|
REVOLUCION CONSTITUCIONAL ó "ESCALADA DE VIOLENCIA"
Red PamPatagónica
SANTA ROSA La Pampa
Altas autoridades nacionales, desde el presidente de la Nación y el
gobernador bonaerense para abajo, acaban de reconocer la existencia de una "maquinaria
concertada" para alcanzar objetivos "que puedan poner en peligro más
vidas, más derechos, más libertades y hasta la totalidad de las
instituciones de la República...."
Así se fue abriendo camino el genocidio y la represión paraestatal
en la década del ’70.
(El reciente secuestro de un estudiante secundario que, junto con decenas de
chicos y chicas luchaba por la rebaja del "boleto estudiantil", nos retrotrajo
por un tenebroso túnel del tiempo a la "noche de los lápices"
de los primeros tiempos dictatoriales.)
Tales definiciones de altas esferas gubernamentales, más la detención,
disponibilidad y procesamiento de policías y jefes que reprimieron y
asesinaron a manifestantes bonaerenses el miércoles último, hizo
ilusionar al periodista Horacio Verbitsky en un giro democrático de la
política de seguridad del Estado.
"A reconocimiento de parte relevo de prueba", dirían en cambio los hombres
de leyes quienes –a través de sus Colegios y Federaciones— acaban de
reconocer la "inconstitucionalidad" de leyes y normas implementadas por el Estado
argentino en los últimos años (LA ARENA 29/5/2002).
Hay motivos para creer que estamos a las puertas de una verdadera Revolución
Constitucional, como nos ilusionábamos en nuestro comentario del 15 de
junio último ("Abogados, Constitución y Política"); o al
menos imaginar que se van creando las condiciones para declararnos una "emergencia
constitucional" como venimos reclamando desde varios sectores.
A esta altura no son muchos los que se llaman a engaño con los discursos
dobles u oportunistas: los muertos y las víctimas de esta "escalada de
violencia", hasta ahora los pone el pueblo. Son hijos del pueblo, niños,
jóvenes, miles de hombres y mujeres que forman parte del pueblo argentino,
los que caen bajo las balas de agentes del Estado, o mueren de hambre, de frío,
de enfermedades evitables, a raíz de las políticas del Estado.
Lo más ajustado a la verdad esencial es decir que "la escalada de violencia"
empieza con la acción estatal y paraestatal, con consecuencias fatales
que restan toda legitimidad a la "criminalización" de la protesta y de
las luchas que las víctimas encaran para terminar con las causas de la
violencia.
Por eso cabe esperar que la postura constitucionalista expuesta por los hombres
y mujeres de leyes se efectivice coherentemente en la práctica profesional.
Sea en la función judicial o en su ejercicio privado y hasta gremial,
quienes cursaron la carrera de abogacía en las Universidades tendrán
que tomar cartas en todos los casos habidos y por haber, donde la "escalada
de violencia" se cobra la vida, la libertad y los derechos fundamentales de
las víctimas; que, como vemos, pertenecen siempre al mismo bando, salvo
contadas excepciones de una "guerra no declarada"; no contra los enemigos de
la Patria, la pobreza y la miseria, sino contra un pueblo que resiste y lucha
contra las políticas de los enemigos de la Patria que generan miseria,
pobreza y la entrega de nuestro patrimonio físico y humano.
Además de aplaudirlo desde acá, el giro democrático y constitucionalista
tendrá que verificarse entre nosotros, acá mismo, en esta Pampa
que se aferra a una relativa calma insular en medio de la borrasca neoliberal
desatada por el naufragio del sistema.
Ni por acción ni por omisión, los hombres y mujeres de leyes pueden
seguir victimizando a las víctimas de la violencia de las políticas
estatales y paraestatales; procesando y amenazando a quienes protestan en cacerolazos
y carpas por la falta de trabajo y contra "corralitos", que violan el derecho
al trabajo y el principio de propiedad de ahorristas y empresarios. Y todo esto
ocurre mientras, por obediencia debida o por vocación, se libera a genocidas
o se desprocesa a funcionarios y ex funcionarios que, por "asociación
ilícita", constituyeron mafias que entregaron el país al mejor
postor. ... los mismos que apelan a las fuerzas estatales y paraestatales para
reprimir a luchadores populares que con su acción sólo buscan
terminar con las causas de fondo de la violencia.
Como lo reconocieron hace un par de años los magistrados y ex oficiales
policiales que dirigen el Patronato de Liberados, sólo con asegurar trabajo
y escuela se termina con la violencia juvenil y la delincuencia. (También
sería oportuno remitirse a la otra parte de esa declaración, referida
a la dificultad de luchar contra la delincuencia de cuello duro....)
Si ciertos sectores teóricamente radicalizados superaran su dogmatismo
doctrinario, estarían en condiciones de comprender que en la dramática
coyuntura histórica que vivimos, no hay nada más pragmáticamente
revolucionario que volver al Estado de Derecho basado en los principios fundamentales
que consagra la Constitución. Es cierto que este Estado Burgués
viene diciéndole a la sociedad "haz lo que yo digo (en la Constitución)
más no lo que yo hago".
Pero eso reafirma la pregunta: ¿puede haber algo más revolucionario que
"cumplir y hacer cumplir la Constitución"? ¿Puede haber tarea más
específica y exigible para jueces, magistrados y demás profesionales
de la ley, que hacerle cumplir a los agentes del Estado Burgués, la Constitución
que hicieron, reformaron y juraron los agentes de este mismo Estado? ¿Hay algo
más práctico para pacificar al país, que despojar de sus
armas a los agentes de seguridad que fueron entrenados para matar? ¿y a quienes
se los embarca en una guerra no declarada sin enseñarles que el enemigo
no es el pueblo....?
¿Hay algo más eficazmente revolucionario para terminar con esta "escalada
de violencia" que exigir a los políticos que manejan los resortes del
Estado que garanticen ya, desde ayer, el derecho al trabajo, a la vida, a una
remuneración justa, a la salud y a la educación integrales, a
una jubilación digna.... que aseguren ya los derechos de los Niños,
de la Mujer, del Trabajador....?