EL ABISMO (II)
El abismo entre la sociedad constructora y el poder depredador.
INTRODUCCIÓN "Siendo todavía un joven bastante precoz me percaté vivamente de la futilidad de las esperanzas y anhelos que persiguen sin tregua a la mayoría de los hombres a través de la vida. Pronto descubrí, además, la crueldad de esta persecución, que en aquellos años estaba encubierta, mucho más cuidadosamente que hoy, por la hipocresía y las palabras deslumbrantes. La mera existencia del estómago condenaba a cada cual a participar en esta persecución. Además, tal participación hacía posible satisfacer el estómago, mas no al hombre, en tanto que ser pensante y sintiente.
Como primera salida estaba la religión, implantada en todos los niños por medio de la máquina tradicional de la educación. Así fue como llegué, pese al hecho de que yo era hijo de unos padres judíos completamente irreligiosos, a una onda religiosidad, que sin embargo alcanzó un abrupto fin a la edad de 12 años.
A través de la lectura de libros de divulgación científica alcancé pronto la convicción de lo que mucho de lo que decían los relatos de la Biblia no podía ser cierto. La consecuencia fue una mentalidad librepensadora rayana en lo fanático, unida a la impresión de que el Estado miente intencionadamente a la juventud; fue una impresión demoledora. De esta vivencia nació un sentimiento de recelo contra cualquier clase de autoridad, una actitud escéptica frente a las convicciones que prevalecían en cualquier medio social específico, una actitud que ya jamás volvería a abandonarme, aunque más tarde, perdió algo de su primitiva virulencia.
Se muy bien que el paraíso perdido de la juventud, perdido de esta forma, fue un prime r intento de liberarme de las cadenas de lo meramente personal, de una existencia dominada por los deseos, esperanzas y pensamientos primitivos. Ahí afuera estaba ese inmenso mundo que existe independientemente de los hombres y que se alza ante nosotros como un eterno y gran enigma, al menos parcialmente accesible a la inspección y al pensamiento humanos.
La contemplación del mundo actuaba como una liberación, y pronto observé que mas de un hombre a quien yo había llegado a estimar y admirar había encontrado la libertad y la seguridad internas a través de una devota dedicación a ella. La aprensión mental de este mundo extrapersonal dentro del marco de las posibilidades existentes flotaba, medio consciente, medio inconsciente, como la más alta meta ante los ojos de mi mente.
Hombres (del presente y del pasado) con motivaciones similares, junto con las ideas y concepciones por ellos lograda, eran amigos que no podían perderse. El camino de este paraíso no era tan cómodo ni tan seductivo como el camino al paraíso religioso, pero ha demostrado ser digno de confianza y nunca me he arrepentido de haberlo escogido" ( Notas autobiográficas de Albert Einstein, 1949).
Einstein, hombre de Ciencia, observador del inmenso mundo que existe independientemente de los seres vivos que lo habitamos, e intenso buscador de las leyes generales que puedan explicar los fenómenos que acontecen en él lo más claramente como sea posible, abrazó una mentalidad librepensadora cuando, según sus propias palabras, nació en el un sentimiento de recelo contra cualquier clase de autoridad y una actitud escéptica frente a convicciones que prevalecían inmutables en cualquier medio social específico. La Religión y el Estado, mienten.
Mienten intencionadamente, nos dijo en sus notas autobiográficas.
En 1871, otro hombre dotado de una gran capacidad intuitiva y de un gran humanismo redactó una extensa nota, sin terminar, que sus amigos titularon "Dios y el Estado". Las opiniones de Bakunin sobre la Autoridad y su relación con la Ciencia, la función de los científicos en la sociedad, la función de la Religión y el Estado, etc. merecen una profunda reelectura crítica por su interés. A su manera, Bakunin, abrazó igualmente una mentalidad librepensadora en contra de cualquier clase de autoridad y en contra de las convicciones consideradas inamovibles.
(...) "Esta servidumbre, esta rutina, esta ausencia perenne de voluntad de rebeldía y esta carencia de iniciativa e independencia de pensamiento son las causas principales del desarrollo histórico, lento y desolado de la Humanidad. (...) Saliendo del estado del gorila, el hombre solo con grandes dificultades ha logrado conciencia de su humanidad y de su libertad... Nació como una bestia feroz y como un esclavo, y gradualmente se ha humanizado y emancipado únicamente en la sociedad; lo cual es necesariamente anterior al nacimiento de su pensamiento ,su habla y su voluntad Puede lograr esta emancipación únicamente por el esfuerzo colectivo de todos los miembros, pasados y presentes de la sociedad, la cual es la fuente y el principio natural de su existencia humana.
