Otra Argentina es posible
“Es
como si la vara de un trombón me tuviera del cuello sacudiéndome
perdido
en esta síncopa que amenaza con nunca terminar.”
Mala Racha de Carlos Patiño
Por Hugo Alberto de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm
Cuando nos enteramos que el ministro de Economía -Roberto Lavagna-, el
presidente del Banco Central –Aldo Pignanelli-, el secretario de Finanzas –Guillermo
Nielsen- y el vice jefe de Gabinete –Eduardo Amadeo- se encuentran en Washington
reunidos con el secretario del Tesoro de EE.UU. -Paul O’Neill-
y los directivos del Fondo Monetario Internacional -Horst Koehler y Anne Krueger-
solamente podemos pensar en mayores males para nuestra destruida economía.
Los de acá, como de costumbre de espaldas al pueblo, analizan una salida
a la crisis de la Argentina con acuerdos para que en el corto plazo se agudice
la dependencia, buscando la forma de dar cumplimiento a los compromisos impagables
por parte de nuestra Nación. Hace solo unos meses atrás fue el Consejo de Notables
Extranjeros los que debían diseñar un nuevo sistema financiero, monetario y fiscal,
ya que contarían con el aval de los organismos internacionales de crédito de
los cuales habían formado parte, lo que se convirtió, por suerte en una bomba
de humo distractiva. De ésta forma el confundido, falto de moral y cerebro,
gobierno de coalición argentino, tendría más tiempo libre para seguir diseñando
sus políticas de represión y asesinatos a desocupados y pobres, en lugar de
hacer los esfuerzos necesarios para consensuar con todos los actores sociales
un plan económico de emergencia que por lo menos detenga la caída libre de la
Patria.
La realidad que atraviesa nuestro país ha llamado la atención hasta del
Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien no se cansa de manifestar a
quienes le quieran escuchar que seguir con las recomendaciones del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial lo único que hará es profundizar los problemas
existentes. Queda claro que no estamos mencionando a un izquierdista, sino a
quien fuera asesor económico del ex presidente norteamericano Clinton y jefe
de economistas hasta llegar a vicepresidente del Banco Mundial.
Obviamente que fronteras adentro para nada se tienen en cuenta las opiniones
de economistas argentinos, que no están comprometidos con el establishment y
que no han sido cómplices de los genuflexos gobiernos argentinos, como por ejemplo
los miembros del Plan Fénix, Claudio Katz, Jorge Beinstein, Claudio Lozano,
Eduardo Basualdo, Julio Gambina, etc.; todos ellos estudiosos de la economía
nacional, profesores universitarios y con un compromiso innegable con los intereses
nacionales. Las propuestas de los candidatos a presidente del Justicialismo,
del ARI y de la derecha vernácula son simples maquillajes para mantener políticas
capitalistas-liberales, mientras desde los partidos de izquierda la ausencia
de ideas claras y contundentes nos llenan de dudas sobre sus intenciones de
pretender llegar a conformar el tan necesario frente opositor.
Muchos conocemos, por formación profesional o por ilustrados en temas económicos y políticos, que la salida económica de Argentina necesita de medidas de choque distributivo que quiebren por completo la espiral de la recesión y la dependencia económica, no permitiendo la desaparición total del ya quebrado aparato productivo nacional, que ha llevado a la pobreza a más de la mitad de la población, con niveles de indigencia jamás vistos y que tienen como víctimas a los niños y ancianos fundamentalmente.
¿Qué debería hacer la Argentina para salir de la crisis?
Diseñar un modelo económico que desde lo nacional y
popular garantice el crecimiento y progreso de todos, con medidas mínimas como
éstas:
Para lograr algunos de los puntos antes enunciados será imprescindible:
Todos sabemos que con las medidas -económicas, financieras, sociales
y de trabajo- como las antes señaladas están la salida y solución a nuestros
problemas porque es sencillamente hacer lo que no se ha realizado y así lo demuestra
la realidad actual. Es posible con ellas recuperar las fuentes de trabajo perdidas
y poner nuevamente al país de pie, con el aparato productivo produciendo a pleno
y exportando productos con valor añadido por el trabajo de obreros, empleados
y profesionales argentinos. Éstas alternativas permitirán que Argentina nuevamente
se incorpore al mercado internacional de bienes, servicios y finanzas a partir
de políticas nacionales que hagan posible el cumplimiento de todos los compromisos
asumidos por el estado y los particulares.
Al abandonar las actuales políticas económicas de neto corte financiero
y especulativo se permitirá la creación de empleo genuino, mejor remunerado
y permanente, devolviendo de esta manera la cultura de la producción, el trabajo,
la formación profesional, o sea, el bienestar de todos. Debemos realizar nuestros
mayores esfuerzos para terminar con las prácticas asistencialistas, que necesariamente
terminan en el aprovechamiento de los políticos, que con los fondos públicos
hacen el manejo de las libertades personales de opinión y participación ciudadana.
De esta forma conseguiremos la autodeterminación e independencia político-económica
para que nuestros sacrificios sean la base del desarrollo y crecimiento de los
hijos y nietos de éstas tierras, pues la dependencia y el hambre reinantes no
aseguran en lo más mínimo su supervivencia y, además, pronostica la consabida
anulación de nuestra soberanía lograda por nuestros mayores y entregada en todos
estos años por los diferentes gobiernos de turno: militares, justicialistas
y radicales.
2 de octubre del 2002