. "El marco neoliberal entero, después
de todo, está diseñado para minar la democracia", sostuvo.
"Uno puede ver esto de
forma dramática en América Latina durante los últimos
20 años. Puede tener, ciertamente, una democracia formal. Eso
es, uno puede permitir a la gente acudir a las urnas y seleccionar
a uno u otro representantes del mundo empresarial. Eso es posible.
Pero qué tanta democracia efectiva existe en verdad, es otro
asunto".
Señaló que
las encuestas demuestran que "la gente está más y más
desilusionada con la democracia, aunque no se opone a ella".
Y existe un nombre para
este tipo de sistema político formal en la literatura de las
ciencias políticas, apuntó el intelectual estadunidense:
"se llama policracia; allí se le asigna al público el
papel de espectador, no de participante. Su función en un sistema
democrático formal es presentarse de vez en cuando, marcar
una boleta -lo que en la práctica es seleccionar entre sectores
de las clases ricas privilegiadas- y regresar a casa".
Un ejemplo de la policracia,
explica Chomsky, se produce en Estados Unidos. "Esa es la manera en
que se construyó el sistema constitucional estadunidense".
La Constitución
original otorgó el sufragio sólo a los dueños
de propiedad, y Chomsky señala que uno de los redactores del
documento, y también uno de los "padres" de la nación,
James Madison, declaró que la intención de este marco
legal para el nuevo país era "proteger de la mayoría
a la minoría opulenta". Desde entonces, los ciudadanos comunes,
los negros y las mujeres han ganado el derecho al voto, pero Chomsky
señala que sólo "como resultado de la lucha popular".
Hoy, la desilusión
con la democracia formal que se expresa en América Latina también
se registra en Estados Unidos. "En las últimas elecciones se
realizaron encuestas muy cuidadosas porque el empresariado deseaba
saber lo que estaba pensando el pueblo", refirió Chomsky. "Fue
notable: 70 por ciento de la población no considera que se
celebró una elección. Percibió esto como algo
totalmente ajeno a ellos, un juego de gente rica, candidatos seleccionados
por la industria de relaciones públicas que carecen de toda
credibilidad". Como resultado, dijo, la gente no votó o decidió
emitir un sufragio no sobre los temas, sino sobre las personalidades
de los candidatos.
Por eso, reiteró
Chomsky, estos movimientos, tanto en el Sur como el de los zapatistas,
así como sus expresiones en el norte del planeta, son " muy
esperanzadores".