Jesús Olmedo resiste en La Quiaca
Porfiando el Inca en la senda borrosa
perdido en los rumbos de Oruro a La Quiaca,
Rezonga el viento allá en las heladas
montañas que bajan pa´l lau de Humahuaca;
qué hara en el rancho mi negra
qué hara la guagua a su lau;
y yo, tropiando en las piedras
pucha destino aporriau...
Algunas veces, la mayoría de ellas, uno escribe sobre personas, personajes, hechos y acontecimientos que no ha tenido la oportunidad, por suerte o por desgracia, de conocer personalmente, lo que supuestamente implica necesariamente una mirada con una cuota de subjetividad.
La vida me ha dado la oportunidad de conocer personalmente a dos sacerdotes, verificar sus pensamientos y procederes, comprender sus creencias, saber de su desprendimiento y fundamentalmente comprobar que formación religiosa y coherencia social pueden ir de la mano, aún con el hábito puesto. Uno es el capuchino Fray Antonio Puigjané al cual conozco desde hace veinte años y por el cual tengo un elevado aprecio y respeto además de una fraternal amistad, el otro es el misionero claretiano Jesús Olmedo Rivero que lo he conocido personalmente en la parroquia de La Quiaca y me ha permitido comprobar su obra de bien hacia los más necesitados y empobrecidos de siempre, por lo cual esta mirada será objetiva y clara.
Jesús Olmedo
Hoy he tenido la oportunidad de hablar telefónicamente con Jesús, Olmedo desde ya, y una vez más he confirmado que formación y coherencia siguen estando unidas, en su caso agregando también compromiso y lucha por los derechos de todos. A pesar de que las presiones siguen estando a la orden del día, éstas no harán mella en el seguir manifestando y denunciando el estado de cosas de nuestro norte jujeño, y por ello el próximo lunes 17 de noviembre volverán a salir a las calles y a los puentes para seguir reclamando y exigiendo soluciones. Siempre tan demoradas, siempre tan negadas.
Éste sacerdote nació en Sevilla, España, hace sesenta años y una vez ordenado tuvo como su primer destino pastoral en la Prelatura de Humahuaca a principios de la década del 70, debiendo exiliarse en el exterior a partir del golpe de Estado genocida y militar de 1976 para regresar a la Argentina en el año 1991 para desempeñar funciones eclesiásticas en la Iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de La Quiaca en la cual podemos comprobar gran parte de su obra como el comedor, la guardería, los talleres de trabajo de las madres, la contención de los jóvenes y las actividades culturales que allí se desarrollan. Además, es autor de los libros "Una cruz en la Puna", "La cultura del silencio", "Puna, zafra y socavón", "Los claretianos y las luchas por la justicia en la Prelatura de Humahuaca", "El "Perro" Santillán - Diálogo" y "10 años de luchas sociales en Jujuy", entre otros más.
El 5 de setiembre del 2000 este luchador, a quien llaman el "padrecito de los pobres" fue quien en una carta abierta denunciaba a los senadores y funcionarios corruptos por los sobornos y las coimas que se barajaron en oportunidad de la aprobación de la Ley de Reforma Laboral, la que produjo la renuncia del vicepresidente de la Nación Carlos Alberto Álvarez que fue un hecho premonitorio de la otra huída, esta vez por los aires, del presidente Fernando de la Rúa. En esa carta decía "Mientras algunos se llenaban los bolsillos de plata, millones de argentinos viven sumidos en la pobreza más absoluta y sus tristes consecuencias: hambre, desocupación, condiciones inhumanas de vida, salud y educación profundamente deterioradas".
