Interesante comentario de la revista marxista Herramientas, donde se plantea aunque parcialmente el debate sobre el concepto marxista, entre el proletariado organizado como clase dominante o la burguesía organizada como clase dominante, o lo que supone la función histórica del estado y la democracia: Estado y democracia proletaria o burguesa, democracia directa y participativa permanente o democracia delegada en la clase política, integrada y aceptando una forma de lucha política y una forma de poder impuesto históricamente por el poder burgués.

De las dudas que plantea el artículo se desprende la confusión existente entre movimientos sociales de masas, y la función de los partidos dirigentes como elementos avanzados de la concepción marxista de la lucha por el poder, como elementos educadores y orientativos de la lucha unitaria de clase, así como la nueva forma de poder de las clases liberadas organizadas como clase dominante. Un debate que de profundizarse en él nos ayudaría a comprender porqué cayo la URSS, la suplantación por el partido al poder del pueblo organizado como clase dominante. Nos ayudaría a comprender que el marxismo no ha muerto o como algunos manifiestan se equivocó, sino que los equivocados fueron los que no aplicaron correctamente la teoría marxista. Lenin si la comprendió y la desarrolló, sus herederos la deformaron y finalmente a iniciativa de Stalin la Constitución Soviética que nunca se implantó en aquel inmenso territorio fue derogada el 11 de junio de 1936. De nombre soviet, solo quedó el nombre, de poder soviético nada, el poder no lo ejercía el pueblo directamente, lo ejercía por delegación impuesta el partido, como sucede en el mundo capitalista. Y ya se sabe el poder sin control permanente se burocratiza y corrompe a los que lo ostentan. La verdadera democracia es la que permite el control permanente por parte del pueblo a los mandatarios que tienen que rendir cuentas de su gestión y pueden ser sustituidos en cualquier momento cuando defraudan o incumplen con el mandato para el que fueron elevados a puestos superiores de gestión y administración del poder.

Es interesante también comprender la relación de unidad dialéctica existente entre forma de lucha en el mundo burgués y esa forma que se ejerce desde abajo democrática y participativa que en su desarrollo impone el cambio de sistema económico y sirve como forma de poder. Una forma nueva de democracia que se ha experimentado ya en el mundo capitalista y que la praxis revolucionaria ha confirmado y permitido la toma del poder evidenciando su validez para administrar el poder. Lo cual nos viene a demostrar que cuando los movimientos sociales no avanzan, no cuestionan ni son una amenaza para el poder evidencian su falsa interpretación de la lucha antisistema, se evidencia sobre todo la falta de existencia de un partido cohesionado ideológica, política y organizativamente sobre bases marxistas y leninistas que ayude y sirva de guía, (e insisto no confundiendo queriendo imponerse sobre el protagonismo del pueblo), sin el cual es imposible se avance hacia la revolución socialista. La unidad dialéctica existente entre vanguardia y masas, que permite a la vanguardia integrarse en la masa sin suplantarla, ni manipularla en el sentido que actualmente realizan los partidos que se autotitulan obreros, socialistas o comunistas.