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Eduardo Galeano

S�MBOLOS

Por Eduardo Galeano

Negocio. "Esta guerra ser� larga", ha anunciado el presidente del planeta. Mala noticia para los civiles que est�n muriendo y morir�n, excelente noticia para los fabricantes de armas. No importa que las guerras sean eficaces. Lo que importa es que sean lucrativas. Desde el 11 de septiembre las acciones de General Dynamics, Lockheed, Northrop Grumman, Raytheon y otras empresas de la industria b�lica han subido en l�nea recta en Wall Street. La bolsa las ama. Como ya ocurri� durante los bombardeos de Irak y de Yugoslavia, la televisi�n rara vez muestra a las v�ctimas: est� ocupada exhibiendo la pasarela de los nuevos modelos de armas. En la era del mercado, la guerra no es una tragedia, sino una feria internacional. Los fabricantes de armas necesitan guerras, como los fabricantes de abrigos necesitan inviernos.

Hollywood. La realidad imita al cine: todo estalla, los ni�os reciben misiles de la pel�cula Atlantis en la cajita feliz de McDonald's, y es cada vez m�s dif�cil distinguir entre la sangre y el ketchup. Ahora el Pent�gono ha encargado a algunos guionistas de cine y expertos en efectos especiales, que ayuden a adivinar los nuevos objetivos terroristas y que tambi�n imaginen la manera de defenderse. Seg�n la revista Variety, uno de los que est� en eso es el guionista de Duro de matar.

Vestuario. En una de sus im�genes m�s difundidas, el duro de matar Osama Ben Laden lleva turbante, pero tiene puesta una casaca de fajina del ej�rcito de Estados Unidos, y en la mu�eca luce un reloj Timex, made in USA. �l tambi�n es made in USA, como los dem�s fundamentalistas isl�micos que la CIA reclut� y arm�, desde cuarenta pa�ses, contra el comunismo ateo en Afganist�n. Cuando Estados Unidos celebr� su victoria en aquella guerra, la presidenta de Pakist�n, Benazir Bhutto, advirti� en vano a Bush padre: "ustedes han creado un monstruo, como el doctor Frankenstein".

Y se ha comprobado, una vez m�s, que los cuervos arrancan los ojos de quien los cr�a. Pero el sponsor los sigue utilizando. Ahora, los fan�ticos le sirven de coartada perfecta, para hacer la guerra contra quien quiera y como quiera y para consolidar su dominio universal. Y tambi�n para dar explicaciones indiscutibles. Durante el mes de septiembre, las empresas estadounidenses dejaron en la calle a 200 mil trabajadores: ll�menlos los n�meros de Bin Laden", sentenci� la secretaria de Trabajo, Elaine Chao.

Un par de semanas antes de que se derrumbaran las torres, se estaba derrumbando la econom�a mundial, y la revista The Economist aconsejaba a sus lectores: "cons�ganse un paraca�das". Desde que pas� lo que pas�, quien no consiga un paraca�das puede encontrar, al menos, un culpable fabricado a medida.

P�nico. La humanidad entera est� sintiendo los s�ntomas del ataque del �ntrax, chuchos, dolores de cabeza, esa mancha en la piel que parece moret�n... Todos tenemos miedo de abrir las cartas, y no porque contengan alguna impagable cuenta de impuestos o de luz, o la fatal noticia de que lamentamos comunicarle que hemos resuelto prescindir de sus servicios.

Los militares de Ucrania estaban de maniobras, cuando un misil SA-5 derrib� un avi�n de pasajeros y mat� a 78 personas. �Fue por error o porque los misiles inteligentes sab�an que los aviones de pasajeros son armas enemigas? Los misiles inteligentes, �atacar�n ahora las oficinas de correos?

Armas. Un portaaviones estadounidense, el Nimitz, estuvo por un d�a en aguas uruguayas. La visita me preocup�, porque en mi barrio hay un edificio que tiene todo el aspecto de una mezquita, y con los misiles inteligentes nunca se sabe. Afortunadamente, no pas� nada. O casi nada: unos cuantos pol�ticos uruguayos fueron invitados a conocer el portaaviones, flotante ciudad de la muerte, y casi se matan. El avi�n que los llevaba aterriz� mal y qued� con un ala en el agua. Gracias a la visita, nos enteramos de que este portaaviones ha costado 4.500 millones de d�lares.

Seg�n los c�lculos de Unicef y de otros organismos de Naciones Unidas, con tres portaaviones como el Nimitz se podr�a dar comida y remedios, durante un a�o, a todos los ni�os hambrientos y enfermos del mundo, que est�n muriendo a un ritmo de 36 mil por d�a.

Mano de obra. No s�lo el terrorismo isl�mico tiene sus "durmientes": tambi�n el terrorismo de Estado. Uno de los protagonistas del Plan C�ndor en los a�os de las dictaduras militares en Am�rica del Sur, el coronel uruguayo Manuel Cordero, ha declarado que la guerra sucia "es la �nica manera" de combatir al terrorismo, y que son necesarios los secuestros, las torturas, los asesinatos y las desapariciones. �l tiene experiencia y ofrece su mano de obra. El coronel dice que escuch� los discursos del presidente Bush, y que as� ser� la tercera guerra mundial que est� anunciando. Lamentablemente, escuch� bien.

Antecedentes. Como el coronel, tambi�n el embajador tiene experiencia. John Negroponte, representante estadounidense en las Naciones Unidas, amenaza con llevar la guerra "a otros pa�ses", y sabe de qu� habla. Hace unos a�os, �l llev� la guerra a Am�rica Central. Negroponte fue el padrino del terrorismo de los contras en Nicaragua y de los paramilitares en Honduras. Reagan, el presidente de entonces, dec�a lo mismo que ahora dicen el presidente Bush y su enemigo Bin Laden: vale todo.

V�ctimas. Esta nueva guerra, �se hace contra la dictadura talib�n o contra el pueblo que la padece? �Cu�ntos civiles asesinar�n los bombardeos? Cuatro afganos, que trabajan para Naciones Unidas, fueron los primeros "da�os colaterales" de los que se tuvo noticia. Todo un s�mbolo: ellos se dedicaban a desenterrar minas. Afganist�n es el pa�s m�s minado del mundo. Bajo el suelo hay 10 millones de minas listas para matar o mutilar a quien las pise. Muchas fueron plantadas por los rusos, cuando la invasi�n, y muchas fueron plantadas contra los rusos, por donaci�n del gobierno de Estados Unidos a los guerreros de Al�.

Afganist�n nunca ha aceptado el acuerdo internacional que prohibe las minas antipersonales. Estados Unidos, tampoco. Y ahora las caravanas de los fugitivos intentan escapar, a pie o en burro, de los misiles que llueven desde el cielo y de las minas que estallan desde la tierra.

Desgarros. Rigoberta Mench�, hija del pueblo maya, que es un pueblo de tejedores, advierte que estamos "con la esperanza en un hilo". Y as� es. En un hilo. En el manicomio global, entre un se�or que se cree Mahoma y otro se�or que se cree Buffalo Bill, entre el terrorismo de los atentados y el terrorismo de la guerra, la violencia nos est� destejiendo.

(Tomado del correo de Serpal. Fuente: La Jornada, M�xico, D.F., 18 de octubre de 2001)

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