Perú
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7 de octubre del 2003
La Comisión de la Verdad oficial en Perú:
¿Legitimación del terror de Estado y reconciliación de los poderosos?
Jorge Lora Cam
Rebelión
Después de 23 años del inicio del último proceso de violencia política en Perú, la guerra popular iniciada por el PC del P, Sendero Luminoso(SL), aparece "la verdad oficial" de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) -en 4 mil 500 páginas- como la única verdad; valga la redundancia, pero esta palabrita tiene tanta fuerza que no tiene sinónimos, e incluso hay epistemólogos que consideran que sin ella no hay ciencia, ratificando que la hegemonía social respecto a la historia aún la detentan las clases dominantes. El mismo comportamiento oligárquico y militar, que atraviesa la historia de la república criolla y la colonialidad del poder caracterizado por la imposición racista de sus ideas, se hace presente con la nueva intelectualidad orgánica del poder.
Después de haber ganado la guerra, el Gobierno de Fujimori consiguió la unanimidad; controló los falsimedia y logró la invisibilización y el silenciamiento de los dirigentes de SL y de toda la izquierda pensante y consecuente. El debate se cerró hace tres lustros con la persecución y asesinato de los organismos y defensores de los derechos humanos, con los jueces sin rostro y la cadena perpetua. El inconsciente colectivo de cinco siglos de opresión y genocidio ordena a los cuerpos demonizados y bajo amenaza de asesinato legalizado aceptar y callar hasta una nueva oportunidad.
Aunque parezca exagerado decirlo, estamos ante una verdadera nueva inquisición (la CVR) al mando del eclesiástico Salomón Lerner y su corte criminalizadora de curas de sotana: Santiago Antúnez de Mayolo, Gastón Garatea y monaguillos sin sotana de la Pontificia Universidad Católica ( Rolando Ames, Enrique Bernales, Sofía Macher -ex Secretaria Ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos-, Carlos Degregori, Carlos Tapia, etc.) Humberto Lay del Concilio Nacional Evangélico, el Teniente General ® Luis Arias y Alberto Morote. Varios de estos señores son producto de la revolución neoliberal de Fujimori, a la cual apoyaron en sus mejores momentos y criticaron cuando se le veía caer. Aun nos dicen que los tiempos han cambiado, que vivimos en la globalización, que todos debemos defender el liberalismo social y buscar la gobernabilidad, la democracia participativa y el empoderamiento, palabrejas de los teóricos neoliberales para ocultar la recolonización y la lucha étnico-clasista, el potencial de ingobernabilidad que acompañan a la democracia colonial.
Están aprovechando que no existe una memoria popular que provenga de estudios académicos serios y consistentes u otros que desarrollen la conciencia histórica y permitan dar una lucha por la hegemonía cultural. El silenciamiento de SL mediante la violencia se extendió a toda la izquierda, acusando a los marxistas, a la gente antiimperialista, socialista o progresista como terroristas. Pero ellos comienzan a resucitar.
En estos tiempos marcados por la inercia del terrorismo de Estado, solo pueden expresarse los enemigos de SL, los otros que desde alguna independencia de criterio discrepen con la verdad del poder corren el peligro de ser acusados de apologistas del terror o cualquier otro invento coercitivo acorde con la coyuntura. La política militarista global "antiterrorista" (según Naomí Klein es un limpiador multiusos de oposiciones) de Bush les cayó como anillo al dedo a las clases dominantes para pretender acabar con la resistencia y es un estímulo para que las FFAA y el poder judicial en medio de su corrupción interna desaten sus tortuosas perversiones estigmatizadoras y castigos, criminalizando, con la acusación de terroristas, a cualquier honesto antiimperialista y/o socialista. Si no quieren parecerlo, les dejan la opción de ocultarse como antineoliberales o antiglobalizadores. Hasta el momento hemos conocido una sola crítica a la CVR del notable periodista Raúl Wiener, quien con su gran capacidad y excelente información de primera mano desnuda las verdaderas intenciones de la CVR, donde destaca la crítica a la manipulación del análisis estadístico, el análisis de las masacres de Uchuraccay (Belaúnde) y de los penales (Alan García).
