LA HISTORIA DE LA LLEGADA DE LOS NAZIS A ARGENTINA
La Odessa que creó Perón "La auténtica Odessa"
es una muy minuciosa investigación que revela un secreto de medio siglo:
cómo Perón armó una vasta red de agentes para rescatar
cientos de criminales de guerra.
Goñi y la tapa de su detallada investigación sobre los nazis.
Por Sergio Kiernan
Una de las cosas que llaman la atención de La auténtica Odessa
es su extremo rigor: cada afirmación, por minúscula que sea, tiene
una nota al pie citando un documento. No es apenas que su autor, el periodista
Uki Goñi, tenga un standard de historiador. También sabe que tocar
el tema de la llegada de los nazis a la Argentina instantáneamente irrita
a muchos peronistas y a muchos otros que creen que esa vergüenza debería
ser enterrada y olvidada. Lo que Goñi revela en su libro es la enormidad
de la red formada para traer criminales de guerra al país. Esta organización
no era clandestina: fue fundada en la Casa Rosada en una reunión de Perón
con nazis alemanes, franceses y belgas, fue financiada generosamente, tuvo todo
el apoyo del servicio diplomático y la dirección de Migraciones.
"Uno nace en Argentina bajo una especie de fascismo mágico totalmente
oculto y negado," explica Goñi. "Siempre supimos de la leyenda
de la llegada de los nazis con ayuda de Perón y del establishment, pero
era algo de ficciones como Los Niños del Brasil. En 1996, haciendo una
nota, me di cuenta de qué poca información había acá
sobre el tema. Era como el caso Yabrán, o los atentados a la AMIA y la
embajada. Me encontré lo mismo: versiones sobre la complicidad del estado
argentino de hace medio siglo con el terrorismo de esa época, que era
el nazi." Los siguientes seis años, Goñi los pasó
desenterrando documentos en cinco países.
–¿Se encontró con lo que esperaba o fue peor?
–Me encontré con mucho más de lo que esperaba. Aunque hice más
de 200 entrevistas, el libro no está basado en ellas sino en la documentación,
porque el tema es todavía muy irritativo. Investigué los archivos
en Bélgica del colaboracionista Pierre Daye, que vivió en Argentina
y era un hombre educado, un escritor y diarista compulsivo que fundó
la organización para el rescate de sus camaradas en una reunión
de criminales de guerra en la sala de gabinete con Perón. Daye dejó
detalladas descripciones de las reuniones con Perón, escribiendo cosas
como que se miraban entre ellos en la mesa, se reconocían como criminales
de guerra nazi y se miraban sorprendidos de que "el presidente más
importante de Sudamérica nos recibiera en su palacio presidencial."
Otros archivos importantes fueron los suizos, donde se guardan los detalladas
minutas del jefe de policía de los años cuarenta, Heinrich Rothmund,
que hace un pacto con los agentes argentinos para mandar nazis refugiados a
Argentina. También hubo mucho información que logré desclasificar
informes norteamericanos sobre la vía española de escape. Pero
la gran fuente fue el archivo de la Dirección Nacional de Migraciones
aquí en Buenos Aires.
–¿Y lo dejaron investigar?
–No querían, hicieron lo imposible para alejarme pero temían un
escándalo. Allí descubrí que cada inmigrante tiene un legajo
y en cada libro de llegadas quedaba anotado el número de legajo. Así
encontré las llegadas y los números de Mengele, Eichmann, Priebke,
y pedí los legajos. No estaban, habían desaparecido. Los habían
limpiado. Se armó un gran revuelo, y un día un funcionario me
dice, "¿qué quiere que haga? ¿que le admitamos que nos ordenaron
quemarlos en 1996? Nunca lo admitiremos." Aún así, hubo información
valiosísima. Por ejemplo, que los expedientes de inmigración de
Mengele y Priebke tienen números consecutivos, lo que muestra que fueron
abiertos por una misma persona, al mismo tiempo. Esto ocurre muy frecuentemente,
con varios criminales de guerra. También aparece claramente que el año
de mayor actividad es 1948, cuando el capitán de las SS Carlos Fuldner
está en Suiza trayendo nazis. Por ejemplo, ese año se abre el
expediente de Eichmann, que llega en 1950.
