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Perú

7 de noviembre del 2003

La prensa peruana y la santa inquisición en Perú


Olaechea en libertad: montaje policial que se derrumbó

Luis Arce Borja

Después de más de 3 meses de injusto encarcelamiento, el martes 4 de este mes fue liberado Adolfo Olaechea. La decisión la tomó la Sala Nacional para casos de terrorismo, que como señaló en forma oficial, "revocó la orden de detención contra Olaechea por considerar que su arresto no se justifica". La libertad inmediata de Olaechea fue decidida por el voto del vocal Cayo Rivera quien concluyó que no había cargo penal válido y concreto contra el acusado. El mismo presidente de la Sala para casos de Terrorismo, Pablo Talavera dijo que no había ninguna prueba de que Olaechea sea militante de Sendero Luminoso", y haciendo alusión a la prensa peruana, indicó que en su opinión se "había levantado mucho la imagen de Olaechea como fuera un personaje dentro de Sendero, cuando no es así". Este juez declaró que la orden de detención contra Olaechea ha sido un "desacierto jurídico creado en 1992, cuando se podía abrir instrucción penal con mandato de detención sin que existieran suficientes indicios o pruebas".

Olaechea ha sido puesto en libertad, pero no ha sido absuelto. El juicio contra él continuará con comparecencia restringida, lo que significa que le son negados una serie de derechos individuales señalados por la constitución. Por ejemplo no puede hablar públicamente, y está obligado a no intervenir en asuntos políticos, y tampoco salir del país mientras dure el proceso. La liberación de Olaechea ha movido el gallinero político en el país. El Congreso fantoche del Perú (sucursal de palacio de gobierno) en un caso paradójico (de violación de la supuesta independencia del poder judicial) a citado al presidente de la Corte Suprema de Justicia para que "explique" por qué Olaechea está en libertad. Los políticos, incluyendo a los "opositores" (APRA, y otros) se han puesto rojos de ira por las "faltas de pruebas" que se presentaron contra Olaechea (en otro palabras se quejan de la lentitud para fabricar las pruebas). La prensa peruana, que no ha cambiado su conducta mercenarizada ha llorado su derrota y en revancha ha lanzado una nueva y nauseabundamente campaña para atrapar "embajadores de Sendero" en el extranjero.

Sobre este hecho es bueno precisar dos cosas:

Primero. La liberación de Olaechea no significa que la justicia peruana comienza a marchar mejor que en la época de la mafia de Fujimori y Montesinos. Nada de eso. Hay que recalcar que todos los instrumentos seudos legales que el gobierno peruano utilizó para capturar y encarcelar a Olaechea provinieron de la zancadilla, la trampa y la violación de las más elementales leyes internas e internacionales. Desde la orden de captura, pasando por la ilegal extradición, y el encarcelamiento de Olaechea en un penal de alta seguridad en Lima (Canto Grande), fueron medidas ejecutadas al margen de la legalidad y configuraron acciones propias de un régimen que actúa fuera de la ley. Hay que recordar, que la orden de captura internacional mediante la cual Olaechea fue detenido en España (4 de julio 2003) fue fabricada por la policía fujimorista en 1992, y que Toledo ha desempolvado bajo el propósito de silenciar o atemorizar a sus opositores políticos en el extranjero.

Las causas por la que el gobierno de Toledo se vio obligado a liberar su presa del momento hay que buscarlas, no en la justicia peruana, sino más bien en dos elementos principales: 1) Nada sostenía el ridículo y fantasioso expediente que el poder judicial había fabricado para acusar a Olaechea de terrorista y "dirigente" del Partido Comunista del Perú (PCP). Como lo explicó Javier Valle Riestra, abogado de Olaechea, no había una sóla prueba que mostrara que su defendido, que reside desde hace 25 años en Londres, pertenecía a las filas de la guerrilla maoísta y menos que era dirigente de esta organización. En cualquier país medianamente civilizado y donde la justicia está administrada por jueces probos, las acusaciones contra Olaechea, hubieran terminado en el tacho de la basura, y el acusado habría tenido que ser liberado inmediatamente y no estar retenido algunos meses como en Perú. 2) El otro factor que contribuyó para la liberación de Olaechea se refiere a la presión internacional, proveniente principalmente de la Corte Europea de Justicia y de la acción solidaria de dos miembros de la Cámara de los Lores de Inglaterra. Como se recordará desde el momento que Olaechea fue detenido en España la Corte Europea de Justicia se pronunció en contra de que éste fuera extraditado sin antes analizar la legalidad de la acusación. En esta orientación la Corte Europea remitió una comunicación al gobierno español haciéndole ver que la extradición de Olaechea, sin previo juicio (como se hizo) significaba una violación a los convenios de la Comunidad Europea. Y en relación a esto, existe actualmente una acusación de esta corte contra la justicia española, que por la modalidad empleada contra Olaechea no se diferencia en nada de las repúblicas bananeras como el Perú. Por su parte los dos miembros de la cámara de los Lores (Lord Nicholas Rea, y Lord Avebury) junto con una serie de ciudadanos ingleses y de otras nacionalidades iniciaron movilizaciones en la capital inglesa para buscar la liberación de Adolfo Olaechea. Incluso los mencionados lores enviaron una comunicación al régimen peruano donde expresaban su preocupación por la seguridad y libertad de Olaechea.

