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Pa�s Vasco

 

El fracaso de la estrategia de Ibarretxe

I�aki Iriondo
Gara

Tras las elecciones de 2001, antes incluso de que se planteara la legalizaci�n de Batasuna,la estrategia de Ibarretxe y el PNV pasaba por la laminaci�n de la izquierda abertzale. Ahora depende de sus votos para volver a Ajuria Enea o puede incumplir su palabra y unirse al PSE.

La decisi�n de Juan Jos� Ibarretxe de no negociar ni llegar a acuerdos con Batasuna, adem�s de un �compromiso �tico� adoptado durante la campa�a, formaba parte tambi�n de una estrategia para hacer ver durante cuatro a�os que el voto a la izquierda abertzale era in�til. En las elecciones de 2001 Euskal Herritarrok hab�a sufrido un fuerte golpe que hizo mella en su electorado. La intenci�n del PNV era ahondar en esa desolaci�n de la base social independentista para tratar de seguir engordando su bolsa de votos. Despu�s le lleg� el regalo de la ilegalizaci�n. La coalici�n PNV-EA comenz� entonces a hacer las cuentas de la lechera. So�aron con una mayor�a absoluta s�lo posible desde la culminaci�n del escenario m�s antidemocr�tico, y ayer se estrellaron contra la realidad.

Realismo magico

Ocurre, sin embargo, que en Euskal Herria la realidad no siempre discurre por los cauces previstos. Porque, de pronto, de la chistera de la imaginaci�n, de la necesidad de prever todas las posibilidades, surge un partido que nadie conoce, que carece de sedes p�blicas, que ha tenido que confeccionar sus listas con m�ltiples independientes ante la escasez de su propia militancia y las condiciones represivas que se preve�an, y obtiene nueve parlamentarias y parlamentarios que rompen todos los planes: los de quienes buscaban distorsionar la representaci�n popular con la ilegalizaci�n de candidaturas y los de aquellos que pretend�an aprovecharse de ello. EHAK se convirti� ayer en la gran triunfadora de estas elecciones y, de su mano, toda la izquierda abertzale. Rota la estrategia de la ilegalizaci�n, convendr�a que Jos� Luis Rodr�guez Zapatero tomara nota de que el resultado de la v�a represiva que emprendi� de la mano de Jos� Mar�a Aznar ha sido un reforzamiento del voto independentista que es hoy, con menor censo menos participaci�n, m�s alto que hace cuatro a�os.

La nave no se hundia

El m�ximo argumento empleado por el PNV en contra de la ilegalizaci�n de Batasuna, el que tantas veces ha repetido Josu Jon Imaz, ha sido que esta medida imped�a que se reflejara en las urnas el hundimiento de la izquierda abertzale. La frase, repetida en m�tines y ruedas de prensa, era que es la sociedad la que, con sus votos, legaliza o ilegaliza las formaciones pol�ticas. Y el mensaje subliminal �en ocasiones sobradamente expl�cito� ear que la sociedad estaba retirando su apoyo a la izquierda abertzale. Peor cuando, sorteando las condiciones antidemocr�ticas, la izquierda abertzale ha encontrado una papeleta legal con la que tener voz y voto en una instituci�n, se ha podido comprobar que la nave no se hund�a. Hay quien dice ser el cauce central de este pa�s, el que fluye por entre las dos orillas. Tal vez la comparaci�n no sea la m�s adecuada. Da la impresi�n de que por el r�o en el que ahora est�n fij�ndose todas las miradas navega un barco con una bandera roja, una estrella de cinco puntas y una tripulaci�n sonriente.

Lo tenian claro

En los �ltimos d�as se ha especulado mucho en determinados medios sobre los problemas que hab�a en el seno de Batasuna para trasladar a su militancia la necesidad de votar a EHAK. Que si eran comunistas, que si defend�an la dictadura del proletariado, que si hab�a una fuerte contestaci�n interna en defensa del voto nulo... Es evidente que quienes fabulan con este tipo de cosas conocen poco a la base de la izquierda abertzale. A tenor de los resultados, parece evidente que los votantes de Batasuna ten�an muy clara cu�l era su papeleta, no necesitaban estar pendientes de las pruebas que obtuvieran la Guardia Civil, la Polic�a Espa�ola o el CNI.

Plebiscito perdido

Juan Jos� Ibarretxe crey� que su discurso en el Congreso de los Diputados, que emocion� a much�simos abertzales, era el mejor primer acto de campa�a que pod�a imaginarse. As� que al d�a siguiente, en lugar de poner en marcha los mecanismos de la consulta como hab�a comprometido el 26 de diciembre de 2003 ante el Parlamento de Gasteiz, en lugar de llamar a los partidos para ver c�mo pod�a darse respuesta al rechazo de Madrid, en lugar de buscar un compromiso con el amplio espectro social que pod�a respaldar las bases fijadas en el proyecto aprobado el 30 de diciembre por mayor�a absoluta, en lugar buscar complicidades de base como durante tanto tiempo le hab�a estado reclamando un agente cuantitativamente tan importante como ELA, en lugar de hacer cualquiera de esas cosas o de combinar varias de ellas, opt� por convocar eleccio- nes. Y las plante� adem�s como un plebiscito sobre su estrategia. El resultado es claro: antes ten�a 33 esca�os y ahora 29. Pidi� un esca�o m�s que PSE y PP y tiene cuatro menos.

Esto no significa, en modo alguno, que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa no haya una mayor�a social que apueste por la soberan�a. La sigue habiendo. De hecho, se ha expresado de manera m�s radical que en anteriores comicios. No ha fracasado el abertzalismo, sino la estrategia del PNV.

