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25 de mayo del 2002
Ponencia presentada en la conferencia Internacional:
Vigencia del Marxismo Clásico en el Centenario de la muerte de Federico Engels
Marxismo y humanismo
Marta Harnecker
Indice
1. Campo ideológico en el que surge esta tesis
2. Lo que el antihumanismo teórico no niega contra sus detractores
3. La ruptura epistemológica: el hombre desaparece como concepto teórico
4. la "determinacion en ultima instancia"
5. El marxismo: donde el hombre desaparece como Sujeto de la historia
6. Rechazo a pretensiones teóricas del humanismo, pero reconocimiento de función
práctica
Innumerables y prestigiosos intelectuales de todas las latitudes han
criticado a Louis Althusser por haber pretendido desterrar al hombre del marxismo.
Se le ha acusado de reducirlo al papel de simple marioneta de estructuras,
negando su papel en la historia. ¿A caso su provocadora tesis del "antihumanismo
teórico de Marx"(1) no es la mejor prueba de ello?
1. Campo ideológico en el que surge esta tesis
Para entender lo que el filósofo francés quiso decir con estas palabras
usemos su propio método para analizar el pensamiento de un autor; examinemos
primeramente un campo ideológico en el que surge esta tesis. Era la época
del debate abierto, como consecuencia del XX Congreso del PCUS de febrero
de 1956, sobre los problemas del socialismo y la crítica al culto a la personalidad.
Este congreso tuvo lugar en una época de euforia socialista. No sólo la "marea
roja" se había expandido enormemente a nivel mundial, sino que la URSS,
a pesar de los inmensos daños materiales sufridos por la guerra, había pasado
a ser la segunda potencia económica y militar mundial. Y, además, según las
declaraciones del PCUS, ya se había logrado materializar la etapa del socialismo
desarrollado, se entraba en la etapa de la construcción del comunismo. El
estado no era ya un estado de clase, sino un estado del pueblo entero. La
Unión Soviética proclamaba la consigna: "Todo para el hombre, respeto
a la legalidad y a la dignidad de la persona." Los partidos obreros celebraban
las conquistas del humanismo socialista. Los intelectuales marxistas buscaban
las garantías teóricas a estos temas en El capital, pero mucho más
en las obras de la juventud de Marx. El tema de la alienación del hombre pasaba
a ser uno de los temas centrales. Se hablaba de los problemas del hombre y
se olvidaba la cuestión de la lucha de clases. Los filósofos de los países
socialistas, buscaban respuestas en los grandes pensadores cristianos contemporáneos:
Maritain, Mounier, Teilhard de Chardin.
Althusser escribe su polémico artículo "Marxismo y humanismo" ocho
años después del comienzo del "deshielo" iniciado por el XX Congreso,
cuando la euforia había comenzado a declinar y el fracaso de la desestalinización
oficial empezaba a causar profundo malestar entre los intelectuales. Se hacía
cada vez más patente que las denuncias de Jruschov y el grupo gobernante pretendían
que "el prólogo fuera -como dice Isaac Deutscher- también el epígono
de la desestalinización"(2). Al fin y al cabo el proceso había sido iniciado
por los propios colaboradores de Stalin, un ajuste de cuentas radical podían
alcanzarlos. "Después de mostrar el enorme esqueleto escondido en el
armario volvieron a cerrar la puerta"(3). En lugar de que las denuncias
fueran el preludio de una clarificación de muchas cuestiones sobre los problemas
de la construcción del socialismo, nada se hacía por romper la amnesia colectiva
del pueblo soviético debida a décadas de falsificación de la historia. Se
denunciaban los hechos, no se investigaban sus causas.
El vacío analítico del pasado pretendía ser llenado por reflexiones sobre
el humanismo socialista. Erich Fromm convoca, entonces, a varios intelectuales
a realizar una obra que debía aparecer en Estados Unidos en torno a este tema.
Un trabajo pedido a Althusser sobre el tema es rechazado porque su contenido
es "contrario a la línea general del proyecto". El filósofo francés
afirma que el debate, planteado en estos términos, no permite, superar el
dogmatismo preexistente, sino que se limita a incursionar en lo que denomina
despectivamente: "las charlatanerías filosóficas `marxistas' sobre el
hombre"(4).
