DESLINDE, 29-10-03, José Ríos r.
Lo que el toledismo pudo, y no quiso hacer, derogar la Constitución que se mandó a hacer Alberto Fujimori, por razones de cálculo electoral (reeleccionismo no declarado de Alejandro Toledo), y para congraciarse con la burguesía nativa (que apoyó en bloque el autogolpe de 1992), el Tribunal Constitucional(TC) tiene la oportunidad, desde el día de hoy y por espacio de 30 días, de eliminar y en consecuencia restablecer el imperio de la Carta de 1979.
Más allá de la cuestión de los derechos ciudadanos y laborales que consagra la constitución de 1993, está el hecho que la misma fue hecha para beneficiar, ex profeso, a un personaje como Alberto Fujimori, que accedió al gobierno con un mandato popular que fue el primero en violentar, en agosto de 1990 ("Dios nos ampare", JC Hurtado Millar), y luego coludiéndose con el APRA para asegurar la impunidad de Alan García. El corolario de esta cadena de acciones fue el autogolpe del 92, con lo que dio inicio a un régimen al estilo de Bordaberry.
La carta del 93, por otro lado, como señalan los autores de la iniciativa, Alberto Borea y Angel Delgado, franqueó el ingreso de aparatos como el del SIN, a un tinglado desde el que se manejaron las instituciones del país con la operatividad de un régimen de ocupación interna.
La nulidad, por sí sola, no será aprobada por el TC sin la movilización de los sectores sociales. El Tribunal ya ha dado muestras de haber sido mediatizado en otros asuntos también trascendentes. Por ello, es necesario movilizarnos, y hacer campaña durante estas semanas, 4 escasas semanas donde ese capítulo de la vergüenza nacional puede ser cerrado definitivamente.
Quizás sea esta la última oportunidad, en la actual correlación de fuerzas, para anular el soporte jurídico del fujimorismo, y pueda esto dar luz verde para desmontar la pesada herencia de los 10 años de cogobierno cívico-militar. No dejemos que esto pase sin decir nuestra palabra, después puede ser demasiado tarde.