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CHE, AYER, HOY Y SIEMPRE

EL CHE EN LA ESMA

Carlos Suárez

En los terribles años de la represión genocida un número incontable de argentinos sufrieron la muerte, el secuestro seguido de desaparición, la tortura, la cárcel, el exilio exterior e interior y todo tipo de persecuciones. Los ideólogos del proceso entreguista y represor ya venían ensayando los cursos de acción del terrorismo de Estado, inaugurados en la década del 50 por los "demócratas" de los partidos tradicionales que ponían bombas en las concentraciones masivas del peronismo, bombardeaban con saña inigualada a un a ciudad abierta el 16 de junio de 1955, fusilaban indiscriminadamente a los patriotas civiles y militares entre el 9 y el 12 de junio de 1956, institucionalizando de allí en más la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El 24 de marzo de 1976 significó el inicio de una etapa en la que el Estado terrorista superó cuantitativamente las represiones anteriores, pero esto no debe ocultar que en los 21 años anteriores los "demócratas" no dejaron tropelía por cometer, suplantando al gobierno nacional por administraciones neocoloniales. De la Patria Justa, Libre y Soberana que construía el Movimiento Peronista, simbolizada por la resistencia a los dictados del FMI (Argentina era el único país de América Latina que no estaba asociado al ente del filibusterismo económico-financiero), se pasó sin solución de continuidad a la triste semicolonia que la coalición entre "libertadores" y "demócratas" edificó a lo largo de casi medio siglo.
Los que resistieron a la ignominia procesista, respaldada por los partidos tradicionales (recordemos los "apoyos críticos", los proyectos de gobierno cívico-militar propuestos por la UCR y la participación de funcionarios en diversas esferas gubernamentales en representación de las organizaciones partidarias que confiaban en Videla, Viola y Massera para despejarles el camino de "subversivos"), poblaron los campos de concentración y recorrieron las cárceles del país. Por su parte, los inventores y usufructuarios de la Teoría de los Dos Demonios aguardaron su turno (llegaría en octubre-diciembre de 1983) y de allí en más se hicieron cargo del Estado en el marco de la "democracia" restringida. Los que lucharon debieron soportar, además de la represión y las vejaciones de toda índole, que los canallas de la partidocracia los calumniaran (aun los calumnian) por ser "responsables" de "haber desatado la represión", con lo que desde 1983 tuvieron que sobrellevar "el delito" de haber enfrentado a la dictadura.
Aquella juventud que desde mediados de los 60 había protagonizado junto a los trabajadores el Cordobazo y el Rosariazo, alzándose como manda la Constitución contra los traidores a la patria con uniforme o sin él, tenía ejemplos nacionales y latinoamericanos de excepción. Desde los combatientes de la Sierra Maestra, pasando por los guerrilleros guatemaltecos y nicaragüenses, los mineros de Bolivia y los sin tierra de Brasil, fueron legión los que resistieron sin tregua la colonización imperial de las soldadescas del "destino manifiesto". De la estirpe de Sandino y Zapata, el argentino cubano Ernesto Che Guevara marcó un rumbo, seguido hasta el presente por los que no aceptan un destino colonial.
Revolucionario integral, sembró ejemplos de coherencia ideológico-política, desbrozando el camino que los clericales del seudomarxismo habían plagado con sus dogmas y su sectarismo sin límites. De Cuba a Bolivia cubrió una trayectoria que todavía hoy asombra por su relieve y coherencia. Cayó en territorio boliviano, asesinado como no podía ser de otra manera por los mercenarios que allá y aquí defienden al sistema "democrático", en aquel infausto 9 de octubre de 1967. Sin embargo, cuando en el mundo entero se especulaba con el lugar donde se hallaban sus restos, a comienzos de 1977 sería uno de los 30 mil secuestrados de Argentina y fue a parar a la ESMA ¿ Delirio de algún "nostálgico"? ¿ Superchería de los agentes de inteligencia imperiales? ¿ Nueva leyenda dentro de la gran leyenda? Nada de eso: el Che pintado por el gran plástico argentino Carlos Alonso, pocos días después de su caída en La Higuera, estaba en el domicilio de Paloma, hija del artista, quien como militante popular sería secuestrada, llevada al chupadero de los marinos devenidos en verdugos y desaparecida desde entonces. La pintura, como todos los objetos valiosos de la casa, marcharon también al destino que los ladrones uniformados reservaban para las posesiones de sus víctimas: el robo, el remate, la apropiación fraudulenta.
Como los crímenes estaban entonces (en muchas ocasiones seguirían estando bajo los "gobiernos constitucionales"), amparados por la impunidad, hacia 1979 la magnífica pintura del Che aparece en la galería "Renacimiento" con un obvio destino de comercialización. Enterado el artista y docente de Bellas Artes, Omar Cáceres, quien le había cedido el cuadro a Paloma por un tiempo, convoca a varios compañeros del movimiento de villeros peronistas, quienes se apersonan en la galería y "persuaden" al reducidor a desprenderse de la obra. Vuelve entonces el Che a la custodia de compañeros, sobrellevando la clandestinidad hasta 1983 y esperando reencontrarse con su destino en Santa Clara, Cuba, o en el lugar que sus compañeros dispongan.
Liberado de la ESMA y de los mercaderes de la impunidad por compañeros villeros peronistas que siempre tuvieron presente el recuerdo de Cooke y de los que defendieron a la Cuba revolucionaria en la práctica y no solo en las declamaciones, encontró en Omar Cáceres a un custodio fraternal. De allí es que en este 2003, cuando se cumplen 150 años del nacimiento de José Martí y 75 del alumbramiento en Rosario del guerrillero heroico, sea propicia la ocasión para que cubanos, argentinos y de todo el mundo puedan admirar la obra de Carlos Alonso. Será un buen homenaje a Paloma, a los 30 mil, a los militantes de la fraternidad latinoamericana, a los pueblos que admirarán al Che como sol de la celeste y blanca.
fuente: ALIA