¿Por qué atacar con tanta saña a quienes se preocupan honestamente por restaurar
el carácter "humanista" del socialismo luego de los errores y horrores
del período stalinista?
¿Por qué enunciar en ese contexto una tesis tan provocadora?
La razón es simple. Althusser constata la fuerza que han tomado las reflexiones
sobre el humanismo en los medios intelectuales marxistas y ve con lucidez
que si se marcha por ese camino se va a producir un bloqueo teórico que impedirá
pasar del reconocimiento de los errores del período stalinista al conocimiento
de sus causas. Lo que realmente está en juego es la posibilidad de resolver
los problemas del socialismo. El autor está convencido que éstos no se podrán
resolver si los intelectuales se dedican a reflexionar sobre el hombre, sólo
podrán ser analizados y resueltos si se estudian las condiciones materiales
de su surgimiento: las relaciones de producción en los países socialistas,
la no correspondencia entre propiedad jurídica y apropiación real, entre estatización
y grado de socialización de las fuerzas productivas, el problema de la división
del trabajo que no es ajeno a los aparatos ideológicos del estado, la relación
entre partido único y estado y sus consecuencias.
Según Althusser, el concepto de "culto a la personalidad" es un
concepto ajeno a la teoría marxista y aunque éste denuncia prácticas, "abusos",
"errores" y en ciertos casos "crímenes", nada explica
sobre sus condiciones y sus causas. Lo más peligroso es que pretende explicar
lo que en realidad no explica y, por lo tanto, no puede sino desviar las investigaciones
de aquellos que pretenden esclarecer los hechos.(5)
Y para explicar la acidez de sus críticas y el caracter provocador de su tesis
sostiene:
El palo estaba tan curvado hacia el lado del humanismo que era necesario curvarlo
en sentido contrario, hacia el "antihumanismo" para que recobrase
su posición recta.
Por lo demás, esta actitud no es excepcional. En todo debate teórico la tendencia
es a exagerar las tesis propias para demarcarse de las tesis que se combaten.
Sabemos que Marx y Engels no fueron ajenos a esta regla. Fue justamente ese
énfasis en la producción material, contra el idealismo que dominaba el campo
ideológico de su época, lo que motivó una lectura economicista, evolucionista
del marxismo.
Es tal el impacto que produce en Althusser lo que ocurre teórica y políticamente
entre los intelectuales marxistas en ese momento; es tan profundo el vacío
teórico que constata, que abandona su proyecto inicial de hacer una gran tesis
sobre la relación entre filosofía y política en el siglo XIX -recorrido que
había estimado necesario para la comprensión del pensamiento de Marx- y comienza
a escribir sobre temas que permitan devolver al marxismo su carácter crítico
y transformador.
2. Lo que el antihumanismo teórico no niega contra sus detractores
Pero antes de incursionar en el nudo de la tesis althusseriana nos parece
importante adelantar, contra las acusaciones tan profusamente vertidas, que
su tesis del "antihumanismo teórico de Marx", en primer lugar, no
niega que el objetivo del esfuerzo teórico y de la lucha política de Marx
y de los marxistas sea la plena realización del hombre. Althusser, interpretando
a Marx, aclara al comienzo de su artículo Marxismo y humanismo(6), que
"la lucha revolucionaria ha tenido siempre por objetivo el fin de la
explotación y, por lo tanto, la liberación del hombre."
En segundo lugar, tampoco pone en duda que puedan existir concepciones humanistas
del mundo que desempeñen un papel positivo en la lucha de clases y sirvan
de motivación a los pueblos en su lucha por la liberación.
