Conclusiones y recomendaciones
Las
conclusiones y recomendaciones que permite arribar la presente investigación
documental y las recomendaciones que pueden formularse, sobre la base
de la misma, son las siguientes:
1.
La pretensión de imponer el camino de la guerra sobre el de la
negociación, lo que obliga a desarrollar una intensa campaña internacional
en apoyo a la solución negociada, en procura de que no se rompan las negociaciones
de paz, para evitar que sean las armas las únicas que mantengan voz en
Colombia.
2.
Ante la política de tratar de resolver el problema de los cultivos
ilícitos sin considerar previamente el desarrollo de una reforma agraria
integral, la pobreza, los grandes problemas de salud y educación que se
registra en el Putumayo, la participación voluntaria de los pequeños campesinos
pobres, debe ser enfrentada con vehemencia, ya que, lo contrario solo
traerá mayor desolación y pobreza.
3.
Las fumigaciones deben ser enfrentadas con fortaleza en procura
de que la sensatez se imponga, para evitar las graves afectaciones que
ya se observan sobre los sistemas ecológicos, principalmente de la vulnerable
amazonía, seguros de que su afectación significa afectar al futuro de
la humanidad en su conjunto por el rol de pulmón que la amazonía desempeña.
4.
El desplazamiento de un importante número de hermanos colombianos,
nos obliga a desarrollar todo tipo de acciones solidarias pero, al mismo
tiempo, demandar con la mayor entereza que el gobierno ecuatoriano cumpla
con todos los ofrecimientos y compromisos anunciados como parte de las
campañas de manipulación de la opinión pública.
5.
La participación de fuerzas paramilitares como instrumento delas
fuerzas armadas colombianas para realizar los trabajos sucios, con las
secuelas de asesinatos y violencia que le son propios, determina la necesidad
de exigir que cese tal convivencia y, de persistir, enjuiciar a los Jefes
de las Unidades Militares que no respeten las obligaciones establecidas
en acuerdos internacionales de reprimir los actos de los paramilitares
que determinan una constante violación de los derechos humanos.
6.
Las implicaciones de la estrategia imperial de conformar fuerzas
multinacionales con los ejércitos latinoamericanos, debe ser explicada
y combatida, no solo por el riesgo político que de ello se deriva sino
también por el desangre humano y económico que implican ese tipo de participaciones.
7.
Ante la posibilidad cierta de que los ejércitos del Ecuador, Brasil
y Perú puedan verse involucrados directamente en la guerra de Colombia,
luchemos denodadamente por el retiro de nuestros ejércitos hacia zonas
que eviten posibles provocaciones por parte de paramilitares o servicios
de inteligencia extranjeros, en acción recíproca con el retiro de las
guarniciones de las Fuerzas Armadas de Colombia de sus guarniciones ubicadas
al filo de frontera,principalmente en el Putumayo..
8.
Para reforzar las medidas en procura de evitar se involucren en
el conflicto militar colombiano los ejércitos del Ecuador, Perú y Brasil,
apoyemos denodadamente la iniciativa para crear una zona de paz junto
a la frontera de esos tres países con Colombia.
9.
Nuestra lucha debe ser implacable contra todas aquellas voces,
oficiales o no, que abogan por la participación de nuestros ejércitos
en el conflicto colombiano. La mínima aceptación, por tímida que esta
sea, fortalece la estrategia
imperial de crear fuerzas multinacionales regionales.
10.
La concesión y la consecuente ocupación paulatina, por parte de
las Fuerzas Armadas norteamericanas, de bases en el territorio de distintos
países de América Latina y el Caribe, es unproceso al cual debemos oponernos
y luchar por desalojarlas. No podemos permitir que el triunfo del pueblo
panameño se convierta en derrota en nuestros propios países. ¡No permitamos
que nuestros territorios se conviertan en trampolines de la agresión militar
al pueblo colombiano y, en el futuro, de otros países hermanos!.
11.
Debemos dar la alerta máxima para poder advertir todos los intentos
de manipulación que pretenda el poder para justificar la entrega de bases,
el desplazamiento de los ejércitos de nuestros países hacia las zonas
fronterizas, e incluso el involucramiento directo. Nuestra obligación
es descubrirla y denunciarla.
12.
Ante la agresión cultural que puede derivarse de la pretensión
de eliminar totalmente el cultivo de la coca, sin consideración a elementos
propios de nuestras culturas, debemos luchar por preservarlas si de defender
nuestra identidad se trata.
13.
Ante la pretensión de tratar de resolver el problema de las drogas
atacando solo uno de sus eslabones, debemos insistir en la tesis de la
corresponsabilidad sobre el problema de la droga, y acompañar todos los
movimientos que procuren atacar ese problema en forma integral.
14.
El combate contra el neoliberalismo y la recolonización mediante
las privatizaciones, en todos y cada uno de nuestros propios países, apoyará
a crear luces para combatir ese objetivo del Plan Colombia.
15.
El apoyo participativo a todas las acciones de las distintas organizaciones,
colombianas e internacionales que luchan por la paz negociada, el respeto
de los derechos humanos, el detenimiento de las fumigaciones y la erradicación
voluntaria, etc. debe ser nuestra obligación constante.
Quito,
octubre del 2000.