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Noam Chomsky
Entrevistas agrupadas Nº 3

10 de octubre del 2001

Zmagazine

C
homsky opina sobre el rol de Ben Laden en los atentados, el pasado terrorista de EE.UU. y los peligros potenciales de la "nueva guerra contra el terror."


1. Supongamos, como base de discusión, que Ben Laden haya estado tras los eventos. Si es así, ¿qué razón puede haber tenido? Por cierto no pueden ayudar a la gente pobre o indefensa en ninguna parte, mucho menos a los palestinos, así que ¿cuál es su objetivo si él planificó la acción?


Hay que tener cuidado con este asunto. Según Robert Fisk, que lo ha entrevistado prolongada y repetidamente, Ben Laden comparte la cólera sentida en toda la región por el apoyo de EE.UU. a las atrocidades contra los palestinos, junto con la devastación de la sociedad civil iraquí por parte de EE.UU. Esta opinión es compartida por ricos y pobres, pasando por todos los niveles políticos y otros, y sería sorprendente si no compartiera esos sentimientos.

Muchos que conocen bien las condiciones, también dudan de la capacidad de Ben Laden de planificar esa operación increíblemente sofisticada desde una cueva en alguna parte en Afganistán. Pero es altamente plausible que su red haya estado implicada, y así como que él los inspira. Se trata de estructuras descentralizadas, no-jerárquicas, probablemente con lazos de comunicación bastante limitados entre ellas. Es perfectamente posible que Ben Laden esté diciendo la verdad cuando dice que no sabía de la operación, aunque la aprueba abiertamente.
Dejando todo eso de lado, Ben Laden ha sido bien claro sobre lo que persigue, no sólo ante cualquier occidental que quiera entrevistarlo, como Fisk, sino que lo que es más importante, frente a una audiencia árabe: en cassettes en árabe que están circulando por todas partes, y que son muy similares a lo que declara a los occidentales, según los que las han escuchado. Poniéndonos en su lugar para posibilitar la discusión, el principal objetivo es Arabia Saudita y otros regímenes corruptos y represivos de la región, ninguno auténticamente "islámico." Y él y su red quieren apoyar a musulmanes que se defienden contra "infieles" dondequiera se encuentren: Chechenia, Bosnia, Cachemira, China occidental, Asia del sudeste, África del Norte, tal vez en otros sitios. Lucharon y vencieron en una guerra santa para expulsar a los rusos (europeos, desde su punto de vista) fuera de Afganistán musulmán, y están aún más decididos a expulsar a los estadounidenses de Arabia Saudita, un país que les es mucho más importante, como emplazamiento de los sitios más sagrados del Islam. Su llamado a derrocar a los regímenes corruptos y brutales de gángsteres y torturadores tiene una amplia resonancia, así como su indignación contra las atrocidades que él y otros atribuyen , no sin razón, a EE.UU. Es toda la verdad que sus crímenes son extremadamente dañinos para los más pobres y los más oprimidos de la región. Los últimos ataques, por ejemplo, fueron un golpe aplastante para los palestinos. Pero lo que parece una profunda inconsecuencia desde afuera, puede ser percibido de manera muy diferente desde dentro. Luchando valerosamente contra los opresores, que son muy reales, puede aparecer como un héroe, por dañinas que sean sus acciones para la mayoría empobrecida. Y si EE.UU. tiene éxito en matarlo, puede hacerse aún más poderoso como un mártir cuya voz continuará siendo escuchada en los cassettes que están circulando y por otros medios. Es, después de todo, tanto un símbolo como una fuerza objetiva, para EE.UU. pero probablemente también para una gran parte de la población.
Es perfectamente justificado, pienso, que se le tome en serio. Y sus crímenes no pueden ser una sorpresa para la CIA. El contragolpe de las fuerzas islámicas radicales organizadas, armadas, y adiestradas por EE.UU.-Egipto-Francia- Pakistán y otros, comenzó casi de inmediato, con el asesinato en 1981 del presidente Sadat de Egipto, uno de los más entusiastas entre los creadores de las fuerzas reunidas para librar una guerra santa contra los rusos. Y el rebote ha estado continuando persistentemente desde entonces.

2. De nuevo, si Ben Laden planificó esas acciones, y especialmente si los temores populares de que ocurran más acciones semejantes son creíbles, ¿cuál es el enfoque adecuado para reducir o eliminar el peligro? ¿Qué pasos debieran tomar EE.UU. u otros, dentro o fuera del país? ¿Cuál sería el resultado de esos pasos?