El pensador francés no desconoce, por ejemplo, el mérito histórico de las
ideologías humanistas que alimentaron la lucha contra el feudalismo, contra
la Iglesia, pero sostiene que no debe olvidarse que estas ideologías son inseparables
de una clase burguesa en ascenso cuyas aspiraciones expresaban; al traducir
a un nuevo lenguaje las exigencias de la economía mercantil y capitalista
sancionada por el derecho mercantil burgués que corregía el antiguo derecho
romano. "El hombre como sujeto, el hombre libre, sujeto de sus pensamientos
es, ante todo, un hombre libre para poseer, para vender y comprar, un sujeto
de derecho"(7).
Pero, entonces, ¿cómo explicar las críticas que se hacen a Althusser sobre
el tema del humanismo?
Pienso que, en parte, su origen puede estar en las expresiones excesivamente
radicales que el filósofo emplea para demarcar su reflexión de la de los filósofos
humanistas de su época, pero fundamentalmente, creo que esto se debe a una
lectura superficial e incompleta de sus escritos, por lo demás bastante herméticos.
Estimo que Althusser ha sido un gran incomprendido tanto en la época del snobismo
proalthusseriano como en el período antialthusseriano que le siguió.
Es interesante anotar que quienes acusan a Althusser de antihumanista sintomáticamente
olvidan la palabra "teórico" que, en su tesis, adjetiva siempre
el término "humanismo", y sin la cual es imposible comprender lo
que éste autor plantea sobre este tema. Este no habla de un "antihumanismo"
a secas, sino de "antihumanismo teórico".
Lo que su tesis pretende indicar es que "la categoría de hombre no desempeña
en la obra de Marx papel teórico alguno"(8).
Pero, ¿qué quiere significar Althusser cuando afirma que ésta categoría no
desempeña un papel teórico?
Para el filósofo francés una categoría desempeña un papel teórico cuando forma
parte de un todo solidario con otras categorías y no puede ser suprimida sin
alterar el funcionamiento de ese conjunto. Y en ese sentido, lo que merece,
según él, el calificativo de "humanismo teórico" es la postura que
contempla al hombre como centro del mundo en el sentido filosófico del término,
es decir como esencia originaria y fin del mundo(9).
Ahora bien, la tesis del antihumanismo teórico de Marx no puede separarse
de otra de sus tesis: la que afirma que Marx ha producido una profunda revolución
teórica inaugurando una nueva ciencia: la ciencia de la Historia, suceptible
de ser considerada como tal porque existe un determinado tipo de determinismo
histórico que Marx expresa bajo la noción "determinación en última
instancia", y que la magnitud de este descubrimiento científico no
puede entenderse si no se acepta la existencia de un corte o ruptura
epistemológica entre el pensamiento del joven Marx, que representa su
prehistoria ideológica, y el pensamiento del Marx maduro, fundador de la ciencia
de la Historia, en la que el hombre desaparece como Sujeto del proceso histórico.
Analicemos brevemente estas tesis empezando por la ruptura epistemológica.
3. La ruptura epistemológica: el hombre desaparece como concepto teórico
Según Althusser, Marx no pudo llegar a su teoría científica sino realizando
una crítica radical de la filosofía del hombre, que le sirvió de fundamento
en los años de juventud.
En sus primeras obras podrían distinguirse dos etapas. La primera, dominada
por el humanismo racionalista liberal más cercano a Kant y Fichte que a Hegel
(cuando combate la censura de prensa, las leyes feudales, el despotismo prusiano).
En las obras de está época Marx sostiene que el hombre está llamado a ser
libre, que no es libertad sino al ser razón y que la razón se encarna en el
estado. Por eso aboga por la libertad de prensa y considera al periodismo
crítico como la esencia misma de la política. En aquel momento está convencido
de que razones bien expuestas podrían llevar a un cambio de la sociedad.
En una segunda etapa, Marx desilusionado -como todos los neohegelianos de
su época- frente a un estado que permaneció sordo a la razón, se entusiasma
con el humanismo de Feuerbach, que permite pensar la no-razón como enajenación
y en esta enajenación la historia del hombre(10).
Althusser sostiene, como es conocido, que Marx rompe con esta problemática
humanista de la esencia genérica del hombre y de la alienación en 1845, en
la Ideología Alemana, y que esta ruptura con toda teoría que funda
la historia y la política en la esencia del hombre, marca de manera radical
la evolución de su pensamiento.