El hombre sólo realiza completamente su libertad individual, así como su personalidad, sólo por medio de los individuos que le rodean y gracias sólo al trabajo y al poder colectivo de la sociedad".
Pero Bakunin no llegó a entender, cuando escribió esto, que la sociedad burguesa ya había roto bastantes siglos antes con el desarrollo lento y desolado de la Humanidad bajo el yugo feudal y que había sido ella misma la impulsora de la sociedad en donde el conocimiento, por primera vez en la Historia, alcanzó el rango de Ciencia. Por primera vez también el trabajo individual y aislado alcanzó plenamente carácter de trabajo social colectivo.
K. Marx fue mucho más riguroso en sus análisis, pues no solamente fue capaz de anticipar los límites que alcanzaría esta sociedad burguesa sino que ya en su tiempo vislumbró la nueva fuerza productiva (el "general intelect") que no podría ya desarrollarse en el seno de la sociedad de propietarios. Tampoco Marx, entonces pudo llegar a comprender hasta que punto la sociedad del Capital sería capaz de impulsar las fuerzas productivas como lo ha hecho en los últimos decenios.
LA CIENCIA Siempre en la Historia pasada la posibilidad de cambios reales en la manera de vivir se han producido en el terreno práctico, allá donde el conocimiento humano aplicado tenía respuestas. El conocimiento humano ha hecho posible realizar los sueños que probablemente otros antepasados pudieron anunciar y anticipar, pero que aún en aquel momento no eran realizables. Soñamos volar de tiempos pretéritos, pero hasta que no alcanzamos el saber del motor de explosión no lo conseguimos.
El conocimiento humano (empírico o científico) ha sido tanto el instrumento de desarrollo de la sociedad constructora como también el instrumento de dominio del poder depredador. El, en manos de la sociedad constructora ha cambiado favorablemente nuestra vida y nuestro comportamiento social. Los sueños y los pensamientos, por ejemplo, de los hombres de las cavernas se modificaron sustancialmente cuando dominamos el fuego. También esta adquisición cambió nuestro comportamiento social. El, en manos del poder depredador nos ha sometido y envilecido. La sociedad humana observa hoy con un gran temor de qué manera se usa o puede ser usado este conocimiento científico.
Nuestra conducta humana (la que está determinada por las leyes biológicas de una especie específica) está constantemente condicionada por otras pautas de conducta, modificables y cambiables, fruto del desarrollo social colectivo. Son pautas culturales. Todas las sociedades han impuesto y transmitido sus pautas o códigos morales y éticos correspondientes.
La sociedad constructora no ha deseado nunca que las aportaciones y los logros constantes en el conocimiento humano se opusieran (contradijeran) a las leyes naturales que rigen nuestra existencia. La sociedad constructora ha estado siempre a favor de la vida, del goce de la vida y de la supervivencia de la especie. Nuestros lazos naturales (solidarios y colaboradores) en la esfera de la producción de todo lo que favorece nuestra vida, están en esta dirección. En función de nuestro bienestar, pues, hemos intentado aplicar siempre nuestros avances en el conocimiento. Leyes biológicas y leyes sociales no pueden contradecirse.
El poder depredador ha intentado siempre que las constantes adquisiciones en el saber solo fortalecieran su dominio sobre la sociedad constructora.
Mientras éste y no otro es el camino natural de las sociedades humanas, otro tipo de leyes intentan imponer su autoridad y control absoluto sobre ella. Nada tienen que ver con las leyes naturales que rigen nuestra existencia como especie viva (además, sintiente y pensante) ni con las leyes "científicas" que emergen con fuerza imparable de una sociedad en constante acción transformadora y creadora. Son las leyes de dominio y de subordinación de un sector autónomo y depredador totalmente separado de la sociedad constructora.
Son únicamente leyes de sumisión, subordinación y de justificación de un PODER al margen y por encima de la sociedad.
