Vamos, caminhando de mãos dadas com a alma nova
Viver semeando a liberdade em cada coração
Tenha fé no nosso povo que ele acorda
Tenha fé em nosso povo que ele assusta" de Credo – Milton Nascimento y Fernando Brant
Por Hugo Alberto de Pedro
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Triunfo de la consecuencia
Una expectativa enorme se abre en Latinoamérica con el rotundo triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales del Brasil, que pone una vez más la esperanza en un gobierno nacional, popular y de izquierda en el continente postergado, como en Guatemala lo fue Jacobo Arbenz en 1950 y en Chile Salvador Allende en 1970, que en ambos casos cayeron tras golpes militares instrumentados por las oligarquías nativas, el gran capital mundial y los EE.UU. con miles de ciudadanos muertos y grandes contingentes de exiliados políticos tras macabras persecuciones.
En medio del impuesto barbarismo político, económico y financiero del resto de nuestra América -con las excepciones de Cuba y Venezuela- muchos se preguntan sobre las posibilidades de poder realizar los cambios propuestos durante la campaña que culminó con más de 50 millones de votos y con un porcentaje del electorado a favor quizás el más imponente en la historia -61,3%-. Las mismas hay que encontrarlas en la historia de este tornero metalúrgico que conoce de padecimientos, miserias, persecuciones, cárcel, militancia sindical desde abajo, capacidad organizativa, formación política, persistencia combativa sin claudicaciones de ningún tipo y fundamentalmente una moral éticamente intachable. Todas estas cuestiones no son menores, y por lo tanto nos permiten estimar la seguridad que las promesas serán llevadas a cabo.
El camino recorrido desde la idea de fundar el Partido de los Trabajadores (PT) en enero de 1979, le permite presentarse al mundo después de 23 años con toda la fuerza ideológica, que seguramente día a día deberá demostrar ante los embates de los destructivos de siempre –de adentro y de afuera del Brasil-. Deseamos que su coraje se multiplique y que acompañado por las mayorías de su pueblo termine ocupando un sitial junto a los que nos han enseñado lo que significa la lucha y la dignidad: San Martín, Bolívar, Zapata, Allende, Guevara, Marcos, Castro y los cientos de miles de muertos y desaparecidos en todo nuestro sur.
Verdades y expectativas
La reivindicación del carácter socialista como impronta de su gobierno y la meta de encontrar una solución definitiva a los problemas de los excluidos –más de 50 millones de pobres-, junto a la realización de la reforma agraria y una distribución de la riqueza que rompa con la injusticia de la misma; son cuatro de las claves que a partir del primer día del año 2003 revolucionarán cada rincón del extenso coloso vecino.
La alegría y entusiasmo creado en vastos sectores latinoamericanos no serán defraudados por Lula si mantiene las alianzas con trabajadores, estudiantes, humildes, campesinos, comunidades de base religiosas y no gubernamentales que le han brindado su extensa base de poder. Los sectores nacionales del empresariado lo han acompañado ya que conocen muy bien que al dinamizar el mercado interno y regional conseguirán también ellos mantener su bienestar y progreso, con pautas distributivas muy distintas a las actuales y sabemos que ésta burguesía siempre ha tenido comportamientos diferentes a la de muchos otros países centro y sudamericanos. Un ejemplo es el destino del endeudamiento externo puesto al servicio de la producción y crecimiento y no al de la especulación y la renta fácil.
Los antecedentes de sus más cercanos colaboradores crean también esa aureola de seguridad y confianza necesaria en el desarrollo que tendrán las acciones del gobierno "lulista", que deseamos estén llenas de sentido social, ética y transparencia en la gestión.
Pasado y futuro
Los mayores recaudos deberán estar puestos en el comportamiento de las corporaciones y del estabhisment nacional e internacional, los sectores financieros y organismos de crédito mundiales. Ellos intentarán retardar, entorpecer y quebrar la acción del gobierno "petista" en la medida que sus intereses sean mínimamente tocados y tratarán de seguir imponiendo las mismas reglas que llevaron al estado actual de injusticia social al Brasil. Como Lula es un buen conocedor de la historia de las democracias de la América India deberá controlar muy de cerca de los militares, que afortunadamente en los últimos 18 años han demostrado una veta nacionalista que les permitió oponerse a las órdenes del gendarme imperial a pesar de los mediocres gobiernos encabezados por Sarney, Collor de Mello, Franco y Cardoso.