Cada caso es diferente, pero tomemos algunas analogías. ¿Cuál hubiera sido la reacción correcta de Gran Bretaña ante las bombas del IRA en Londres? Una posibilidad hubiera sido enviar la Real Fuerza Aérea a bombardear la fuente de las finanzas del IRA, sitios como Boston. Dejando a un lado la factibilidad, hubiera sido una idiotez criminal. Otra posibilidad hubiera sido considerar de manera realista los problemas y dificultades de fondo y tratar de remediarlos, mientras se recurría a pasos legales para castigar a los criminales. Tendría seguramente mucho más sentido. O tomemos el atentado contra el edificio federal en Oklahoma City. Hubo llamados inmediatos para que se bombardeara el Oriente Medio, y probablemente es lo que se hubiera hecho si se hubiera encontrado el indicio más remoto de una conexión. Cuando se descubrió que el perpetrador fue alguien relacionado con las milicias de ultraderecha, no hubo ningún llamado a aniquilar Texas, Montana, Idaho y otros sitios donde están ubicadas las milicias. Más bien, se encontró al perpetrador, se le enjuició y condenó, y en la medida en la que la reacción fue razonada, hubo esfuerzos por comprender las quejas que motivan semejantes crímenes y por confrontar los problemas. Casi cada crimen -sea un robo en las calles o colosales atrocidades- tiene motivos, y comúnmente descubrimos que algunos son serios y debieran ser confrontados. Por lo menos, es el camino que seguimos si tenemos algún respeto por el derecho y la justicia, y esperamos reducir la probabilidad de nuevas atrocidades, en lugar de aumentarla. Los mismos principios tienen validez general. Específicamente, valen para este caso.

Hay gritos histéricos exigiendo que no nos atrevamos a considerar las razones para actos criminales realizados por nuestros enemigos (en otros casos sí se puede) porque equivale a justificarlos. Fuera de lo absurdo de esa posición, es profundamente inmoral, sobre las bases más elementales: aumenta la probabilidad de daños serios. Y como otros actos inmorales, debiéramos preguntarnos qué es lo que hay tras una posición tan vergonzosa. Las respuestas no son agradables.

3. ¿Qué pasos quiere implementar el gobierno de EE.UU. en contraposición?´¿Cuáles serán los resultados, si tienen éxito en sus planes?


Lo que se ha anunciado es una declaración virtual de guerra contra todos los que no se unan a Washington en su recurso a la violencia, cualquiera que sea. Las naciones del mundo enfrentan una "elección descarnada": únanse a nosotros en nuestra cruzada o "confronten la perspectiva segura de muerte y destrucción" (RW Apple, New York Times, 14 de septiembre.) La retórica de Bush del 20 de septiembre reitera enérgicamente esa posición. Si se la toma literalmente, es una declaración virtual de guerra a gran parte del mundo. Pero estoy seguro de que no debiéramos tomarla literalmente. Los planificadores del gobierno no quieren socavar sus propios intereses de manera tan grave. Cuáles son sus verdaderos planes, lo ignoramos. Pero supongo que tomarán en serio las advertencias que están recibiendo de dirigentes extranjeros, de especialistas en la región, y presumiblemente, de sus propios servicios de inteligencia, de que un ataque militar masivo, que mataría a muchos civiles inocentes -no del talibán, sino que de sus víctimas- sería la respuesta a las plegarias de Ben Laden. Incluso si se le mata -tal vez aún más si es muerto- una matanza de inocentes sólo intensificará los desenfrenados sentimientos de cólera, desesperación y frustración que dominan en la región, y movilizarán a otros hacia su horrenda causa. EE.UU. caerá en la "trampa diabólica" que Ben Laden les ha preparado, como dijera el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia. Puede haber utilizado las palabras con conocimiento de causa. Él -o por lo menos sus agencias de inteligencia- saben con seguridad que jugaron un papel crucial en la atracción de los rusos a una "trampa afgana," como el Consejero Nacional de Seguridad de Carter, Zbigniew Brzezinski, informara orgullosamente a la prensa francesa, felicitándose por haber armado la trampa meses antes de que los rusos realmente invadieran el país, al organizar el apoyo de EE.UU. para las mujaidines que combatían contra el gobierno. Brzezinski puede haber estado vanagloriándose sobre su propia genialidad al crear el monstruo que ha estado difundiendo la muerte y la destrucción por gran parte del Oriente Medio, África, y más allá, incluyendo Nueva York, pero probablemente hay algo de verdad en lo que dijo.