Más tarde matizará esta afirmación diciendo que en 1845 "algo comienza
que es irreversible", pero que se trata de una "ruptura contínua";
el comienzo de un largo trabajo.
La nueva ciencia de la historia evidentemente no surge "armada por entero
en la cabeza de Marx" en 1845. En ese momento sólo comienza a construirse
y cuando esto ocurre no está "libre de todo su pasado -de toda la prehistoria
ideológica y filosófica de la que surge-."(11) Nadie puede sorprenderse,
entonces, que en esos años Marx utilice nociones ideológicas o categorías
filosóficas de las que más tarde se desembarazará.
Esta ruptura teórica -que sólo es posible porque Marx logra desplazarse a
posiciones de clase absolutamente inéditas, a posiciones de clase proletarias-(12)
se refleja en tres aspectos indisociables: primero, en la formación de una
teoría de la historia y de la política fundada en conceptos radicalmente nuevos:
"modo de producción, fuerzas productivas, relaciones de producción, formación
social, infraestructura, superestructura, ideología, clases, lucha de clases,
etc."(13); segundo, en la crítica radical de las pretensiones teóricas
de todo humanismo filosófico; y tercero, en la definición del humanismo como
ideología(14).
"El antihumanismo teórico de Marx va mucho más allá de un simple arreglo
de cuentas con Feuerbach: cuestiona también las filosofías de la sociedad
y de la historia existentes, y la tradición filosófica clásica, y, por lo
tanto, a través de ellas toda la ideología burguesa"(15).
Althusser sostiene, que la categoría de hombre no aparece ni en los textos
nucleares de la filosofía marxista, ni en su teoría de las formaciones sociales
y de la historia.
Lo que está en discusión no es el humanismo en general, es la pretensión teórica
de una concepción humanista que pretende explicar la sociedad y la historia
partiendo de la esencia humana, del sujeto humano libre, del sujeto de la
acción moral y política. El filósofo francés sostiene que Marx sólo pudo fundar
la ciencia de la historia y escribir El Capital porque rompió con la
pretensión teórica de todo humanismo.
"En El Capital Marx muestra que lo que determina en última instancia
una formación social y nos hace conocerla no es el fantasma de la esencia
o naturaleza humana, no es el hombre, ni incluso "los hombres",
sino una relación, la relación de producción, que conforma la base,
la infraestructura."(16) Las relaciones sociales de producción no pueden
ser consideradas solamente como relaciones humanas, relaciones entre hombres.
Son relaciones entre agentes de la producción, es decir, entre hombres que
tienen una función bien determinada en la producción de bienes materiales.
La relación entre ellos depende de la forma en que ellos se relacionan con
los medios de producción, si son propietarios de los medios de producción
o productores directos. Esta relación entre los hombres pasa, por lo tanto,
a través de una relación con los objetos: los medios de producción. Una de
las mayores mistificaciones teóricas que puede darse es pensar que las relaciones
sociales son relaciones en las que sólo intervienen los hombres cuando
también intervienen las cosas, los medios de producción extraídos de
la naturaleza material.
Marx considera a los hombres como "portadores" de una función en
el proceso de producción. La actuación de los hombres está determinada por
las relaciones de producción.
4. La "determinacion en ultima instancia"
Algunos han creído ver una contradicción interna entre la concepción marxista
del proceso histórico como un proceso de desarrollo sujeto a leyes, es decir,
a un determinado tipo de determinismo y la importancia que el marxismo atribuye
a la lucha de clases, es decir, a la acción de los hombres en la historia.
Si se tratara del mismo determinismo económico que rige en los procesos de
la naturaleza, la contradicción sería fragrante, pero no se trata de eso.
Para dar cuenta de la especificidad del determinismo que rige el proceso histórico,
Marx usa el término de "determinación en última instancia".
Althusser opina que esta expresión, a pesar de su aspecto inocuo, "transforma
de arriba abajo las precedentes concepciones dominantes de la sociedad y de
la historia."