Tres años después, el 29 de setiembre pasado, en un petitorio al actual presidente Dr. Néstor Carlos Kirchner firmó junto con la Comisión de Desocupados y la Asamblea en General de la ciudad de La Quiaca sosteniendo lo siguiente "Permítanos historiar como aquí, hacen más de diez años, nacen los primeros cortes de rutas en busca de puestos de trabajo, mientras pasaron los años nos vimos obligados a decirle al gobierno que también existimos; a través de cortes en nuestro puente internacional; marchas de 330 Km. a pie hasta la capital de la provincia y llegar de ese modo a Buenos Aires, para que escuchen nuestro grito de dolor; la carpa verde en contra de la deuda externa y otras movilizaciones sociales. En esta oportunidad nos dirigimos a usted, para decirle que el pueblo de La Quiaca está en agonía, condenados a una muerte lenta", "Señor presidente, nos negamos a desaparecer como personas y a ser los más indigentes entre los pobres, no nos callarán porque lo que pedimos es dignidad, este grito de silencio será escuchado y cuando quieran callarnos no podrán, porque las piedras gritarán", "Esperamos recibir respuesta a nuestros pedidos en un plazo no mayor de quince días, con la esperanza de no volver al pasado, ni el uso de medidas de fuerza para reivindicar nuestros derechos amparados como personas y como hijos de Dios".
La respuesta nunca llegó, y con el anunciado estado de alerta y movilización comenzó sobre finales de octubre el corte del puente internacional que los une con Bolivia, ese país hermano que dijo basta e hizo huir, hacia el Imperio, a su presidente hace unos días atrás.
La Quiaca, Yavi y Jujuy
Seguramente muchos de los lectores conocen nuestra puna y también el norteño pueblo quiaqueño donde comienza, o bien termina, nuestro extenso territorio nacional. Para aquellos que no tienen el gusto de conocerla basta con decirles que el viaje a través de la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el 2 de julio del 2003, hasta llegar a La Quiaca debe ser uno de los paisajes más hermosos que existen en la tierra. Donde antes del terremoto neoliberal capitalista de la década del 90 era recorrido por el Ferrocarril General Belgrano uniendo todos sus pueblos con San Salvador de Jujuy hasta llegar luego a la Capital Federal después de más de 1.800 kilómetros de recorrido.
El departamento de Yavi, donde se encuentra situada La Quiaca que es su cabecera a unos 3.500 metros sobre el nivel del mar siendo una de las más altas ciudades del mundo, tiene temperaturas bajo cero en el invierno donde siempre se producen heladas y las precipitaciones alcanzan solamente un valor medio de 300 milímetros anuales. Su población es de 18.000 habitantes que representan poco menos del 3% de la población total de la provincia y un 0,05% del país según en Censo Nacional 2001. De las 4.400 familias radicadas en la zona un 42% habitan viviendas precarias y un 19% en ranchos, ambos sin los servicios de agua corriente ni cloacas.
Es en La Quiaca donde la pobreza alcanza al 80% de la población, el 50% de la fuerza de trabajo está desocupada, un 45% de desnutrición infantil que castiga y mata a las familias más empobrecidas que tienen entre 5 y 11 miembros.
Una inmoralidad a prueba de nuestra democracia, la que acepta tener en Jujuy a los siguientes funcionarios que en un rápido cálculo permite establecer que hay uno de ellos por cada 1.000 habitantes, a saber:
Ejecutivos: gobernador, vicegobernador, 4 ministros, secretario general de la gobernación, 13 secretarios de Estado, fiscal de Estado, procurador general, 2 directores generales, 31 directores provinciales, 21 intendentes municipales, 5 miembros en el Tribunal de Cuentas, 3 en el Instituto de Seguro, 3 en el Banco de Acción Social y jefe de policía provincial;
Legislativos: 3 senadores nacionales, 6 diputados nacionales, 48 legisladores provinciales, 140 concejales municipales y 156 comisionados municipales;
Judiciales: 5 jueces en el Superior Tribunal de Justicia, 25 jueces de Cámaras, 32 jueces de Primera Instancia, 104 secretarios y prosecretarios, 14 fiscales y agentes fiscales, 27 defensores y 3 directores. En total 210 profesionales del derecho abocados a la administración de justicia.
¿Dónde están los representantes que gobiernan, los que deliberan y a los que han designado para administrar justicia?. Seguramente que no en Jujuy.
La protesta social
El reiterado reclamo por sus derechos de vida en esta comunidad norteña data de hace decenas de años atrás, y el disparador ha sido nuevamente el hambre y la exclusión social, a lo que se sumó en esta oportunidad el suministro de vacunas contra la fiebre aftosa para el ganado que llegaron vencidas y produjeron la muerte de miles de ovejas y llamas, lo que también movilizó también a los pequeños productores ganaderos.