(De tiempos muy remotos, los sectores del poder han conocido y usado diferentes maneras de condicionar o manipular al ser humano como ser sintiente y pensante. Desde la esfera cultural, desde el temor, pasando por la represión religiosa, hasta los actuales y sofisticados medios de información que en manos de la gran propiedad, operan como grandes instrumentos de coacción. Las cárceles en general y la cárcel de Guantánamo, como la expresión más acabada de la anulación "sensitiva", han actuado negativamente en el sentido de suprimir la capacidad sintiente de los hombres, para favorecer conductas no naturales. Aunque esta representa una manipulación externa al propio ser biológico, no deja sin embargo, de provocar una alteración de los complejos procesos bioquímicos que se desarrollan en el ser humano. Con ello se logra una severa limitación del ser pensante. Como un animal enjaulado, acosado y atemorizado, enferma o es propenso a conductas enfermizas.
También de tiempos muy remotos se conocen sustancias que actúan directamente sobre los transmisores y receptores cerebrales (sobre el sistema neuronal). Existe antigua documentación, por ejemplo, de la tribu musulmana ismaelita de los hassasi (en buenas relaciones con los cruzados) que usaban ciertas drogas antes de entrar en combate. La palabra asesino proviene de aquí. O del uso de la seta Teonanacalt por los aztecas en sus prácticas religiosas y en sus expediciones conquistadoras... El uso de estas sustancias es tan antiguo como la Historia conocida de la Humanidad.
Distintos psicofármacos, desde tranquilizantes y somníferos hasta peligrosos neurolépticos actúan sobre los transmisores y receptores cerebrales pudiendo dañar seriamente nuestro sistema neuronal. Es también la muerte o la atrofia del ser pensante.
Los continuos avances que se van alcanzando en el campo de la manipulación genética pueden dejar en la prehistoria estas anteriores formas de control y manipulación de la conducta humana. El camino de la Eugenesia ha sido desde hace mucho tiempo un viejo sueño de poderes autoritarios y fascistas. Nunca en la Historia un conocimiento científico que pueda usarse como instrumento de sometimiento ha dejado de ser utilizado por el poder. La ética del poder nada tiene que ver con la ética de la sociedad constructora).
La Ciencia, aún en sus estadios mas primitivos que podríamos llamar "brujeriles", constituye un cúmulo de adquisiciones sociales y por lo tanto patrimoniales y transmisibles. Tanto si son usados por el poder para asegurarse su liderazgo de dominio como si son utilizados por la sociedad constructora. La Ciencia es "neutral" como conocimiento adquirido. No lo es en cuanto a su posesión (colectiva o privada) o su utilización (para el beneficio colectivo o para el beneficio privado).
En sí mismos, tanto los neurolépticos, como el saber de la fundición de los metales, como la modificación genética de los alimentos, como la aplicación de la fórmula einsteniana E=mc2, etc. son conocimientos científicos tan solo sujetos a constataciones y verificaciones de orden metodológico y experimental (no a leyes morales o políticas). Son, Ciencia adquirida que podemos transmitir a las generaciones venideras y siempre condicionadas a nuevas aportaciones que las complementarán, modificarán o invalidarán. Enormes aportaciones, en cualquier campo del saber, negarán las anteriores y serán negadas por las venideras.
Es la contemplación del mundo desde la libertad, el librepensamiento, el espíritu crítico y rebelde, antiautoritario, eterno buscador, a contracorriente... o la dominación del mundo bajo el dogma, el secretismo, la inmutabilidad, el pensamiento eterno, la utilización de la fuerza como legitimación de la verdad, el fundamentalismo religioso, las ideas nacionales o de raza elegida por los dioses... La diferencia entre Ciencia y la no-ciencia es la misma que hay entre el progreso de la Humanidad y la barbarie. O entre la propia vida y la muerte, puesto que la permanente búsqueda del saber, del conocimiento de las cosas, de las leyes que pueden explicar mejor los fenómenos de la naturaleza forma parte intrínseca de la propia esencia del ser humano. Conocer, interpretar y transformar la Naturaleza es la característica del "Homo sapiens". Despojado de esta esencia, que implica libertad , el hombre ... "seguramente sería la más estúpida y miserable de todas las demás bestias feroces..." (Bakunin en "Dios y el Estado").
