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Observaciones sobre la película "Deuda" de Jorge Lanata
Eduardo Ynoub 
El 7 de octubre pasado fue estrenada la película DEUDA dirigida por el conocido 
periodista Jorge Lanata. 
Esta película fue ampliamente publicitada por varios medios masivos que la 
presentaron como una versión "rebelde" al problema de la deuda externa 
argentina. Sin embargo en este texto vamos a tratar de señalar algunas omisiones 
y manipulaciones que, a mi entender, se desprenden del examen del mencionado 
filme.
Una constante en el argumento de Lanata es que el FMI ha girado miles de 
millones de dólares a Argentina, mientras ésta se encargaba del despilfarro de 
ese dinero entre políticos corruptos, burócratas, sueldos a empleados públicos, 
etc.
Este argumento ampliamente difundido es totalmente falso. No que los políticos 
no sean corruptos, sino que el principal componente de la deuda surge de fondos 
que jamás llegaron al país, como ejemplo de esto podemos mencionar los 
autopréstamos surgidos como consecuencia del seguro de cambio ofrecido por el 
ex-ministro de economía de la sangrienta dictadura militar, José Alfredo 
Martínez de Hoz. Sumado a estos mecanismos hay que considerar las altas tasas de 
interés que los acreedores impusieron en forma unilateral, violando todas las 
leyes vigentes en la República Argentina.
El segundo punto a objetar es la omisión del total pagado a los acreedores por 
parte del Estado Argentino. En ningún instante se considera esta cifra, ni se 
trata de obtenerla. Este punto es sumamente importante ya que demuestra 
claramente que la deuda externa ya fue ampliamente pagada y que no habría que 
descartar que resultado de la pendiente investigación surja que sea el FMI el 
que deba reintegrar fondos a nuestro país.
La línea argumental de "DEUDA" también utiliza un discurso al que vienen 
recurriendo los voceros mediáticos cuando de repasar la historia se trata. El 
argumento consiste en diluir las culpas y responsabilidades sobre la destrucción 
argentina entre todos los factores sociales. Para esto Lanata utiliza el 
argumento de que los culpables somos "nosotros", incluyendo entre ellos al 
propio espectador.
De esta forma se elude mencionar con nombre y apellido a los verdaderos 
responsables de la mayor estafa al país de que se tenga memoria. El mecanismo de 
diluir responsabilidades no es nuevo y se utiliza para culpar al propio pueblo 
por la entrega y vaciamiento de la economía argentina, buscando generar de esta 
forma una sensación de culpa y resignación.
Es llamativo el tiempo de micrófono que el periodista "rebelde" le ofrece a los 
funcionarios del FMI para que defiendan su postura frente a las acusaciones de 
insensibilidad que reciben por parte de la sociedad argentina. De esta forma lo 
que es un problema surgido de un ilícito (como lo es el pago de una deuda 
ilícita) pasa a ser un problema de forma y de sensibilidad por parte del FMI 
quien debería comprender que la pobreza argentina no soporta más flaquezas. 
Lamentablemente el FMI no es una organización que se caracterice por su grado de 
sensibilidad, sino por el contrario. Este organismo ha financiado cuanta 
dictadura y golpe de estado se haya producido en Latinoamérica. Muestra de ello 
fueron los créditos de dinero fresco que puso a disposición del efímero dictador 
venezolano Pedro Carmona.
Alejandro Olmos: una luz en la noche
A pesar de todo lo mencionado anteriormente, la presencia de Alejandro Olmos 
como patriota no reconocido, aporta un cono de luz sobre la oscuridad de 
"DEUDA". 
Hay que reconocer a pesar de todo, la puesta en escena de los volúmenes de 
denuncias presentadas por Olmos y la negativa a investigarlos por parte del 
Congreso de la Nación.
Pero este brillo esta en total contradicción con el resto de la línea argumental 
de la película. Como la entrevista a un personaje siniestro de la historia 
económica como Jesús Rodríguez, el ex-ministro de economía de Raúl Alfonsín, 
quien no pudo ocultar su incomodidad cuando Lanata le plantea la pregunta de a 
quienes contrató el gobierno para establecer el importe de la deuda.
Deuda y dictadura
Omisión grosera es la falta de mención por parte de Lanata de la nulidad de la 
deuda procedente de la pasada dictadura militar, desde 1976 hasta 1983.
En el filme se asume que la deuda existe sin cuestionar su legitimidad. Pero 
nuestro deber es dejar en claro que en marzo de 1976 un grupo terrorista asaltó 
la Casa del Gobierno Constitucional y realizó numerosos crímenes humanos y 
financieros (que también son humanos) en nuestro nombre. Nada de lo realizado en 
ese período por este grupo delictivo tiene validez legal y eso es fundamental 
para el análisis de nuestra deuda externa (o la de ellos).