País Vasco
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Dos padres benedictinos fueron detenidos
Los religiosos Juan Joxe Agirre y Marcel Etxandi, ambos reconocidos euskaltzales, recibieron numerosas muestras de apoyo
Gara.net
En un operativo ordenado por la juez Laurence Le Vert, agentes de la DNAT
francesa y de la Guardia Civil detuvieron -en Beloke y Lazkao, respectivamente-
a los padres benedictinos Marcel Etxandi (70 años) y Juan Joxe Agirre (75 años)
por su presunta relación con Mikel Albisu. Ambos quedaron en libertad a lo largo
de la jornada. Los dos clérigos son referentes de la cultura vasca, por lo que
su arresto desató una oleada de denuncias desde diferentes ámbitos.
Juan Joxe Agirre y Marcel Etxandi, dos benedictinos que residen en las abadías
de Lazkao y de Beloke (Ahurti), respectivamente, fueron detenidos ayer
simultáneamente por orden de la «juez antiterrorista» de París Laurence Le Vert
por su presunta relación con Mikel Albisu, arrestado por la Policía francesa el
pasado 3 de octubre en Saliès de Bearn. Tras los respectivos interrogatorios y
registros -centrados estos últimos en las bibliotecas de las abadías y en las
habitaciones de ambos religiosos y que se prolongaron por varias horas-,
quedaron en libertad, aunque Etxandi fue trasladado primero a la comisaría de
Baiona.
El propio Agirre, nada más quedar en libertad poco después de las 16.00, relató
lo acontecido a partir de las 12.00 en el monasterio benedectino a los numerosos
periodistas que se acercaron hasta Lazkao. Explicó que dos hombres llegaron a la
abadía y le enseñaron sus credenciales, identificándose como agentes de la
Guardia Civil. «Hemos venido a detenerle, queda detenido», afirmó que le
dijeron. «Sólo eran dos, pero luego han hablado por el móvil y han venido un
montón, unos 15. Hemos estado esperando y me han dicho que me acusan de esto, de
esto y de esto, que tengo relación con el jefe de ETA, con los de ETA», agregó
el monje entre una nube de micrófonos, grabadoras y cámaras.
Indicó que respondió a los guardias que «jamás» ha tenido vinculación con la
organización armada y añadió que, tras replicar a las preguntas, comenzó a
dialogar con los agentes. Según precisó, «yo me defendía y les he dicho que mi
misión no es hablar con unos y con otros. Yo tengo, como archivero, las puertas
abiertas para todo el mundo». Destacó que en su trabajo de archivo y a causa de
«esas ansias de tener de todo, no hago distinción; mi misión es recopilar de
todos los partidos, tanto de derecha como de izquierda como de centro, de todos,
porque eso es historia del mañana. Si no se recopila, el día de mañana no habrá
nada».
En ese sentido, recordó que «aquí, en tiempos de Zumalakarregi y las guerras
carlistas, había también panfletos y si te cogían tenías fusilamiento y tal.
Ahora vas a la Biblioteca Nacional, al Museo de Historia de Madrid, y tienen
como joyas bajo cristal aquellos impresos».
E insistió en el porqué de su labor de reunir documentos, desarrollada durante
más de 30 años y que ha dado como fruto una de las más completas recopilaciones
-si no la que más- de material impreso en Euskal Herria: «Yo decía: si no
guardamos ahora, ¿el día de mañana qué? Nos van a juzgar y nos van a pedir
cuentas, y a ésos [en referencia a los guardias civiles] les he repetido eso».
«Les he convencido» Aita Juan Joxe, como le conocen los lazkaotarras,
prosiguió informando de que la Guardia Civil registró «pormenorizadamente» el
archivo que dirige, así como su habitación, y que le hicieron varias preguntas
claras «para contestar si o no», pero, según consideró, «ese sí o no necesitaba
una pequeña explicación, sino no tiene sentido». Concretamente, precisó que los
guardias le inquirieron sobre si tenía en su poder algún número de ³Zutabe² -la
revista de ETA- y que les contestó dándoles una pequeña explicación, «para que
entiendan, sino no asimilan», aunque no dio más detalles sobre esta cuestión.
El religioso manifestó que los agentes del instituto militar «respetaron mi
personalidad y y se reían de cositas. Les he convencido».
Tras señalar que no puede comentar todo lo dicho a los guardias, declaró que,
acostumbrado a recopilar durante décadas todo tipo de documentos impresos
relacionados con Euskal Herria, les pidió una copia del escrito judicial dictado
por Le Vert -en virtud de una comisión rogatoria- para su interrogatorio, con el
objetivo de incorporarlo a su archivo «para decir a la gente el día de mañana
Omira cómo estuvieron aquí¹». Los agentes le respondieron con una negativa,
argumentando el secreto de sumario.
Mientras Agirre recibía ya las muestras de cariño de vecinos -hubo alguna que
no pudo reprimir las lágrimas cuando aún no se conocía cuál era la situación del
padre-, amigos e incluso representantes políticos -el alcalde Félix Urkola (PNV)
no paró de hablar por teléfono mientras se mantuvo activo el operativo y mostró
a los perioditas su «indignación, rabia y sorpresa»-, en Beloke el operativo se
mantenía.
Las noticias procedentes de la abadía labortana fueron confusas durante toda la
tarde, ya que en algunos momentos se aseguraba que Etxandi había sido puesto en
libertad y en otros que continuaba detenido. Según indicó Radio Euskadi a última
hora de la noche, hasta alrededor de las 20.00 Marcel Etxandi permaneció
custodiado por los agentes en el interior del edificio religioso.
A esa hora habría sido sacado por una puerta trasera y trasladado hasta la
comisaría de Baiona, todo ello sin que ni el prior ni el obispo -ambos presentes
en la abadía- tuvieran conocimiento de ello. Fue puesto en libertad poco antes
de la medianoche.
Al parecer, la juez Le Vert acusaba a Etxandi de haber ejercido labores de
«correo» para ETA. Los policías también interrogaron a otros frailes, con
especial interés en aquellos que atienden las llamadas telefónicas o que reciben
a los visitantes que se acercan hasta la abadía. Los agentes se mostraron
particularmente interesados en saber si habían notado la presencia de gente
«sospechosa» y preguntaron a los monjes si conocen a alguna de las personas
arrestadas en la redada del pasado 3 de octubre.
fuente: Gara