El día que mataron a Arbelio Ramírez
• LUCIANO WEINBERGER
LA REPUBLICA
El crimen fue en Higueras, Bolivia. Este 8 de octubre se cumplen treinta y seis años de aquel aciago día en que el Che Guevara fue fríamente ejecutado. Se han escrito infinidad de libros sobre su vida, su lucha, su muerte heroica. Tuve el privilegio de conocerlo personalmente en agosto de 1961, al bajar del avión que lo trajo desde La Habana al Aeropuerto de Carrasco. Llegaba para participar en representación de Cuba a la Reunión del CIES en Punta del Este. Como cronista de El Popular, lo saludé al bajar la escalerilla, en medio de una nube de periodistas. Pero no es de aquel evento en nuestro principal balneario que hoy quiero hablar. Quiero contar algo sobre lo que nunca he escrito porque consideré que no había sido un reportaje formal lo que voy a relatar, y que involucra a dos héroes de nuestra América: al Che Guevara y a Salvador Allende, de cuyo asesinato se cumplieron treinta años este pasado 11 de setiembre.
La Reunión del CIES en Punta del Este concluyó el 16 de agosto de 1961. Ese día, el Che pronunció un estremecedor alegato, que a más de cuarenta años conserva plena vigencia. Invitado por la Universidad de la República, al día siguiente dio en el paraninfo otro célebre discurso, luego de la emocionante intervención de Salvador Allende, que vino especialmente invitado para ese acto. Allende, por aquel entonces, era senador de Chile y ya se había presentado en dos elecciones como abanderado de la Unidad Popular.
Al finalizar el magno acto, el Che y Salvador Allende salieron por la puerta lateral que da sobre la calle Eduardo Acevedo y abordaron juntos un automóvil, en medio de una enfervorizada multitud que los aclamaba. Segundos después, los balazos. Un proyectil atraviesa al profesor Arbelio Ramírez, que estaba entre el público. Años después, el contrarrevolucionario cubano y agente de la CIA, Orlando Bosch, se jactaría de la autoría de ese crimen y diría, además, que la intención había sido la de matar al Che. En 1967, el Guerrillero Heroico es ejecutado en Bolivia. En 1970 triunfa la Unidad Popular y Salvador Allende es elegido presidente de Chile.
El 11 de marzo de 1973 estaba yo como corresponsal de mi diario en Buenos Aires para cubrir la asunción de Héctor Cámpora. Entre los mandatarios presentes para ese evento estaba también el presidente chileno Salvador Allende. Y yo procuraba no perderle pisada. Fue así que ese día de marzo, estábamos junto a él cuando colocaba una ofrenda floral en el monumento a San Martín ubicado en la plaza del mismo nombre. Concluida la ceremonia, toda la comitiva de Allende se desplazó hacia un gran hotel al que se entre por la plaza. Y nosotros, intentando estar siempre lo más cerca posible de Allende, pues teníamos la esperanza de entrevistarlo.
Los guardias que controlaban la puerta del hotel, únicamente dejaban pasar a los integrantes de la comitiva. Como yo iba caminando junto a Allende, se confundieron y nadie me impidió el paso. Subimos a un amplio salón de la planta alta. Ocurría que se estaba haciendo tiempo para concurrir a otro acto relacionado con la toma de mando de Héctor Cámpora. Se formaron pequeños grupos y fue así que, de golpe y porrazo, me encontré departiendo con el propio Salvador Allende, a quien acompañaba su ministro, Orlando Letelier.
Me presenté a Allende como corresponsal de El Popular y entre otros temas evoqué aquel episodio de 1961 cuando atentaron contra el Che y mataron a Arbelio Ramírez. Le brillaron los ojos al presidente de Chile. "Ibamos sentados juntos...", nos dice. Y uniendo el gesto a la palabra nos muestra cómo agarró al Che del hombro, doblándolo contra el asiento, al escuchar el primer balazo. "Años después el Che me diría que yo le había salvado la vida...", nos dice Allende.
La conversación derivó hacia otros recuerdos, siempre haciendo él gala de un humor chispeante. En esos momentos se acercan tres señoritas, que seguramente también se habrían colado al hotel como yo, y le piden a Allende una entrevista para la revista porteña "Para ti", y el mandatario chileno, galante él, deja el grupo y se aparta a un costado con las damas. Quedamos conversando con Orlando Letelier sobre los peligros que se cernían sobre Chile.
Seis meses después, Salvador Allende moriría en La Moneda y tres años después Letelier era asesinado en los Estados Unidos. *
México, DF, octubre 2003. México, DF, octubre 2003
Se cumplen treinta y seis años de la ejecución del Che en Bolivia.