La idea central que planteamos es que la responsabilidad principal del genocidio la tienen las FFAA bajo el mando político de Belaúnde, García y Fujimori, y el apoyo geoestratégico directo de los Estados Unidos; entre ellos se dio una sorprendente continuidad en la política contrainsurgente en defensa del neoliberalismo y la recolonización. Las políticas de tierra arrasada, la guerra de masas contra masas, las rondas campesinas, el uso de marines costeños contra el ejército indomestizo de SL y el MRTA, la desaparición y muerte de dirigentes populares, sindicales y senderistas, las masacres de presos políticos, la ayuda militar y preparación militar y en inteligencia por los Estados Unidos, los paramilitares y grupos de aniquilamiento, los asesores, el control de los falsimedia, la guerra sicológica, las reformas jurídicas, la cadena perpetua y los jueces sin rostro, etc. todo ello proviene del diseño establecido en los manuales de la Escuela de las Américas para las guerras de baja intensidad. El terrorismo de Estado tuvo jefes nacionales, uno ya murió y los otros dos siguen haciendo política. Los miembros de gabinetes y altos mandos militares, bien gracias. Y la CVR sabe de todo esto y mucho más, sin embargo están obligados a mentir, alguien dijo miente, miente que algo queda.
Es necesario ubicarse en el momento histórico actual; pues, justamente, cuando las reivindicaciones de los trabajadores y los pueblos y las resistencias al imperialismo comienzan a crecer, recrudece la lucha contra la oposición -usando el insustancial término: terrorismo-, ante los fantasmas de SL y contra Fujimori, equiparando los proyectos de estos dos actores, cuando todos sabemos que fueron acérrimos contendores y sus proyectos antagónicos. Es curioso que ambos proyectos ganen adeptos ante la inoperancia neoliberal de Toledo y su equipo de asesores de difícil denominación posmoderna: derecha-izquierda.
En efecto, cuando el combate popular se generalizaba, el Gobierno de Toledo le exige a la CVR su informe final. Los partidos de la derecha y las FFAA creyeron que era una provocación, no entendieron el mensaje y tuvieron miedo de que sus líderes sean acusados por genocidio. De todas las direcciones partían las presiones y acusaciones a la CVR de izquierdistas, senderistas, etc. Acciones que al parecer sirvieron para definir los porcentajes aplicando una metodología ex post, atribuyéndole a SL el 46% de los muertos. Los muertos de las FFAA y afines 30% y 24% de paramilitares y congéneres: ¿por qué no 54%?. Todos contentos y vuelta al silencio.
Al poder no le interesará discutir más el asunto: se logró la reconciliación de la clase política que incluye a las FFAA y a la Iglesia. La verdad oficial calmó a todo el poder mas no a los sectores populares, que temen más al terror de Estado de un régimen neoliberal, que si se autodenomina democrático puede ser peor, al esconder bajo esa palabra una mayor coerción.
La CVR tiene confianza en que después de dos décadas de propaganda mediática contra SL y la izquierda la mayoría de peruanos quedaron convencidos de quienes son los malos y quienes los buenos. Mientras, el Gobierno buscará un mejor momento para condecorar a la CVR y, por qué no, conociendo sus gustos, premiarlos enviándoles algunos dólares más por su exitosa labor.
Como decíamos, en julio y agosto las críticas a la CVR surgen de todos los flancos. Desde la derecha cavernaria del PPC encabezada por Lourdes Flores Nano, los congresistas del Opus Dei: Rafael Rey y José Barba que defienden a Fujimori y a las FFAA, pasando por el Cardenal Cipriani quien, además, sostiene que no puede haber reconciliación con SL pero sí perdón; hasta el APRA que reivindica al Comando Rodrigo Franco y a su jefe Mantilla, al Genocida García responsable de grandes masacres ahora atribuidas a SL, como defensores del Estado y la libertad. Todos coinciden en acusar a la CVR de izquierdista -e incluso de prosenderistas- pues varios de sus miembros habrían sido marxistas (¿y ahora legionarios de Cristo?).
Si en algo pueden tener razón estos críticos de la CVR -aunque no se detengan a analizar- es que en los años 70 gran parte de la izquierda postulaba la toma del poder. Eran decenas de grupos los que hablaban de guerra popular o de insurrección. El movimiento de los trabajadores, de obreros y campesinos, de pobladores de barrios y regiones estaba en ascenso con huelgas y paros generales al ritmo en que las crisis y las políticas de ajuste se hacían recurrentes. Los campesinos seguían luchando por la tierra y por autonomía para transformar el sector agrario. Gran parte del Perú quería destruir ese Estado oligárquico de blancos y recolonizador y otros, menos, tomarlo. Incluso, la Confederación Campesina del Perú acordó ir a la lucha armada, parte de Izquierda Unida (VRPM) también e incluso jóvenes apristas se fueron con el MRTA y SL. ¿De esta situación no nos habla la CVR?, ¿por qué no recuerdan los Ames, Bernales, Tapia, etc. esta crítica situación, articulándola a una historia colonial de violencia violencia étnico-clasista?