(Los que se declaran herederos del pensamiento de Bakunin no entienden que los valores humanos y éticos que siempre ha defendido el anarquismo se ha volatilizado siempre cuando estos han entrado en la escena de la política o de la economía. Esta claro que la rebeldía, la libertad, las formas de vida "autónomas" o a contracorriente, etc. no han sido nunca asuntos políticos (como tales han fracasado o han entrado en el campo del reformismo). Son únicamente asuntos biológicos que como tales se adentran en lo más hondo de la conducta humana (solidaria, colaboradora, creadora, soñadora,...). Es un Patrimonio no organizable políticamente pero sí el centro vital de la producción del pensamiento y de la praxis creadora. Sin libertad no hay creación ).
Siempre el poder ha utilizado, en mucha mayor medida que la sociedad constructora, el conocimiento científico para su beneficio. Sabios, pensadores, científicos,... han sido desde épocas muy remotas los grandes privilegiados del poder. Brujos o sacerdotes, conocedores de la medicina, políticos o grandes conquistadores de multitudes han estado a la diestra del poder como partícipes de éste o formando parte de él. Su poder tirano sobre la sociedad se ha sustentado en un gran conocimiento científico (en propiedad exclusiva) en muchos campos del saber.
Sociólogos, médicos, genetistas, bioquímicos,... siguen sirviendo, en gran medida desde el secretismo y desde organizaciones cerradas y endogámicas, al poder depredador.
En el periodo de crisis actual del sistema capitalista, la política (no entendida como Ciencia sino como un instrumento coercitivo y ejecutivo en manos del poder depredador) está claramente en la esfera de la no-ciencia. La economía, también. Retomando las palabras de Einstein podríamos decir que hoy tanto la política y la economía se sitúan en una esfera de donde los antiguos brujos cobran un verdadero significado.
Sus magias, sus salmodios y sus encanterios están tan abismalmente alejados de la verdadera comprensión y explicación de la realidad social que no pueden de ninguna manera gozar de la confianza de la sociedad constructora que cotidianamente escoge el rigor científico como la forma mas eficaz para resolver sus problemas habituales. Así lo hace el médico, el investigador, el carpintero, el programador, el ingeniero, el albañil o el estudiante. Los oráculos en el templo para conjurar malas cosechas, enfermedades, o dificultades económicas, pertenecen al pasado de la Humanidad; aunque, paradójicamente, todos estos viejos conjuros parecen seguir presente en los discursos de nuestros actuales políticos...¡ El poder depredador ya no puede, como antaño, resolver su dominio sobre la sociedad en la esfera de la política ni de la economía. Solo puede resolverlo en la esfera de la fuerza.
El poder depredador ya no puede, de ninguna manera, permitir que la sociedad constructora acceda con facilidad al conocimiento científico como instrumento resolutorio de sus problemas vitales, por que es en esta esfera fundamentalmente en donde su poder se resquebraja. La sociedad creadora es la antítesis de la sociedad de los propietarios. La Ciencia, en este sentido, se ha erigido como la primera fuerza productiva que alumbra una nueva sociedad. Como en los viejos tiempos, el secretismo de las bibliotecas de los monasterios, se ha trasladado a las cajas fuertes de los centros de investigación de las grandes corporaciones y de los grupos militares. Todo un verdadero arsenal de patentes ha sido levantado como muro de contención, para impedir que el conocimiento asuma su verdadero protagonismo de fuerza emancipadora y liberadora.
Ningún tipo de propiedad privada y menos aun sobre el conocimiento y el saber general, pueden ser legitimados por Leyes o fuentes de Derecho.
Patentes sobre derechos exclusivos de plantas, moléculas activas, modificaciones genéticas, semillas transgenicas, etc. no hacen más que aumentar y profundizar el abismo que separa a la sociedad constructora de las castas del poder. Africa, en toda su extensión, sufre hoy las consecuencias de este abismo que se ensancha sin pausa. La propiedad privada de los conocimientos científicos traducidos en aplicaciones tecnológicas es la responsable directa de la muerte de millones de personas infectadas por el SIDA, el cólera y la Malaria. Ninguna Ley, democrática o no, posee la más mínima legitimidad para justificar lo que en palabras simples solo tiene un nombre: Asesinato para proteger el derecho exclusivo de propiedad de unas cuantas Corporaciones farmacéuticas.
La privatización del conocimiento científico por las grandes corporaciones capitalistas, marca la dirección de su desarrollo hacia metas ajenas al interés general de la sociedad. Un ejemplo paradigmatico de esta afirmación es la guerra de la República del ex Congo Belga. A partir del descubrimiento de las propiedades superconductoras del mineral llamado Coltán ,de uso en telefonía móvil, reactores nucleares, técnicas láser y otras tecnologías punteras, varias multinacionales con sede en Alemania, Bélgica y Estados Unidos principalmente, comercian ilegalmente con grupos armados de distintas etnias y tribus que son usados como carne de cañón para sus apetencias de dominio en el mercado mundial de este mineral. Mientras tanto la población africana carece de los mínimos servicios básicos de telefonía.
