Pa�s Vasco
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Tras el debate parlamentario del Plan Ibarretxe
�Deseos? �Realidades?
Javier Ortiz
Apuntes del Natural
No me sorprendi� casi nada de lo que tuvo ayer por escenario el Congreso de
los Diputados.
De Ibarretxe esperaba m�s o menos lo que dijo, tanto en el tono como en el
contenido.
Tambi�n Rodr�guez Zapatero se atuvo a mis expectativas, incluidos los excesos
verborreicos en los que incurri� (retengo su afirmaci�n de que Espa�a es �un
espacio para compartir identidades� y su confesi�n de que �l se considera un
�optimista antropol�gico�: dos vaciedades como las copas de sendos pinos, ambas
muy de la casa).
Me choc�, en cambio, la desagradable agresividad de Mariano Rajoy. De entrada,
no vi a cuento de qu� ven�a tama�a acumulaci�n de insultos y descalificaciones
sumarias. Aparentemente, resultaban fuera de lugar: el ambiente no iba de eso.
Pero, seg�n me par� a reflexionar sobre ello, comprend� que el presidente del PP
estaba haciendo un discurso destinado a sus propias bases, tratando de ganar
enteros en la consideraci�n de sus presuntos seguidores, que corren el riesgo de
irse irremisiblemente tras la estela de �ngel Acebes y sus planteamientos
ultraderechistas. Intentaba demostrar a los suyos que no es el blando que
pretenden sus rivales internos. Ignoro con qu� resultados.
Tambi�n me llam� la atenci�n la pobreza, casi pat�tica, del discurso de
Llamazares. En t�rminos pol�ticos, IU est� consiguiendo ser un cero, pero un
cero patatero, que dir�a el otro: imposible de tenerla siquiera por un cero a la
izquierda. Que en una formaci�n pol�tica te�ricamente unida quepan a la vez el
s� (Ezker Batua), el no (IU) y la abstenci�n (IC-EV) es de aut�ntica traca. A
fuerza de querer serlo todo, est�n a punto de no ser nada. Madrazo habl� ayer de
la falta de valent�a de la izquierda espa�ola. Por las mismas podr�a haber
hablado de la inexistencia de una verdadera izquierda espa�ola que se muestre
como tal.
Desde mi personal y no s� si intransferible punto de vista, lo m�s interesante
que se percibi� ayer fue la posibilidad �la posibilidad� de que el PSOE y el PP
inicien un proceso de distanciamiento que culmine en la ruptura del bloque
monol�tico que ambos partidos han formado durante los �ltimos a�os. Ese
distanciamiento podr�a �sigo hablando de una mera hip�tesis, por supuesto�
marchar en paralelo con la crisis interna del PP, que apunta a su escisi�n
interna, de la que saldr�an dos partidos: uno de extrema derecha, vinculado a la
herencia de Aznar y capitaneado por �ngel Acebes, y otro m�s moderado, con Rajoy,
Ruiz Gallard�n y Piqu� en los puestos de mando.
Ese ser�a un panorama bastante novedoso en la pol�tica espa�ola, en general,
pero lo ser�a muy especialmente en la pol�tica vasca.
Me asalta la poderosa duda �y la reconozco abiertamente� de estar confundiendo
mis deseos con las realidades. Iremos viendo.
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