No recuerdan que Sendero solo les tomó la delantera a los miles que discutían y querían la guerra o la insurrección; los senderistas quisieron hacer solos la revolución pura y tildaron a todos los otros rebeldes y reformistas de traidores, equivocados, revisionistas, etc. Desde el inicio cometieron muchos errores teóricos, políticos y militares, se aislaron y quedaron solos y pronto entraron a la lógica del juego estrictamente militar que le propuso el Estado terrorista. La construcción de un campo ideológico cerrado e inflexible, una teoría hermética y completa, los condujo al fundamentalismo de la línea correcta, el verticalismo y la militarización de la política, auto-engañándose ante su incapacidad de crear un sólido ejército popular; fueron algunos de los factores de su derrota. Pero también los condujo a la pérdida de legitimidad y a un aislamiento que ahora se expresa -sumándose a los factores antes anotados- en que pocos quieren seguir esclareciendo la verdad.
También olvidan con total intencionalidad la participación de los Estados Unidos en la guerra a través de la venta de armas, equipos, ayuda económica que incluye sobresalarios para una élite, entrenamiento, inteligencia, participación de la Embajada Norteamericana y la USAID, ayuda militar y logística, maniobras, presiones, financiamiento de organismos como ONGs y centros de investigación, diseño de estrategias, búsquedas, presencia de la CIA-FBI, etc. Éste fue -con creces- el primer factor del militarismo y de la militarización del país, la doctrina de seguridad nacional diseñada por ellos y los acuerdos de Santa Fe así lo confirman; había que terminar con SL, cueste lo que costare y SL decidió hacer la guerra popular hasta sus últimas consecuencias, incluso subordinando lo político a lo militar.
Como los ex intelectuales de la CVR también renunciaron al marxismo, volvieron al funcionalismo moderno -la teoría de sistemas- y a la estadística, dejando de lado el examen de la totalidad de relaciones que tienen que ver con la verdad, olvidaron nada menos que la historia, al imperialismo y sus geoestrategias de poder, el papel de las clases y etnias, la colonialidad del poder y del saber, los intereses económicos, el carácter de la oligarquía vendepatria y sus políticos.
El anuncio del informe de la CVR se hizo el 28 de julio -conmemoración de una seudoindependencia de España, que en realidad es la celebración de la conformación del Estado Criollo y la ritualidad de la configuración de la colonialidad del poder- cuando el fracaso ante el poder de Fujimori era evidente y los miles de vladivideos ya se encontraban en el archivo. Transcurridos tres años desde la caída del régimen autoritario de Fujimori, responsable de genocidio y saqueo del Perú, éste sigue en el Japón gastando e invirtiendo lo robado. Precisamente el caso Fujimori revela la subordinación colonial y la cesión total de la soberanía al imperialismo.
El día patrio se buscaba unir lo posible de ser unido y e incluso lo fragmentado: primero los medios, los intelectuales, empresarios, sectores de la iglesia, las FFAA y los partidos aliados; en la oposición política unos cerca de Fujimori y parte de las FFAA, otros del APRA temerosos de la CVR. En la resistencia, varios gobiernos regionales y alcaldes demandando recursos al Estado centralista y los trabajadores - obreros, comerciantes, desempleados- con los agricultores preparándose para luchar en las calles por sus demandas.
Ante el rechazo cada vez mayor al liberalismo, al pensamiento único y a sus representantes, la unidad solo se puede dar en torno a dos enemigos: SL y Fujimori. Pero, el primero aún es símbolo de la destrucción del Estado recolonizado y Fujimori del saqueo, pero con empleo precario -pero empleo, al fin-; a diferencia de Toledo: imitación de su antecesor pero con desempleo símbolo de los intereses antinacionales y de la desidentidad. Ambos reaparecen como fantasías del imaginario popular.
Recordemos quienes son realmente algunos miembros de la CVR. En los años 80 aparecen en Perú expertos en contrainsurgencia, muchos de ellos provenientes de la izquierda o de sus ONGs. Se incorporaron al Estado y al hacerlo consiguieron pertenecer al selecto grupo de 10 mil personas que ganan más de 10 mil dólares al mes. Otros más son ministros, consultores, asesores, dueños de ONGs, de centros de investigación. Proceso al que llaman democratización o transición a la democracia, que les permite legitimar sus vidas y ser defensores de cualquier régimen. A algunos de éstos, el Gobierno de Toledo los invitó -nadie los eligió- a construir "la verdad" sobre la violencia de los años 80 y parte de los 90, una verdad oficial, ad hoc para el poder y que posibilite la reconciliación de la clase política, de los partidos, la iglesia y las Fuerzas Armadas. El objetivo elegido fue el Partido Comunista del Perú, más conocido como Sendero Luminoso (SL).
