Plan
Colombia, Plan de Guerra
De
acuerdo a las estimaciones del gobierno de Bogotá, el coste total del
Plan Colombia es de aproximadamente 7.500 millones de dólares que se ejecutarán
durante cinco años. De ese total, Colombia aportaría 4.000 millones de
dólares. Los 3.500 millones restantes provendrían de Estados Unidos, que
ya ha comprometido 1.600 millones; la Unión Europea con 1.000 millones
y diferentes organismos financieros que aportarían 900. La Cámara de Representantes
de Estados Unidos aprobó incrementar otros 500 millones de dólares para
destinarlos a la creación de un fondo para otros países de la región (Ecuador,
Perú, Bolivia y otros).
El Plan Colombia, fue presentado el 20 de octubre
de 1999, en la 106ta sesión del Comité de Relaciones Exteriores
del Congreso norteamericano, por los senadores Dewine, Garssley y Coverdell,
bajo la denominación de Alianza Act, proyecto mediante el cual el
gobierno colombiano solicita una ayuda adicional de US $ 1.500
millones, los cuales se destinarían a:
US $ 740 millones para los militares colombianos;
US $ 250 millones para la policía
y la armada;
US $ 410 millones para medidas
de seguridad regional en países vecinos, de los cuales: US $325 millones
para gastos adicionales de agencias de Estados Unidos y US $ 85 millones
para mejoramiento de los programas en Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá;
US $ 100 millones para apoyar
la aplicación de la Ley, los derechos humanos y la paz.
Valores a
los cuales, en la línea del mismo proyect,o se agregarían US $ 180 millones
para el desarrollo de alternativas económicas en las zonas de cultivos ilícitos,
suma dela cual US $ 50 millones se destinan a Colombia, US $ 90 millones para
Bolivia y US $ 40 millones para Perú[1];
Cifras más que elocuentes, irrefutables
para demostrar el verdadero, el trágico objetivo del Plan Colombia: la
guerra, ya que, no es posible concluir lo contrario cuando US $ 1.400
millones de un total de US $ 1.500 millones, esto es el 93.3 por
ciento se destina para la guerra y tan solo US $ 100 millones, equivalentes
al 6.6 por ciento se orientan hacia la paz. ¿Quien, en sus cabales, puede sostener
lo contrario?, solo el servilismo de los gobiernos latinoamericanos ante los
designios de Washington, y el descaro que les es propio les permite adjudicar
al Plan Colombia un propósito de paz y prosperidad, como reza su título. ¡Cómo
si la paz y la prosperidad se podría erigir sobre los cadáveres de los colombianos
y latinoamericanos!
Ahora bien, para evitar quede duda alguna respecto a las intenciones del Plan
Colombia, vale insistir en que las cifras anteriores determinan que: “del dinero
aprobado por EEUU para su plan de “paz” en Colombia destina 700 de cada mil
dólares a gastos militares, por lo que Colombia se convierte, tras Israel y
Egipto, en el mayor receptor de ayuda militar norteamericana del mundo en virtud
del Plan Colombia de “paz”, a lo que debe agregarse que los mayores gastos se
destinan a 30 helicópteros Blackhawk y otros 33 Huey, así como al entrenamiento,
dotación y manutención de tres batallones del ejército colombiano para combatir
en el sur del país, zona actualmente bajo control de las fuerzas insurgentes,
objetivo ratificado incluso por la Secretaria de Estado de los Estados Unidos,
Madeleine Albright cuando afirma que el primer uso de la ayuda es el: “entrenar
y equipar a las fuerzas de seguridad colombiana para que una mayor parte del
país sea puesta bajo el control de la democracia y el imperio de la ley”, por
lo que, como lo señala un comentarista: “Nada queda para acometer la necesaria
reforma agraria que termine con la pobreza e injusta distribución de la riqueza,
nada para afrontar la imprescindible reforma fiscal del sistema colombiano y
nada para afrontar política alguna de desarrollo en el país”. Un plan que, a
juicio de los analistas, desestabilizará toda la región en la medida en que
involucra militarmente a países limítrofes como Ecuador, donde EEUU ya ha instalado
una nueva base militar, Perú, Brasil y Venezuela.
Al lapso antes establecido debe agregarse que la estrategia guerrera del imperio
y del ejército y actual gobierno colombiano contempla varios escenarios, como
lo han hecho público varios medios de comunicación social de Colombia,
al mencionar que en: “reunión secreta en la cual más de 50 altos funcionarios
del gobierno norteamericano examinaron el futuro del conflicto colombiano y
el grado de participación del gobierno norteamericano, en el cual se analizaron
cuatro posibles escenarios: la guerra total, la firma de un acuerdo de paz,
la prolongación del conflicto o la balcanización del país”[2], reunión que se
realizó, según las mismas fuentes, en el mes de mayo de 1999.
En consecuencia con todo lo dicho, puede afirmarse que el Plan Colombia es un
plan de guerra, para un conflicto de por lo menos 6 años que puede orientarse
hacia una guerra total, la prolongación del conflicto o la balcanización, conflicto
en el cual, como está previsto en el propio plan -capítulo V, acápite: “El papel
de la comunidad internacional”- se involucrarán los ejércitos, por lo menos
de los países limítrofes, si se hace caso omiso del ofrecimiento del ex
Presidente Ménem, cuando ejercía las funciones en la República Argentina, participación
que se concretará en el marco de la nueva estrategia imperial definida para
los ejércitos de América Latina, como se analiza en el numeral 2 inmediato subsiguiente.
[1] Las cifras y su destino fueron tomadas del artículo de Lauber, Cristhian: “El precio que pagamos por ser una potencia mundial”, de noviembre de 1999, publicado en Revista Desde Abajo, Suplemento Especial, Bogotá, Colombia, Noviembre de 1999, página 38.
[2] Daza, Enrique: “El Plan Colombia: made in USA”, Revista Deslinde, Bogotá, Colombia.