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Operación Masacre en Avellaneda

Semblanza de Darío

Los compañeros llegaron cantando a la estación Avellaneda. Son miles participando en este exorcismo popular
que libere el espacio ferroviario de las balas de Franchiotti, de las mentiras de Duhalde y Sola, repetidas como partes de guerra por la prensa complice y desinformativa.
Allí esta Darío, mirándonos desde una foto en la pancarta que lleva un compañero.
Darío con los brazos abiertos, diciéndonos:- "sigan adelante que yo aguanto".
Los compañeros recuperan bajo la lluvia el Puente Avellaneda. Son miles que van cantando, y la historia parece volver medio
siglo. Otro 17 de Octubre, con Darío encabezando. Y el padre, y el hermano y la novia de Darío y sus compañeros del Mtd, de la Veron, encabezando.
Y Darío nos mira - muerto de risa - desde la pancarta, recordando seguramente, la agrupación de secundarios en Quilmes, el peronismo combativo y blindado de los 18 años. Esas cuadraturas que fueron redondeando las ruedas de mate , la recuperación de una tierra para vivir, el piquete dignificador, la bloquera, la educación popular, los abrazos.
Los compañeros que ya forman una gigantesca serpiente humano, cruzan una nutrida formación de milicos. Hay ratis para todos los gustos. bonaerenses, federales, prefectura. Y el diputado Zamora esta allí, discutiendo con los milicos sobre la peligrosidad de unos palos que llevan los caminantes.
Darío lo mira con asombro desde la pancarta. Y él, que siempre votó impugnado, no puede entender que hace ese tipo perdiendo votos a pilas, poniendo la cara y la chapa - como hizo el 26 de junio en Avellaneda - tratando de parar las palizas a los piqueteros. Y lo saluda.
Dario aborrece los manuales Y además, es una persona agradecida.
En la Capital la columna bajo la lluvia sacude a los porteños.
El resplandor que rompió la maraña del escepticismo el 19 y 20 de diciembre del año pasado, vuelve a corporizarse en la empapada columna morena que viene del Sur. Hay una rara mezcla de miedo y esperanza en las caras que se asoman en los balcones. Es la sensación agridulce que producen los alumbramientos.
Y ahora llega el futuro encarnado en esos jovenes que caminando bajo la lluvia refundan el mito de otra Argentina posible.
Ellos o la escoria conocida. Ellos o las manos inutiles, los oídos aturdidos de mentiras, el envejecimiento prematuro, el fracaso para todos.
Y por eso reverdecen las Asambleas , la Plaza de Mayo se viste de pueblo.
El agua a hecho estragos en la foto de Darío. La imagenes se borronean y la memoria se refugia en los recuerdos.
Los entusiasmos de Daríos, los silencios de Darío, la última vez que lo ví en Solano, en una actividad de la COPA.
Veintiun años es demasiado pronto para morirse.
He tratado de entender la lógica del asesino. No solo la del comisario .Tambien la del presidente que dió la orden, la de los dueños de la información que crearon el clima previo y despues intentaron ocultar el crimen.
Lo único que se me ocurre es pensar es que le molestaban la imagen de Darío, los sueños de Darío. Eran un espejo donde no podían mirarse. Asi como no pueden mirarse en los muchos compañeros del MTD, que hoy iluminados por las camaras de televisión, han puesto en ridículo y avergonzado a periodistas sinuosos, dirigentes vacilantes, politicos complices.
Veintiun años es demasiado pronto para que te asesinen, pero no para entender que no tenemos apuro.
En nombre de las urgencias patrióticas muchas veces nos presionaron para construir con basura. Y así nos fue.
La vida toma exámenes sin aviso y nos expone desnudos. Donde se construyó con basura, no hay alfombra que la tape, ni paragua que proteja de la propia mierda.
La casa nueva - levantada a la intemperie - que con bloques solidarios, ayudaron a construír Darío y Maxi, resplandece.
Guillermo Cieza
Retruco
en la COPA ( Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas)

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