No sabemos lo que hará el Gobierno; dependerá, por lo menos en parte, del sentimiento en el país, que tenemos la esperanza de poder influenciar. Tampoco podemos decir con mucha confianza cuáles serán las consecuencias de sus acciones, como tampoco ellos las pueden prever. Pero hay estimaciones plausibles, y a menos que se siga el camino de la razón, la ley, y las obligaciones contractuales, las perspectivas podrían ser bastante sombrías.

4. Mucha gente dice que los ciudadanos de las naciones árabes debieran haber tomado la responsabilidad de eliminar a los terroristas del planeta, o a los gobiernos que apoyan a terroristas. ¿Cuál es su reacción?


Tiene sentido apelar a los ciudadanos a eliminar a los terroristas en lugar de elegirlos a puestos de gobierno, alabarlos y recompensarlos. Pero no sugeriría que debiéramos haber "eliminado del planeta a nuestros funcionarios electos, sus consejeros, a su claque intelectual, y a sus clientes," o destruido nuestro propio gobierno y a otros gobiernos occidentales por sus crímenes terroristas y su apoyo a terroristas en todo el mundo, incluyendo a muchos que sabemos que caen en la categoría de "terroristas" porque desobedecieron órdenes: Saddam Hussein, y muchos antes de él. Sin embargo, es algo injusto acusar a los ciudadanos de los regímenes duros y brutales que apoyamos, por no haber tomado esa responsabilidad, siendo que nosotros no lo hacemos bajo circunstancias mucho más propicias.


5. Mucha gente dice que a través de toda la historia cuando una nación es atacada, responde de la misma manera. ¿Cuál es su opinión?


Cuando los países son atacados tratan de defenderse, si pueden. Según la doctrina citada, Nicaragua, Vietnam del Sur, y numerosos otros, debieran haber enviado atacantes suicidas a destruir EE.UU. desde adentro, los palestinos debieran ser aplaudidos por los atentados suicidas en Tel Aviv, etcétera, etcétera. Es esa doctrina, que llevó a Europa a una virtual autodestrucción, después de cientos de años de salvajismo, que las naciones del mundo forjaron un pacto distinto después de la segunda guerra mundial, estableciendo -por lo menos formalmente- el principio de que el recurso a la violencia esté prohibido, excepto en el caso de la autodefensa contra ataques armados, hasta que el Consejo de Seguridad actúe para proteger la paz y la seguridad internacionales. Específicamente, las represalias están prohibidas. Ya que EE.UU. no están enfrentando un ataque armado, esas consideraciones son irrelevantes -por lo menos, si estamos de acuerdo con que los principios fundamentales de la ley internacional debieran aplicarse a nosotros, no sólo a aquellos que no nos gustan.

Fuera de la ley internacional, tenemos siglos de experiencia que nos dicen exactamente lo que implica esa doctrina. Y en un mundo con armas de destrucción masiva, lo que implica es un fin inminente del experimento humano -un peligro que constituye, después de todo, el motivo por el cual los europeos decidieron hace medio siglo que el juego de la matanza mutua que se habían permitido durante siglos debía terminar, o sufrir las consecuencias.

6. Mucha gente expresa una cólera horrorizada ante las expresiones de odio hacia EE.UU. que emanan de muchas partes del mundo, incluyendo, pero sin limitarse al Oriente Medio. Las imágenes de personas celebrando el colapso del World Trade Center dejan a la gente deseando venganza. ¿Cuál es su reacción?


El ejército respaldado por EE.UU. tomó el control de Indonesia en 1965, organizando la matanza de cientos de miles de personas, en su mayoría campesinos sin tierras, en una masacre que la CIA comparó con los crímenes de Hitler, Stalin y Mao. Eso llevó a una euforia ilimitada en Occidente, una exhibición desbocada de entusiasmo, en los medios nacionales y en otras partes. Los campesinos indonesios no nos habían hecho daño alguno. Cuando Nicaragua terminó por sucumbir al asalto de EE.UU., la prensa dominante elogió el éxito de los métodos utilizados para "arruinar la economía y desarrollar una guerra por encargo larga y mortífera, hasta que los nativos exhaustos derriben ellos mismos el gobierno," con un costo "mínimo" para nosotros, dejando a la víctima "con puentes destruidos, plantas eléctricas saboteadas, y granjas arruinadas," dando así al candidato de EE.UU. "un tema ganador": terminar con el "empobrecimiento del pueblo de Nicaragua." Estamos "unidos en la alegría" ante este resultado, como fuera proclamado por el New York Times. Es fácil continuar.

