ENTREVISTA CON LUIS ZAMORA
"Sin integración regional es complicado ir contra el FMI"
Luis Zamora, diputado nacional por Autodeterminación
y Libertad, conversó con Contracultural y señaló que todavía
no sabe si será una opción en las elecciones presidenciales adelantadas
por Duhalde para marzo de 2003. Además aclaró que, de presentarse,
no estaría dispuesto a realizar alianzas ni con el ARI ni con otras agrupaciones
de izquierda.
Por Mariana Pacheco / www.contracultural.com.ar
- ¿Por qué es tan tajante su rechazo a aliarse con otros partidos?
Con Elisa Carrió porque no coincidimos en las propuestas programáticas.
Y con los partidos de izquierda ya lo hicimos y no funcionó. Esos partidos
son estructuras rígidas, dogmáticas, que pelean por la dirección.
Cada uno cree que está en una iglesia que transmite la verdad revelada.
Nosotros también actuábamos así. Nos sentíamos la
vanguardia de un pueblo atrasado que todavía no entendía. Pensábamos
que el día que nos entendiera y nos siguiera, cambiábamos el mundo.
Ahora, en cambio, decimos: "Organícense, no sigan vanguardias, no
sigan a líderes, ni a partidos. Autorganícense". Esa es nuestra
apuesta.
- ¿No le tiene miedo a un efecto Le Pen?
Hoy no. Puede darse, pero en este momento la población no está
pidiendo orden. Cada vez que alguien reprime, hay un rechazo masivo. Acá
lo que avanza es un proceso muy democrático, pero eso tiene límites.
En algún momento, si no se encuentra una alternativa, se va a detener,
porque los Le Pen crecen cuando no hay alternativas serias. Ahora, llegado el
momento, la salida tampoco es amontonarse diez dirigentes de izquierda y hacer
un acuerdo que todo el mundo sabe que al día siguiente de las elecciones
se rompe.
- ¿Cuál es la diferencia entre "sin el FMI", que plantea
el ARI, y la propuesta de ustedes de ir "contra el FMI"?
En primer lugar, la Argentina es socio del FMI y el organismo considera que
el país debe 160.000 millones de dólares a una serie de acreedores
a quienes el fondo les garantizaría que en el país hay planes
para devolverlos. "Vivir con lo nuestro, sin actitudes rebeldes y sin el
Fondo", como propuso Mario Cafiero, es un planteo superficial. Los principales
gobiernos del mundo le dicen a la Argentina que pase por el Fondo. Decir sin
el Fondo es decirle a Bush que no, a Aznar que no, a Berlusconi que no, a Blair
que no, a Chirac que no. O sea que el Fondo nos declararía la guerra.
Decir "contra el fondo" implica decir todas estas verdades. Tenemos
que pelear contra el FMI y contra todos los gobiernos que lo apoyan.
- ¿Y qué implica pelear contra el FMI?
Implica integrarse a América Latina. Juntar fuerzas.
- ¿Es posible pelear contra el FMI sin integración regional?
Es muy complicado, pero yo no pondría el carro delante del caballo. No
creo que primero tengamos que integrarnos. La integración se hace peleando.
Creo que es necesario que un país haga punta, enfrentando al Fondo, buscando
acá y allá, llamando sobre todo a los pueblos.
- ¿Tiene contacto con el Partido de los Trabajadores (PT) o el Movimiento
de los sin tierra (MST) brasileños, el Movimiento Zapatista de México,
o el Movimiento Antiglobalización?
Sí, aunque mis contactos no son ni muy antiguos, ni muy estables, ni
orgánicos. Pero tenemos el desafío de desarrollar esas relaciones.
Ahí apostamos nosotros.
- ¿Qué opina de la alianza que hizo Luiz Inacio "Lula" Da
Silva en Brasil?
Es un muy mal augurio, pero es el camino que viene recorriendo Lula. Viene aggiornándose
para llegar al gobierno. Más allá de eso, que gane el PT va a
ser un estímulo para todos los que proponemos cambios. El PT es un partido
lleno de jóvenes con una base combativa de obreros antiburocráticos,
de intelectuales de izquierda que han participado en los debates más
ricos que se están dando en el mundo: Tony Negri, el movimiento antiglobalización,
el zapatismo. No es fácil que Lula suba y diga: "va a seguir todo
igual".
- ¿Simpatiza con Evo Morales, el candidato boliviano del movimiento cocalero?
No tengo buena opinión de él. De Chávez tampoco, pero para
mí eso es secundario. Lo que acaba de ocurrir en Venezuela –acaban de
derrotar un golpe– muestra un continente en ebullición. Pero a mí
no me gustan los líderes carismáticos. No me parece que los cambios
los haga un pueblo siguiendo a un líder. Nosotros insistimos en lo contrario.
En que los pueblos pongan gente a hacer tareas.
- ¿Es posible algo así en la Argentina?
