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País Vasco

El triunfo de los abertzales

Fran Lluch
Rebelión

Las elecciones vascas de 2005 han dejado patente una cosa que pocos medios se han atrevido reconocer: la victoria de la izquierda abertzale en Euskadi. Tras los intentos del Estado español por silenciar al 12,5% de los ciudadanos vascos que querían hablar, los resultados electorales los han consolidado, de la mano de EHAK, como la llave de un posible gobierno en Euskadi. Los comunistas de las tierras vascas se han hecho con 9 escaños en el Parlamento de Gasteiz, dos más de los que logró Euskal Herritarrok en 2001. Pero esta vez, como dice el diario Gara, hay que tener en cuenta dos matices muy importantes que convierten los resultados abertzales en un éxito: "por un lado, esta vez ha tenido que enfrentarse a una participación notablemente menor (se quedó en un 69% frente al 79% de hace cuatro años); y, por otro, entre medio se ha producido la escisión de Aralar, que ayer obtuvo 28.000 apoyos", un escaño.

Los expertos atribuyen la subida de EHAK ha la pérdida de votos del PNV. ABC calificaba de fracaso del planteamiento secesionista de Ibarretxe. Posiblemente es cierto, pero eso no quiere decir que la sociedad vasca haya dejado de ser nacionalista o deje de querer la independencia. Así lo demuestra el ascenso EHAK y Aralar. Es la evidencia de que a parte del electorado peneuvista se le queda muy descafeinado el Plan Ibarretxe. Quizás porque no responde a sus expectativas, ya que el plan del lehendakari planteaba un estatus que no rompía 100% con el Estado español. Pero quizás también por la pérdida de la confianza en llevarlo a cabo a través de los resortes de la democracia española, un sistema que se presenta incapaz de dejar decidir libremente a los vascos su propio destino.

Aunque le cueste reconocerlo a los dirigentes del PP, estas elecciones representan el fracaso de la política de la ilegalización (de la que tanto han hecho bandera) y del esparadrapo en la boca. Porque aunque los populares se empeñen, siempre habrá nacionalistas sin medias tintas en Euskadi y siempre harán lo posible por no caer bajo el yugo de los que no quieren un País Vasco independiente. Sus resultados manifiestan un fracaso estrepitoso. Desde 1986 no habían perdido ningún escaño, incluso han pasado de dos con Julen Guimón hasta 19 con Mayor Oreja. Esta vez han perdido 4, lo que evidencia que su mensaje no ha sabido calar en la sociedad vasca. Sencillamente por querer presentar unos comicios como una lucha contra el independentismo. Su discurso se podría haber centrado en la lógica capitalista para intentar atraer a la burguesía defraudada por el radicalismo del PNV. Pero no han sabido plantear esa estrategia y San Gil ha tirado por la borda el trabajo de muchos años del PP en Euskadi, por mucho que se consuelen pensando que los pronósticos eran peores que los resultados. Con la derrota no les queda otra de culpabilizar al Gobierno de haber conseguido que Batasuna entre en Gasteiz, por no haber ilegalizado a EHAK. Los populares todavía no se han dado cuenta de que la separación de poderes es un pilar fundamental de la democracia. Ahora el futuro de las aspiraciones nacionalistas dependen del PNV. Si los escaños que han perdido se han sumado a EHAK sería un error pactar con los socialistas. Significaría el final del Plan Ibarretxe y el estancamiento de la política vasca. El sector de José Jon Imaz podría promover este tipo de acuerdo. En cambio la familia de Egibar podría presionar por el pacto con EHAK, por formar un frente nacionalista que lograse satisfacer los ímpetus independentistas. Ibarretxe tiene en sus manos una oportunidad única para liderar el camino hacia Euskal Herria. Como bien dice, él reparte las cartas.