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Desenmascara Cuba maniobras de Estados Unidos en Monterrey
La Habana, 22 marzo (AIN).- En los intentos de violar el derecho
soberano de Cuba de participar en la Cumbre de Monterrey, el presidente George
W. Bush realizó fuertes presiones para impedir la presencia de la isla,
afirmó este viernes el canciller Felipe Pérez Roque.
En conversación telefónica al término de la mesa redonda,
el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba declaró que se conocía
de antemano la solicitud de que el Comandante en Jefe Fidel Castro no asistiera
y después, que se retirara inmediatamente luego del almuerzo de los Jefes
de Estado.
El presidente Bush llegaba en la tarde, de ahí el pedido al jefe de la
delegación cubana, hecho que Pérez Roque calificó como
un acto sin precedentes en la historia de estos eventos, muy diferente a la
actitud mantenida por Fidel en todos los foros a los que ha asistido con gran
respeto.
Recordó la aclaración que realizó el líder cubano
ante los delegados a la Conferencia Internacional sobre la financiación
para el desarrollo, y expuso el canciller la razón que le impidió
al jefe de la Revolución estar allí, a pesar de ser una cita convocada
por la ONU y en la cual Cuba tenía derecho a estar presente.
Se refirió a la prohibición de que Cuba asistiera al llamado "retiro"
de la cumbre y declaró que realmente hubo incapacidad para aceptar la
solicitud de otorgarle todas las prerrogativas que como representante del Jefe
de Estado se solicitó para Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea
Nacional del Poder Popular.
Precisó que Alarcón no quedó en Monterrey como cualquier
jefe de delegación, sino como el de la única nación a la
cual su mandatario se le pidió no participar, por lo que los anfitriones
tenían la responsabilidad y la cordura de comprender la situación
de Cuba.
Pérez Roque ratificó que la Isla conoció con antelación
todas las presiones de Estados Unidos para que el líder de la Revolución
no viajara a Monterrey y la solicitud de que abandonara la cumbre inmediatamente,
a lo que se sumó después la prohibición e incomprensión
de la presencia de Alarcón en el resto de las actividades.
Comentó las múltiples muestras de solidaridad de varias delegaciones
y funcionarios de la ONU, muchos de los cuales han enviado sus saludos y respetos
al Comandante en Jefe, por su discurso, el cual reveló la esencia de
los problemas que debieron discutirse en la conferencia.
El canciller cubano apuntó que a Monterrey se fue a hablar de financiamiento
para el desarrollo, pero en realidad se trataron condicionamientos y amenazas
y sólo misérrimas propuestas de ayuda que son injerencistas, por
lo cual el ambiente allí no fue de satisfacción ni de compromisos
serios.
Afirmó que los enemigos de la Revolución no han podido ocultar
el prestigio y moral de toda una vida dedicada a la lucha, no sólo por
la independencia de Cuba, sino por las causas del Tercer Mundo, como tampoco
la simpatía por la autoridad con que se expresó Cuba a favor de
los derechos de los más pobres.
Es evidente que en un mundo unipolar esas posiciones disgustan al imperio, por
lo que temió y evitó la palabra, la confrontación, el debate
y convicción de Fidel y optaron por las presiones y amenazas tras bambalinas,
acotó el canciller.
Reconoció la coincidencia de intervenciones de representantes del primer
mundo como Francia y Bélgica con las posiciones del líder cubano
sobre la necesidad de un esfuerzo conjunto mayor, la insatisfacción con
la conferencia y en las críticas al consenso de Monterrey.
Igualmente comentó la ilegitimidad del documento emitido por los pocos
mandatarios asistentes al retiro y del final, sin penas ni glorias, que ha tenido
la Conferencia sobre financiación para el desarrollo.
Como parte del análisis realizado en la mesa redonda, sobre el tema de
la Conferencia de Monterrey y la retirada del líder de la Revolución
de ese foro, Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento, expuso los motivos
que llevaron a la adopción de la posición cubana.
En el espacio informativo se brindó un amplio panorama de la repercusión
que estos hechos han tenido en la prensa internacional, porque Cuba representa
a un mundo que no se resigna a recibir dictámenes de los poderosos, y
como muchos medios publicaron, a partir de Fidel la conferencia de Monterrey
fue diferente, y tras su salida, la dignidad también se fue