28 de marzo de 2000
Conversación con Marta Harnecker
sobre la izquierda latinoamericana
Haciendo
posible lo imposible
Texto: Mario Amorós y Antonio Jesús García.
Toda una
generación de militantes de izquierda conoció el marxismo a través
de los trabajos que publicó a finales de los años 60 y durante
los 70, en especial Los conceptos elementales del materialismo histórico,
que alcanzó las 59 ediciones, y los Cuadernos de Educación
Popular. En las últimas semanas Marta Harnecker ha presentado su
último libro en varias ciudades españolas, como Madrid, Barcelona
o Granada:
La izquierda en el umbral
del siglo XXI. Haciendo posible lo imposible. A finales de febrero Marta
participó en un debate organizado por la Fundación de Investigaciones
Marxistas sobre esta obra, con la que pretende entregar "elementos de reflexión
a partir de la experiencia de la izquierda latinoamericana".
Marta Harnecker es consciente
de que "la revolución no está hoy en el horizonte porque la correlación
de fuerzas es muy desfavorable. Hay una gran diferencia respecto a los años
60, cuando acababa de producirse la Revolución Cubana, el socialismo
estaba en auge en Europa central y oriental y triunfaban los movimientos de
liberación nacional en África y Asia. Pensábamos entonces
que nuestros hijos iban a vivir en un mundo distinto".
Sin embargo, señala
algunos caminos que favorecen el crecimiento de la izquierda, tanto desde las
instituciones como a través de la movilización social. Así,
se refiere a la gestión del Partido de los Trabajadores de Brasil (PT)
al frente de alcaldías tan importantes como la de Porto Alegre. "Aunque
allí el PT no tiene espacios en los grandes medios de comunicación,
ha ido logrando el apoyo popular para su proyecto alternativo, antineoliberal,
porque los ciudadanos, aunque no militen en el PT, simpatizan con su práctica
política transparente, no corrupta, que prioriza a los explotados y practica
la delegación del poder en la gente".
Esta discípula de
Louis Althusser afirma en su nuevo libro que el aspecto más valioso de
estas experiencias municipales del PT brasileño es el presupuesto
participativo ya que "convocan a la ciudadanía a discutir y decidir
acerca de la obras que la alcaldía debe priorizar de acuerdo con sus
recursos". "Estas experiencias -agrega- nos otorgan valiosas enseñanzas,
no sólo para continuar avanzando en este terreno, sino también
para construir un proyecto de sociedad alternativo al capitalismo; un proyecto
socialista esencialmente democrático, donde el pueblo juegue un papel
protagónico".
Además del Consejo
del Presupuesto Participativo, en Porto Alegre existen decenas de foros más,
como los Consejos contra la Discriminación y el Racismo, el Consejo Municipal
de la Salud, el de la Cultura, el de Asistencia Social... "Estoy convencida
de que, frente al desprestigio actual de la política que también
le afecta, la izquierda transformadora sólo puede acumular fuerzas con
una práctica política diferente".
Ahora está estudiando
el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) de Brasil, considerado como
el movimiento social más importante de América Latina en la actualidad
por su capacidad de movilización y por el apoyo que sus propuestas de
reforma agraria y profundos cambios democráticos, en la perspectiva de
construir una sociedad socialista, encuentran en amplios sectores sociales.
Esta veterana revolucionaria
chilena, que se define como una "pedagoga popular", sostiene que, "desde la
derrota del socialismo en Europa, la izquierda latinoamericana, y me refiero
a la izquierda marxista-leninista, sufre una profunda crisis teórica,
programática y orgánica; por eso nos cuesta tanto elaborar el
proyecto de sociedad que deberíamos levantar frente al neoliberalismo",
un modelo económico que ha profundizado la brecha social en aquel subcontinente.
Porque, a su juicio, "la izquierda transformadora debe concebir la política
como el arte de hacer posible en el futuro lo que hoy parece imposible, como
el arte de construir una fuerza social antisistema".