Para poder explicar cómo concibe este determinismo, Marx considera a la sociedad
bajo la metáfora de un edifico, es decir, adopta la forma de un dispositivo
espacial que asigna determinadas ubicaciones en el espacio a las diferentes
realidades"(17).
La base del edificio o infraestructura está constituida por la estructura
económica o conjunto de relaciones de producción. Sobre ella se erige la superestructura
jurídico- política e ideológica, que se encuentra determinada "en última
instancia" por la infraestructura. Si se trata de una "ultima"
instancia, tiene que haber otras que también determinen. Por eso Althusser
considera que este señalamiento de Marx desempeña un doble papel: por un lado,
diferencia radicalmente a Marx de toda postura nmecanicista y, por otro, "introduce
en la determinación un abanico de diferentes instancias, lo que supone que
la sociedad es un todo diferenciado, complejo y articulado, donde la última
instancia(18) fija los límites reales de las demás(19), su autonomía relativa
y la forma de actuar sobre la propia base, así como la eficacia de dicha acción."(20)
Afirmar que la infraestructura es el factor determinante en última instancia
equivale a diferenciarse de todas las filosofías idealistas de la historia
y adoptar una posición materialista. Pero al indicar que se trata sólo
de una determinación en última instancia, equivale a diferenciarse
de todo determinismo mecanicista y a adoptar una posición dialéctica.
Althusser advierte que la dialéctica marxista nada tiene que ver con la dialéctica
hegeliana, ya que Marx "coloca la dialéctica ante sus condiciones reales
de ejercicio, la protege de la locura especulativa, le prescribe la obligación
de ser materialista, es decir, de reconocer que sus propias formas vienen
prescritas por la materialidad de sus condiciones."(21)
Pero Marx sólo se limita a señalar a partir de dónde hay que reflexionar acerca
de la causalidad propia de la ciencia de historia, no existe en su obra un
desarrollo teórico acerca de este nuevo tipo de determinismo. Pensamos que
para profundizar en él habría que hacer un estudio acerca del caracter tendencial
de las leyes que rigen el modo de producción capitalista y al papel
que desempeña la lucha de clases en las tendencias que contrarrestan estas
leyes. Recordemos sus formulaciones sobre la baja tendencial de la tasa de
ganancia.
Durante mucho tiempo, tanto intelectuales como dirigentes políticos olvidaron
la especificidad del determinismo marxista y cayeron en una interpretación
evolucionista de los hechos históricos, más cercana a la causalidad mecánica
de las ciencias naturales, que al nuevo tipo de la causalidad descubierta
por Marx. De ahí la interpretación evolucionista de la crisis que vivía el
mundo capitalista, que preanunciaba su hecatombe final. No podemos negar que
hay textos de los clásicos del marxismo que se prestan para dicha interpretación,
uno de ellos es el de Lenin acerca del imperialismo concebido como fase final
del capitalismo
De ahí también la importancia de aquellos pensadores que supieron insistir
en que la crisis estructural del capitalismo no conduce necesariamente a la
revolución, sino que puede tener dos salidas: una salida reformista de recomposición
del sistema, otra, revolucionaria, que busca destruir el viejo sistema e inaugurar
uno nuevo.
5. El marxismo: donde el hombre desaparece como Sujeto de la historia
Pasemos ahora a examinar la tesis de Althusser, acerca de la historia
como proceso sin sujeto.
Marx sostiene en el Dieciocho Brumario de Louis Bonaparte(22): "Los hombres
hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias
elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con las que se
encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado.
No es sino esto lo que Althusser quiere expresar en su controvertida tesis
sobre el "proceso sin Sujeto."
El autor considera que como los individuos humanos actúan en y bajo
las determinaciones de las formas de existencia histórica de las relaciones
sociales de producción y reproducción, no pueden ser considerados "sujetos
`libres' y `constituyentes', en el sentido filosófico de esos términos."(23)
Y al no poder serlo no pueden ser considerados, filosóficamente hablando,
el Sujeto de la historia. Los hombres son sujetos en la historia
y no de la historia, es decir, no son los exclusivos artífices
de la historia. La historia no depende de su exclusiva voluntad,
pero actúan realmente en la historia y dependiendo de su acción ésta puede
tomar un rumbo u otro.