La versión que crearon es bastante simple y utilitaria: SL enfrentó a la sociedad y a su Estado democrático, las FFAA salieron de sus cuarteles a defenderlos y en algunos casos cometieron algunos excesos; por lo tanto, los principales culpables son estos rebeldes primitivos de SL que sin ningún sentido se rebelaban y también algunos (120) militares que transgredieron la legalidad. El MRTA y otros grupos subversivos apenas aparecen. La tarea de la CVR pareciera que fue solo de orden cuantitativo y legal, recibir testimonios, contar el número de muertos y con ayuda de expertos norteamericanos en estadística, los señores Jane Archer, Patrick Ball y Fritz Scheuren -una vergüenza para las ciencias sociales peruanas- calcular el total de muertos.
Se dice que el método de estimación de múltiples sistemas es un método estadístico, matemática pura, pero no reconocen que este no puede reemplazar a la memoria histórica, o acaso los peruanos no recordamos los hechos, lasa acciones militares guiadas por los manuales de contrainsurgencia que aún se utilizan señalan que no había que dejar sobrevivientes y que ello se expresó en grandes masacres que se concretizaron en más de 4,600 lugares de entierro clandestino, en los botaderos de cadáveres, en los montículos de muertos que aparecían en las fotos de la época: Uchuraccay, Cayara, Accomarca, Pucayacu, y los crímenes masivos en la Cárcel de Ayacucho, los penales de Lima, La Cantuta, Barrios Altos, etc, etc, etc. de los que apenas hablaron los falsimedia. Mientras que lo de Lucanamarca, Tarata y María Moyano se difundía día tras día, mes tras mes, durante años.
La historia siempre fue escrita por los que ganan y ésta es la de ellos. Una verdad a la cual -quisieran ellos- habría que temerle, lo mismo que al todopoderoso Estado que también es de ellos. Obviamente, en el estudio existe un desequilibrio entre la exquisitez del aparato técnico metodológico y el escaso desarrollo del pensamiento, ya antes se decía que el saber no se presta, ni entre padres e hijos o no señor Lerner, Sulmont y otros que andan buscando empleo bien remunerado para la familia?. Pronto los veremos de congresistas. La desconfianza que ahora crea la Pontificia expresa que las ciencias sociales peruanas han retrocedido por lo menos 30 años.
Hay una pérdida de capacidad para colocarse ante la realidad en los distintos momentos históricos de la violencia, una inmensa pobreza conceptual para establecer los movimientos internos del fenómeno y entender sus especificidades. Lo ocurrido en Perú no tiene nada que ver con lo que aconteció en Kosovo, en Guatemala o Zambia y tampoco es un problema de información, de informática o de números, sino de las múltiples determinaciones en su articulación histórico concreta, desde sus dinamismos constituyentes. Hay que escapar del lenguaje de las técnicas, de los parámetros políticos, de los dólares del PNUD y el almibarado discurso para entender la realidad. Quienes han convertido el orden establecido en su propio sentido existencial no deberían tener derecho a hablar porque no pueden trascender los límites establecidos por quiénes detentan el poder. ¿Quizás esta investigación también servirá para crear más asesorías, consultorías y ONGS que ayuden a las víctimas?.
La "verdad", menudo problema político que bien vale 13 millones de dólares perfectamente repartidos entre intelectuales orgánicos del poder aunque algunos aparenten independencia y transparencia.
Examinar a la Comisión de la Verdad requiere relacionar con el poder a los intelectuales que la conforman, con la naturaleza social y política siempre ambivalente de los mismos, con su sometimiento a la colonialidad del saber, con su capacidad para la farsa, con su ambición por el dinero y con su manejo de efectos especiales para no ser detectados. Así como los intelectuales del Opus dei actúan -salvo en determinados casos- clandestinamente; la CIA también tiene intelectuales ocultos en centros de investigación y ONGs que las financian directamente o a través de fundaciones; y los intelectuales de lo que fue Izquierda Unida, que la desaparecieron para ellos ajustarse al neoliberalismo permitiendo que las aguas vuelvan a su nivel; o sea, que los intelectuales caviar retornen al claustro socio-familiar aristocrático a través del poder. Ya leímos las declaraciones de Bernales y Rospigliosi: "nunca fuimos de izquierda" o "ya dejamos de serlo". Pero eso ya no importa. Lo que sí es importante saber es ¿por qué llamaron a formar parte de esta Comisión por ejemplo a Degregori y Tapia, enemigos viscerales de SL y declarados asesores de la contrainsurgencia?, ¿por ser destacados senderólogos que le ganaron la batalla por la legitimidad a SL?. La visión del Perú como la de un país ocupado no puede abandonarse. El informe de la CVR huele a investigación colonial y policial. El hecho de que algunos de sus miembros estuvieron en la contrainsurgencia le quita toda legitimidad.
