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Entrevista con Noam Chomsky

El célebre científico social estadounidense Noam Chomsky comenta la intervención de Estados Unidos en Colombia y la revolución bolivariana en Venezuela, que encabeza Hugo Chávez.

¿Por qué el viaje del presidente Bill Clinton a Colombia?

Colombia tiene una terrible historia de violencia, que ha durado más de un siglo. En los años 60, esa violencia tomó un nuevo rumbo debido a una fuerte intervención del gobierno de John F. Kennedy, con misiones de las fuerzas especiales estadounidenses que asesoraron a las fuerzas armadas colombianas.
Eso fue parte del proyecto general de Kennedy de convertir a los ejércitos de América Latina en fuerzas de seguridad que controlaran a su propia población mediante la violencia. Se trataba del cambio de la estrategia de la defensa hemisférica (reminiscente de la Segunda Guerra Mundial) en las fuerzas armadas latinoamericanas, hacia la seguridad interna, es decir, hacia la guerra contra su propia población.
En Colombia, la misión de las fuerzas especiales estadounidenses instruyó específicamente a las fuerzas militares colombianas a formar grupos de paramilitares, para llevar a cabo lo que llaman el 'terror paramilitar' contra 'conocidos propositores comunistas (known communist proponents)'.
Propositores comunistas es un término muy amplio que puede incluir campesinos organizados, líderes sindicales, activistas de los derechos humanos, intelectuales independientes, candidatos políticos, cualquier cosa; y esta política de organización del terror paramilitar, que incluía el entrenamiento respectivo, llevó a una nueva fase de violencia organizada del Estado: en parte a través de los militares y, en parte, a través de los paramilitares, y esto ha continuado desde aquella fecha.
En los años 90, Colombia tiene, con creces, el peor récord de violación de los derechos humanos en el hemisferio occidental; esto se debe a que el terrorismo de Estado masivo en los otros países se redujo, de tal manera que Colombia saliera en primer lugar. De los casi 10 asesinatos políticos que se cometen cada día, el Departamento de Estado atribuye la gran mayoría, entre 70 a 80 por ciento, a los paramilitares, que son muy cercanos a los militares. El resto se atribuye a la guerrilla.

El problema de la droga


La guerrilla ha logrado desarrollar ahora una base sustancial en gran parte de la población, a tal grado que el gobierno ha cedido básicamente una parte del país a la guerrilla, que por otra parte nunca ha estado integrada a Colombia. En esas regiones, los campesinos han estado obligados, básicamente, a la producción de coca; no porque alguien les haya puesto una pistola en la cabeza, sino porque simplemente no hay otra forma de sobrevivir.
Este problema se remonta a los años 50. Colombia tenía producción de trigo que fue socavada por agroexportaciones subsidiadas de Estados Unidos, bajo la fachada de los 'alimentos para la paz' (food por peace). En los 60, el Movimiento de Países No Alineados (Grupo de los 77) y la UNCTAD impulsaron la idea de formar un marco de referencia para un nuevo orden económico internacional, que beneficiara a la producción de los campesinos pobres.
Uno de los primeros programas que la UNCTAD trató de implementar fue la estabilización de los precios de sus productos, que oscilan en gran medida según la oferta y demanda, entre otros factores. Una mercancía muy importante del comercio mundial de entonces fue el café, que constituía una de las principales exportaciones de Colombia.
Para el agrobusiness, las oscilaciones salvajes de los precios no tienen mucha importancia, porque si el precio de una mercancía baja en un año, ellos utilizan otras. Pero si eres un pobre campesino no puedes decirles a tus niños 'no comas este año, quizás comamos el próximo'. Es decir, los precios que oscilan son devastadores para pequeños productores.
La propuesta de estabilización de precios de la UNCTAD, que concuerda con lo que sucede en los países industriales ricos, como Estados Unidos y la Unión Europa, que estabilizan constantemente los precios internos, no fue permitida para el Tercer Mundo: se bloqueó. Uno de los efectos fue que la pequeña producción campesina se hiciera inviable, y entre ella la de café.
Naturalmente, de hecho casi necesariamente los campesinos se volcaron hacia productos que eran viables, básicamente coca, mariguana y los productos que en Occidente se llaman drogas ilegales. Después llegó la represión, lo que llaman 'la guerra contra las drogas', y ahora todo esto es una parte considerable del sistema socioeconómico colombiano.
El problema principal en Colombia, como lo ha sido durante largo tiempo, es una situación muy represiva en lo político y socioeconómico. Básicamente, es un país muy rico, pero gran parte de la población vive en una pobreza miserable. Tiene un sistema muy brutal y represivo. Hace alrededor de una década, el intento de permitir partidos políticos independientes, la Unión Patriótica por ejemplo, terminó en un desastre. Sus candidatos políticos, alcaldes, candidatos presidenciales etcétera, fueron simplemente asesinados. Estados Unidos no se dio cuenta de esto.
Llaman a Colombia una democracia floreciente, sin importar que el único partido político independiente fuera aniquilado por la violencia. Lo llaman democracia, porque los partidos que sobreviven son los de los empresarios (business parties), los que se adecuan a los intereses de Estados Unidos.
Tal situación empeoró mucho más durante los años 90. Particularmente, el gobierno de Clinton ha inundado el país con armas e instructores militares. Colombia recibe más armas y entrenamiento militar que cualquier otro país en el hemisferio, y junto con estos suministros aumentan, por así decirlo, de manera normal las atrocidades.

