Cuando se utiliza este término no podemos dejar de insistir en la inconveniencia de su uso. Es una traducción de "empowerment" que deriva, a su vez, de "power". Este último significa "poder", pero también "fuerza". Y es por eso que reiteramos hasta el cansancio de quienes nos escuchan, que sería bueno comenzar a reemplazar "empoderamiento" por "fortalecimiento" de las mujeres.
Los términos en general no son nunca inocentes ni dejan de reflejar antecedentes y consecuentes. Empoderarse conlleva la idea de una apropiación del poder, de una participación en el poder. Y una se pregunta: ¿qué poder? ¿El poder que ejercen quienes pueden hacer que otros y otras hagan lo que quieren quienes tienen ese poder? Es decir, ¿del poder de dominación? ¿O, por el contrario, lo que se busca es la fortaleza para enfrentar ese poder de dominación?
Otra cosa muy distinta es buscar el poder como decisión. Pero este tipo de poder sólo se alcanza si se está fortalecido. Por eso decimos que las mujeres deben fortalecerse y no empoderarse.
Esto es lo que acontece con las mujeres obreras de la Fábrica Brukman Sus acciones se deben a una buena dosis de fortaleza. Pero no podemos decir que están empoderadas. Si participaran del poder no les habría acontecido lo que les sucedió el lunes 21 de abril. Es casi imposible imaginarlas ejerciendo el poder. Sólo las vemos como fortalecidas para resistir el embate de los poderosos.
Y un aspecto nos mueve a la reflexión: otra vez son mujeres, otra vez son obreras textiles. Han pasado más de 150 años, pero todo el retroceso de las conquistas obreras que se habían alcanzado a costa de sangre y lágrimas hace que estemos casi en peores condiciones que las que enfrentaron aquellas obreras cuando fueron quemadas vivas al incendiar la patronal la fábrica en la cual ellas se habían parapetado.
Esta vez, en Buenos Aires, las obreras tuvieron el apoyo explícito de la comunidad; no estaban solas. Y esto forma parte del fortalecimiento Éste se logrará plenamente cuando se alcance a consolidar la unificación de las fuerzas parciales. La unidad de las fortalezas será la forma de enfrentar el poder, en lugar de intentar "empoderarse".
La clase política, los gobernantes, los que detentan el poder están efectivamente desprestigiados de manera suficiente. Sería lamentable que las mujeres como movimiento nos encaramáramos en ese poder desprestigiado. El camino es el de las obreras de Brukman. Y nuestro apoyo y nuestro esfuerzo deben estar con ellas.
* La autora es coordinadora académica de la Maestría sobre Género, Universidad de Rosario, Argentina
24-IV-2003