Si bien las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) intentaron desestimar el tema, como siempre hacen nuestros funcionarios públicos, no tuvieron otra salida esta vez que reconocerlo. Y así fue a través del delegado local del organismo, Héctor Ramón Sanguinetti, como también posteriormente lo hizo el Dr. Fabián Carlos Martínez Almudevar desde la Regional 12 de Salta. Siempre tarde en llegar a la verdad y más tarde aún será el pago de la correspondiente indemnización, aún a pesar de las promesas de ocasión.
Se solicitaban reivindicaciones como 1.000 puestos de trabajo dentro del Programa Manos a la Obra para construir 500 viviendas, un camión de comida, las pensiones graciables gestionadas y nunca hechas efectivas, la entrega de tierras a las comunidades aborígenes, el pago de los programas Jefas y Jefes de Hogar atrasados y su aumento a 250 pesos, becas de estudio para los estudiantes y la solución a los problemas de agua por cañerías y cloacales.
Son estos reclamos los que, de norte a sur y de este a oeste, cruzan nuestro vasto territorio nacional. Los que algunos trastornados denominan y denuncian como "ideológicos" desde los despachos públicos y oficiales, desde la prensa reaccionaria y también la financiada con publicidades oficiales, desde los sectores políticos que representan los intereses económicos y financieros que se robaron el país y pretenden seguir haciéndolo. Todos ellos con millonarias fortunas que no soportarían la más liviana de las investigaciones.
La Gendarmería Nacional
El 29 de octubre pasado el comandante Hugo Federico Wirz, jefe del Escuadrón 21 de la Gendarmería Nacional, fue quien al frente de sus subordinados uniformados sitiaron a los aborígenes kollas, desocupados, piqueteros y sacerdotes en el puente internacional Dr. Horacio Guzmán que une la boliviana ciudad de Villazón y la argentina de La Quiaca, permitiendo con su pasividad que una veintena de camioneros agredieran y atacaran de forma salvaje a los sacerdotes José Carbajo, Manolo Pliego y Jesús Olmedo momentos antes de levantar el bloqueo del puente.
Bajo la intensa lluvia también caían los insultos de "negros de mierda", "los tenemos que borrar a estos kollas" provenientes de gendarmes y camioneros en una clara demostración de discriminación, xenofobia y racismo. Una cuestión intolerable y condenable por cualquier ser que se digne de considerarse humano.
En días posteriores fue escrachado el destacamento de Gendarmería con asiento en La Quiaca en una clara demostración del rechazo de la población al accionar de esa fuerza en el puente internacional, así como también el 3 de noviembre se realizó la correspondiente denuncia policial contra efectivos de gendarmería y aquellos camioneros que participaron de las agresiones a los manifestantes.
La Justicia Federal
El pasado 6 de noviembre a través del Dr. Carlos Miguel Olivera Pastor, sí "pastor", a cargo de la secretaría Nº 4 del Juzgado Federal Nº 2 del Dr. Horacio José Aguilar fueron citadas cinco personas por el presunto delito penal establecido en al art. 194 del Código Penal que establece "El que, sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicación, de provisión de agua, de electricidad o de sustancias energéticas, será reprimido con prisión de tres meses a dos años".
Los citados fueron Sandra Cruz del Movimiento Sin Techo, Germán Aguirre presidente de la Comisión de Desempleados, Hugo Orlando Uzqueda un manifestante, Nicolás Vilca presidente de las Organizaciones Aborígenes de Yavi y el clérigo Jesús Olmedo. Ninguno de ellos declaró ni hablo ante los funcionarios judiciales, mientras desde afuera del juzgado manifestantes acompañaban a los acusados y quizás seguros procesados por ejercer el derecho de resistir para no morir de hambre.
