La foto
Martin Garitano
Ya tienen la fotograf�a de Arnaldo Otegi esposado.
Aunque a�n no la hayamos visto publicada. Una simple fotograf�a que
muestra con crudeza la realidad del escenario que han dise�ado los
estrategas del talento. La imagen en blanco y negro de la hoja de ruta que
han redactado en La Moncloa para encaminar el conflicto vasco hacia la
soluci�n final, entendida, claro est�, como la simple renuncia de ETA a la
lucha armada. No se contempla en ella m�s conflicto que �se ni m�s
soluci�n que una reformulaci�n del r�gimen auton�mico en par�metros que en
ning�n caso excedan el cors� constitucional.
Mal empezamos.
De todas las hip�tesis que se puedan barajar, la m�s benigna ser�a aquella
seg�n la cual el magistrado Grande-Marlaska juega por libre en su af�n de
hacer peque�os los m�ritos atesorados por Garz�n, a quien sustituye al
frente de su juzgado. Benigna, apunto, porque conceder�a al Gobierno
espa�ol el margen de maniobra suficiente para sostener la inveros�mil
tesis de que hay una Justicia que funciona como una m�quina bien
engrasada, a su ritmo.
La tesis se cae por su propia base. Creer, a estas alturas, que la
Audiencia Nacional funciona al margen de los calambrazos pol�ticos que
llegan desde el Poder Ejecutivo es, simplemente, no conocerla y mirar
hacia otro lado ante los sumarios instruidos, las resoluciones adoptadas,
los silencios ante las denuncias de tortura (y sus evidencias) y las
sentencias dictadas. Creer, adem�s, que el fiscal trabaja con
independencia del criterio del Gobierno es tanto como pecar de candor en
un terreno el del conflicto trufado de violencia.
Estamos, una vez m�s, ante el peligroso juego de ajedrez, un juego que, no
lo olvidemos, se fundamenta en la destrucci�n del contrario hasta su total
aniquilamiento o rendici�n incondicional. No es esto de lo que hablaban
los bienintencionados. Para demostrar lo contrario, le toca a Zapatero
afrontar una ardua tarea. Los primeros pasos razonables a dar los enunci�,
adem�s, el propio Arnaldo Otegi hace s�lo unas semanas: desactivar todas y
cada una de las consecuencias del �Pacto Antiterrorista�. L�ase los
procesos de ilegalizaci�n, las detenciones, las operaciones policiales y
los juicios en la Audiencia Nacional. De lo contrario habr� que pensar, no
sin tristeza, que la fotograf�a de Otegi esposado es la que retrata con
cruda veracidad el esbozo de soluci�n final en el que, de forma
irresponsable y un tanto ingenua, trabaja Zapatero emboscado tras su
sonrisa y sus gestos. Lo que se ve es lo que hay.
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