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Opiniones

La unidad revolucionaria y las tareas actuales

Editorial www.pl.org.ar

El Partido de la Liberación y otras fuerzas venimos trabajando en los últimos años por la Unidad Revolucionaria. A partir del Argentinazo de diciembre de 2001, esa clase de unidad es más necesaria que antes, porque sin ella la situación revolucionaria abierta con esa gesta no podrá culminar en revolución popular. Esa unidad es también más factible ya que está demandada por la situación objetiva. El activismo ve más claro que es una herramienta necesaria y la percibe como algo más cercano. En este último razonamiento no hay leninismo en estado libresco sino un avance de la conciencia de miles de luchadores, que en la crisis no sólo han perdido salarios y empleos sino también ilusiones en los partidos del sistema y en los parches de éste, el reformismo y electoralismo disfrazados de progresistas. En consecuencia, esos trabajadores están más abiertos a una solución antiimperialista a sus dramas del hambre y el desempleo, que son también los del país: dependencia, monopolios y un poder político a su servicio.
Presentada la idea de la Unidad Revolucionaria, puede surgir la duda si no será apresurado hablar de las tareas de algo que aún no fue parido. Esa duda puede ser de los que conciben herramientas al margen de la lucha de clases en que éstas se afilan como cuchillos de acero o se rompen como listones de cartulina. La lucha de clases es el motor de la historia.
Es el principio de todo y hay impulsarla hasta el final, hasta la liberación nacional y social, el socialismo y la futura sociedad sin clases.
Por eso los marxista-leninistas no podemos concebir la Unidad Revolucionaria al margen de los conflictos y luchas actuales. Sería no de marcianos sino de marmotas.
Nuestra estimación política es que estamos en tiempo de descuento para conformar esa unidad. Es más, cada mes que transcurra sin haberla concretado, al menos en forma incipiente, corre en nuestra contra y de todo el pueblo. Hay que tener en cuenta lo sucedido en El Salvador, donde la situación revolucionaria se presentó en 1977 y las fuerzas revolucionarias demoraron casi tres años en plasmar el Farabundo Martí de Liberación Nacional. Ese atraso casi les costó la derrota. Pudieron salvarla, aunque perdieron la guerra en 1991 al calor de las ideas revisionistas y perestroikas.
Aprendiendo de experiencias nacionales y extranjeras, hay que avanzar en forma decidida hacia la Unidad Revolucionaria con los luchadores sin partido y con las organizaciones que coincidan en afrontar ese desafío.
Tenemos confianza en que así será. No es una cuestión de fe sino de la lectura política que hacemos de coyuntura, más favorable para esa iniciativa. Permítasenos citar a Mao Tsé tung, porque para este emprendimiento nos resulta apropiada su idea de "Una sóla chispa puede incendiar toda la pradera". Allí dijo: "el auge revolucionario es como un barco en el mar, del cual se divisa ya desde la costa la punta del mástil; es como el sol naciente, cuyos rayos luminosos se ven a lo lejos en el Oriente desde la cumbre de una alta montaña; es como una criatura que va a nacer y se agita impaciente en el vientre de la madre". Con palabras ordinarias, no poéticas como esas, hemos dicho algo similar: Ħla Unidad Revolucionaria está en marcha y dentro de esta etapa tiene que ser una realidad!.
Esas cosas no caen como regalos del cielo sino que hay que trabajar duro, basándonos en el esfuerzo parejo del Partido de la Liberación y el que hagan las corrientes populares involucradas. Es un frente político al que todos debemos sumar sin perder las respectivas identidades, ideologías y organizaciones.
Decíamos que era imprescidible plantearse tareas y que en la lucha por cumplirlas iría apareciendo más precisamente el perfil de la Unidad Revolucionaria. Al dar nuestra opinión sobre las mismas, instamos a las demás fuerzas y otros luchadores a dar sus propias opiniones, para rescatar lo mejor de cada una y de todos.
-Luchar consecuentemente por las reivindicaciones del pueblo trabajador: Pan, Trabajo, Tierra, Libertades y Soberanía. Hay que participar en forma activa de estos reclamos de las masas, desde sus formas inferiores de asambleas y paros hasta los superiores de cortes de rutas y puebladas.
-Poner el centro en la preparación del nuevo Argentinazo para barrer al gobierno y golpear al FMI, impedir recambios electorales o golpistas, y elevar la lucha de clases hacia la revolución popular y un nuevo poder. Ese Argentinazo tiene que estar en el centro de la táctica de los revolucionarios en un proceso unitario de convergencia.
-Trabajar para la unidad en la acción más amplia, con otros sectores sociales y políticos que por distintas razones no compartan nuestro planteo político. Pero eso no debe impedirnos confluir con ellos en Asambleas de Trabajadores Ocupados y Desocupados, reclamar la libertad de todos los presos políticos, impulsar campañas por el no pago de la deuda externa, exigir más presupuesto para la salud y educación, formar comités por el no voto frente a la maniobra electoral del PJ y la UCR, etc.
-Recuperar el pensamiento revolucionario del Che Guevara y la Generación del ´70, imprescindibles para abordar en lo ideológico la situación revolucionaria actual, incorporando por supuesto todos los cambios políticos y de base material operados en el país y el extranjero. El 8 de octubre, al cumplirse 35 años de la caída en combate en Bolivia del Guerrillero Heroico, es una buena oportunidad para hacer actos conjuntos en varias ciudades y dar pasos hacia la Unidad Revolucionaria.