Según Lenin no existe conflicto entre la necesidad histórica y la importancia
del individuo. Y tampoco la idea de la necesidad histórica menoscaba en nada
el papel del individuo en la historia, porque toda la historia se compone
precisamente de acciones de individuos que son indudablemente personalidades.
El problema real que surge al valorar la actuación social del individuo consiste
en saber en qué condiciones se asegura el éxito a esta actuación; en determinar
dónde está la garantía de que esa actividad no resulte en un acto individual
que se hunda en el mar de actos opuestos(24).
El marxismo no excluye el combate, por el contrario ayuda a encontrar el lugar
donde es más eficaz el combate para transformar el mundo. "Pero ese lugar
-dice Althusser- no es un punto y no es algo fijo, es un sistema articulado
de posiciones comandadas por la determinación en última instancia"(25).
El filósofo francés sostiene que la filosofía burguesa se ha apoderado de
la noción de sujeto con fines ideológicos precisos, para transformarla
en su categoría filosófica número uno; para plantear la cuestión del
Sujeto del conocimiento, del Sujeto de la moral y del Sujeto de
la historia. Marx, por el contrario, no concibe la historia real como
susceptible de ser reducida a un Origen, una Esencia, o una
Causa que sería su Sujeto identificable y responsable, capaz,
por lo tanto, de rendir cuentas de todo lo que ocurre en la historia.
Al proponer la radical tesis de "proceso sin Sujeto", Althusser
pretende trazar una "línea de demarcación" entre las posiciones
materialistas-dialécticas y las posiciones idealistas burguesas y pequeñoburguesas(26).
La historia, como dice Althusser, "no tiene, en el sentido filosófico
del término, un Sujeto, sino un motor: la lucha de clases"(27).
No es el hombre o los hombres en general los que hacen la historia, sino las
masas, es decir, las fuerzas sociales comprometidas en la lucha de clases.
Por no comprender el verdadero sentido de la teoría marxista de la historia
y del papel que en ella desempeña la lucha de clases se cae frecuentemente
en dos errores que son funestos para el movimiento revolucionario: el economismo
o espontaneísmo, que predica la sumisión a las leyes del desarrollo económico,
y el voluntarismo, que desconoce las condiciones objetivas mínimas necesarias
para emprender una acción revolucionaria victoriosa.
6. Rechazo a pretensiones teóricas del humanismo, pero reconocimiento de
su función práctica.
Por último, Althusser no pretende negar, como algunos de su críticos lo
pretenden, que la preocupación por el hombre haya estado en el centro de la
obra de Marx, antes y después de la ruptura, lo que él señala es que en las
obras del joven Marx esta preocupación estaba acompañada por un esfuerzo por
pensar los problemas del hombre con categorías humanistas y, en sus obras
maduras estas categorías desaparecen y nuevas categorías, muy diferentes a
las anteriores, ocupan su lugar.
Lo que Althusser cuestiona entonces, en síntesis, es el valor teórico
del concepto, no la realidad señalada por éste, ni, por lo tanto, la necesidad
de la existencia de ideologías humanistas ya que éstas pueden desempeñar
una función ideológica práctica muy importante.
El ve claro que la sinrazón e inhumanidad histórica que pesan sobre el pasado
de la URSS: el terror, la represión, el dogmatismo -que se hacen patentes
en el XX Congreso del PCUS- es lo que explica la avalancha de reflexiones
sobre el humanismo en los países socialistas y entre los intelectuales marxistas
de aquel momento(28).
El pensador francés no desconoce la importancia de las denuncias contenidas
en estos discursos, les atribuye una importancia práctica. Ellas ponen
el dedo en la llaga, pero no sanan la herida.
El término humanismo sirve para señalar un conjunto de realidades, un conjunto
de errores cometidos por los países socialistas, pero, volvemos a insistir,
no nos da los medios para conocerlos. Nos permite reconocer los errores,
pero no conocer sus causas, y, por lo tanto, nos impide rectificarlos. No
hay terapéutica histórica de los errores si nos quedamos en los síntomas de
la enfermedad y no vamos a su causa.
