La del domingo a las cuatro de la tarde no fue una ronda más. A la sombra de un sauce compartieron sus historias tres ex presos políticos detenidos en la cárcel de Coronda durante la última dictadura militar junto a familiares y amigos de los detenidos por los incidentes ocurridos en la Legislatura el 16 de julio pasado. Entre todos, decidieron escribir una carta que será enviada a los encarcelados en los penales de Ezeiza y Devoto por protestar contra el Código Contravencional y a los seis detenidos en Caleta Olivia por pedir trabajo en las instalaciones de Termap. "Nos comprometemos a acompañarlos y a luchar para que en el próximo encuentro podamos darles este abrazo personalmente", termina el escrito de los participantes del último taller de Enero Autónomo.
La ronda comenzó con los presos de Coronda presentando su libro recientemente publicado, Detrás de la Mirilla. "Lo escribimos porque en la historia social argentina no se sabe qué pasó con los presos políticos de la dictadura. Por el peso lógico de los hechos se habla mucho de los desaparecidos, pero no de lo que ocurrió en las cárceles", explicó Daniel Mansilla, que por los 70 militaba en la organización Montoneros, hasta que en 1977 fue detenido y trasladado al penal de Coronda. El texto colectivo de los ex detenidos se imprimió en los talleres gráficos Chilavert, una imprenta recuperada y todo lo que se recaude servirá para nuevas reimpresiones.
La experiencia de los corondinos fue particular. En ese penal había detenidos de tres organizaciones distintas: el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), Montoneros y la Organización Revolucionaria Poder Obrero. "Querían que nos matáramos entre nosotros, pero logramos una unidad inaudita. Habíamos formado una especie de mesa de organización que llamábamos ´la tripa´, por ser tripartita", recordó René "El Vasco" Irurzún, ex hombre del PRT y acutal miembro del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Río Negro. "Para nosotros -completó- la cárcel era un paso transitorio, buscaban aislarnos de la lucha de nuestro pueblo. Por eso teníamos que mantener la moral muy alta y allí adentro debíamos prepararnos y formarnos para seguir con el proceso revolucionario"
Coronda estaba diseñada como una cárcel de máximo aislamiento. Según recordaron los ex detenidos, al principio sólo había dos detenidos por celda, después sólo uno y, por último, había uno por cada celda pero dejando vacíos los calabozos linderos. "Tuvimos que aprender a comunicarnos con los elementos que teníamos a mano. Nos volvimos duchos en morse, que lo hacíamos golpeando las manos o apenas pestañando. Escribíamos en papeles de cigarrillos con carbón de restos de pilas. Así nos comunicábamos con nuestros familiares o con los demás presos", explicó Irurzún.
"Nos aplicaron un sistema de aislamiento similar al que los franceses utilizaron en Argelia. No les importaba que quedáramos vivos, lo que buscaban era arruinarnos psíquicamente, por eso mantener la comunicación resultó fundamental. Tenemos el orgullo de decir que ninguno de los detenidos en Coronda se suicidó. Aunque lamentablemente hubo cuatro muertos, a un compañero lo mataron y otros tres murieron por falta de atención", señaló otro de los ex detenidos, Felipe González, autodefinido como la excepción de la regla: "Era un PRT cristiano".
Para Irurzún la resistencia de los corondinos no fue solo política, sino también afectiva y ese fue uno de los secretos de la supervivencia. Algo de eso debe haber: en el primer encuentro de ex detenidos de la cárcel de Coronda participaron 120 personas. En Coronda había tres pabellones, uno de "recuperables", otro para "medianamente recuperables" y el tercero para "irrecuperables", donde estaban alojados los tres militantes que participaron del taller. "Nuestra solidaridad era tan grande que a veces nos hacíamos castigar para ir a los chanchos (así llamaban a las celdas de castigo) para ir a contener a un compañero que estaba allí", relató Mansilla. Y Gonzalez rescató también las buenas relaciones que entablaron con los presos comunes, quienes ayudaban a mantener el sistema de comunicación para quebrar el aislamiento. "Adentro pensaba:´ Qué difícil es conseguir la unidad en libertad y estando aquí dejamos de lado nuestras diferencias ideológicas ante el enemigo común´". El entrerriano, a quien sus compañeros de detención habían rebautizado Chirola, rescató el humor que lograron conservar a pesar del sufrimiento en el cautiverio. "Teníamos una visita de 15 minutos cada 45 días. Una vez, a un compañero le habían dicho que nos iban a empezar a largar en tandas, vino y lo contó. Al rato otro, vio por su ventana como cargaban un camión lleno de ataúdes y le gritó socarronamente: "Ché, ahí largan a la primera tanda".
La sonrisa dulce de González comenzó a diluirse en las lágrimas de Sonia Sánchez, la representante de AMMAR-Capital que relató las condiciones de detención de sus compañeras Marcela Sanagua y Carmen Insfran, presas en Ezeiza por manifestarse contra el Código Contravencional que esta semana comenzó a regir en Buenos Aires. Contó que dos micros de mujeres en estado de prostitución habían ido a protestar para no volver a ser rehénes de la policía y que las dos integrantes de su organización fueron apresadas mientras iban a comprar a un quiosco, cuando ya se retiraban de la manifestación. "No legislen sobre prostitución, legislen sobre trabajo. Ninguna de nosotras quiere ser puta", exigió a los legisladores. "Ahora entiendo al capitalismo -agregó- Cuando estamos en la esquina nos llaman putas o fiesteras y cuando protestamos por nuestra realidad anos dicen revolucionarias".
Las lágrimas comenzaron a daibujar surcos profundos en los pómulos de Sánchez y antes de que su voz se quiebre, llegó a decir: "Este país es muy hipócrita, me duele como argentina. ME duele porque yo muchas veces voté a estos dirigentes. Kirchner es un hipócrita, él tiene mucho por hacer. ¿Quién le paga al hijo de Marcela el daño que le hicieron? Tiene 9 años y tuvo una regresión al analfabetismo."
Miguel Ángel, el marido de Margarita Meira, explicó por qué los vendedores ambulantes fueron también apresados en la Legislatura. "Margarita -dijo- se opuso sistemáticamente a la legislación que quería deejar la venta ambulante para los grandes empresas. Era una virtual privatización de la vía pública. Y el día de la protesta, ella fue con su abogado a denunciar que había apremios ilegales. Cuando volvió, dedspués de presentarla en la Oficina Anaticorrupción, la apresaron. Este código que se aprobó solo sirve para aumentar la caja policial".
El cierre de la ronda estuvo a cargo de Liliana, del Rancho Popular de La Matanza. Ella recordó el caso de la travesti Diana Sacayán, detenida entre el 9 de julio y el 22 de diciembre pasados. "cuerpo-casa-comida-hijo por esoas reivindicacioes los pobres van a la cárcel -dijo llorando-. La ciencia muchas veces juzga al travesti y dice que es anormal, ¿pero acaso es normasl que los chicos se mueran de hambre. Hoy hay nuevas formas de desaparición, los chicos de la calle, son los desaparecidos de hoy".