Hugo Alberto de Pedro
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El
futuro latinoamericano
“Para el logro
del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios”
Simón Bolívar
por Hugo Alberto de
Pedro
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Los nuevos tiempos que se
están presentando en Latinoamérica van diagramando una nueva agenda de
discusiones, mucho más alejada de la que quieren atender muchos gobernantes de
turno y sus cómplices opositores.
Hoy son los pueblos los
que están tomando en sus manos la impronta de las liberaciones nacionales y
regionales en cada país y región. Las miradas hacia el viejo continente,
agotado en sus intentos por establecer la Unión Europea esforzada por detener
el incremento del intervensionismo estadounidense de todo tipo, ya no
encuentran asidero ideológico por estos lares como
otrora.
El continente centro y
sudamericano, que supo conocer como pocos el coloniolaje
y la usurpación genocida imperialista desde hace quinientos trece años, tiene a
sus mujeres y sus hombres en estado de movilización, para la búsqueda de
destinos muy distintos a los impuestos desde los diferentes poderes de turno.
La tergiversada educación
de nuestros pueblos, que siempre ha estado dispuesta en el desconocimiento de
los motivos de la inveterada humillación, ha posibilitado que las prácticas de
la explotación hayan calado tan profundamente en grandes sectores de la
población que provocaron nuestro adormecimiento y cultivado nuestras
paciencias. La asignatura pendiente es vindicar nuestros derechos soberanos
vilipendiados en todos los ordenes que se nos ocurra
analizar.
Las diferentes democracias
representativas latinoamericanas no pueden sostenerse desde las iniciativas y
las lógicas dependientes del mercado financiero, económico y comercial
internacional. Los términos asimétricos del intercambio comercial y productivo,
los costos y las formas del endeudamiento externo de los países, el acceso a
las nuevas tecnologías, el desprecio por el ecosistema y los recursos naturales
no renovables, junto a la sumisión en las posiciones de política internacional
han terminado postrando a los países desde el sur del Río Bravo hasta la Antártida.
Desde el comienzo del
Siglo XXI se han producido en los pueblos cambios sustanciales en la
comprensión de la problemática social y económica que tienen postrados a las
inmensas mayorías de los latinoamericanos. Con mayor o menor intensidad y
efectividad los indoamericanos estamos dando batalla
contra las premisas neoliberales que agudizaron las situaciones de crisis
endémicas que los diferentes gobiernos continentales quisieron desconocer, y
que permitieron perfeccionarlas hasta el extremo de propiciar el vaciamiento de
los patrimonios nacionales.
El actual estado de
situación encuentra parangón en las luchas latinoamericanas iniciadas a
principios del 1800 y en mediados del 1900, no siendo ahora armadas como antaño
sino mediante las desobediencias, sublevaciones y cambios producidos en la
orientación política de los países.
Ahora soplan vientos de
cambio con las rebeliones populares, la bravura en el sostenimiento de los
gobiernos que no traicionan al ciudadano y sus propuestas, y con el viraje en
el acompañamiento democrático hacia aquellas propuestas desencontradas con los
sectores adoradores de las economías de mercado capitalistas. Esos vientos
cruzan nuestras ciudades, sierras, montañas, selvas, llanuras y playas con un
mismo sentimiento de autodeterminación, libertad y justicia.
Todos nuestros países
cargan en sus mochilas sus historias de encuentros y desencuentros, y desde
ellas debemos perfilar el futuro con la atención puesta en las necesidades y
posibilidades de una mejor vida de todos. Corrigiendo los errores e insistiendo
sobre los aciertos será la única forma de construir el hoy y el mañana.
De que otro mundo es
posible, urgente y necesario ya no caben dudas, y somos los latinoamericanos
los únicos responsables de hacerlo en nuestro continente sin mezquindades y con
el desprendimiento revolucionario que nos impone la realidad actual.
Ojalá que así sea el
futuro latinoamericano y que la unidad de nuestros pueblos sea el cercano
horizonte por alcanzar.
11 de junio del 2005