Le perdio la moderacion

No ser� f�cil saber qui�n dise�� la campa�a electoral de la coalici�n PNV-EA, que dej� aparcados los conceptos fundamentales del plan que hab�a sido el eje de toda su legislatura y se centr� en el mensaje de la fuerza para negociar y decidir. Se recurri� poco a los principios b�sicos de cualquier abertzale, y se habl� mucho del PIB y otros indicadores macroecon�micos para tratar de convencer al electorado de algo que conoce de sobra y que puede comprobar cada ma�ana desde que se levanta: si vive bien o mal. Esta moderaci�n, este intento de desviar la atenci�n que deb�a haberse centrado en lo esencial, unido a que tampoco en frente hab�a una excesiva beligerancia, ha provocado una desmovilizaci�n del electorado de PNV-EA.

Ser o no ser para decidir

El puzzle parlamentario ha quedado sumamente complicado y el PNV tendr� que tomar una decisi�n. Puede profundizar en su estrategia soberanista, sabiendo que en esta ocasi�n no podr� despreciar a la izquierda abertzale, o hacer una ciaboga y volver a los tiempos del sano regionalismo de la mano del PSE. Fue el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputado, Josu Erkoreka, quien afirm� que el PNV s�lo se plantear�a un cambio de la estrategia dise�ada en torno al llamado Plan Ibarretxe si cosechaba unos malos resultados electorales. Habr� que ver qu� lectura hace el EBB de los obtenidos ayer. Pero es preciso tambi�n tener en cuenta que en la intimidad de determinados contactos pol�ticos, Juan Jos� Ibarretxe ha asegurado que se retirar�a antes de volver a un gobierno de coalici�n con el PSEpara la mera gesti�n. �Est� dispuesto el PNV a ser para decidir?

Por cierto, en las cuentas electorales es tambi�n preciso dejar constancia de que el grupo parlamentario del PNV ha perdido tres esca�os, y el de EA uno.

Funicular unionista

Los grandes bloques pol�ticos siguen, en cualquier caso, sin padecer grandes cambios. PSEy PP, a pesar de que obtienen un esca�o m�s que hace cuatro a�os, pierden un 1,1% en el porcentaje de votos. En cuanto a su distribuci�n interna, ambos partidos se comportan como un funicular, en que uno sube lo que baja el otro. Con la particularidad de que el representante del partido en el Gobierno espa�ol en la actualidad, Patxi L�pez, no llega a la cota que alcanz� Jaime Mayor Oreja, pero tambi�n Mar�a San Gil, en su papel de segunda, se queda por debajo de Nicol�s Redondo Terreros. La candidata del PP hab�a sido presentada por los medios que la sustentan como la revelaci�n de la campa�a, pero es preciso tener en cuenta que ha conseguido maquillar la ca�da del PP gracias a la distribuci�n territorial de los esca�os. En el 2001, el PSE, con el 17,9% del voto obtuvo 13 esca�os. Ahora, Mar�a San Gil, con el 17,3% logra dos representantes m�s, sumando 15. No se sabe cu�les hubieran sido los resultados del Partido Popular con otra candidata o candidato, pero no convendr�a glorificar en exceso el papel que ha jugado Mar�a San Gil.
EB, poco rentable

Javier Madrazo sonre�a en la noche de ayer. No es f�cil saber por qu�. Ezker Batua no s�lo ha sido incapaz de sacar rentabilidad a su estancia en el Gobierno para alcanzar los cinco esca�os que se precisan para obtener grupo propio, sino que adem�s ha perdido votos de forma sustancial. Esto no har� sino intensificar las presiones de Madrid para que abandone su comuni�n con Ibarretxe. EB deber� compartir instalaciones y tiempos de intervenci�n con Aralar, junto a quien conformar� el Grupo Mixto. Como cab�a prever, Aintzane Ezenarro logr� su acta de parlamentaria y no se cumplieron los pron�sticos de Patxi Zabaleta de que obtendr�an un esca�o por cada circunscripci�n y que sus votos ser�an decisivos en la legislatura.

Llave y candado


Quien tiene la llave del Parlamento es EHAK. Yes posible que los m�s de 150.000 votos obtenidos tengan tambi�n un papel decisivo en el futuro de Euskal Herria. Son votos, seg�n han anunciado, por la democracia y la paz. Y son votos que dan un importante peso en la mesa de negociaci�n. Pueden servir para hacer saltar el candado de la intransigencia. Hay quien habla de que sus nueve esca�os son un gol al Estado. Pueden leerse as�, pero tambi�n como una oportunidad inmejorable de regresar a la senda de la cordura. Zapatero tiene una puerta abierta para ello.

La participaci�n, por encima de la media

La participaci�n se situ� por encima de la media hist�rica de las �auton�micas�, que es del 67%. Pero el punto de comparaci�n estaba excepcionalmente alto. En 2001 la campa�a se polariz� entre la coalici�n PNV-EA y el t�ndem que formaban el PP de Mayor Oreja y el PSE de Redondo Terreros. En La Moncloa se encontraba un Jos� Mar�a Aznar tremendamente beligerante contra el nacionalismo vasco y los medios de comunicaci�n espa�oles pusieron toda su maquinaria al servicio de desbancar a Juan Jos� Ibarretxe de Ajuria Enea. La agresividad que mostraba el unionismo espa�ol en su intento de movilizar a toda su base social, convencido de que de esta forma ganar�an las elecciones, provoc� una reacci�n entre quienes ve�an como un peligro que el PP se hiciera con la Lehendakaritza. En esta ocasi�n, una campa�a m�s al uso ha tra�do tambi�n una participaci�n m�s normal, y da la impresi�n de que eso no le ha venido nada bien a PNV-EA.


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