Muy poca gente en todo el mundo celebró los crímenes en Nueva York: fueron deplorados abrumadoramente incluso en sitios donde la gente había sido aplastada por las botas de Washington durante un tiempo largo, muy largo. Pero hubo, sin duda, sentimientos de cólera contra EE.UU. Sin embargo, no conozco nada tan grotesco como los dos ejemplos que acabo de mencionar, o muchos más en Occidente. Aquellos que piensan que las reacciones de la semana pasada exigen venganza, debieran dedicarse a una campaña de destrucción masiva contra sus propias instituciones, y ellos mismos, si las reacciones se basaran en algún principio moral.

7. Yendo más allá de esas reacciones públicas, cuáles piensa que son los motivos reales que influencian la política de EE.UU. en la actualidad? ¿Cuál es el propósito de la "guerra contra el terror," como la propone Bush?


La "nueva guerra contra el terror" no es ni "nueva" ni una "guerra contra el terror." Debiéramos recordar que la administración Reagan llegó al poder hace 20 años proclamando que el "terrorismo internacional" constituiría un punto central en nuestra política exterior, y que debemos emprender una guerra para eliminar ese "cáncer," esa "plaga" que estaba destruyendo la civilización. Actuó sobre la base de ese compromiso organizando campañas de terrorismo internacional que fueron extraordinarias en escala y destrucción, llevando incluso a una condena de EE.UU. por parte de la Corte Internacional, mientras prestaba su apoyo en innumerables casos adicionales, por ejemplo, en África del Sur, donde las depredaciones sudafricanas, respaldadas por Occidente, inmolaron a un millón y medio de personas, y causaron 60.000 millones de dólares en daños durante los años de Reagan. La histeria sobre el terrorismo internacional alcanzó su clímax a mediados de los años 80, mientras EE.UU. y sus aliados estaban a la vanguardia de la diseminación de ese cáncer, que ellos mismos exigían que fuera extirpado. Si lo deseamos, podemos vivir en un mundo de ilusión reconfortante. O podemos considerar la historia reciente, estructuras institucionales que siguen esencialmente sin cambiar, los planes que se anuncian -y responder sobre esa base. No conozco ninguna razón para suponer que haya habido un cambio repentino en antiguas motivaciones o objetivos políticos, fuera de ajustes tácticos a circunstancias que están cambiando.

Debiéramos recordar también que una tarea enaltecida de los intelectuales es proclamar cada cierto tiempo que hemos "cambiado de dirección," el pasado ha quedado atrás y puede ser olvidado, mientras marchamos hacia un futuro glorioso. Es una posición altamente conveniente, aunque sea difícilmente admirable o sensata.

8. ¿Cree usted que la mayoría de los estadounidenses, cuando las condiciones permitan una evaluación más detallada de las opciones, aceptarán que la solución a los ataques terroristas contra civiles es realizar más ataques de terror contra civiles, y que la solución al fanatismo es el control y la restricción de las libertades cívicas.

Espero que no, pero no debiéramos subestimar la capacidad de los sistemas de propaganda bien manejados para llevar a la gente a una conducta irracional, asesina y suicida. Tomemos un ejemplo que es suficientemente remoto como para que podamos considerarlo con poca pasión: la primera guerra mundial. No puede haber sido que ambos lados hayan estado involucrados en una guerra noble, por los objetivos más sublimes. Pero en ambos lados, los soldados partieron a la matanza mutua con enorme entusiasmo, fortificados por la aclamación de las clases intelectuales y de aquellos que éstas ayudaron a movilizar, a través de todo el espectro político, de la izquierda a la derecha, incluyendo la más poderosa fuerza política de izquierda en el mundo, en Alemania. Las excepciones fueron tan pocas, que podemos es fácil hacer una breve lista, y algunos de los más prominentes entre ellos terminaron en la cárcel por poner en duda la nobleza de la empresa: entre ellos Rosa Luxemburgo, Bertrand Russell, y Eugenio Debs. Con la ayuda de las agencias de propaganda de Wilson y el apoyo entusiasta de los intelectuales liberales, un país pacifista fue convertido en unos pocos meses a una histeria anti-alemana ilimitada, dispuesta a vengarse de aquellos que habían cometido crímenes salvajes, muchos de ellos inventados por el Ministerio de Información de Gran Bretaña. Pero eso no es, de ninguna manera, inevitable, y no debiéramos subestimar los efectos civilizadores de las luchas populares de los últimos años. No necesitamos derivar resueltamente hacia la catástrofe, sólo porque ésa es la orden del día.


Título Original: Noam Chomsky - Composite Interview # 3
22 de septiembre de 2001-09-29
Link: http://www.zmag.org/chomint3.htm
Traductor: Germán Leyens

 

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