Para poder resolver los problemas planteados por la ausencia de un humanismo
práctico en los países socialistas, no basta hablar del hombre, es necesario
ir a buscar lo que determina ese efecto de deshumanización en un sistema social
cuyo objetivo final, el planteado por Marx, era el pleno desarrollo de los
individuos respetando sus diferencias, es decir, su individualidad.
No está demás decir aquí que todo colectivismo que anula la individualidad,
es decir, los rasgos diferenciados de cada miembro de la sociedad, es una
fragrante deformación del marxismo. Basta recordar que Marx criticaba
el derecho burgués por pretender igualar artificialmente a los hombres en
lugar de reconocer sus diferencias y por eso sostenía que una distribución
verdaderamente justa tenía que tener en cuenta las necesidades diferenciadas
de los hombres. De ahí su máxima: "De cada cual según su trabajo a cada
cual según sus necesidades".
El recurso a la ideología humanista, que Althusser critica no se debe
a que el autor desconozca la importancia de las preocupaciones subyacentes
a estas reflexiones, sino a que este recurso a la ideología substituye el
recurso a la teoría, y nos deja sin armas teóricas para resolver realmente
los problemas.
"Sería un error -afirma el filósofo- elaborar una teoría de la individualidad
que prescinda de los efectos de la estructura social sobre el individuo",
de ahí su rechazo a reducir todo lo ocurrido en la URSS y, en general en los
países socialistas, al culto a la personalidad.
Es necesario hacer una teoría, agrega, " de las formas de existencia
de la individualidad, partiendo de las estructuras existentes del modo de
producción existente: es la única vía para todo lo que concierne a los efectos
sobre la individualidad actual de las estructuras existentes. Es necesario,
por lo tanto, invertir la cuestión y la mayor parte de los problemas que tienen
sentido encontrarán su solución al ser planteados en función de los efectos
de la estructura social. La terapéutica histórica de estos efectos estructurales
sobre el individuo se anunciará entonces en términos de transformación o creación
de las estructuras indispensables para la solución de estos problemas: estructuras
de la existencia económica, política, cultural, individual, etcétera."
Y aclara finalmente que evidentemente este método sólo puede tocar las cuestiones
que pertenecen a su terreno, no las otras. "Para las cuestiones
que quedarán por ser solucionadas será necesario buscar por el lado del
psicoanálisis y por el lado de aquello que se llegará a constituir algún
día: una teoría científica de las prácticas ideológicas, como el arte, la
religión, etcétera..."(29)
Han pasado ya treinta y dos años desde aquellos trabajos iniciales del filósofo
francés que tantas críticas despertaron, ¿y qué ha ocurrido en la producción
teórica de los intelectuales marxistas? ¿Cuál es el instrumental teórico con
el que hoy contamos para poder analizar la crisis y el derrumbe del socialismo?
¿Qué análisis riguroso existe en la actualidad respecto a la forma actual
que ha adoptado el modo de producción capitalista? ¿Dónde están los proyectos
alternativos al neoliberalismo en los países del primer mundo y del tercer
mundo? ¿Cómo hacer para que el socialismo "democrático" que no es
sino la versión actual del "socialismo humanista" o "socialismo
con rostro humano" de la década del sesenta, logre encarnarse en un proyecto
alternativo concreto y no en meras generalidades, por muy nobles que éstas
sean, como el respeto a los derechos humanos?
Para terminar quisiera hacer una proposición: que Cuba se convierta en el
país convocante para configurar una agenda de los principales temas a elaborar
para poner la ciencia de la historia fundada por Marx a la altura de nuestros
tiempos y así armar ideológicamente a nuestros pueblos para el combate por
un mundo mejor en el que el hombre no sea el lobo del hombre, sino su hermano.