Para muchos pueblos y naciones de la tierra cada nueva adquisición en el campo de las ciencias deviene una terrible maldición que les hace retroceder a la prehistoria. Todo el entusiasmo, la esperanza y la convicción en el futuro de la humanidad de la mano de la Ciencia, que calaron profundamente en las mentes y los corazones de millones de trabajadores, se ha transformado en recelo y temor al contemplar sus efectos devastadores en manos de las grandes corporaciones financieras e industriales. Liberar la Ciencia de las trabas y las servidumbres que la mantienen subordinada a la propiedad privada es un camino que como decía Einstein, seguro que no es tan cómodo como el camino que conduce al paraíso religioso, pero también es seguro, que es un camino que nadie podrá rehusar de ser recorrido. Todas las grandes contradicciones, los conflictos sociales, las guerras, el hambre, la salud, tienen en la Ciencia la luz que ilumina la salida del túnel. Pero si esta queda atrapada en manos de los poderes del mercado no habrá futuro.
En la época de las grandes maquinas, de los robots, de la comunicación, de la electrónica y la informatización de los procesos productivos, ninguna propiedad privada puede ser legitimada por el derecho o la razón. Sólo la fuerza y la violencia aniquiladora, la destrucción del sobrante, ahora declarado inútil social por los nuevos nazis filo-Darwinistas constituidos en poderes fácticos, pueden sostenerla durante un breve periodo de barbarie insensata y criminal.
Todo movimiento de resistencia y de rebeldía, surja allá donde surja, sea en la Argentina esquilmada y saqueada por las elites políticas y las corporaciones financieras, sea en el México de los latifundistas que condenan al hambre a millones de campesinos privados de su único medio de subsistencia como es la tierra, sea en toda el Africa donde las selvas y los bosques son talados y sus minerales y recursos energéticos trasladados al Norte. Da igual donde los hechos más extremos se den. En todas partes, allí donde surja un pequeño foco de resistencia, se ve inmediatamente confrontado a la propiedad privada y puesto ante el reto de construir una sociedad distinta, sobre otras bases. Las tecnologías actuales han puesto ya los cimientos de esta nueva sociedad, La Ciencia y el Saber General no necesitan esclavos, ni obreros, ni seres mendicantes por un puesto de trabajo en las cárceles del Capital.
La Ciencia necesita hombres libres sin otras ataduras que las de su propia capacidad creativa acrecentada por unas relaciones de colaboración. Hombres y mujeres formados en todas las áreas del conocimiento. Hombres y mujeres fuera de las redes de la sumisión que el Capital ha tejido durante su reinado y que ahora deben ceder el paso a relaciones de colaboración.
El conocimiento humano, la primera fuerza productiva que ya es capaz, en su gran apogeo, de relegar a otras fuerzas productivas que nos tuvieron atados a trabajos físicos duros y fatigosos parece que solamente puede ser aplicado en función de las necesidades del poder. En los límites absolutos para ser usado para la obtención del dinero, solo puede ser utilizado para mantener y conservar el poder.
La separación entre la sociedad constructora ávida a la constante innovación, búsqueda y aplicación de los conocimientos para su beneficio colectivo y el poder depredador es abismal.
No sería la primera vez en la historia que todo el potencial de conocimientos humanos ha sido usado solamente para gloria y boato del poder. No será la primera vez en la Historia que pueblos con las mayores carencias y esclavizados construimos pirámides, castillos, catedrales,... No será la primera vez tampoco que ante la infamia del poder se abra un gran proceso de resistencia y rebelión.
Abordar estos retos es inaplazable. No se trata de ninguna manera de elegir entre la Ciencia o la no-ciencia como instrumento de nuestro desarrollo social como piensan los defensores del primitivismo o del regreso al pasado. Se trata únicamente de decidir la posesión y la finalidad de su uso.
O en manos del poder depredador para su beneficio privado o en manos de la sociedad constructora para su beneficio colectivo.
Un gran abismo separa ambas sociedades. Es el progreso o la barbarie.
Josep julio 2003