En la izquierda, esto es lo que hay
por Horacio Tarcus* 
  
   
  
 Los manuales para 
  la formación política de jóvenes militantes, aún 
  en su enorme diversidad, constituyen un verdadero género. Para la generación 
  de 1917 el libro clásico del periodista estadounidense John Reed, Diez 
  días que conmovieron al mundo, fue una vía privilegiada de 
  ingreso a las ideas y al imaginario de la revolución rusa, los consejos 
  obreros y los líderes bolcheviques. En otro registro, Los principios 
  elementales de filosofía del francés Georges Politzer 
  constituyeron desde los años ‘30 un manual de introducción a una 
  cierta codificación de la filosofía marxista. Reeditado durante 
  décadas, esta versión del "materialismo dialéctico" fue 
  exitosamente relevada por Los principios elementales del materialismo histórico 
  de la chilena Martha Harnecker, una suerte de "Althusser para principiantes" 
  de lectura ineludible en los ‘70. Por no hablar de los manuales soviéticos 
  de marxismo-leninismo, cuyas prodigiosas dimensiones los tornaban cualquier 
  cosa menos "manuales"...
Los manuales para 
  la formación política de jóvenes militantes, aún 
  en su enorme diversidad, constituyen un verdadero género. Para la generación 
  de 1917 el libro clásico del periodista estadounidense John Reed, Diez 
  días que conmovieron al mundo, fue una vía privilegiada de 
  ingreso a las ideas y al imaginario de la revolución rusa, los consejos 
  obreros y los líderes bolcheviques. En otro registro, Los principios 
  elementales de filosofía del francés Georges Politzer 
  constituyeron desde los años ‘30 un manual de introducción a una 
  cierta codificación de la filosofía marxista. Reeditado durante 
  décadas, esta versión del "materialismo dialéctico" fue 
  exitosamente relevada por Los principios elementales del materialismo histórico 
  de la chilena Martha Harnecker, una suerte de "Althusser para principiantes" 
  de lectura ineludible en los ‘70. Por no hablar de los manuales soviéticos 
  de marxismo-leninismo, cuyas prodigiosas dimensiones los tornaban cualquier 
  cosa menos "manuales"...
  En los días que corren, esta literatura —que marcó a generaciones 
  de militantes— ha quedado obsoleta. Y si los Diez días... de John 
  Reed conservan su frescura y su vigor narrativo, ya no contagian el entusiasmo 
  militante que todavía despertaban medio siglo atrás. Un militante 
  piquetero, de asambleas barriales o un activista "antiglobalización" 
  difícilmente podrían buscar un correlato teórico de sus 
  experiencias políticas en aquellas obras. Sin duda, podría resultarles 
  provechosa una lectura directa y un diálogo crítico con ciertos 
  clásicos del socialismo —Marx, Bakunin, Luxemburg, Trotsky, Gramsci, 
  Lukács— o con ciertos autores contemporáneos —como Negri o Holloway—, 
  pero esto requiere de un gran esfuerzo y una cierta preparación. En 
  ese sentido, Anticapitalismo para principiantes viene a responder a una 
  demanda actual de teoría emancipatoria clásica y contemporánea, 
  a la altura de los tiempos (y de los nuevos sujetos y las nuevas políticas).
  El primer capítulo busca definir el capitalismo como sistema de dominación 
  de clase. El segundo se ocupa de las luchas tradicionales contra el capitalismo: 
  se remonta a los movimientos de resistencia precapitalistas, pero se centra 
  en el socialismo moderno y sus herederos: el comunismo, la socialdemocracia 
  y los movimientos de liberación nacional. Sobre la base de postular el 
  fracaso irreversible de estos movimientos, el tercer capítulo plantea 
  diez diferencias entre la izquierda tradicional y el nuevo anticapitalismo, 
  que giran en torno a temas como el poder, la autonomía, la revolución, 
  la horizontalidad, las estructuras en red, la multiplicidad, la situación, 
  la globalización de las luchas, la acción directa y la desobediencia 
  civil y, finalmente, la subjetividad militante. El cuarto capítulo se 
  centra en los movimientos, redes y acciones del nuevo anticapitalismo, presentando 
  brevemente a los zapatistas de México, los Sin Tierra de Brasil, los 
  piqueteros argentinos, la Marcha Mundial de Mujeres, el ecologismo radical, 
  la red No Borders, el Foro contra las Privatizaciones, la red Indymedia, el 
  Foro Social Mundial y los movimientos de resistencia global. El quinto y último 
  no quiere ser un "programa" al estilo de la vieja izquierda, sino una serie 
  de propuestas de transformación radical que circulan en las redes globales: 
  redistribución global del ingreso entre las naciones, control de los 
  movimientos del capital o de la destrucción ambiental, el salario social 
  o renta básica ciudadana, las formas de democracia directa, los intercambios 
  no mercantiles, etc.
  Es difícil conformar a todos en un texto breve y divulgativo. A pesar 
  de este carácter, Anticapitalismo para principiantes provocará 
  polémicas. El réquiem para la vieja izquierda disgustará 
  a más de un dinosaurio que se hallará caricaturizado en estas 
  páginas. Algunos podrán argumentar que la generalidad de las propuestas 
  del final no está a la altura del vigor de la crítica del cuerpo 
  del libro. Pero al menos habrán de reconocer la honestidad intelectual 
  del libro que viene a decirnos: "esto es lo que hay", o lo que se está 
  discutiendo hoy; los viejos grandes programas ya no funcionan. Otros —acaso 
  los lectores jóvenes a los cuales el libro va dirigido— podrán 
  echar de menos un tono más desenfadado, con mayores toques de humor, 
  menos didáctico. En ese sentido, las ilustraciones de los miembros del 
  Taller Popular de Serigrafía sintonizan perfectamente con el texto y 
  el espíritu del libro, pero tampoco se han librado totalmente de cierto 
  tenor pedagógico. Más allá de los reparos y las críticas 
  que despertará, Anticapitalismo para principiantes, prolijamente 
  estructurado, bien argumentado, será una referencia obligada para la 
  formación política de esta nueva militancia aún sin biblioteca, 
  invitando a pensar críticamente, a procesar e intercambiar experiencias 
  afines, incitando a otras lecturas y a búsquedas en la red. 
* Horacio Tarcus es historiador, docente de la UBA y director del CeDInCI.