Las amenazas -internas y externas- de medios, mercados y financistas han sido vencidas por la vocación de cambio del pueblo brasilero, él que no se dejó amilanar y masivamente respaldo con esperanza y felicidad a quien reconoce como uno más de ellos por su pasado obrero y un intachable camino político recorrido sin vacilaciones al momento de decidir qué lugar ocupar al lado de los más humildes. Las experiencias de una verdadera democracia participativa impuesta por los gobiernos estatales junto a la acción legislativa de los cientos de concejales y diputados del PT les brindaron a los electores una garantía de acción y cumplimiento de las promesas partidarias. Situación ésta no vista en muchas latitudes del continente, donde la mentira y la entrega de los ideales copan a los diferentes movimientos políticos terminando por ser presa de la corrupción, el delito y las mafias de las que decidieron formar parte casi todos sus dirigentes.
MERCOSUR o ALCA
Sabemos que la Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no es ni más ni menos que una pretensión de anexión de mercados y políticas a la potencia imperial que necesita colocar sus productos excedentes para garantizar los niveles de ocupación y rentabilidad de sus empresas que gozan de todo tipo de políticas proteccionistas y arancelarias. Mientras retira las materias primas y recursos naturales de los países latinos empobrecidos al menor precio posible a través de sus empresas con filiales en nuestros países estratégicamente dispuestas y con el menor valor añadido posible. La forma en que la política exterior norteamericana maneja a su gusto y necesidad a la ONU, la OMC, el FMI, BM y también a la UE con sus constantes presiones, podemos inferir lo que haría con nuestros países al incorporarlos: Desbastarlos totalmente. Aunque nos duela decirlo, los chilenos y mexicanos son testigos de lo que representa estar cerca, encolumnados y asociados con los intereses de los EE.UU. al momento de tener que decidir políticas nacionales y exteriores.
El Mercosur debería convertirse en la palanca económica para el desarrollo regional que necesariamente deberá ampliarse continental e insularmente desde el sur del Río Bravo hasta la Antártida. Esta cuestión deberá ser abordada urgentemente evitando así el incremento de los acuerdos bilaterales que ya se han firmado y los que piensa seguir haciendo los EE.UU., conociendo de los inconvenientes de llegar al año 2005 con su idea de incorporación compulsiva al ALCA. América Latina debe buscar en los mercados europeos y orientales a los potenciales clientes de sus productos manufacturados y no simplemente los primarios. Éstos últimos deben ser industrializados para brindar trabajo a los millones de desocupados y excluidos, lo que genera mayor prestación de servicios y un valor agregado que debe quedar dentro de nuestras economías. Nuestro continente conoce, por su innegable historia, de lo que significan las colonizaciones y la dominación externa desde 1492 a la fecha, de la desaparición forzada de las diferentes comunidades indígenas y la totalidad de las políticas aplicadas desde el descubrimiento, colonización y control absoluto aún después de las sangrientas guerras por la independencia de los pueblos americanos.
Tiempos de cambios
El rechazo a las políticas imperiales está creciendo en nuestros territorios, son ahora grandes movimientos los que exigen los cambios y al momento de poner en funcionamiento el régimen electoral democrático van demostrando su crecimiento: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay son ejemplos de ello, a pesar de que en muchos países, sino en la mayoría, existen gobiernos y clases políticas que únicamente escuchan la música de los grandes centros de poder económico, financiero, político y militar que hace de ellos la genuflexión degradante que deberá ser abolida para siempre.
Ese vaivén interminable de dudas y conspiraciones que dentro de los partidos y movimientos de izquierda y del progresismo parece ser siempre el mejor de los deportes hace imposible generar políticas de alianzas que permitirían realizar las transformaciones esperadas para revertir las desigualdades sociales y económicas, además de encontrar el camino a la real y efectiva liberación de nuestros países hasta llegar al de la región toda. Hoy quizás sea la República Federativa de Brasil un ejemplo de cómo puede realizarse y de ahí nuestras esperanzas que así sea.
Que ejemplo el de éste triunfo categórico del PT para los argentinos que no podemos salir de las demenciales prácticas políticas que al momento de articular una fuerza popular para llegar al poder nuestros dirigentes no saben más que distanciarse, esconderse y negarse a dar la batalla por conseguirlo. Muchos pensamos que la conformación de una fuerza nacional, popular y revolucionaria de izquierda permitiría llegar al poder y desde él, realizar todos los cambios que se nos han venido negando con los gobiernos dependientes del sistema-modelo capitalista-liberal que aumentaron la dependencia en cualquier nivel que ésta sea analizada.
Festejamos y disfrutamos una vez más del radiante sol brasilero.
30 de octubre del 2002