Notas
1-. Sobre este tema los principales trabajos del autor son: "Marxismo
y Humanismo", artículo aparecido en junio de 1964 en Cahiers de l'ISEA,
publicado luego en la recopilación de artículos que conforman el libro Pour
Marx, Maspero, 1ª edición, 1965, traducido al español como La revolución
teórica de Marx, Siglo XXI, 1967; Respuesta de Louis Althusser a la polémica
desatada en Francia a través de la Revista La nouvelle Critique, revista
del Partido Comunista francés, escritas entre mayo del 65 y junio del 67 y
reunidas en el libro Polémica sobre marxismo y humanismo, Siglo XXI,
1ª edición, 1968 (Este texto contiene el artículo central de Louis Althusser
sobre el tema y el debate que se establece en torno a él en el que participan:
Jorge Semprun, Michel Simon y Michel Verret; Para una crítica de la práctica
teórica (respuesta a John Lewis), libro que contiene los siguientes trabajos:
"Respuesta a John Lewis de junio de 1972; "Observación sobre una
categoría: "Proceso sin sujeto ni fin(es)" de mayo de 1973 y "Sobre
la crítica al culto a la personalidad de mayo de 1972; "Sobre el joven
Marx", artículo escrito en julio de 1970 y publicado en Elementos
de autocrítica, Editorial Laia, Barcelona, 1975, traducción de la edición
original francesa de Librairie Hachette, 1974; "Soutenance d'Amiens",
de junio de 1975, publicada en La Pensée en octubre de esa año e incluida
luego en una recopilación de textos bajo el nombre de Positions, Ediciones
Sociales, Paris, 1976, traducida al español como "Defensa de tesis de
Amiens" en Posiciones, editorial Grijalbo, En esta caso uso la
edición francesa para las referencias bibliográficas.
2. Isaac Deutscher, La revolución inconclusa, Ediciones ERA, México
D.F., 1976, p.117.
3. Op.cit., p.118.
4. "Soutenance d'Amiens", Op.cit., p.149.
5. Nota sobre "La crítica al culto de la personalidad", en Para
una crítica de la práctica teórica (Respuesta a John Lewis, Op.cit.,
p.88.
6. "Marxismo y humanismo" en La revolución Teórica de Marx,
p.182.
7. "Soutenance d'Amiens", Op.cit., p.176.
8. Op.cit., p.173.
9. Op.cit., p.176.
10. "Marxismo y humanismo" en Polémica sobre marxismo y humanismo,
p.9.
11. "Respuesta a John Lewis", en Para una crítica de la práctica
teórica (respuesta a John Lewis), Op.cit. p.57
12. Althusser corrige aquí sus primeros escritos sosteniendo que es la revolución
filosófica la que domina la "ruptura" científica. Veamos: Al "arreglar
cuentas con su filosofía anterior" en 1845, "Marx ha abandonado
sus posiciones teóricas de clase burguesa liberal y pequeñoburguesa revolucionaria,
para adoptar nuevas posiciones teóricas de clase, revolucionarias-proletarias;
es por eso que pudo plantear las bases de la teoría científica de la historia
como historia de la lucha de clases." Op. cit. p.61
13. "Sobre la evolución del joven Marx", Elementos de autocrítica,
Op.cit., p.75.
14. "Marxismo y humanismo", Op.cit., p.12.
15. "Soutenance d'Amiens, Op.cit, pp.177-178.
16. Op.cit., p.179.
17. "Soutenance D'Amiens", Op. cit. p.151 esp. ber fr.
18. Económica.
19. Jurídica-política e ideologica.
20. Op.cit. p.153 esp.un
21. Op. cit. p.154.
22. K. Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, en Marx-Engels,
Obras escogidas, t.1, p.408.
23. Ibid.
24. Lenin, Quiénes son los "amigos del pueblo", Obras Completas,
Edición Cartago, t.1, p.170.
25. "Soutenance d'Amiens, Op.cit., p.160.
26. "Proceso sin sujeto ni fin(es)", Op.cit., p.80.
27. Op.cit., pp.80-81.
28. Louis Althusser, "Marxismo y humanismo", Op.cit., p.28.
29. Carta de L. Althusser a Michel Simon, 14 mayo 1965, Op.cit., pp.197-198.
La Habana, 19 septiembre de 1995