País Vasco
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Elecciones en Galicia
Julieta Bazán
En la tercera y última entrega de la serie televisiva "24 horas" que se emite actualmente en los EE.UU., Jack Bauer dispone de todas las licencias. El agente especial, inteligencia americana a lo bestia al servicio de la seguridad del pais de Bush, lo mismo puede matar que extorsionar, torturar o causar cuantos "daños colaterales" sean necesarios para poner a salvo ese enorme imperio del miedo que son los Estados Unidos de América. Ni su agencia ni el Senado, y menos el presidente, ponen en duda los métodos de Bauer aunque disten mucho de ajustarse lo mínimo a los preceptos de un estado de derecho. El fin justifica los medios. Un reciente estudio sociológico llevado a cabo en los mismos EE.UU. sobre este tipo de series televisivas y las últimas producciones en celuloide, establecen que comportamientos como los de Jack Bauer no son algo casual. Son vistos con buenos ojos por la Casa Blanca y podrían, incluso, estar promovidos desde estamentos próximos al presidente. Los americanos que aparecen en la serie sufren con frecuencia ataques de pánico, viven en un estado de permanente ansiedad y se debaten entre dos tipos de miedo, el miedo al árabe y el miedo al miedo, a no se sabe qué y a todo, al vacío. Lo mismo que en la calle, lo mismo que Bush viene intentando producir desde hace ya años en este país que ha llegado a asumir que algo parecido a lo que sucedió el 11-S volverá a suceder. En una situación así, Bauer muestra al americano corriente como es conveniente actuar y hasta donde es necesario llegar para que el americano corriente pueda estar a salvo. Hasta donde fue preciso llegar y como hubo que actuar en Irak, por ejemplo.
Más cerca y hace solo días, apareció en Galicia una señora de Ermua que advirtió a los gallegos que si Fraga no gana "dentro de nada tendremos a ETA aquí", porque si no gana Fraga ganarán los socialistas y Zapatero, según ella, se baja los pantalones ante HB. Como esta especie de Bauer mesiánico interesaba, el delegado de Presidencia en A Coruña le cedió los locales para que fuera desde la propia delegación de la Xunta desde donde Ana Crespo, así se llama la mesías, lanzara su proclama. Se llame Bauer o Crespo, al PP aquí como a Bush allí le conviene el miedo. El mismo día que esa señora pedía disculpas públicamente -viernes, 3 de mayo-, Mariano Rajoy hablaba en Vigo de "una especie de eje del mal" en la que Galicia se convertirá si el ía 19 no repite Fraga.
Nada más abrirse la campaña de las autonómicas gallegas Fraga ya había alertado del "riesgo terrible" que, según él, comporta un gobierno de coalición. Miedo. Esa especie de Trio Calavera en la que se han convertido Rajoy, Acebes y Zaplana desde el mismo momento en que Aznar decidió convertir a los más ineptos del partido en su relevo, lleva mucho tiempo dándole vueltas al miedo, las dos españas, la vuelta al 36, la transformación del bipartidismo democrático en la confrontación visceral de los dos bandos en vez de la de dos partidos, únicamente. Más miedo. El reciente anuncio del gobierno español de producir la situación democrática y legalmente adecuada para meter la desaparición de ETA en la vía del diálogo y la negociación, les pone los dientes largos. Sin duda se trata de una ocasión de un calibre excepcional para intentar que al ciudadano le cale hasta los huesos ese miedo en el que se prodigan con saña. Si el miedo en sí ya es peligroso lo es más manejado con estos fines y por estos sujetos, y puede ser terrible si además no se tiene otra cosa, otra baza, más estrategia que la del miedo, miedo al pasado y al futuro, al rival y al aliado, al extranjero y al paisano, miedo a todo y a nada que al final son lo mismo, el peor de los miedos. A cada hora que pase se producirán situaciones propicias o fácilmente adaptables a la estrategia del miedo. Y si con el miedo no llega, ¿les quedarán escrúpulos para renegar del pánico?...
También es cierto que es fácil caer en la cuenta de que no es más que una estrategia que incluso podría volverse contra ellos. Puestos en Galicia, no tranquiliza precisamente confiar nuestros miedos a personajes como Baltar en Ourense, Cacharro en Lugo, Cuiña en Pontevedra y, por supuesto, Fraga en Galicia. Ellos no son precisamente Jack Bauer. La noche del jueves, 2 de junio, cuando se abría la campaña electoral desfilaba el presidente de los populares ourensanos, José Luis Baltar, con su charanga y su trombón de varas. Iba flanqueado a su derecha por la número 1 de su candidatura y a su izquierda por su guardaespaldas. Y no pasó nada.
Pero seguirán recurriendo al miedo.
* Julieta Bazán. Galipress-Alternativa de contenidos (