Derrota del Nazi-Fascismo |
El vientre que alumbra al fascismo sigue vivo
Julio Pomar
Según los teóricos marxistas del siglo XX, el nazismo fue la versión alemana
del fascismo, instaurado por primera vez por Mussolini en Italia, y definían a
ambos como 'la dictadura violenta del gran capital sobre la sociedad', que
contenía por su propio carácter, una simiente activa de irracionalidad
extremosa, que se manifestó en su bestial esfuerzo por exterminar a los judíos,
a los gitanos y a los homosexuales, que además fue absolutamente racista, donde
los negros y los mexicanos ocupábamos la última y la penúltima escala en la
especie humana, en ese orden.
Cuando en 1973 Pinochet y los otros militares chilenos perpetraron el golpe de
Estado, dieron curso a una nueva variante del fascismo. Jesús Reyes Heroles, a
la sazón presidente del PRI, calificó al que se desenvolvió en Chile como
'fascismo dependiente'. ¿Dependiente de quién o de qué? Pues de los Estados
Unidos, más concretamente del derechista Richard Nixon y del judío de origen
alemán, Henry Kissinger. El fascismo dependiente chileno reforzó a las
dictaduras que por ese tiempo se habían ya dado o estaban por darse en el Cono
Sur, como en Brasil, en Argentina y en Uruguay, y ello hizo posible la terrible
represión desatada contra sus pueblos y fuerzas democráticas a través de la hoy
ya muy conocida Operación Cóndor, que llevó infamia a esta ave de los Andes sin
merecerla.
O sea, cuando hablamos de fascismo, y sobre todo de fascismo dependiente, no
estamos hablando de algo ajeno a América Latina, desde el momento en que las
dictaduras que ha habido en la región han sido establecidas para aplastar o
acallar a los pueblos, o para impedirles el libre ejercicio de su
autodeterminación política, social y económica. Pero, claro, el imperio
norteamericano, que movió a los militarotes chilenos a dar el golpe contra el
gobierno constitucional de Salvador Allende, se enmascaran hoy día de demócratas
y enemigos de las dictaduras para jalar a su 'causa' a ingenuos de todo tipo y
poder así atentar contra la independencia y la libre determinación de Cuba y de
Venezuela, como en su tiempo lo hicieron contra Juan Domingo Perón en Argentina
y pretendieron hacerlo contra GetulioVargas en Brasil, quien acabara
suicidándose en 1954, plena época de Guerra Fría, ante el cerco de hierro
interno contra toda reforma social, que le crearon los Estados Unidos y sus
aliados vernáculos, acusándolo precisamente de 'fascista', igual que a Perón,
cuando no fue sino un nacionalista con ribetes socializantes, por definirlo de
alguna manera, o para decirlo en términos de México, una versión brasileña del
nacionalismo revolucionario, que hasta hoy, con Inazio Lula da Silva, retorna al
poder en esa gran nación hermana.
Aunque hay desacuerdo en la fecha en que el fascismo europeo fue derrotado en
1945, dando fin a la Segunda Guerra Mundial, la más desastrosa y sangrienta
confrontación bélica que se haya registrado en la historia de la Humanidad, ya
que en ella perecieron entre 50 y 60 millones de seres humanos, de los cuales 23
millones fueron rusos y 5 millones fueron judíos de toda Europa, ayer 9 de mayo
es la fecha en que la entonces URSS dio a conocer en 1945 la rendición
incondicional de la Alemania nazi. Con ese motivo, como en días anteriores se ha
estado realizando en distintos países europeos que fueron victimas del
fascismo-nazismo, ayer mismo en la ex URSS hubo una celebración oficial del
acabose de esta enfermedad ideológica y política, que da vergüenza y causa
oprobio a la Humanidad, a toda la especie humana.
Curiosa y paradójicamente acudió a Moscú, la capital rusa, George W. Bush, el
presidente norteamericano, para hacer acto de presencia en los actos relativos
al hundimiento fascista. Un neo-nazi estadunidense metido a elogiar hipócrita y
a la vez cínicamente la lucha contra el fascismo que él mismo encarna en las
nuevas condiciones de la actualidad. Lo que ha agredido a Afganistán e Irak
tiene los mismos tintes de lo que los nazis alemanes perpetraron contra los
pueblos de la Europa Occidental y Oriental a los cuales aplastaron con su
Wermacht, su blitzkrieg y sus panzers, pero sobre todo con sus bestialidades
inhumanas contra los prisioneros de guerra y contra la población civil.
En el colmo del desparpajo, Bush dijo el domingo 8 en Holanda: 'Los tiranos del
mundo entero aprendieron una lección: no hay más fuerza que la libertad y no hay
soldado más fuerte que el que combate por esta libertad'. Sería cosa de ver y
oír qué opinan los mujayidines iraquíes que se oponen a la agresión
norteamericana contra Irak. Ya se vio qué tan 'fuerte soldado' puede ser aquél o
aquélla que, a nombre de esa libertad, comete infamias contra sus prisioneros
árabes, exactamente igual que lo hacían los soldados nazis de la Alemania de
Hitler contra sus dominados hombres, mujeres, ancianos y niños en la sangrienta
Segunda Guerra Mundial.
Por todo ello, junto con Humberto R. González López, colaborador también de
EXCELSIOR, habrá que tener presente siempre la advertencia de Bertold Brecht:
'El vientre que alumbra el fascismo todavía es fecundo'. Ese vientre sigue y
seguirá actuante mientras el gran capital imperial necesite asegurar su dominio
y supervivencia. No es sólo un problema del pasado, que ya se haya superado por
completo, sino del presente.