El Plan Colombia


El plan actual consiste en extender esto muy significativamente, dándole a los militares mil 600 millones de dólares. El pretexto es la guerra contra las drogas, pero es difícil encontrar un analista que tome este pretexto muy en serio. Los paramilitares, al igual que los militares, están metidos hasta las narices en el narcotráfico y la guerra no se dirige contra ellos.
La guerra se dirige contra comunidades campesinas que se han vuelto parte de las regiones dominadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las FARC levantan impuestos sobre el narcotráfico, pero han indicado que estarían muy contentas de implementar un programa con cultivos alternos; de hecho, tienen un programa social de este tipo.
Recientemente, líderes gubernamentales y de las FARC fueron a Europa. Esto fue presentado aquí en el sentido de que las FARC tenían que ser civilizadas y tenían que presenciar cómo funcionan los países civilizados. Esto no es precisamente lo que pasó. Lo que pasó es que el gobierno colombiano, y el estadounidense también si aceptara, mostraron que tienen que ser civilizados para entender cómo las democracias sociales funcionan. Yo no sé si esto se logró, pero si se lograra, sería un gran paso adelante para Colombia y Estados Unidos, a fin de que implementaran políticas económicas y sociales más constructivas.
Sin embargo, el camino que emprenden es el financiamiento de los paramilitares y militares, lo que llevará a un mayor desastre. Justo esta mañana, los periódicos reportaron nuevas matanzas de los paramilitares en la región de Medellín, y esto se incrementará, porque los asesinos son del ejército colombiano.

¿Cómo influye Venezuela en el conflicto de Colombia?

A largo plazo, Venezuela será el más importante de los tres. Es un país muy rico, con enormes reservas de petróleo. Fue un dominio de los británicos, hasta que Estados Unidos los expulsó en los años 20, bajo el presidente Woodrow Wilson. Desde entonces, Estados Unidos ha sido el poder dominante en Venezuela. De hecho, Venezuela fue el principal exportador de petróleo hasta los años 70 y todavía es uno de los más importantes para Estados Unidos. También tiene recursos importantes en otras materias que Estados Unidos ha explotado y, por lo tanto, no verá con buenos ojos que las cosas se salgan de control.
De hecho, una de las informaciones poco conocidas sobre la crisis de los misiles en Cuba revela que una de las principales preocupaciones de los hermanos Kennedy consistía en que si Cuba se volvía demasiado independiente, podía impedir los planes para una invasión estadounidense a Venezuela que se contemplaba en aquellos tiempos, debido a los movimientos guerrilleros y populares. Es decir, esto no es un asunto que Estados Unidos toma a la ligera.
Parte de la preocupación sobre Colombia está vinculada, de hecho, a Venezuela. En este momento, la posición de Washington frente a Venezuela es ambivalente. Me parece que nadie sabe con exactitud hacia dónde se dirige el proceso venezolano. Nadie sabe qué parte del discurso de Hugo Chávez es populista y qué parte refleja una tendencia hacia reformas sustanciales. Estados Unidos está preocupado.
También existe un serio problema con las inversiones en la industria petrolera, que han sido bajas, debido a la corrupción y a la mala administración de los últimos años, de tal manera que no puede aumentarse la producción con la velocidad que le gustaría a Estados Unidos. Es decir, es una situación compleja que Washington querrá mantener bajo control y asegurarse de que no vaya en la dirección equivocada.

¿Hugo Chávez podría terminar como Salvador Allende?

Venezuela es un país rico e importante, que tiene muchos problemas. Sus problemas económicos son muy serios y existe una deuda interna socioeconómica que tiene que resolverse. Mucha gente sufre seriamente, porque la riqueza del país no llega a ellos. Si habrá esfuerzos serios para cambiar esto con un programa popular de reformas, y si este programa incluye tomar el control sobre los recursos del país y usarlos para tales fines, entonces Estados Unidos no estaría muy contento. Washington siempre ha estado en contra de esto. El grado de su descontento dependerá del nivel de cooptación que logre.
Ha habido situaciones de este tipo antes. Por ejemplo, en los años 50 la CIA estimó que las dos peores crisis para Estados Unidos eran Bolivia y Guatemala. Ambos países tenían gobiernos populares. En Bolivia, el gobierno estaba en manos de un grupo trotskista-laborista; en Guatemala, se trataba de los gobiernos democráticos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz. Y a Estados Unidos no le gustó ninguno de los dos. Quería neutralizar y destruir a ambos. Pero lo hizo de maneras muy diferentes.
En el caso de Guatemala, simplemente organizó una invasión militar que derrumbó al gobierno y comenzó 40 años de terror masivo. En Bolivia usó un camino diferente: esencialmente cooptó al gobierno, lo que en cierto sentido fue sorprendente, porque técnicamente se trataba de un gobierno marxista, de una dirigencia trotskista. Pero, lentamente los integraron al sistema estadounidense y terminaron subordinados al poder estadounidense. De hecho, éstas son decisiones tácticas.

¿Importa para América Latina quién gane las elecciones en Estados Unidos?

No, no mucho.

Por Heinz Dieterich Steffan
De La Jornada, México, 3/9/2000. Red Eco Alternativa.

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