Segundo. La ilegal detención de Olaechea ha servido para mostrar una vez más la catadura mafiosa y corrupta de la mayoría de los jueces, políticos, periodistas y autoridades del Perú. En el juicio de Olaechea fiscales y jueces hicieron prevalecer la consigna policial y la orden de palacio de gobierno antes que aplicar con conciencia las leyes y la constitución del Estado. (La libertad de Olaechea ejecutada por un tribunal antiterrorista se decidió en una reñida votación entre los vocales). El voto a favor de la libertad de Olaechea, si bien es cierto hay que reconocer como una acción independiente de algunos jueces no significa que el poder judicial se haya sacudido de su fisonomía corrupta y mafiosa. Si no fuera así, los miles de prisioneros encarcelados injustamente (bajo los cargos de terroristas y senderistas) serían puestos en libertad inmediatamente. Los políticos, que según el anuncio constitucional, están subvencionados para "cuidar el buen manejo de la justicia", sólo echaron leña al fuego y gritaron su venganza política. El mismo "Popy" Olivera (payaso de todos los gobiernos), embajador y aliado "estratégico" (come de la mano del presidente) con su característica bochornosa conducta gimió desde España (donde vive como un parásito) para que se violen las leyes con el fin de que se encarcele al "embajador de Sendero Luminoso" que él había hecho encarcelar y extraditar.

Prensa y periodismo: el desagüe del Estado lumpenizado

El papel de la prensa peruana en el caso Olaechea, merece una explicación un poco en detalle. Este hecho descubrió una vez más que los medios de comunicación y la mayoría de los periodistas siguen siendo el desagüe de un Estado y un sistema decadente y lumpenizado. Esta prensa como en el mejor tiempo de la mafia fujimorista blandió la lanza para pedir sangre y justificar los peores crímenes contra los ciudadanos peruanos. Con la única excepción del diario La Razón, los demás medios ladraron para que Olaechea a quien calificaron con los peores epítetos, fuera quemado en la hoguera de la inquisición. En primera línea se ubicó la revista Caretas y el diario La República que como en la década del 90 publicaron sendos artículos redactados no en las oficinas de estos medios, sino en los cuarteles policiales. Así por ejemplo Caretas, en una nota que bien podría ser parte de una antología de la extrema miseria moral del periodismo peruano, publicó un artículo (firmado por Patria Caycho) donde no solamente se inventa y se falsifica los hechos relacionados a la actividad política de Adolfo Olaechea en Londres, sino que se pide abiertamente que se viole las leyes para que se encarcele al acusado. El caso Olaechea, dijo Caretas, "demuestra que para responder a la justicia no es necesario ser un líder "histórico" de Sendero...Tampoco es menester tener presencia en algún atentado, pues él vivió en Londres durante los años más violentos de la lucha contra la subversión. Bastaría comprobar que sus "actividades culturales" engordaron las arcas de Abimael Guzmán". (Caretas, 10 de julio 2003). Por su parte el diario La República, no escatimó tinta ni papel para secundar el plan policial y otorgar una imagen de legalidad y veracidad a las absurdas acusaciones contra Olaechea. Este diario, dio por hecho, y sin ningún respeto por la verdad, dijo que Olaechea era "cabecilla del grupo senderista y recaudador de fondos en Londres", y que "alentaba la guerra' desde Europa.

Sus conclusiones sobre este caso, que bien habría que tomarlas en cuenta para ver el cordón umbilical existente entre las patrañas policiales y la sucia labor de la prensa peruana. Para este cotidiano, que en otras ocasiones hemos denominado con justa razón "la república de la inmundicia" (en referencia a un texto redactado por César Romero), la extradición y encarcelamiento de Olaechea era un buen inicio para iniciar una cacería de brujas contra otros "senderistas" en el extranjero. "Empero, todavía quedan por aprehender Luis Arce Borja, en Bruselas, Maximiliano Durand Araujo, en París, y Javier Esparza Márquez, en Estocolmo, entre otros", dijo sin escrúpulos este periódico que durante años se vinculó a Izquierda Unida (IU) y alternativamente al APRA, y al fujimorismo en sus inicios. (Ángel Páez, diario La República, octubre 2003).

Pero estos medios, al verse descubiertos y siendo uno de los principales afectados por la liberación de Olaechea, se han revolcado en su propio estiércol. Al sentirse localizados como embusteros y quedar a la intemperie su felonía para mentir y trasmitir las consignas policiales, no han atinado a otra cosa que volver a la carga. Han lanzado una especie de cortina de humo, algo así como la tinta que arroja el pulpo cuando se siente descubierto en su escondite. Ahora el ataque sin cuartel no es solamente contra Olaechea sino contra otros ciudadanos residentes en el extranjero.

Así, el diario La República en un hecho que más se aproxima a un caso patológico que a una mala interpretación de la realidad, ha dicho en su edición del 6 de este mes, que la liberación de Olaechea se habría ejecutado no por faltas de pruebas sino por que las pruebas no llegaron a su tiempo. Algo así como que la liberación de este acusado, significa una injusticia de la sagrada ley universal peruana. En este mismo tono, pero con un ingrediente de fábula de última categoría ha señalado que una jueza peruana va ordenar la revisión de las cuentas corrientes de los supuestos senderistas en el extranjero. No queda otra cosa que reírse. ˇEl Perú, una caricatura de República ordenará a los bancos internacionales abrir sus cuentas para ver como circulan los millones de "Sendero Luminoso"!. Juntos a estos ridículos desatinos ha publicado también irresponsablemente una larga lista de organizaciones (muchas inexistentes y fantasmales) a las que acusa de "apoyar la subversión", y que según este diario serán acusados (como en los mejores tiempos de la mafia dirigida por Fujimori y Montesinos), de terroristas y extraditados al Perú. Como dicen los viejos peruanos, "dios nos coja confesados" con este tipo de periodismo.

Bruselas, 6 de noviembre 2003