–O sea que la leyenda negra se quedó corta. No fue que llegaron sino
que los trajeron.
–Por eso el libro se llama la auténtica Odessa, porque acá se
trata de una organización que nace de las reuniones que Perón,
el propio Presidente de la Nación, tuvo en la sala de gabinete de la
Casa Rosada con loscriminales de guerra. Los papeles muestran que Perón
financió esta empresa, que envió a Fuldner a tener reuniones para
organizar todo esto al más alto nivel en Suiza, con un pasaporte oficial
que decía "enviado especial del Presidente de Argentina". Lo
fantástico es que esto estuvo oculto por 50 años. A mí
no me interesa el tema nazis, lo que yo quería demostrar es que en este
país vivimos sobre un iceberg gigantesco que todos desconocemos, que
pretendemos no ver. En mi libro anterior, "Perón y los alemanes",
documento la historia del nacionalista argentino Juan Carlos Goyeneche que es
enviado durante la guerra como enviado de Perón para juntar apoyo a un
golpe contra el gobierno de Castillo. Goyeneche se entrevistó con Himmler,
con Ribbentrop, tal vez con Hitler, con Mussolini, pidiendo financiamiento para
el golpe. Mussolini acepta y manda una carta a Castillo en estos términos
que llega a Buenos Aires el mismo día del golpe de 1943. Siempre se dijo
que el golpe del GOU había sido financiado por el Eje y cuando se ven
estos documentos... Pero los mismos militares que derrocaron a Perón
en 1955 nombran a Goyeneche secretario de información pública.
–En este aspecto, hay continuidad.
–Absoluta. Uno de los primeros criminales de guerra que llegan al país
es Jacques de Mahieu, un colaboracionista francés condenado a muerte
que se hace íntimo de Perón y hasta escribe algunos de los textos
doctrinarios del peronismo. Hay fotos de De Mahieu en 1989 haciendo campaña
presidencial para Menem. Eso es fascismo mágico, como que Brinzoni tenga
un abogado que es apoderado de los nazis argentinos. En cualquier país
del mundo le costaría el puesto a un comandante en jefe del Ejército,
aquí no. Lo terrible en Argentina no son los malos, que hacen perfectamente
bien su labor. El problema somos los buenos, que aceptamos cosas tremendas y
las venimos aceptando hace décadas. Cuando empecé estas investigaciones
pensé que si las exponía al ojo público, si mostraba lo
que pasaba en realidad, algo puede cambiar. Ya no pienso eso, no pasa nada.
Con Brinzoni no pasó nada, hasta la DAIA acepta recibirlo. No existen
los "nunca más." Trabajo como historiador, porque si estamos
informados podremos tener mejores herramientas para manejar los problemas que
se repetirán.
–¿Por qué hizo todo esto Perón?
–Perón dio varias entrevistas en los sesenta y setenta diciendo que Nuremberg
era una desgracia, una infamia, que no se podía someter a juicio a un
ejército derrotado, y que él se propuso rescatar a los nazis de
la justicia aliada. Lo decía públicamente. Perón hizo,
en realidad, varias cosas a la vez. Obviamente, le estaba dando un gran servicio
a los nazis que trajo a Argentina. Se estaba haciendo un favor a sí mismo
porque pensaba que esa gente podía servirle como agentes anticomunistas.
Tercero, le estaba haciendo un favor a los Aliados, que apenas empezó
la guerra fría infiltró a los colaboracionistas como agentes anticomunistas
en el bloque oriental. Para 1948 estas operaciones no funcionan, pero no pueden
entregarlos a la Justicia porque ya trabajaron para ellos. Perón les
hace el servicio de sacarlos de Europa. Y finalmente, le hace un servicio a
la Iglesia. Uno de los descubrimientos más terribles del libro son los
documentos en la embajada argentina que muestran que el cardenal Caggiano viajó
al Vaticano en 1946 y ofreció en nombre del gobierno argentino al país
como refugio de los criminales de guerra franceses escondidos en Roma. En ese
archivo hay muchas recomendaciones de Caggiano y del Vaticano para que se permita
la entrada de franceses