Yo creo que sí. Así funcionan el Movimiento de Trabajadores Desocupados
(MTD) de Solano y el de Lanús. Son un ejemplo de cómo se realiza
el trabajo comunitario. Tienen fábrica de ladrillos, hacen pan, comida.
Solucionan sus propios problemas. No tienen caras conocidas, no porque se oculten,
sino porque todo el tiempo rotan. Esos tipos se organizaron, pero no tienen
líderes. El gobierno se desespera, porque no tiene con quién negociar.
- ¿Cuáles son los proyectos más importantes que presentaron
en esta gestión?
La anulación de la ley laboral, la de la Banelco, no sólo porque
fue perjudicial para los trabajadores, sino porque además fue fruto de
un negociado. Después tenemos la anulación de las privatizaciones,
que implica un análisis serio de cada una, sobre todo porque está
muy vinculado con el tema de las tarifas. Además estamos trabajando un
régimen impositivo, que consiste en la eliminación del IVA, de
todos los impuestos al consumo. Lo que nosotros proponemos son impuestos progresivos
al patrimonio y a las ganancias.
- ¿Contemplan algún tipo de reforma agraria?
Es otro proyecto nuestro. Nos parece fundamental. Creo que en mi trayectoria
política y en los partidos en los que estuve descuidamos ese tema. Lo
planteamos, pero era un tema secundario.
- ¿Con expropiaciones?
Sí. Hay tierras públicas pero no son las mejores. Las tierras
más ricas, las que permitirían triplicar la producción
agropecuaria en un año si estuvieran en manos de quien las trabaje están
en manos privadas. Vos te encontrás con 100.000 hectáreas en la
pampa húmeda –la mejor calidad– que son de una sociedad anónima
que explota el 10%. Las 90.000 restantes las tiene de rentas. Un país
no puede desperdiciar así una riqueza tan grande.
- ¿Cómo se incentivaría un estímulo a la producción?
La clave es la banca. Si vos no controlás la banca, no hay ningún
estímulo de producción. La plata sale de ahí. Tenés
que controlar el sistema financiero. Yo tendría un solo banco, público,
y suprimiría la intermediación como negocio, la intermediación
parasitaria, que no aporta nada y encarece el crédito.
- ¿Cuál debería ser el rol del Estado?
Lo primero que se me ocurrió decir es desaparecer. Al contrario de
lo que dice toda la izquierda, incluso algunos de centroizquierda, que plantean
alguna reestatización puntual, nosotros no hablamos de reestatización.
Eso sería volver al 89 cuando esas empresas eran carne de cañón
de los grupos privados, de la patria contratista. No simpatizamos con un estado
que crezca y vuelva a ser gigantesco, proclive a la ineficiencia y al déficit
por los saqueos de las empresas. Shell, por ejemplo, le compraba a YPF el petróleo
a un precio más barato de lo que a YPF le costaba sacarlo.
- ¿Cuál es el planteo de ustedes?
Nosotros proponemos anular las privatizaciones, especialmente algunas. Para
cualquier proyecto de país, el petróleo, las comunicaciones, el
régimen previsional y la banca son imprescindible. Por otra parte, fueron
gigantescos negociados y sólo tienen intereses comerciales. Repsol, por
ejemplo, ha dejado de explorar. Tenemos reservas para diez años. Todo
lo que está sacando ahora lo explotó YPF. No hay prospección.
Vamos a un agotamiento del petróleo. Es un crimen. A Repsol no le importa
nada. Termina su concesión y se va. Ya le sacó el jugo.
- ¿Y una vez anuladas?
Es necesario retomar la propiedad pública, pero no delegar la gestión
en el estado. La administración y el control de gestión tienen
que estar en manos del usuario y del trabajador de la empresa, y ellos tienen
que contratar a los técnicos y lo que necesiten. Además, los cargos
deben ser cortos y rotativos, porque tampoco es para que el usuario consiga
un medio de vida.
- ¿Puede compatibilizarse tamaña tarea con mandatos cortos y rotativos?
¿Por qué no? ¿Qué contradicción ves? Son propuestas para
estimular mecanismos de democracia más directa, más participativa.
Es fundamental que la población decida. El que ocupa un cargo no debería
tener ninguna importancia. Uno dice: "no, no tiene tiempo de desarrollar
su gestión". No tiene que tener tiempo para desarrollar su gestión.
En Grecia, la función pública era una carga. No se podía
rechazar. Era obligatorio. Un clásico de estudios griegos opina que la
democracia en Grecia empezó a morir cuando el cargo de funcionario comenzó
a ser rentado y dejó de ser rotativo.
- ¿Existe este tipo de estado en otro lugar?
No. Pero así está el mundo. El mundo está dirigido por
una elite que decide todo, que son ochocientas grandes empresas que a través
de técnicos y políticos que financian, deciden. A mí me
parece que hay que pensar en cosas distintas, más ricas. Quizá
gradualmente, pero estas discusiones son necesarias