Jesús Olmedo declaró ante los medios de comunicación allí presentes: "Vamos a seguir luchando, vamos a defender la vida, el gobierno está en deuda con nosotros. Los desempleados lograron poco y nada, ya que los beneficios sociales impagos siguen sin pagarse, ya estamos en el quinto mes adeudado y las otras promesas tampoco aún fueron cumplidas, como por ejemplo, el tema del cupo para la construcción de viviendas, nos dijeron que no hay plata, ni fondos. Los desocupados priorizaron el reclamo de los productores y el presidente del SENASA nos comunicó que los van a indemnizar".
Criminalización de la protesta
Nos debe llamar otra vez a la reflexión el tema de la criminalización de la protesta social y hacia los movimientos populares que resisten, y no podemos dejar de recordar que hace días atrás desde el Gobierno Nacional se tomó la misma decisión contra determinados grupos piqueteros "ideologizados", que algunos dirigentes sociales "gordos y caraduras" aprovecharon para presentarse como la "Guardia Blanca" del Gobierno Nacional como otrora sucediera en Santa Cruz.
Corresponde hacer notar que en los despachos oficiales, de la justicia y de las fuerzas de seguridad nunca dejan de estar presentes nuestra bandera nacional, los diversos escudos y estandartes, los crucifijos, el retrato de José de San Martín y las fotos de Perón y Evita. Todos ellos presenciando las decisiones que día a día van tomando en contra del pueblo, los desocupados, los trabajadores, los pobres y los abandonados en general a las reglas del capital y las finanzas, pero jamás contenidos y protegidos por las elementales normas de la justicia social y la igualdad entre los hombres.
En las luchas y exigencias del pueblo, cualquiera puede comprender, no está en juego realizar fugas de capitales al exterior, sino simplemente poder comer, vestirse, educarse y curarse. Siendo estos justos reclamos más honorables y humanos que cualquier punto y coma insertados en los acuerdos con los organismos internacionales de crédito sobre los cuales nuestro Congreso Nacional y nuestra Justicia se hacen los distraídos.
Nuestro compromiso
Así están las cosas en el sur continental, llenas de una inmunda injusticia que atormenta, humilla, hambrea y procesa a quienes no están dispuestos a seguir tolerando tanto sufrimiento en nuestro inmensamente rico territorio. Estamos hartos y cansados que se acuerden de nuestras vidas solamente en las vísperas de las elecciones diseñadas a la medida de la conveniencia del poder político de turno y de campañas políticas que ante tanto dolor popular se van convirtiendo también en la inmunda politiquería de los inmundos políticos que no saben y no quieren ponerse de una vez por todas del lado del pueblo.
La lucha y el camino señalado por el párroco Jesús Olmedo merece el mayor de nuestro respeto, apoyo, compromiso y solidaridad, como así también, con el pueblo kolla, los desocupados y los siempre excluidos por el sistema político imperante y el modelo económico por cierto absurdo. Este método político que entrega reelecciones a los intendentes, gobernadores y presidentes que han sabido solamente acumular errores, arbitrariedades y autoritarismos durante su gestión; como también el modelo económico que permite que unos pocos, transnacionales fundamentalmente, se sigan quedando con la mayor parte de la renta nacional con niveles de beneficios insospechados de lograr en otros países.
No podemos permitir que ningún luchador social sea procesado y es por eso que alzamos nuestras voces para decirles a los representantes democráticamente elegidos y a los que administran justicia: Qué no se sigan equivocando. Qué no sigan mintiendo. Qué no sigan demorando las decisiones políticas y económicas de fondo que deben ser tomadas y asumidas de forma patriótica. Qué no sigan pensando que las mujeres y los hombres del pueblo vamos a seguir tolerando ser tratados como extraños o parias en nuestra tierra.
Si a Jesús Olmedo o a cualquier luchador social y popular los procesan estarán haciéndolo contra cada uno de nosotros y no lo permitiremos jamás. Ésta es nuestra tierra, éste es nuestro país donde deben nacer, crecer y formarse dignamente nuestros hijos para que solamente puedan conocer la felicidad que hace tiempo les quieren negar esos que todo lo tienen y todo lo pueden por ahora.
Ese es nuestro compromiso de ayer, hoy y mañana.
Es por todo lo dicho que sostenemos que es una suerte saber que Jesús Olmedo resiste en La Quiaca.
11 de noviembre del 2003