Como vemos, la verdad de la guerra civil en Perú, la verdad de la Comisión de la Verdad, es un tema político que está subordinado al poder; y los intelectuales que la conforman, desde hace mucho vienen participando del poder despótico y sus beneficios, implementando el neoliberalismo neocolonial y las políticas contraisurgentes que siempre los han acompañado. El objetivo de esta Comisión no ha sido otro que legitimar al Estado criollo y neocolonial, el terror de Estado y el neoliberalismo, con una lógica que ofende al sentido común: SL se enfrentó a la sociedad con argumentos racistas, las FFAA salieron a defenderla y por lo tanto la mayoría de muertos son de SL.
De este modo nos remiten al plano epistemológico de la verdad, tema sobre el cual el filósofo Lerner debe ser un experto. ¿Qué es la verdad?, ¿para qué la verdad?, ¿por qué?, ¿ cuál es el criterio de la verdad?, ¿ de qué verdad estamos hablando?, ¿ se trata de descubrir los orígenes histórico sociales de la violencia?, ¿se pretende reconciliar la república criolla con la de indios?, ¿ de si fue una rebelión justificada cuando renacía la democracia?, ¿ de las aspiraciones del pueblo peruano en ese entonces y ahora?, ¿de por qué el pueblo no creía ni cree en el Estado y su objetivación en las FFAA, el régimen y sistema político?
Los criterios de verdad pueden ser establecidos por correspondencia, por revelación, por coherencia, por conformidad con una regla, el pragmático, por redundancia, por consenso, etc. que corresponden a determinadas teorías: monistas, fisicalistas, esencialistas, subjetivistas empíricas, subjetivistas trascendentales, lingüísticas prescriptivas, lingüísticas descriptivas, etc. ¿ Cuál es el criterio parroquial y utilitario de Lerner?. Aquí solo nos interesa decir 1) que la verdad es un proceso que se revela y descubre en relaciones intersubjetivas, que sin consenso no tiene legitimación, 2) hay que buscar la verdad con sentido histórico, con integralidad abierta al diálogo, en sus variadas dimensiones y condicionamientos. De otro modo puede ser ficticia y utilitaria, adecuada al poder.
Además no todo conocimiento objetivo es verdadero. La objetividad de la CVR está relativizada a una comunidad epistémica con sus marcos éticos del dinero y conceptuales del pensamiento único. Que lo que dice la CVR corresponda con una realidad quizás sirva para convencer al Perú y al mundo de la objetividad de sus proposiciones pero ello no tiene necesariamente que ver con la verdad. Ésta aún seguirá en discusión pero no atentando contra el sentido común y la conciencia histórica.
Está claro que éste es un estudio de la violencia desde el ángulo de la mirada del Estado que gastó millones de dólares - a ojo de buen cubero, más de 100 mil dólares promedio por miembro de la CVR- para que este grupo de servidores del Estado nos digan que SL fue el principal responsable de la violencia, restando importancia a las historicidad del fenómeno y a las estructuras de la violencia. Para ellos 500 años de violencia colonial no son nada, cinco siglos de acumulación originaria se los pasan por el arco del triunfo. En esos años miles de pensadores indígenas, marxistas, etc. -incluyendo en los años setenta a miembros de la CVR- pensaban que solo destruyendo al Estado podían cambiar las cosas.
Fujimori, durante una década, acusó a SL de ser el culpable de la crisis y de todos los problemas del país; y del 80 al 90 Fernando Belaúnde y Alan García dijeron lo mismo. Ninguno dijo -y la CVR tampoco- que la política contrainsurgente en los tres regímenes fue la misma: una guerra diseñada por las FFAA como fuerza de ocupación y que su corolario fue que un agente de la CIA gobernase el Perú.
No defendemos a SL, ellos sabrán cómo defenderse. Antes los hemos criticado por militaristas, fundamentalistas, intolerantes, dogmáticos, mesiánicos. Ese no es el tema de ahora. Seguiremos hablando de la verdad.