24 de Marzo
|
Argentina: nueva historia oficial
José Steinsleger
Ahora, la remisión solicitada por el presidente Néstor Kirchner fue en nombre del Estado que representa y no de las víctimas. Un Estado que durante dos años de gobierno constitucional (1974-1976) y siete de régimen militar (1976-1983) practicó el terrorismo de Estado, "... una de las formas más injustificables y sangrientas que le puede tocar vivir a una sociedad", según el gobernante.
Sin las miserias ideológicas de quienes acomodan su discurso a la rosa de los vientos, sin la mezquindad política de ciertos luchadores sociales que piensan a la velocidad de la luz, sin la soberbia del intelectual castrado de emoción y como ningún gobernante lo había hecho antes, Kirchner desnudó la hipócrita demonología de los extremos, reivindicando la memoria de los caídos en la lucha contra el terror.
"Cuando veía las manos, cuando cantaban el himno -observó-, veía los brazos de mis compañeros, de la generación que creyó y que sigue creyendo que este país se puede cambiar". A su lado, tres jóvenes nacidos en la ESMA: Emiliano Hueravillo, María Isabel Prigione y Juan Cabandié, quien apenas dos meses atrás supo que era hijo de Damián Abel Cabandié y Alicia Alfonsín, secuestrados por un comando de las Fuerzas Conjuntas el 23 de noviembre de 1977, cuando él tenía 19 años y ella 17, con un embarazo de cinco meses.
Dijo Juan: "El primer abrazo se lo di a mi abuelo, el padre de Damián". Dijo Emiliano: "Aquí, mi mamá, Mirta Mónica Alonso, me trajo al mundo. Como ella, cientos de mujeres valientes trajeron a sus hijos al mundo entre médicos torturadores". Dijo María Isabel: "Nosotros queremos que todos los que fueron arrancados de madres que parieron en cautiverio para ser apropiados por militares o regalados a sus amigos recuperen su verdadera identidad. Si las abuelas han encontrado hasta ahora a 77 nietos y nietas, ¿qué no podría hacer el Estado si se lo propusiera?"
En el acto, abuelas y madres, hijos de desaparecidos, nietos de sobrevivientes, integrantes de Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (que agrupa a 190 organizaciones de derechos humanos, partidos de izquierda, sindicatos, asambleas barriales y agrupaciones estudiantiles de desocupados) y Joan Manuel Serrat, Víctor Heredia y León Gieco cantaron Para la libertad, Todavía cantamos y Sólo le pido a Dios.
Horas antes, en otro hecho inusitado en América Latina, Kirchner asumió su condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas y ordenó el retiro de los cuadros de los genocidas Videla y Bignone del Colegio Militar. "Hablemos claro -manifestó-, no es rencor ni odio lo que nos guía: es justicia y la lucha contra la impunidad... Los que hicieron estos hechos tenebrosos y macabros tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo entero".
A finales de los años 80, Hollywood concedió un Oscar a la película La historia oficial, versión ligera y timorata del terrorismo de Estado que se proyecta en Francia en el último año del colegio secundario, como parte de la materia historia latinoamericana del siglo XX.
Gunter Grass, escritor alemán, escribió: "El olvido es uno de los principales problemas humanos... Cometemos los mismos errores de nuestros antecesores por no recordar el pasado". Theodor W. Adorno, filósofo de igual nacionalidad, escribió: "La envergadura del verdadero sufrimiento no tolera ser olvidado".
El jurista español Olivé dice que perdonar es votar, que votar es deliberar, que deliberar es opinar y examinar por todos lados y de todos modos cualquier cuestión sobre la cual se haya consultado, pesando las razones en pro y contra. "Para la deliberación -añade- se necesita discusión (aunque sea con uno mismo), premeditación, consideración y discurso que conduzca al mejor acierto, pues el perdón es consecuencia de la ofensa".
El regateo o subestimación del perdón por motivos ideológicos o políticos resulta inadmisible. El perdón es ajeno a lo contingente y perentorio. Pero sin las verdades del pasado, el futuro de una sociedad estará plagado de mentiras. Fuera de si el perdón será concedido, las palabras del presidente Kirchner tendrán, para todos los argentinos y latinoamericanos, alcances de insospechadas repercusiones históricas.