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Migajas para el consulado
Por JOAQUIN RIVERY TUR
Monterrey.- Pareciera como si el espíritu del hambre estuviera recorriendo
los pasillos de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación
para el Desarrollo y todos los dedos apuntaran hacia Estados Unidos... y en
la calle sucede igual.
Algún periódico ha destacado los planes de Washington de "ayudar"
a los países pobres, pero hay una coincidencia generalizada en estimar
como irrisoria las sumas ofrecidas por Bush y la mejor imagen de la situación
la brindó la Organización No Gubernamental mexicana El Barzón,
al clausurar con una tela la entrada del Consulado norteamericano en esta ciudad
y regar migajas de pan en la acera para significar la categoría de lo
que está ofreciendo la Casa Blanca al mundo subdesarrollado.
A Bush le costará mucho trabajo borrar la imagen de avaricia proyectada
sobre el planeta, difundida por todas las agencias de prensa y pensada por todos
en cualquier parte del orbe.
En los medios oficiales de la Conferencia no se emplea ese lenguaje, por supuesto.
Se trata de representantes de gobiernos que deben cuidar mucho sus palabras,
pues una buena parte de ellos no quiere enemistarse con la superpotencia, otros
la secundan y los terceros le sirven. Muy pocos, como Cuba, se atreven a mencionar
las cosas por su nombre.
El problema global de la Tierra es tan serio que aquí se encuentran las
tres agencias de la ONU que se ocupan de la pobreza, la alimentación
y la agricultura.
Las cifras del terrorismo social se encuentran permanentemente en las páginas
de los periódicos, en las entrevistas, en los reportajes televisivos.
Hay 800 millones de desnutridos crónicos, 1 200 millones viven con un
dólar diario, 12 millones de niños mueren al año -55% de
ellos por falta de alimentación.
Si en los últimos diez años la disminución de los recursos
destinados al desarrollo ha sido brutal, ¿cómo pensar que en los próximos
15 se puede eliminar la mitad de la pobreza del mundo? Hasta Paul Nelson, secretario
de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la Unión Europea, reconoció
que la meta trazada en la Cumbre del Milenio para el 2015 no se podrá
alcanzar con el nivel de aportes que se hacen y que se piensa hacer.
Y si a eso se añaden las condiciones que se plantean para lograr cierta
asistencia financiera, los asuntos empeoran. Ayer, el economista del Banco Mundial,
William Shaw, repitió el conjuro norteamericano para conseguir plata:
"buena política" (neoliberalismo, alineamiento), instituciones sanas
y gobernabilidad.
La keniana Anna Kajumolo Tibaijuka, directora del Programa Hábitat de
la ONU, vio de cerca la miseria del Tercer Mundo. Los habitantes de la localidad
de La Alianza, un suburbio de Monterrey, la recibieron mostrando todas sus carencias.
La familia de Manuel Jiménez Reyna, dedicada al acarreo de basura en
carretones, pudo decir a la funcionaria que no tenían ninguno de los
servicios básicos normales de una ciudad. Fue la otra cara de Monterrey,
la que no verá Bush cuando visite la ciudad mañana viernes, y
posiblemente tampoco la aprecien los centenares de personas que lo acompañan,
una parte de los cuales llegó ayer en el avión Galaxy portador
de las cuatro limusinas blindadas del Presidente norteamericano.
Las mesas redondas divididas
MONTERREY.- Las mesas redondas organizadas por el aparato de Naciones Unidas
para la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo son algo original
y no muy fácil de comprender sin una explicación coherente.
Las mesas con nivel ministerial, bajo el título de Asociación
para la financiación al desarrollo, son cuatro, con el mismo nombre.
Los países están divididos en esos cuatro grupos y no participan
en otro que no sea el que le corresponde.
Las del martes fueron las A1 al A4. Las del miércoles fueron B1 al B4,
bajo la denominación de Coherencia para el desarrollo, mientras hoy funcionarán
al nivel de jefes de Estado o de Gobierno, pero clasificadas C1 al C4 y con
el título de Mirando al futuro.
Se trata de una estructura complicada y limitante, pues cualquiera que desee
escuchar a determinado dirigente que no está en su grupo, no tiene acceso
o no puede (formalmente) entrar en diálogo con él.
Para el último día de la Cumbre está previsto un aparte
del presidente de México, Vicente Fox, exclusivamente con los jefes de
Estado o Gobierno para intercambios privados.