Marta Harnecker también
destaca la trayectoria del Frente Amplio uruguayo, que agrupa desde democristianos
y socialdemócratas a comunistas y tupamaros y que "ha sido capaz de mantenerse
unido a pesar de la pluralidad de tendencias". Creado en 1971, el Frente Amplio
gobierna Montevideo y se convirtió en la fuerza política más
votada en las elecciones presidenciales del pasado otoño, aunque perdió
los comicios por la unión de colorados y blancos en torno
al conservador Jorge Batlle.
Además, subraya que
el proyecto unitario de la izquierda uruguaya ha logrado "convocar a una gran
cantidad de personas que anteriormente no militaban en ninguno de los partidos
que crearon dicha coalición y que hoy militan en los Comités de
Base del Frente Amplio. Los militantes frenteamplistas sin bandera partidista
constituyen dos tercios del Frente y la militancia partidista el tercio restante".
Respecto al presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, asegura que "me merece respeto. Está construyendo
un movimiento junto con la izquierda con una bandera que es la reforma constitucional.
Llega al pueblo, sabe comunicarse con él y quiere que el pueblo, educado
por otra parte en el populismo, participe".
En su análisis del
mundo actual Marta Harnecker concede una relevancia central a la globalización
económica porque "supone un salto cualitativo en el proceso de internacionalización
del capital". Desde su punto de vista, la tarea de la izquierda consiste en
"impulsar una orientación humanista, solidaria, de este proceso de internacionalización
económica y cultural difícilmente reversible".
De sus recientes visitas
a nuestro país recuerda esperanzada que "muchos jóvenes acudieron
a los actos de homenaje al Che en 1997, en el treinta aniversario de su muerte.
El Che les convoca por la gran desilusión ante la forma en que actúan
los políticos". Marta Harnecker reivindica la vigencia del marxismo,
aunque "hay que actualizarlo, crear nuevos conceptos y criticar lo criticable"
y sostiene que "la izquierda todavía tiene pendiente extraer las enseñanzas
de la derrota del socialismo en Europa".
La autora, diferenciando
método de investigación y método expositivo, nos señala
en su libro una triple crisis en la izquierda: teórica, programática
y orgánica. Crisis teórica porque la izquierda latinoamericana
ha sido incapaz de dotarse de un pensamiento propio que, vinculado a una realidad
histórico-social concreta, sea capaz de diseñar una estrategia
específica de lucha por el socialismo. Aparece en el libro, también,
la incapacidad para analizar todo lo que significó el fracaso de la experiencia
del "socialismo real", así como la carencia de un análisis solvente
de lo que podríamos denominar el "capitalismo realmente existente hoy".
Crisis programática,
en segundo lugar, porque la izquierda tiene en la actualidad dificultades para
definir una propuesta coherente, una política de alianzas capaz de tomar
nota de los nuevos datos de la realidad y, lo que es peor –en opinión
de Harnecker- para definir una estrategia adecuada. El libro es clarificador
porque señala las insuficiencias en los análisis tradicionales
que reducen la política al Estado y el poder a las instituciones, señalando
también las graves consecuencias que estas concesiones han tenido para
el movimiento obrero.
Crisis orgánica,
por último, porque el libro demuestra que sin organización no
hay proceso real de transformación social. Marta aboga en este apartado
por una organización de masas, democrática, pluralista y de base
programática, que sea capaz de actuar con "voluntad única" y de
intervenir coherentemente en la vida política.
En cualquier caso, La
izquierda en el umbral del siglo XXI. Haciendo posible lo imposible reivindica
que, frente a la fragmentación social y cultural, frente a la heterogeneidad
actual de la izquierda, hace falta construir un sujeto político capaz
de actuar y de conducir el proceso social de liberación. En definitiva,
un libro excepcional por su capacidad para suscitar debates -tan necesarios
en los tiempos que corren- a partir de las ideas y propuestas que aporta y porque
sintetiza múltiples experiencias de la izquierda latinoamericana